Dedicado a Exodus, con admiración

Esta tarde estuve en El Corte Inglés, en la sección de electrónica. He cogido una televisión de plasma y he intentado bajármela (al parking). Sorprendentemente, esto ha inquietado ligeramente a los dependientes y los chaquetas rojas que se han acercado con paso ligero. Me han dicho que si quiero llevármela tengo que pagarla, aunque sea a plazos.

Les he dicho tres cosas a estos vendidos a las multinacionales. Uno era mi cuñado, con tres hijos y sus padres a su cargo, además de mi hermana, pero esto es otra historia. Las tres cosas que les he dicho son las siguientes:

1. Que no quería llevármela, que quería bajármela para disfrutarla personalmente.
2. Que se trata de un producto cultural y que la cultura tiene que estar al alcance de todos.
3. Que me ayudaran (esto último no creo que lo oyeran porque estaban llamando a gritos a seguridad, otros vendidos).

Sigo

Cuando llegó el securita decidí cambiar de táctica. Les anuncié que estaba dispuesto a pagar la tele si no había más remedio (en realidad, ya lo había intentado en otras tiendas y no suelen ser tan amables). Me pareció que mi cuñado dio un suspiro de alivio. Otro dependiente me dijo que de acuerdo, que si con tarjeta, con tarjeta de El Corte Inglés o en efectivo. Me descojoné. Se puede ser más antiguo. Les hice una oferta irrechazable. Estaba dispuesto a pagar una cuota mensual si a cambio podía llevarme lo que quisiera y cuando quisiera. Mi cuñado se desmayó. Los demás llamaron a más securitas. De nada sirvieron mis apreciaciones acerca de la obsolencia de su modelo de negocio y la necesidad imperiosa que tenían de adaptarse a los tiempos modernos. Y eso que les expliqué detalladamente lo que tenía que hacer para adaptarse (que yo sea tasador de pollos es irrelevante en este caso). Incluso me ofrecí a explicárselo directamente a Isidoro Areces.

Sigo

La situación se volvió algo complicada asi que, por no armar follón (y porque uno de los securitas ya había desenfundado la porra) claudiqué. Es que ya se sabe el poder de las multinacionales. Me ofrecí a pagarla en efectivo. A estas alturas se había reunido ya un grupo de clientes considerables que comenzaron a gritarme vendido y cosas peores pero no me dejé impresionar. Me metí la mano en el bolsillo y saqué una moneda de 50 céntimos. El resto de los securitas sacaron sus porras. Incluso mi cuñado se despertó y llamó a mi hermana por teléfono.

Sigo

No entiendo el revuelo formado por los 50 céntimos. Como limosna no está nada mal, yo suelo dar una moneda de 10. Les hablo de los juglares y todo eso pero ya se sabe, el capital no entiende de poesía. Está bien, digo, pagaré lo que yo ESTIME JUSTO (snedecor dixit). Y como voy preparado, saco un completo estudio de costes de la industria electrónica internacional. Los datos son irrefutables, el conjunto de plástico, cobre y vidrio que tengo en las manos todavía (y tiene mérito, porque pesa la condenada) no supera los 3 euros, 3,5 si incluimos el embalaje de cartón que yo he rechazado. Pero el estudio tiene trampa, no incluye los gastos de montaje en Vietnam, otros 20 céntimos, pero es que es un estudio ad-hoc, y ya lo dice claramente un cartel publicitario: MONTAJE GRATUITO.

sigo

Veo a dos policías corriendo hacia donde estamos pero enseguida me despreocupo, porque esto es una empresa privada y ellos son funcionarios públicos. Deben estar de compras (un chandal o algo deportivo, por eso corren). Me concentro en lo importante, en fijar el precio de venta. Tengo derecho a ello como cliente, les digo. Un tipo con corbata me dice que el precio lo fijan ellos. Pobre ignorante, pienso, desconoce los más elementales principios de la ciencia económica. Me pide ¡900 euros! Me pierdo. ¿900 euros? Por algo que no cuesta ni 50.

Sigo

Veo a mi colega w.frazier a lo lejos. Está viendo Avatar en otra tele y nadie le molesta. No entiendo por qué a mi sí.

Sigo

Improviso y me conecto a Internet para pedir consejo (pago más de 150 euros al mes a Telefónica por estar conectado desde mi despacho, soy autónomo, mi casa y el móvil pero nunca protesto porque yo siempre estoy con las pequeñas empresas).

Dr alce me propone que se la pida a mi cuñado. Mi cuñado me dice que no es el dueño de la tele. Boberías, digo. Qué más da quien es el dueño.

Sigo

Suena música y no es hilo musical ¿Desde el ipod de uno de los securitas? Es un temazo. ¿Tendremos todos que pagar a la SGAE o los policías están exentos?

Sigo

Interviene un tipo detrás del tumulto. Pide que me dejen bajarme la tele, él dice descargarla, porque es para mi uso personal. Me hago un lío. La verdad es que, entre las esposas y el peso de la condenada (son 50 pulgadas) nada me gustaría más que dejarla en el suelo, pero temo que me la quiten y pisoteen mis derechos. Por otro lado, al lo mejor me está apoyando en mis reinvidicaciones para que me la lleve a casa. Gracias Custodi, le digo, pero en realidad es para el bar de mi cuñado (otro cuñado, no vayan a pensar mal) porque mañana hay partido en el Plus. Me callo, si sigo hablando tal vez me meta en un lío. Las esposas me siguen matando.

Sigo

snedecor me ofrece una botella de agua dulce porque me ve acalorado. Son dos euros dice. Un poco cara, le contesto pero la compro.

sigo

custodi se me acerca a pesar del cerco policial que a estas alturas me rodea. Me recrimina que porque no compro la tele en EEUU. Joder, le digo, porque no hay Corte Inglés. Él me dice que sería más barata. ¿Más barata que gratis?, le pregunto. A custodi le gusta polemizar, como a mi, así que se viene arriba. Sí, si quieres una tele te pagan en lugar de tú pagar. Dudo. Pero hago cuentas y no se me sale a cuenta.

Sigo

Me estoy mareando. Sueño con paraísos ¿fiscales? Se me va la cabeza. Batua10 se me aparece vestido de Steve Jobs

Sigo

Me repongo. Además, los policías no tienen orden judicial. Estoy tranquilo. Hago mi oferta, 50 euros por la tele y el compromiso de no ver nunca nunca nunca cine español ni vídeos de Ramoncín, Alejandro Sanz y Miguel Bosé. A Almodóvar ni lo nombro, que no quiero vomitar delante de extraños

Sigo

No me dejo impresionar por la esposas. Además, los policías no tienen orden judicial. Estoy tranquilo. Hago mi oferta, 50 euros por la tele y el compromiso de no ver nunca nunca cine español en ella ni vídeos de Ramoncín, Alejandro Sanz y Miguel Bosé. A Almodóvar ni lo nombro, que no quiero vomitar delante de extraños

sigo

Me llega un mensaje al móvil. Lo leo, aunque tengo un armario ropero encima que dice que es policía. Lo es porque noto su pistola. Les pido su orden judicial. Ahora noto dos pistolas.

Sigo

Logro leer el sms. No me pregunten como. Es de Telefónica, ellos siempre tan amables. Me advierten que si no pago los recibos pendientes en 24 horas me cortan el servicio. Los mando a la mierda (mentalmente, que no estoy para ponerme a teclear). Llamo a Mottet. Le pido que revise mis costes de comunicaciones. Despacho: Internet y teléfono fijo. Casa: Internet, televisión y teléfono fijo (2 líneas, tengo una hija adolescente y la necesidad de trabajar en casa por las tardes). Móvil: tarifa plana para Internet (trabajo obliga) y consumo.
Custodi se marcha a la planta de señoras.

sigo

Llamo a mi abogado. Solo por asegurarme que Telefónica no puede cortarme el servicio sin juicio previo donde se demuestre mi impago y el juez dicte sentencia. Vivimos en un estado de derecho o no, le pregunto. Lo siento, tengo que dejarte. Tengo el pollo al horno y está gritando, me suelta. No le creo.

Sigo

No se por qué, pero comienzo a creer que mi disfrute personal de la tele puede ser que no se consuma. Voy a tomarme unos minutos para reflexionar sobre esto (y para recoger a mi hija adolescente a la salidad del cine, por muy surrealista que suene en esta situación, la muy tonta ha pagado la entrada. Empieza a preocuparme, se me habrá hecho progre. Menos mal que no fue a una película española sino a una mierda americana)

Sigo

Aquí estoy, aferrado a la tele, digo a mis derechos, y con una depresión de caballo. Mi hija ha visto una película española. No sé que del cielo y el sistema métrico decimal. Le he hechado una bronca pero ella dice que tiene todo el derecho a fastidiarme. ¿Qué será lo próximo? ¿Votar a Zapatero? ¿Ese que viene por ahí no es Alex de la Iglesia?

Sigo

Me llama Xaramanu al móvil. Me pide permiso para usar mi creación. Está claro que es una infiltrada del enemigo. Ninguno de nosotros pide permiso. Cogemos lo que queremos y ya está.

Sigo

Comienzo a ahogarme aquí debajo. Tengo que encontrar soluciones rápido. Además, el poli está cogiendo confianza. El roce hace el cariño. Me pide salir. Le digo que estoy en contra del matrimonio homosexual y que lo nuestro no tiene futuro. Deja de hablarme y parece que afloja la llave con la que me tiene inmovilizado. Lo digo porque ya no noto su pistola.

Sigo

Si no es Alex de la Iglesia es su hermano gemelo. ¿Pero no estaba gordo?

Sigo

Sí es Alex de la Iglesia. Me echa la bronca, pero lo hace twiteando y no me entero. Le pregunto como ha bajado tanto de peso y me contesta que si no he visto la mujer que tiene en casa. Le digo que no. Me dice que es actriz y que sale en su última película. Le pregunto si su última película es española. Me dice que sí, pero que su mujer parece sueca. Me enseña una foto que escaneo sin tener los derechos de reproducción (los escorpiones somos así, no podemos dejar de picar).

http://www.dtlux.com/mundolux/nombrespropios/galeria/despertar-explosivo-carolina-bang

Sigo

Discuto con Alex de la Iglesia. La conversación sube de tono, al menos por mi parte. No llegamos a un acuerdo. El se empeña en el tema de los derechos de autor y yo en los pechos de Carolina. Le propongo diversas opciones de uso compartido pero se cierra en banda al progreso.

Sigo

Se me ocurre una idea genial y definitiva. Cuento que estoy organizando un festival benéfico. Que todos a los que he pedido colaboración han aceptado participar gratis. Que El Corte Inglés no puede oponerse a la solidaridad. Uno me pregunta que porque no les he pedido entonces colaboración a ellos y pretendo llevarme la tele a la fuerza. Me quedo sin palabras.

Sigo

Recupero el habla. Le digo que, en realidad, nadie piensa que las teles tengan dueños. Están en todos lados. En los bares, en las consultas de los médicos, en las estaciones de metro, en los cuartos de estar, en los salones, en los dormitorios. Les digo que una vez vi una en un cuarto de baño. Siempre están ahí. No tienen dueño. Primero las mirábamos pero luego, en cuanto descubrimos los carritos de supermercado, comenzamos a llevárnoslas. Fue fácil.

Sigo

Llega Flagrants. Lo presiento. Me muestra un contrato. Para contratos estoy yo. Le pregunto por Gasol. Utilizo mi dedo para firmar y le cedo mis derechos de autor sin límite y por un precio simbólico. Él acepta mi firma digital y me devuelve la moneda de 50 céntimos que me rechazó el jefe de sección del Corte. Contrato cerrado

Sigo

Llamo a Alex por teléfono. Insisto en negociar el uso compartido y las descargas. Le pasa el teléfono a Carolina. Me vuelvo a quedar sin palabras.

Sigo

Ahora sí que mi situación es desesperada. Llega la Asociación de Telenautas. Todos sus miembros. Al completo. El 100%. A apoyarme moralmente. Me pasan la factura del taxi. Dicen que los taxistas son de la SGAE y han tenido que pagar la carrera. Qué si yo me hago cargo. Al momento llegan los de la Asociación de Interteles. Han venido todos en bici y han dejado el tándem a la entrada. Se lo han robado. Quieren que yo les pague uno nuevo. Joder, les digo, no ha sido un robo, ha sido una descarga. No sé por qué, ha sido decir descarga y me han dado ganas de volve a llamar a Álex, pero no quiero molestarle. Seguro que está descargándose una película donde sale Carolina. Será inmoral el tío.

Sigo

Todo lo que puede empeorar, empeora. Ha llegado la Asociación de Telenautas e Interteles Auténticos. El tío ha venido caminando y en lugar de apoyarme, se ha puesto ha discutir con los de la Asociación de Telenautas y los de la Asociación de Interteles pero estos le ha hecho el vacío. Después de este momento ligeramente monty phyton ha llegado Enrique Dans y se ha puesto a dar una conferencia. Quiere que me haga cargo de su caché. Un poco elevado, le digo.

Sigo

Me sobrepongo. Interrumpo a Dans y a w.frazier y suelto un argumento irrebatible para reforzar mi posición, a estas alturas bastante deteriorada.

Le están haciendo el juego al gran capital (les llamo de usted no por respeto, sino porque por aquí es lo usual). No ven lo gordo que está Isidoro. Me apunto mentalmente: pasar a Isidoro el teléfono de Carolina Bang. Mi cuñado, que ahí sigue el puñetero, al pie del ascensor, me mira fijamente como clavándome lo que le queda de hipoteca en los ojos.

Sigo

Suena el teléfono. Es Carolina Bang. Quiere que le pase a Isidoro Álvarez. Quién se cree que soy, el jodido Servicio de Atención al Cliente. Tomo nota de su queja. Quiere devolver un lector de DVD porque no puede ver las películas piratas. Le digo que pasaremos el lunes a recogerlo. No sé por qué, pero empiezo a pensar que me estoy desviando del tema.

Sigo

Me conecto a google. Yo siempre me conecto a google porque me gustan las empresas benéficas. Lo que me sorprende es que, siendo una empresa tan pequeña sean capaces de producir tanto. Hacen de todo, sin exagerar, películas, vídeos, música, periódicos, enciclopedias, libros. Todo lo hacen ellos. Todo. Y gratis. Son unos santos.

Sigo

Me llama de nuevo Álex de la Iglesia. Se lo cojo por Carolina, que si no. Me dice que estoy equivocado, que google no hace todo lo que muestra. Le digo que el equivocado es él, aún a riesgo de perder nuestra amistad, y que nadie sería tan estúpido de crear algo como una peli, una canción o un libro y dejar que google se quedara con toda la pasta. Él me dice que yo desconozco la historia moderna y yo le digo que a quien quiero conocer es a Carolina. Me dice que la próxima vez va a llamar jm_laulhe que razona mejor que yo.

Sigo

Me llega un mensaje al móvil. Es de El Corte Inglés. Me ofrecen una televisión de plasma de 50 pulgadas por 600 euros. Me siento idiota.

Sigo

Pasa jakeandelwood y me da una palmadita en la espalda. Ya no me siento tan idiota. Se pone a cantar Quiero un camión. Lo veo jugar a basket.

Sigo

Llega Sinde. Increíble pero cierto. Me habla suave. Tan suave que me olvido de Carolina. Me pregunta por qué no quiero pagar con una voz muy dulce. ¿Quién es Carolina? Prometo contestarle si me promete que el próximo en venir no será Zapatero. ¿Quién es Zapatero?, dice. Por qué aquí no paga nadie, le digo yo. Levanta el teléfono y llama a Tedy Bautista y me denuncia por representar la obra de Darío Fo sin derechos. Le contradigo, a riesgo de perder nuestra amistad, y le digo que sí tengo los derechos, que soy Esperanza Roy. Me cree.

Sigo

Sólo se me ocurre una solución desesperada. Aferrado aún a mi televisión de plasma de 50 pulgadas, propongo un trato a la empresa. Bien, de acuerdo, esperemos a ver que deciden los tribunales. De momento me llevo la tele a casa a esperar el juicio. Llegan los antidistubios con las porras en la mano. No sabía que las porras de los antidisurbios fueran de hierro macizo.

Sigo

Al grito de Aquí no paga nadie las cosas se han puesto feas. La gente no sólo ha comenzado a llevarse televisiones, sino reproductores de música, móviles y ordenadores. Ha aparecido Marta y ha dicho Ni se dopa, pero nadie le ha hecho caso. Como siempre, algunos no saben divertirse y se han llevado edredones, lámparas de mesa y hasta calderos. Qué eso es robar.

Sigo

Yo he intentado llevarme a Carolina pero Sinde no me ha dejado. He comenzado a imaginar infinitas posibilidades para expandir el negocio de la industria cultural en ese mismo instante. Se las he propuesto pero han preferido llamar a Javier Bardem. Dios los cría y ellos se juntan.

Sigo

Cuando el policía me pega con la televisón en la cabeza escucho a w.frazier nombrar a Zapatero. Vomito delante de extraños. .

Sigo

Me despierto en el coche de policía. Me llevan detenido. Esto es un estado policial, repito rítmicamente. Los dos policías que estaban comprando un chandal siguen el ritmo con las manos. Mottet no. Mottet hace ya rato que no me hace puto caso. Siempre he pensado que la inteligencia es lo que tiene. El coche es un Ford Focus fabricado en España. Una mierda. Les digo que me bajen, que nunca voy en coches españoles que si no fuera por las subvenciones no se fabricarían. Estoy indignado. Uno de los polis me recuerda que las porras están hechas de hierro macizo. Me duermo. Adiós.