Fuente: allucanheat.com
El Madison Square Garden sabía de las dificultades de su equipo y, ante un partido de vida o muerte, salía encendido para apoyar a los suyos y los neoyorquinos salían con su mejor versión de conjunto. Las defensas eran sólidas y, en un partido de pocos puntos, la igualdad era total. Sin embargo llegaba una racha de acierto en los visitantes y Nueva York frenaba el partido por una desventaja de seis puntos. La defensa local ajustaba mejor a los tiradores y la distancia se mantenía inalterable pero, con el paso de los minutos, el ataque de los Knicks colapsaba en acciones individuales y, tras una flagrante de Josh Hart, el rebote ofensivo proporcionaba a los Heat diez puntos de ventaja para el segundo cuarto. El parcial, dieciséis a cuatro, traía los nervios al público local aunque, todo cambiaba en dos minutos. Miami no tenía acierto en el tiro de tres puntos y, como los locales si lo encontraban, el parcial era de diez a dos y Erik Spoelstra solicitaba una charla con sus jugadores. Claro que no conseguía su objetivo de centrar a los suyos y, como los triples seguían entrando en el cuadro local, el parcial aumentaba a un dieciocho a dos que ponía a los neoyorquinos en ventaja. Los Heat despertaban su versión más agresiva para recuperar terreno y Tom Thibodeau buscaba recomponer a su equipo. Jalen Brunson cargaba con la responsabilidad ofensiva para dar respuesta a la versión más acertada de Bam Adebayo y Jimmy Butler y Julius Randle metía un triple al límite del final de la primera parte para dar una corta renta a Nueva York. Esa jugada final dejaba buenas sensaciones en el pivot local que, ayudado por su base, aprovechaba el desacierto en los triples de Miami y las recuperaciones de balón. La ventaja neoyorquina superaba la decena de puntos y Spoelstra paraba el partido. El equipo de Florida seguía insistiendo en el lanzamiento de larga distancia y la diferencia se acercaba a los veinte puntos obligando a un nuevo paso por los banquillos a ambos equipos. Max Strus rompía un parcial de once a cero y Thibodeau se levantaba para ordenar un poco su equipo. Los Heat no tenían continuidad en su juego y RJ Barret aparecía para dar soporte a la ventaja local y dejarla en los dos dígitos al cerrarse el tercer cuarto.. La victoria neoyorquina aún no estaba decidida y Kyle Lowry cogía una buena racha en el tiro que traía la reacción del técnico de los Knicks. El nueve a cero encajado dejaba el partido anclado a los cuatro puntos entrando al minuto final porque, aunque las faltas realizadas a propósito a Mitchell Robinson permitían poner el partido a dos puntos, los Heat seguían sin ser sólidos en su ataque. Los visitantes subían la presión defensiva para recuperar el balón. pero cometían una falta tonta. Los seis puntos de desventaja complicaba mucho el partido a Miami y Lowry era el único con la confianza suficiente para jugarse un triple para intentar acercarse en el marcador. El intento era demasiado forzado para poder entrar y, a pesar de que el rebote ofensivo era para ellos, el base volvía a errar. Mitchell Robinson convertía los tiros libres que cerraban el partido y daban la segunda victoria en la serie a Nueva York. Invitado inesperado: Isaiah Harstentein (Knicks)
El Kaseya Center estaba nervioso, una victoria en el sexto partido le daba el pase a la final de conferencia a Miami y era normal que a los locales les costase sumar puntos en el inicio, siendo lo más habitual encontrar anotación de Bam Adebayo o en transición. Algo similar pasaba en los visitantes y los escasos puntos neoyorquino venían de un Jalen Brunson que cargaba con la responsabilidad ofensiva principal; contando con RJ Barret como acompañante con el paso de los minutos. Mientras los locales no encontraban la forma de anotar en estático y, gracias a un buen acierto en los tiros abiertos, los Knicks tomaban una ventaja de catorce puntos. Erik Spoelstra reactivaba la defensa local con sus instrucciones, los balones recuperados daban aire al ataque de los Heat y, con Kyle Lowry anotando, los locales cerraban el primer cuarto con un parcial de siete a cero. Haber reducido la diferencia a la mitad era todo un alivio para el cuadro local y no alteraba los planes de Tom Thibodeau de dar un descanso a su base estrella en el inicio del segundo cuarto. Ni tres minutos tardaba en arrepentirse de esa decisión, Adebayo castigaba con su movilidad cada balón perdido visitante y el parcial obligaba al técnico visitante a parar el partido para devolverle a la pista. Ahora Miami ya no tenía nervios, se había puesto al timón del partido y a pesar de que volvía el orden a la ofensiva neoyorquina, y de que Obi Toppin metía dos triples para escaparse un poco en el marcador, los Heat cerraban la primera mitad con un punto de ventaja. Ambos equipos sabían lo que se jugaban, se lo habían dejado claro en los vestuarios y las defensas podían con unos ataques poco acertados en el tiro. En Nueva York sufrían con los choques de su ataque para conseguir tiros libres, mientras que el Kaseya Center se desesperaba viendo que los triples locales no entraban. Tenía que despertar la agresividad de Jimmy Butler para poner a Miami con siete puntos de ventaja y Thibodeau buscaba recuperar el espíritu y la energía visitante. El marcador evolucionaba a tirones y, como Lowry acompañaba a Butler en el ataque, y Jason Hart era el único acertado junto con Brunson, los Knicks empezaban el acto final teniendo que superar una desventaja de tres puntos. Nuevamente el ataque visitante se atascaba, los tiros libres volvían a ser su principal vía de anotación y, con un Brunson ya cansado, a los Heat les bastaba con meter algún triple para ampliar su exigua ventaja. El Kaseya Center respiraba alegría contenida viendo como, entrando en el minuto final, los de Florida mandaban por seis puntos y conseguían una posesión para resolver el partido cuando Brunson erraba una bandeja por agotamiento. Sin embargo Gabe Vincent tenía otros planes, buscando ganar espacio para recibir el saque de banda soltaba un codazo involuntario a Brunson. La falta era flagrante de tipo uno y los tiros libres visitantes venían acompañados de una entrada a canasta de Hart que sorprendía a la defensa local. Restaban poco más cincuenta segundos y Miami dejaba el ataque en manos de su jugador franquicia. Jimmy Butler no acertaba y eran los neoyorquinos los que, con un triple, podían mandar en el marcador. A nadie sorprendía que a Brunson le cerrasen la penetración dos defensores, con lo que no se contaba era con que arriesgase el pase a un jugador que cortaba hacia canasta. Era la oportunidad de Vincent para redimirse metiendo una mano que interceptaba el pase y dejaba el balón en las manos de Butler para resolver el partido desde los tiros libres. La desventaja era de cuatro puntos, y los catorces segundo disponibles no eran muchos, pero sorprendía que la jugada diseñada por el banquillo visitante acabase con un triple de Quentin Grimes tras recibir en una esquina. El tiro no entraba y, tras dos tiros libres de Max Strus, los Heat podían dejar el camino libre hacia su aro; estaban en las finales de conferencia. Invitado inesperado: Kyle Lowry, Caleb Martin (Heat)
Eliminatoria cerrada: Heat ganan cuatro a dos
Fuente: hardwoodhoudini.com
La derrota del cuarto partido escocía en Boston, sobre todo por como había llegado, pero nadie en el TD Garden dudaba de su equipo. Sin embargo el arranque del partido mostraba a unos Sixers muy sólidos, jugando en equipo y con Joel Embiid a su mejor. Como además conquistaban segundas opciones bajo el aro local, no sorprendía ver a los de Pennsylvania mandando en el partido. Los Celtics tardaban en ver que los triples no podían ser su principal arma ofensiva y Jaylen Brown, con su constante búsqueda del aro visitante, conseguía que Glen Rivers parase el partido. el técnico visitante confundía a su adversario con una zona para proteger su canasta y ponía orden en el ataque; gracias a un Tyrese Maxey acertado Philadelphia llegaba al segundo periodo con siete puntos de ventaja. El resultado no era tan preocupante para los locales como el juego y, lo peor, era que el equipo lo sabía. Tal vez por eso el equipo salía precipitado arriesgando en entradas a canasta demasiado forzadas y, como James Harden metía puntos con facilidad, la diferencia se doblaba rápidamente. Sólo la pérdida del control en su ataque preocupaba a Rivers porque, ver a Boston atacar en transición, era ponérselo sencillo para remontar. Sin embargo su equipo seguía sin encontrarse cómodo y, como Maxey se llevaba una técnica absurda, el parcial local era de diez a cero. Claro que el buen momento no duraba en el tiempo, el TD Garden veía que su equipo no metía los triples y, por encima, el juego interior de los Sixers no era frenado por su defensa. Jayson Tatum se convertía en el único protagonista del ataque local y Philadelphia dejaba la diferencia al descanso rozando los diez puntos. El tiempo pasado en los vestuarios no cambiaba lo que acontecía sobre la cancha en la reanudación, el tercer cuarto repetía el mismo escenario en el partido y, sin tiro exterior, y con Tatum como única referencia ofensiva local, Tobías Harris y Joel Embiid se bastaban para mantener la ventaja visitante. Por encima, cuando Harris cometía su cuarta falta personal y Embiid descansaba, los exteriores tomaban el relevo ofensivo para llegar al último cuarto con casi veinte puntos de ventaja. La situación era complicada, sobre todo viendo que la versión más agresiva de Danuel House Jr mantenía la diferencia en once puntos ante el mejor juego de equipo de los Celtics. Retornaba al juego Embiid para intentar controlar el final del partido y Philadelphia trabajaba sus ataques para sacar rendimiento a su presencia. Así Maxey se convertía en protagonista inesperado del juego visitante y Joe Mazzulla solicitaba un parón para evitar que la diferencia llegase a los veinte puntos. La defensa local despertaba y Brown volvía a liderar el acercamiento local, pero bastaba un paso por el banquillo, y el acierto de Maxey, para cerrar la victoria visitante. Invitado inesperado: Danuel House Jr (Sixers)
La sorpresa en la eliminatoria estaba cerca y no sorprendía que, tras ver el roto bajo su canasta del quinto partido, Joe Mazzulla apostase por incorporar a Robert Williams III al quinteto titular para proteger mejor su aro. Así el damnificado era Derrick White y la curiosidad era ver como funcionaría el ataque visitante, porque nadie dudaba del factor defensivo. Y así era, la defensa bajo canasta de los Celtics era contundente y, además, su ataque encontraba el acierto en los tiros abiertos de Marcus Smart para propiciar un parcial de trece a tres en el inicio. La inquietud se extendía por el Wells Fargo Center y Glen Rivers paraba el partido. Philadelphia salía con más tensión defensiva tras el tiempo muerto y, gracias al tiempo de descanso de Williams III, completaba un parcial de nueve a cero para volver al partido y despertar al técnico visitante. La reacción de los verdes llegaba al tiro de tres puntos, con tres triples de Malcolm Brogdon Boston cerraba el primer cuarto con siete puntos de ventaja. El intermedio no frenaba las ansias visitantes que, siguiendo el mismo patrón del primer cuarto, acierto exterior y defensa, hacía otro inicio que les permitía doblar su ventaja rápidamente. Los Sixers se habían complicado el partido y Rivers hacía un llamamiento a la calma. La defensa local apretaba y James Harden aparecía para calentar a las gradas del Wells Fargo Center. Ahora era el técnico de los Celtics quien paraba el partido para romper un parcial de diez a dos. Gracias eso la ventaja visitante permanecía inalterable tras los doce minutos de juego del segundo acto. El ambiente no se enfríaba pese al cuarto de hora de asueto para los jugadores y Boston tampoco, con Robert Williams III muy activo en ataque la diferencia crecía. Jayson Tatum hacía su primera canasta en juego del partido y las defensas cada vez apretaban más. Nuevamente el descanso del pivot visitante daba aire a Philadelphia, los tiradores acertaban con los triples y Joel Embiid dominaba las zonas. Con un George Niang acertado, ni Joe Mazzulla podía evitar que los Sixers cerrasen el tercer cuarto con una mínima ventaja en el marcador. Pese a haber encajado un parcial de catorce a dos durante la remontada local, la defensa de los Celtics recuperaba su mejor nivel en las zonas y el equipo aprovechaba el desacierto de DeAnthony Melton en los triples para mantenerse en el partido. Lo único que funcionaba en el bando local era Embiid y la defensa, que recuperaba el balón con facilidad. Así el equipo local llegaba a mitad de cuarto manteniendo su ventaja en dos puntos. Entonces los árbitros montaban un lío por una falta flagrante a Tyrese Maxey, al permitir tirar desde la línea a Embiid. Philadelphia se desconcentraba, comenzaba a aparecer el miedo y el abuso del tiro de tres puntos les iba cerrando la puerta mientras, al otro lado, Tatum despertaba con dos triples para llevar la diferencia visitante a los cuatro puntos. Los intentos locales ya eran precipitados y Boston se aprovechaba de ello para llevarse la victoria y forzar el séptimo partido. Invitado inesperado: Malcolm Brogdon, Derrick White (Celtics)
El TD Garden estaba preparado para darlo todo durante el partido que iba a definir la temporada de su equipo y Joe Mazzulla seguía apostando por su pareja de pivots para frenar a Joel Embiid desde el inicio. Dada la tensión del partido era natural ver como ambos equipos se repartían errores constantemente. Jaylen Brown era el encargado de despertar al conjunto local, que abría las hostilidades con un parcial de ocho a dos. La respuesta de los Sixers no tardaba en llegar, acertando con los tiros abiertos devolvían un ocho a cero que obligaba al técnico local a intervenir en el partido, su equipo estaba por detrás en el marcador. Sin embargo no servía de mucho, su equipo abusaba del talento individual de Jayson Tatum y Philadelphia compartía el balón con criterio dando un protagonismo inesperado a un PJ Tucker muy acertado. Como además Embiid se hacía grande bajo el aro visitante, Boston llegaba al segundo acto con una desventaja de seis puntos. Por encima su jugador franquicia tenía que descansar y a los Sixers le llegaba con unos poco tiros libres para llevar la diferencia rozando los diez puntos. El técnico local sabía que su estrella debía regresar a la pista cuanto antes y que su defensa debía subir un punto la agresividad. Eso molestaba a James Harden que, en una entrada a canasta, soltaba el codo para librarse del defensor. La falta flagrante correspondiente le permitía a los Celtics sumar cuatro puntos en una posesión y, con una anticipación en línea de pase, Brown completaba un parcial de siete a cero que levantaba al TD Garden y obligaba a Glen Rivers a frenar la reacción local. El partido se volvía loco, Brown se encaraba con el banquillo de Philadelphia porque le habían agarrado la pierna para impedirle bajar a defender tras rescatar un balón que se iba por la banda. La técnica del alero era indudable pero, como también la recibía George Niang, no suponía ningún drama para los locales. El conflicto desataba al equipo local, que ahora circulaba el balón con más soltura. Mientras, los visitantes comenzaban a fíar su suerte al jugador más valioso de la temporada regular y ponía fácil las cosas a la defensa local. Por encima renacía Tatum en el final de cuarto y en Boston disfrutaban viendo a su equipo con una exigua renta para la segunda mitad. Los de Pennsylvania tenían un cuarto de hora para ver los errores cometidos y analizar como darle la vuelta al partido. Sin embargo el tiempo dedicado a la reflexión servía de poco, los Celtics habían visto las debilidades visitantes y salían con su mejor juego de equipo, en defensa y ataque. El ataque de los Sixers comenzaba a dudar, los balones perdidos eran la norma y el tiro exterior sostenía al equipo. La diferencia se asomaba a los diez puntos y Rivers paraba el partido. Philadelphia regresaba del banquillo igual de tímido en su juego ofensivo, con balones perdidos y malos tiros, mientras que Tatum no desaprovechaba la ocasión de doblar la ventaja con su versión ofensiva más acertada. Nuevamente el técnico visitante intentaba frenar aquella pesadilla, pero nada funcionaba. La desventaja superaba los veinte puntos y el tercer tiempo muerto de los Sixers en cinco minutos de partido llegaba para intentar apaciguar a un TD Garden que había caído en el desenfreno viendo a su equipo completamente desatado. Tras hacer dos triples en los tres primeros minutos del tercer periodo, el ataque visitante había desaparecido durante seis minutos y el parcial encajado en los últimos diez minutos del cuarto, de treinta y tres a siete, ponía el partido casi imposible de remontar en doce minutos. Y Philadelphia no tardaba en demostrar que no tenía recursos para levantar una desventaja de veintiséis puntos, permitiendo a los Celtics disfrutar de un final de partido plácido para volver a una final de conferencia. Invitado inesperado: Apatía (Sixers)
Eliminatoria cerrada: Celtics ganan cuatro a tres
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