Fuente: blogdebasket.com

Para Golden State el segundo partido se había convertido en fundamental, tras su inexcusable derrumbamiento en el cierre del primer enfrentamiento. Se esperaba una salida en tromba por parte de los californianos que, pese a marcar una intensidad defensiva mayor desde el inicio, veían como los Celtics encontraban la mejor versión ofensiva de Jaylen Brown para cobrar las primeras ventajas. Sin embargo el escolta visitante comenzaba a bajar su acierto, los tiros cada vez eran menos claros y los Warriors comenzaban a acercarse en el marcador pese a fallar canastas fáciles bajo canasta. Draymond Green se empeñaba en protestarlo todo y se ganaba una técnica, aunque el acercamiento local era constante comandados por un Stephen Curry muy inteligente repartiendo juego frente a un Jayson Tatum cada vez más acertado. El base de Golden State despertaba su anotación exterior y, como el cansancio provocaba cada vez más situaciones forzadas en el ataque visitante, los balones perdidos daban al público del Chase Center la esperanza de ver a los suyos por delante en el marcador al cerrarse el primer cuarto.

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El paso por los banquillos no cambiaba el panorama del partido, la contundencia defensiva local causaba problemas al ataque de los Celtics y, aunque los de Massachusetts respondían de igual manera, Nemanja Bjelica se mostraba como referencia en el ataque para mantener la igualdad en el marcador. La defensa de los Warriors no podía relajarse ni un minuto, porque Derrick White abría un pequeño hueco en el marcador. Steve Kerr hacía un llamamiento al orden en su equipo y el efecto era inmediato; Curry despertaba a su afición con cinco puntos del tirón, los balones perdidos y los malos tiros volvían a aparecer en el cuadro visitante y, tras un parcial de diez a cero, Golden State pasaba a ganar por cinco puntos. Ahora era  ime Udoka el encargado de parar el partido, el ataque se calmaba con Tatum de nuevo inspirado y, como los locales no podían correr, la igualdad volvía al marcador. El ritmo de juego aumentaba, los errores se acumulaban, Jaylen Brown y Draymond Green tenían un enganchón sin consecuencias y sólo la precipitación impedía el despegue de los Warriors al descanso.

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La mínima renta obtenida tras medio partido preocupaba a los aficionados del Chase Center, pero el arranque de su equipo tras el intermedio les tranquilizaba. La defensa de los Warriors era muy agresiva mientras que, al otro lado de la pista, los despistes defensivos de Boston comenzaban a aparecer. El técnico visitante intentaba controlar la situación con un tiempo muerto, pero la defensa seguía mostrándose débil y el ataque sin soluciones. La ventaja local alcanzaba los dos dígitos gracias a un ataque muy repartido en Golden State, donde Stephen Curry era el director de orquesta. Ime Udoka buscaba variar el rumbo del partido con una técnica, aunque no afectaba a la concentración local. El partido se convertía en un correcalles y, ante la sucesión de errores, Steve Kerr buscaba meter piernas frescas sobre la pista. Pese a que dos triples parecían dar vida a los Celtics al dejar la diferencia en seis puntos, el agotamiento visitante era evidente. Los contactos en defensa de los californianos provocaban un cortocircuito en el ataque visitante, Stephen Curry metía dos triples para acercar la diferencia a los veinte puntos y, tras otros dos aciertos exteriores de Jordan Poole, el último desde el medio campo para cerrar el tercer acto, la ventaja local superaba las dos decenas.

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El parcial, de diecinueve a dos en menos de cinco minutos, parecía haber finiquitado el partido y, tras acumular tres balones perdidos en poco más de un minuto, Udoka rendía el partido. Habían recibido seis puntos del tirón que acercaban la ventaja a los treinta puntos y no valía la pena desgastarse más. La eliminatoria se iba a Massachusetts con empate a uno. Invitado inesperado: Jordan Poole, Nemanja Bjelica (Warriors)