– Deme 5 minutitos no más, mi Sargento. Es un poco más complicado que los controles de la base…
– Vale, Cabo Hernándes, pero no me toque las narices, que tenemos 4 pájaros ahí arriba!

El Cabo Wanderley Hernándes se secó el sudor de la frente, y echó un nuevo vistazo a las múltiples lucecitas y pantallas que parpadeaban ante él, y añoró profundamente la sencilla jumpers for sale mesa ante la que trabajaba en la base militar. Allí tomaban tierra un par de Hércules en toda la mañana, mientras que aquí en el Prat, en un cuarto de hora se le habían acumulado 4 aviones ahí arriba. Repletos de pasajeros.

Volvió a secarse el sudor, y maldijo mentalmente el día en que se ofreció para controlador militar; recordó cómo se lo contó a Jennifer, “me van a pagar 1.200 € al mes, te imaginas? Pronto podremos pagar el billete a tu madre y traérnosla de Perú”. Justo cuando empezaban a salir bien las cosas, le llaman para venir a esta chinga torre de control. Y no había manera de aclararse con tantos puntitos en movimiento…

Arriba, en uno de esos puntitos, Leo y Dani terminaban su partida en la PSP y comprobaban con un ligero cabreo que no aterrizaban a la hora prevista.

– ¿Qué pasa Mister? ¿no teníamos que haber llegado ya?
– Espera, nen, que está meando.

La voz nasal de Xavi llegó desde atrás, estaba esperando su turno para entrar en el minúsculo baño; inspiró profundamente mientras esperaba a que Pep terminara, y se preguntó de dónde vendría ese aroma tan agradable a colonia…

En un despacho de Suiza, el teléfono sonaba con insistencia.

– Señor Blatter? Conferencia desde España, llevan un rato esperando…
– No será otra vez el pesado de Villar? Ya le expliqué que Putin nos tenía pillados con el petróleo, y además no le oí protestar cuando le llegó su sobre..
– Señor, tenga cuidado, ya sabe, los wikiliks y tal
– Jeje, sí, si era broma hombre. Por qué llaman a estas horas?
– Dicen que el avión del Barça no aterriza, y están un poco preocupados. Nos avisan por si queremos cambiar la terna de candidatos al balón de oro.
– Pero qué pasa? Hay posibilidades de que se estampen o qué?
– Pues así debe andar la cosa. Un balón de oro póstumo quedaría muy solidario y tal…
– Vale, pues quite a Sneijder y meta a Messi. Así, con los 3 del Barça, seguro que no nos la juegan los periodistas italianos.

El Jeep del Ejército del Aire derrapaba en su cuarta vuelta por la urbanización más cara de Barcelona.

– Llevamos media hora dando vueltas y no encontramos el puñetero chalecito!
– Si es que son todos iguales…con su verja, el Cayenne aparcado fuera para que no se moje el Ferrari…jodíos ricos!!
– Mira, igual es ese, la piscina cubierta y la fachada de pizarra, seguro que es el nuestro. Aparca ahí.

Cuando llamaron a la puerta, calados como sopas y cansados de dar vueltas, lo último que esperaban encontrar era la versión cachas de Ricky Martin, sin camiseta y luciendo pectorales, con inmaculada sonrisa profident.

– Qué se les ofrece? Algún problema, agentes?

Pasando por alto lo de “agentes”, uno de los soldados sacó un papel arrugado y preguntó:
– Vive aquí Teodora Pérez? Por orden del Estado Mayor del Ejército Español, se la requiere en el Aeropuerto del Prat!
– Un momento; Doraa! Te buscan unos señores uniformados!

Los dos militares se miraron con sonrisa incrédula: “Dora la controladora”. Esperaron verla bajar con el mono Botas, pero no, lo que la acompañaba era un cabreo del 7.

– Que no damos abasto, coño! No os queréis enterar. Nos exigís currar todos los días para tener vuestros putos puentes y vuestras putas vacaciones ¿Dónde cojones dice que sea vuestra esclava?

El Sargento estaba a punto de montarle un pollo al pobre Wanderley, cuando sonó su móvil. Contestó con la cara desencajada.

– Cómo??!! Que el controlador de los cojones no quiere venir?? O controladora, me suda la polla la corrección lingüística!! Os tengo que explicar lo que es el estado de alarma?? Sacad a pasear el Cetme y traedme aquí a la puñetera controladora de una vez, que tengo 7 aviones dando vueltas sobre el Prat, joder!!
– Y tú, Cabo Hernándes, ya puedes empezar a bajar aviones, como mínimo el primero, el que viene de Noain-Pamplona, que me han dicho que si le pasa algo se nos cae el pelo a todos!!

Andrés se revolvió inquieto en su asiento: tenía la sensación de haber visto ya un par de veces antes esas luces que sobrevolaban ahora. Desvió su mente de esa idea recordando el último pase que había metido en Pamplona. Y leyó de nuevo en su iPad las noticias que acababan de aparecer, dándole como favorito para el balón de oro. Intentó que no se le notara mucho la cara de satisfacción. Sobre todo Villa, que decían que andaba jodido porque no le habían incluido entre los candidatos.

Se preguntó por qué no estaba el holandés, le habían chivado que Whisky Sneijder estaría entre los tres. Un ruido extraño del avión le sacó de sus ensoñaciones. Y pudo escuchar como una azafata muy nerviosa le susurraba a otra algo acerca del combustible. En la tele daban una de Leslie Nielsen…

Ante la conminatoria visión del rifle de asalto, la controladora Dora se movilizó: despidió con un beso rápido y un par de billetes a su “jardinero”, llamó a la criada para que viniera a hacerse cargo de las niñas, que dormían, y se vistió un elegante traje de Armani.

Mientras se calzaba sus Manolos, apareció Jennifer a todo correr, protestando por la hora, que ella también tenía dormidos a sus nenes, y además Wander no estaba en casa, que le habían llamado del trabajo, y que por lo poco que cobraba….

Dora zanjó poniendo 12 euros sobre la encimera de corian, “en dos horas vuelvo”, y salió con paso decidido escoltada por los dos soldados. Subieron al jeep y trataron de encontrar el camino más corto al aeropuerto.

– Nos ayudaría a atajar, señorita?? Vamos con un poco de prisa…
– Esperad, que saque…el mapa!

El que conducía no pudo reprimir un ataque de risa.

En la torre, sin embargo, nadie estaba para bromas. El piloto del avión-Barça, como le llamaban ya abiertamente, informaba de que la reserva de combustible se agotaba y tenía que empezar a planear. Wanderley seguía sin conseguir hacerse con los mandos, el ordenador se le resistía, ningún cursillo le había preparado para esto.

Abajo, en la terminal, varias docenas de aficionados del Barça se habían juntado y coreaban canciones, mientras familias enteras dormitaban tiradas por los asientos; algunos llevaban dos noches esperando a que saliera su vuelo, con niños pequeños y todo.

Dos individuos miraban la escena, apoyados en la barra con aire de superioridad:
– No queríais vacaciones? No queríais puente? LOL LOL Lo que más loles proporciona son los pringadetes que van a todas partes cargaos con los críos dando por culo. Pues nada, probad de vuestra propia medicina: una bonita noche de aeropuerto (vacaciones) con los críos dandoos por el culo! LOL LOL.

– Es que ya lo decía yo en mi tesis, con Franco no pasaba esto. A mis exalumnos se lo recordaba todos los días.
– Algún día me tienes que contar por qué te echaron, Ximo.
– Te he hablado ya de mi libro, Caferi?

Un barullo interrumpió su conversación: las familias desesperadas habían rodeado a dos soldados y una señora con pinta de directora de algo, y no les mechanical bull for sale dejaban avanzar hacia la torre. Reclamaban una solución a su espera, nadie les informaba…tampoco la señora elegante parecía con ganas, se la veía con prisa por llegar al ascensor de la torre.

Los aficionados culés, que empezaban a corear consignas contra el ejército español, pararon cuando uno de ellos avisó que el avión del Barça estaba sobrevolando la pista. Corrieron hacia la cristalera jaleando a su equipo…

– Pep, dinos qué collons pasa! Por qué no aterrizamos de una vez??
– A ver, me ha llamado el president, que dice que ha estado hablando con Aena y con la Fef…
– No nos salgas con esas! Esta mañana lo mismo, y al final hemos tenido que coger un autobús! Es indignante, un autobús!

La torre era un hervidero de nervios, el cabo Wanderley lloraba sobre el teclado, incapaz de dar una orden, cuando entró la controladora Dora.

– Al fin!! Siéntate ahí y haz aterrizar a esa gente, por Dios!!
– Dios no tiene nada que ver con mis problemas laborales; supongo que estas horas me las pagarán como extras…
– Sí, lo que quieras. Dos por 600, 1.200 lereles, vale, pero baja ese cacharro, que tengo a Laporta a punto de montar una manifa! Controla, Dora!

Wanderley se secó las lagrimas y le cedió su silla, con los ojos como platos. Esa señorita tan elegante se iba a sacar en dos horas lo que él en un mes….cuando llame a Jennifer para contárselo, no me va a creer…

La plantilla en pleno aplaudió al piloto, que tomó tierra con los motores ya apagados, ayudado por la controladora Dora, que enfiló a los siguientes 12 aparatos con varias órdenes precisas, y se quitó los cascos para ir a tomarse un Nespresso. Cuando volvió a ocupar su silla, oyó gritos a su espalda.

– Cabo Hernándes! Queda suspendido de empleo y sueldo hasta nueva orden!
– Pero señor, nadie me preparó para esto! Y había vidas en juego…
– Llévenselo a prisión preventiva!

Dora rio entre dientes, mientras murmuraba “jódete, usurpador!”

– Espere, Sargento! Llévese también a esa señorita, la del traje elegante. Se la juzgará por sedición. Le va a caer un marrón de los gordos!

Ahora fue la cara de Wanderley la que se iluminó con una sonrisa tremenda.