Hola, amigos:
Mi post sobre los Mormones ha causado bastante revuelo y dado lugar a todo tipo de comentarios. Debo aclarar que no hay nada más lejos de mi intención que me consideren en contra de esos amiguetes, más que nada porque yo soy crítico con todas las religiones, no sólo con los seguidores de Mormón.
Para demostrarlo, voy a hablaros, desde el mismo punto de vista desapegado e irónico, sobre el patriarca Abraham, considerado el padre del judaismo y como tal una de las figuras más importantes para los propios judíos, los cristianos y los musulmanes.
Básicamente me garantiza el odio del 52,60% de la población mundial en caso de que todos lean este post ( y de que Flags decida publicarlo, claro) y un billete asegurado a algún infierno.
Y este es el punto de no retorno para los creyentes verdaderos: no sigais leyendo.
Para el resto, y para aquellos creyentes que quieran continuar, vamos allá.
Nuestro amigo nació en el siglo XV A.C. cerca de la ciudad de Ur, en Caldea, y fue bautizado como Abram (he escrito bien, Abram, la “h” le vendría después). Era hijo de un pastor toboggan gonflable nómada, uno más entre los jefecillos de las tribus que merodeaban entre Egipto y Babilonia, los dos grandes imperios de la época en aquella zona. Cuando llegó el momento se casó con una chica de su tribu llamada Sara, un auténtico cañón al parecer, y se puso manos a la obra para tener descendencia, aunque con escasa fortuna porque la nena era estéril. Tanto él como su familia idolatraban a un montón de dioses y se hartaron de rogarles un heredero. Ninguno les hizo caso, claro. Ninguno era el verdadero.
Siendo muy jovencito, a los 75 años de edad, se le apareció Dios y le propuso un contrato en exclusiva. El ser divino designaba a nuestro amigo como el origen de un pueblo, destinado a mandar sobre una tierra llamada Canaan, a cambio de ser su único dios. Parece un buen acuerdo para un pastor nómada que estaría un poco harto de vagar de aquí para allá y al que los dioses que conocía no le hacían ni puñetero caso. También para Dios, porque tendría un pueblo enterito para él, no como en Egipto, donde había una fuerte competencia entre Ra, Osiris, Amón, Sobek, Atón, etc.
Parece curioso que un ser tan poderoso, omnipotente y divino vague por un desierto sin pueblo que lo reconozca, y acabe como dios de un pastor en vez de ser el guía de gente como los mayas o los chinos. Posiblemente su amor propio le impulsaba a empezar desde abajo, no como Marduk de Babilonia, tan soberbio él.
A pesar de tener ahora una tierra para él solo y sus posibles descendientes Abram continuó viajando (a los 75 años es difícil cambiar de hábitos, supongo). Tras su acuerdo con Dios visitó Egipto con su bellísima esposa Sara, a la que hizo pasar por su hermana por miedo a que el faraón lo matase para casarse con ella. Afortunadamente, la Biblia nos dice que todo fue bien y salió del país cubierto de oro, ayudado por su nuevo amigo divino.
Aunque cabe una interpretación de los hechos bastante más impura. En toda la comarca se sabía que los faraones llamaban “hermana” a su esposa principal, gustaban de yacer con mujeres extranjeras, atraídos por su exotismo, y solían cubrir de oro al cornudo forzoso para atender el fruto de un posible embarazo. Sara fue presentada como “hermana”, era una extranjera del tipo “ay, omá, qué rica” y Abram se fue de Egipto cubierto de oro sin que nadie, ni siquiera la Biblia, nos diga cómo lo hizo. Dado que la dama era estéril, el riesgo de embarazo era cero, pero eso seguro que no lo sabía el faraón.
Blanco y en botella…
Cargadito de riquezas se encaminó hacia el Reino de Gerar, donde volvió a hacer pasar a Sara por su hermana. El rey Abimelec se quedó prendado de ella y la intentó tomar por esposa, pero fue avisado en sueños del inminente adulterio. En el sueño se le castigaba con la esterilidad de todas sus mujeres y se le anunciaba la muerte si no pedía perdón a Abram. El rey se excusó afirmando su inocencia e ignorancia y desagravió a nuestro amigo con regalos, permitiéndole asentarse en el lugar que le diera la gana y sellando un pacto por un pozo disputado entre ambos.
A mi modo de ver, este pasaje nos demuestra que la sordidez de Abram era tan infinita como su nuevo dios. La Biblia presenta a Abimelec como un rey pero en realidad era otro jefecillo tribal. El caso es que nuestro amigo aparece con un pibón que presenta como su hermana y la pasea delante de Abimelec. El amiguete concibe pensamientos tan impuros como lógicos y se busca la ruina, porque el adulterio está penado con la muerte aunque se haga sin querer. Menos mal que Abram estaba dispuesto a llegar a un acuerdo por el pozo aquél…
Otra vez blanco y en botella.
Así que nuestro amigo, a estas alturas, tenía tierras, ganado, esclavos, siervos y todo lo que un pequeño jefe podía desear, gracias a su acuerdo con Dios y el uso inteligente de su mujer. Bueno, todo menos descendencia.
Afortunadamente, su amante esposa y prostituta ocasional forzosa le ofreció una esclava llamada Agar, a ver si había un poquito de suerte. La hubo y el bebé tuvo una gestación muy ajetreada, porque la buena disposición de Sara acabó en cuanto la esclava se quedó preñada y la obligó a irse al desierto. Es posible que pensara que la culpa de no tener niños fuera también del marido y al demostrarse su virilidad cogiese un rebote considerable, pero parece más lógica la opción de que Abram le puso los cuernos y el pastel se destapó con la llegada del bombo. El caso es que Dios se le apareció a todo el mundo, puso paz y Agar dio a luz a un niño sano y feliz llamado Ismael.
Al cumplir 99 años de edad nuestro amigo estaba hecho un chaval y el Señor se le apareció de nuevo para confirmar su pacto. Posiblemente era como algunos contratos temporales modernos, renovable con incentivos, y en la reunión recibió un regalito de Dios. En vez de darle un juego de sartenes o una vajilla, le informó de que Sara daría a luz a un hijo al cabo de un año llamado Isaac, ordenó que todos los descendientes masculinos se circuncidasen a partir de ese momento y decidió añadir una “h” al nombre de su protegido, pasando a llamarle “Abraham”. En cuanto a Ismael, le anunció que engendraría doce príncipes que se convertirían en una gran nación.
Llama la atención que Dios cambie “Abram”, un nombre común, por “Abraham”, que no era un nombre sino una palabra que significa literalmente “padre de multitudes”. Es muy raro, porque la descendencia de Abraham era más bien escasita: un hijo bastardo y la promesa de otro que llegaría un año después. Todo parece un poco más claro cuando descubrimos que el título venía a ser en la época uno de los calificativos aplicados a un señor, jefe…rey…
La ratificación del acuerdo se produjo un poco mas tarde. Como en esa época no existían las notarías, se formalizó en un encinar donde se le apareció Dios junto a dos ángeles bellísimos, imagino que en calidad de testigos, los tres con forma humana. Tras la firma, los ángeles decidieron darse una vuelta por la Tierra, se quedaron con Abraham y fueron con él hasta Sodoma, donde se alojaron en casa de su sobrino, Lot.
Es posible que Dios no fuera muy cuidadoso con los detalles y permitiese la llegada a un antro de sodomía (del nombre de la ciudad viene la palabra) a dos angelitos con pinta de ser gays. También es posible que lo hiciera a propósito para constatar la sordidez de los sodomitas y sus vecinos de Gomorra. El caso es que toda Sodoma se apostó ante las puertas de Lot exigiendo la entrega de los efebos, a lo que Lot se negó hasta el punto de ofrecer a sus hijas a cambio de que dejaran en paz a los ángeles con pinta de ser mariquitas.
Desconozco lo que las niñas pensaron de su padre al ver el papel que les asignaba en la negociación, pero dado que su tío prostituía a su tía y la usaba para sus estafas no les sonaría descabellado lo que Lot intentaba hacer con ellas. El caso es que los sodomitas rechazaron el ofrecimiento, insistieron con los angelitos y Dios acabó tan cabreado que ni el mismísimo Abraham fue capaz de calmarlo, acabando con las dos perversas ciudades. Solo Lot y su familia se salvaron, aunque la vena cotilla de su mujer acabó por convertirla en estatua de sal durante la huida. Ya podía pasar lo mismo con los que salen en DEC, Sálvame y todos esos programas.
Tras estas aventuras supongo que Abraham había cumplido su parte del trato, porque Sara se quedó embarazada y finalmente dio a luz a Isaac, lo que aseguraba la descendencia legítima de nuestro amigo y a cambio colocaba en una situación delicada al bastardo Ismael, que ya no era el heredero del imperio.
Aunque su suerte pudo cambiar varios años más tarde, cuando Dios y su padre se pusieron de acuerdo para darle un susto de muerte, nunca mejor dicho, al pobre Isaac.
Al divino se le antojó probar la fe de Abraham y no se le ocurrió otra cosa que pedirle que matara a su hijo si quería continuar con su favor. Nuestro amigo no dudó ni un segundo. Se fue al desierto con Isaac a la búsqueda del lugar adecuado y cuando lo encontró le pidió a su hijo que recogiese leña para hacer un sacrificio. El chaval no hacía más que preguntar dónde estaba el animal que sacrificarían, pero su padre no soltó prenda hasta que llegaron a la cima y el hijo se vió enmarronado con un cuchillo en el pescuezo. Teniendo en cuenta que Isaac tenía 40 años en aquél momento, cabe la duda de si el nene era retrasado mental y quizá la idea de que lo sacrificaran no fuese tan descabellada. Afortunadamente un ángel se les apareció, impidió el asesinato y recompensó a Abraham por su obediencia con más tierras y bendiciones, tras lo que decidieron volver a la civilización.
Ismael vio su gozo en un pozo e Isaac constató que un puñado de ovejas y un trozo de tierra eran bastante más importantes para su padre que él mismo.
También parece que Abraham no confiaba mucho en que Dios lo protegiese del cabreo de su esposa al volver con ella. A ver quién era el guapo que le explicaba a Sara que después de pasar por la cama de un faraón y un reyezuelo, además de tener que esperar 99 años para tener descendencia, su podridamente rico marido sería capaz de matar a su hijo a cambio de más pasta. Al contrario que cuando nació Ismael, el ser divino no hizo acto de presencia para poner paz, ya se sabe que a una madre enfurecida no puede pararla ni Dios, así que Abraham puso rumbo a la civilización, pero no al campamento donde estaba Sara.
A partir de ese momento, nuestro amigo se dedicó a administrar jeux gonflables su patrimonio lejos de su cabreada consorte, asegurar la sucesión de su hijo y procrear como un conejo con una concubina llamada Quetura. Murió a los 175 años de edad. La leyenda judía dice que iba a vivir ciento ochenta años, pero Dios acabó con su vida antes de tiempo porque pensó que Abraham no necesitaba pasar por el dolor de ver las perversiones de su nieto Esaú.
Las perversiones consistían en una pelea entre Esaú y su hermano por la herencia de Isaac, muerto antes de disfrutar de su herencia en condiciones. No parece difícil de soportar por alguien que no tuvo escrúpulos en prostituir a su esposa, ponerle los cuernos y sacrificar a su hijo a cambio de tierras y ganado, pero los caminos de Dios son inescrutables.
Sara murió antes que Abraham, a los 127 años de edad.
Su hijo Ismael, al contrario que su hermanastro, sí que tuvo una larga vida, pero no volvió a tener noticias de Dios acerca de lo de ser padre de doce príncipes y la prometida nación.
Se sospecha que los dos ángeles gays de la historia de Sodoma se reencarnaron mucho tiempo después en Jaime Cantizano y Jesús Vázquez.
Besos a tod@s.
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56 Comments on "EL PADRE ABRAHAM (debate sobre el monoteismo)"
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Sí, pero en la URSS era dificil distinguir el Partido del Estado. De hecho, cuando desaparecio el partido, tambien lo hizo el Estado. Lo ideal seria que el partido sólo fuese una plataforma para que individuos independientes llegasen al poder, pero que se mantuvieran al margen del aparato de gobierno (cosa que no sucedia en la URSS, donde era el partido el que le decia al gobierno lo que tenia que hacer).
La cuestión que Nojavino ho ha resuelto es la que plantea su propia tesis. ¿Por qué es revolucionario un sólo credo y un solo dios?
P.D.
El post de Inception está pendiente. ¿Lo dejamos para el lunes y así damos tiempo a los que aún no han visto la película a que la vean el finde?
FUE revolucionario en un momento en que la ortodoxia era el politeismo. Si tomamos la definicion de revolución como “Cambio rápido y profundo en cualquier cosa”, el hecho de pasar subitamente de politeismo a monoteismo parece un cambio lo suficientemente profundo como para considerarse revolucionario (amen de inedito, ya que lo de que solo hubiese un unico Dios omnipotente no se le habia ocurrido a nadie hasta le fecha). Que fuera (notese el tiempo pasado) revolucionario no quiere decir que fuese necesariamente bueno, ni que implicase mayor libertad. No sé por que me da que te traicionan tus ansias revolucionarias… Read more »
Otra cosa es si me preguntas si fue una “revolucion progresista” (ya que creo que tu cerebro implicitamente asocia estos dos terminos de manera indisoluble), en ese caso, mi respuesta es “claramente, no”
No me traiciona el subconsciente, Nojavino. Es precisamente lo que apunta mi cerebro asocia esos dos términos. los asocia con una profunda convicción. Soy consciente de mis convicciónes y soy hijo de mi época. No creo que sea un defecto. En realidad veo como un grave defecto se neutral. En realidad la imparcialidad no existe. por omisión o acción uno toma decisiones. Y el análisis nunca está exento de valores. Pero entiendo lo que quieres decir. Pero de revolucionario, nada. Como cojones va a ser revolucionario el deligrio de grandeza de un faraón. Es un loco peligroso, como así se… Read more »
La fe de Abraham.
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