Fuente: allucanheat.com
El retorno de Jimmy Butler era el principal motivo de optimismo para el público del Kaseya Center y, viendo la actitud de los suyos, quedaba claro que el equipo local también se había venido arriba. Con su juego más agresivo, y un buen ataque bien trabajado en velocidad, Bam Adebayo y Butler daban la primera ventaja a Miami y obligaban a Tom Thibodeau a parar el partido. Sin embargo su equipo no encontraba tiros cómodos, las acciones individuales acababan chocando contra la defensa local y, como Max Strus castigaba los problemas en la defensa en transición de los Knicks, la diferencia superaba la decena de puntos. Nuevamente intervenía en el partido el técnico visitante pero, con Jalen Brunson y Julius Randle como únicas referencias ofensiva acertadas, la desventaja de Nueva York tras doce minutos era de ocho puntos. Y el paso por los banquillos no mejoraba el panorama para el equipo visitante, su ataque sufría ante la constante presión de los Heat y, como su buena circulación era finalizada con acierto en los tiros abiertos, la ventaja local se acercaba a los veinte puntos para desesperación de un RJ Barret que se ganaba una técnica por sus protestas. El protagonista principal del parcial realizado, de catorce a dos, era un Kyle Lowry siempre inteligente. Sin embargo el acierto en el tiro local se veía frenado tras las instrucciones del técnico visitante a sus jugadores y, como además los Knicks sí acertaban con los tiros de tres puntos tras poder correr, la desventaja se reducía hasta los doce puntos y era Erik Spoestra el encargado de realizar una charla con sus jugadores. El parón recuperaba la movilidad de balón en el ataque local y, al mismo tiempo, permitía que la defensa en transición fuese un poquito mejor. Así llegaba la precipitación visitante, el desacierto con los triples de los neoyorquinos y la mejor versión de Butler para volver a elevar la ventaja local. Pese a los mejores minutos ofensivos de Inmanuel Quickley, la ventaja de Miami al descanso estaba en la decena de puntos. Pese al cuarto de hora de reflexión el ataque de los Knicks no mejoraba, los tiros eran forzados y RJ Barret era el encargado de mantener a los suyos en el partido frente a la mejor versión ofensiva de la estrella local. Poco a poco el alero neoyorquino se veía menos acertado y, sin apoyos, no podía evitar que la ventaja de los Heat se ampliase. Comandados por Strus, y por el rebote ofensivo de Adebayo, se completaba un parcial de diez a dos, tras una técnica a Josh Hart por sus protestas, que obligaba a Thibodeau a intervenir porque la diferencia superaba los veinte puntos. Volvía el intercambio de canastas entre Barret y Butler, los contactos aumentaban y el protagonismo ofensivo de los de Florida pasaba por las manos de sus bases. En medio de la tensa situación visitante en el partido, Julius Randle y Cody Zeller intercambiaban caricias bajo canasta. El pivot de Miami empujaba a su emparejamiento e Isaiah Harstentein le devolvía el empujón, razón por la que cada uno se llevaba su técnica y, como Caleb Martin aparecía para encararse con el pivot alemán, también se llevaba otra de regalo. A pesar de todo la diferencia de los Heat se mantenía en los diecisiete puntos para encarar los doce minutos finales. Pese a los minutos de descanso ambos equipos se mostraban superiores en sus defensas y sufrían para anotar y, en medio de tanto desacierto, la experiencia de Lowry permitía elevar la distancia en el marcador por encima de los veinte puntos. Los neoyorquino buscaban un tiempo muerto para mejorar la situación pero, para su desgracia, lo único que llegaba era la lesión de Quickley. Con los minutos bajando rápidamente, y cuando la remontada parecía más lejana, llegaba la reacción visitante a base de triples. El parcial, de once a dos, reducía la diferencia hasta los trece puntos pero, como cada vez restaba menos por jugarse, las ansias por remontar traían la precipitación y los Heat se ponían por delante en la serie, dos a uno. Invitado inesperado: Kyle Lowry (Heat)
Tom Thibodeau sabía que la eliminatoria se podía resolver en el cuarto partido y reintegraba al quinteto titular a Quentin Grimes por un Josh Hart más decisivo desde el banquillo. Sin embargo no tardaba en tener que intervenir en el partido porque, ante la mejor versión de Jimmy Butler y Bam Adebayo, el equipo visitante se mostraba desordenado y dependiente de RJ Barret en su ataque. Tras la charla el alero comenzaba a encontrar ayuda ofensiva en sus compañeros pero, ante la intensidad local, aparecían los balones perdidos y gracias a los triples los Heat seguían con una corta renta a su favor. Reaparecía la mejor defensa neoyorquina para responder al desafío local y, pese al tiempo muerto de Erik Spoelstra, los Knicks llegaban al banquillo sonriendo porque estaban a un punto. Ese buen final, y la entrada de jugadores de banquillo, restaba algo de agresividad el juego visitante, sus triples no entraban y Thibodeau se levantaba para parar el partido. Sin embargo el parcial de siete a cero de Miami no tenía continuidad por su descacierto en el tiro de tres puntos y tenía que agradecer que en el ataque visitante todo era demasiado trabajoso. Nueva York vivía del rebote ofensivo y los triples locales llevaban la diferencia a los dos dígitos. Sin embargo los visitantes también sabían meter desde fuera y la ventaja de los Heat era de ocho puntos cuando arrancaba el tercer cuarto. Un periodo donde Butler se veía solo para controlar a los Knicks pero, como la defensa visitante no era contundente para frenarle, Thibodeau se levantaba de su asiento para dar unas instrucciones. Barret aprovechaba la mejora defensiva para poner el partido a dos puntos, pero el cansancio aparecía en las filas visitantes, la defensa neoyorquina se debilitaba y la diferencia volvía situarse cerca de la decena de puntos. Aunque el equipo visitante reaccionaba tras un tiempo muerto, los triples visitantes permitían a Miami presentarse en el cuarto final con nueve puntos de ventaja. Un acto final donde la primera canasta en juego tardaba tres minutos en llegar, los visitantes ya eran incapaces de cerrar el rebote bajo su canasta y los intentos de Barret por igualar el marcador eran contestados por Spoelstra. En los neoyorquinos comenzaban a pesar los minutos, las protestas por el criterio arbitral con ellos eran constantes y, a pesar de que Jalen Brunson no paraba de intentarlo con su anotación, a los Heat les bastaba el rebote ofensivo para cerrar el partido. La eliminatoria se iba a Nueva York con un tres a uno para los locales y la sensación de que los Knicks no tenían recursos para darle la vuelta a la situación. Invitado inesperado: Kyle Lowry, Caleb Martin (Heat)
Fuente: couchguysports.com
El Wells Fargo Center celebraba el galardón de jugador más valioso de la temporada regular de su máxima estrella, Joel Embiid, y, aunque las sonrisas eran constantes, todo el ambiente era tenso; el tercer partido era decisivo para la serie y no sorprendía ver a los Celtics. salir a por todas. No fallando un tiro exterior, con un Jayson Tatum más inspirados y cerrando la recepción de balón de Embiid con un dos contra uno; los visitantes lograban un parcial de catorce a cuatro que obligaba a Glen Rivera a parar el partido. El tiempo muerto de Philadelphia se debía a que el ataque no funcionaba más allá de James Harden pero, tras el retorno a la pista, se veía que la situación era peor porque Embiid tenía que cargar con toda la responsabilidad, defensiva y ofensiva. Por suerte el partido se aceleraba en su ritmo y, como los de Massachusetts ya no acertaban desde el exterior, ahora era Joe Mazzulla el encargado de pisar el freno porque los Sixers habían rebajado la diferencia a la mitad. Robert Williams III rompía un parcial de once a cero, pero Philadelphia mandaba en el partido. Los contactos crecían, los árbitros cabreaban al público local y, a pesar de que su jugador franquicia se iba a los vestuarios antes de tiempo, la ventaja, mínima, era para los de Pennsylvania. El segundo cuarto se abría con un tiro libre de Tatum, tras una técnica a DeAnthony Melton, que empataba el partido y no era lo peor. Lo verdaderamente preocupante era ver como Marcus Smart era suficiente para contener una buena versión de Tobías Harris y Harden, el tiempo muerto local era obligado; claro que no servía de mucho. El base de Philadelphia comenzaba a mostrarse dubitativo, mientras que Derrick White castigaba sin temor. Regresaba a la pista Embiid, pero su equipo estaba demasiado acelerado y Boston encontraba en los triples de Al Horford otra solución ofensiva a su circulación de balón. Harden ya no sabía si doblar el pase o tirar y Malcolm Brogdon lo castigaba con puntos al otro lado. Por encima, en los segundos finales del cuarto, los árbitros anulaban un triple legal, pensando que estaba fuera del tiempo de posesión de los Sixers y, como Horford volvía a acertar desde fuera casi sobre la bocina, la desventaja local al descanso era de una decena de puntos. El Wells Fargo Center ya era un manojo de nervios y, de no ser porque los árbitros habían rectificado su decisión sobre el triple local durante el parón, seguramente estarían también indignados. Sin embargo, una desventaja de siete puntos, era algo más aceptable para no estresarse. Algo que no comprendía un hiperactivo Tyrese Maxey en el arranque del tercer periodo, por suerte sus triples entraban porque, al otro lado, los Celtics mostraban un juego coral que les permitía mantener su ventaja entre los cinco y los diez puntos; porque los locales sólo anotaban desde el exterior. Por suerte su jugador franquicia comenzaba a actuar bajo canasta y la desventaja se reducía hasta los tres puntos para poner al Wells Fargo Center en pie. A pesar de que PJ Tucker metía un tiro abierto para dejar la diferencia en dos puntos; el empeño de Jaylen Brown, el correcalles posterior y los errores de Harden permitían volver a ampliar la diferencia visitante. Como el pivot local ya estaba cansado, y Brogdon volvía a ser incisivo desde el banquillo, Boston llegaba al acto final con once puntos a su favor. La cómoda diferencia no relajaba a los verdes, que seguían mostrando su mejor juego de conjunto ante un George Niang que intentaba levantar a sus compañeros. Rivers plantaba una zona en defensa que desnortaba el ataque visitante y, a pesar que los locales no eran capaces de cerrar el rebote bajo su aro, dos triples de Melton ponían el partido a cinco puntos. En los Celtics comenzaban a quejarse del arbitraje y Embiid apretabamás las cosas poniendo a los locales a cuatro puntos con cuatro minutos por jugarse. La defensa visitante se activaba y Philadelphia se quedaba sin soluciones en su ataque, la desventaja local rondaba los diez puntos. Pese a que Harden ponía el partido a seis puntos entrando en los dos minutos finales, Tatum resolvía el partido al llevar la diferencia a los dos dígitos con poco más de un minuto por jugarse. Los Sixers se veían por detrás en la serie y tenían que ganar el cuarto partido para no verse obligados a realizar un milagro. Invitado inesperado: Malcolm Brogdon, Grant Williams (Celtics)
Tras la derrota en el tercer partido se esperaba mucho más de los Sixers y el equipo salía a la pista jugando con agresividad. Enfrente se encontraba a un Jaylen Brown solitario y, pese a ello, Boston cobraba una ligera ventaja en el marcador y obligaba a Glen Rivers a reaccionar. Los ataques sufrían y el partido se desarrollaba con una anotación muy baja pero, como Joel Embiid se convertía en un problema para la defensa visitante, y los triples de los Celtics no entraban al no circular el balón, Philadelphia cerraba el primer cuarto con ocho puntos de ventaja. El cuadro local sabía que necesitaba más anotación y James Harden hacía de todo para equiparar la aportación ofensiva de Marcus Smart en los visitantes. Así las cosas, como George Niang acompañaba a la estrella local con su acierto en el tiro, la ventaja local superaba la decena de puntos y era Joe Mazzulla quien paraba el partido. Para su desesperación el tiro exterior de Boston no funcionaba pero, al otro lado, los Sixers estaban demasiado precipitados en su juego ofensivo para poder aprovecharlo. En medio del caos, y ante unos Celtics apáticos, Embiid levantaba al Wells Fargo Center viendo a los suyos con dieciséis puntos de ventaja ante un Malcolm Brogdon solitario en los verdes. En medio de la celebración, con noventa segundos de cuarto por jugarse, despertaba el acierto visitante en los tiros abiertos. Con eso, y la precipitación de Philadelphia, los de Massachusetts cerraban la primera mitad con un parcial de once a tres gracias al acierto de Jayson Tatum. El cuarto de hora para la reflexión traía a la pista la versión de Boston más seria pero, como no había acierto en el tiro, y las estrellas locales eran un problema para la defensa visitante, Mazzulla tenía que recomponer a su equipo porque la diferencia volvía a crecer. Gracias a Tatum la ventaja de los locales se reducía, Rivers intervenía en el partido y, gracias a los triples y a Embiid, los de Pennsylvania alcanzaban el cuarto final con nueve puntos de ventaja. Un periodo que nacía con muy poco acierto en ambos equipos y, ante un parcial de tres a cero, el técnico local paraba el partido. James Harden rompía cuatro minutos sin anotación de su equipo y, como las diferencias no se reducían, el parón era solicitado por los visitantes. Un tiempo muerto que ordenaba a los visitantes, su tiro exterior despertaba y los Sixers comenzaban a perder la calma. Al Horford ponía por delante a Boston y se marcaba un bailecito para celebrar un parcial de ocho a cero. El ataque local quedaba reducido a las acciones individuales del mejor Harden y, con Brogdon acertando en el tiro abierto, los Celtics tenían cinco puntos de ventaja a dos minutos para el final. Glen Rivers necesitaba dar unas instrucciones a sus jugadores, Harden metía un triple y, sorprendentemente, los visitantes se olvidaban de circular el balón y un rebote ofensivo de PJ Tucker empataba el partido a un minuto para el final. Marcus Smart sacaba dos tiros libres para dar ventaja a los suyos, Embiid se comía un tapón de horford y Harden volvía a desequilibrar a su defensor para empatar el partido. Los visitantes tenían la posesión final para evitar la prórroga, pero el triple abierto de Smart era demasiado corto y había cinco minutos extra en el partido. El Wells Fargo Center lo celebraba, porque lo habían visto perdido. El cansancio era un factor a tener en cuenta, pero ambos equipos se empeñaban en jugar individualmente. La lucha era la norma, los Sixers forzaban demasiado sus tiros y los visitantes no metían los triples. Sólo la mejor versión de Joel Embiid permitía a los locales mandar por un punto entrando en el minuto final del partido. Un triple de Jayson Tatum ponía a Boston con dos puntos de ventaja y, tras un tiempo muerto, el balón se lo jugaba Embiid que, como la defensa se cerraba, abría a Harden en la esquina. El triple entraba y ponía a Philadelphia con una ventaja mínima a dieciocho segundos para el final. Los Celtics volvían a tener la posesión para llevarse el partido, aunque jugaban con demasiada calma y el triple de Smart salía tarde de sus manos. La serie volvía a Massachusetts con un empate a dos. Invitado inesperado: George Niang (Sixers)
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