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Tras la derrota en el quinto partido Boston se había metido en un callejón sin salida y su única opción era ganar el sexto. Para ello contaba con el mayor apoyo del TD Garden y eso se dejaba notar desde el inicio. Con una defensa firme, y un ataque calmado y agresivo, la diferencia local alcanzaba los dos dígitos en menos de tres minutos de juego; los visitantes se encontraban encerrados contra las cuerdas sin haber tenido tiempo para pensar. Steve Kerr necesitaba centrar a su equipo con un tiempo muerto, Kevon Looney aparecía en el partido para proteger mejor la canasta visitante y, gracias al acierto de Klay Thompson, Golden State se acercaba en el marcador. Las estrellas locales no podían mantener el nivel de acierto de un Stephen Curry más suelto y, como el banquillo californiano encontraba debilidades en la defensa de los Celtics, el primer asalto se cerraba con una corta ventaja de cinco puntos para los visitantes.

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El parcial, de once a cero, había asustado a la afición local, que se enfríaba rápidamente. Mientras, sobre la pista, Jordan Poole crecía en su juego y, en menos de un minuto, Ime Udoka tenía que intervenir en el partido. El ataque local no conseguía desatascar desde el exterior, dentro la defensa californiana no permitía nada y hasta el rebote ofensivo facilitaba la labor visitante, con un Poole que no erraba ni un triple, todos directos al mentón del equipo local. Tras otro minuto de pesadilla la diferencia alcanzaba los quince puntos, en menos de cinco minutos de juego el parcial era de veintiuno a cero. Jaylen Brown salía del banquillo, tras la bronca, con más acierto y los Warriors, pese a sus múltiples oportunidades, ya no metían tan fácil y se precipitaban ligeramente. Con un parcial de siete a cero el TD Garden revivía y el técnico visitante necesitaba llamar al orden a sus pupilos. Los balones perdidos se multiplicaban en el bando local y, gracias al rebote ofensivo, Curry llevaba la diferencia visitante a rozar los veinte puntos. Un diferencia que se alcanzaba con un triple de Klay Thompson y que sólo un arranque de orgullo local lograba dejar en quince al retirarse del cuadrilátero.

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La meditación en el vestuario local era obligada, Boston tenía que remontar un marcador complicado con el único factor a favor del apoyo de su afición. Y, pese a que el tercer cuarto se abría con un triple desde la esquina de Draymond Green, los Celtics no se rendían. La defensa local se revitalizaba y su ataque, pese a sólo encontrar posiciones cómodas desde el exterior, conseguía levantar al público al contar con el acierto de Al Horford. Sin embargo Curry encontraba en Otto Porter Jr un aliado inesperado para devolver la diferencia a las dos decenas de puntos. El TD Garden estaba casi noqueado con la exhibición visitante y en Boston se temían lo peor. Marcus Smart se sacaba de la manga un arreón con su acierto y, pese a los intentos de su esquina por dotar de estabilidad a Golden State en su ataque, las manos que llegaban eran sueltas y el coraje local, representado por Jaylen Brown bastaba para acabar ganando, con grandes dificultades, el tercer asalto.

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Pese a cerrar el cuarto con un parcial de quince a cinco, superar una decena de puntos en contra no iba a ser sencillo. Sobre todo porque, ya desde el inicio, costaba encontrar las debilidades de la guardia del rival. Bastaban golpes sueltos de Jordan Poole o Stephen Curry para mantener la ventaja visitante. Los intentos locales eran inconsistentes, los balones perdidos vólvían a aparecer en los Celtics y la diferencia de los Warriors se manejaba en torno a la decena de puntos. Con Curry soltando todo su repertorio de golpes al higado de la defensa local, y un directo especialidad de la casa, el partido se decidía; Golden State se llevaba el campeonato a los puntos. Invitado inesperado: Jordan Poole, Gary Payton II (Warriors)

Eliminatoria cerrada: Warriors ganan cuatro a dos