2021 se presentaba como un año especial en el Gran Circo de la Fórmula 1, el momento en que Lewis Hamilton consiguiera su octava corona y se convirtiera en el piloto más laureado, dejando atrás a Michael Schumacher. La superioridad mecánica de Mercedes durante los últimos siete años y la habilidad del británico habían convertido a este binomio en un dominador tiránico, presto para alcanzar el primer peldaño en el Olimpo pese a que siempre estuvo en la mente de muchos que la escudería alemana era tan hegemónica que cualquiera que sostuviera su volante estaría en disposición de alcanzar el título. Sin embargo, en pretemporada se atisbó que el octavo campeonato para Hamilton no sería tarea sencilla. La clara mejoría en los test invernales convirtió a Red Bull en algo más que un animador capaz de rascar alguna victoria en carreras aisladas, como años anteriores, sino en un firme aspirante a cambiar el orden establecido. Quedó de manifiesto en la prueba inaugural, en Bahrein. Aunque Hamilton logró el triunfo, Verstappen no se lo puso nada fácil y se abría la posibilidad de que el campeón encontrara muchas más dificultades que en años anteriores. Ni siquiera los triunfos del británico en Portimao y Montmeló, que le permitieron sumar tres victorias en los primeros cuatro GPs, erosionaron la moral del primer piloto de Red Bull. Sólo tenía que esperar su momento, que llegó en el marco incomparable de Mónaco. Un problema en el entrenamiento obligó a Hamilton a salir último en parrilla, arruinando su carrera en un circuito donde adelantar es prácticamente imposible. La victoria aupó a Verstappen al liderato y dibujó un panorama diferente al de años anteriores.

Fuente: vinoturismorioja.com

Hamilton debía afrontar una presión que había olvidado sin la amenaza de una competencia seria. Los triunfos de Verstappen en Francia y la doble prueba disputada en Austria, casa de Red Bull, reafirmaron que el trono del piloto británico estaba en serio peligro. Dos malos días del líder solucionaron la papeleta para Lewis, pero el neerlandés recuperó el mando tras la ignominiosa pantomima vivida en Spa, que convirtió uno de los circuitos míticos de la Fórmula 1 en el escenario de una farsa. Los aficionados se sintieron estafados tras la burla que supuso ver a los monoplazas dar unas cuantas vueltas detrás del safety car en pleno aguacero en lugar de aplazar la prueba. Una charlotada que deparó que se repartieran la mitad de los puntos y Verstappen recuperara el liderato sin competir. Otro triunfo especial, en Zolder, ante sus aficionados, consolidó ligeramente su posición de liderazgo y aumentó la tensión en la pelea por el título. Hamilton no se sentía cómodo en el cuerpo a cuerpo que proponía su rival, que llegaba incluso a choques e incidentes en pista. Fuego en el asfalto que se trasladaba a una relación personal turbulenta entre los dos aspirantes. Las victorias de Verstappen en la gira norteamericana, en Estados Unidos y México, despejaban el camino de la sucesión en el campeonato y forzaban a Hamilton a vencer en las últimas cuatro pruebas si no mediaba un error del piloto de Red Bull. Las victorias del campeón en Brasil y Qatar le permitieron salvar una situación delicada y alargar el desenlace a las dos últimas carreras. Dos Grandes Premios que pasarán a la historia.

Fuente: 20minutos.es

En Arabia Saudí, un circuito debutante en la Fórmula 1 y que deparó serias dudas sobre su seguridad, Verstappen lideró con solvencia durante gran parte de la carrera hasta que la estrategia de Mercedes permitió a Hamilton recortar a pasos agigantados mientras los neumáticos del líder se encontraban prácticamente en las lonas. El adelantamiento era inevitable, pero Verstappen no estaba dispuesto a aceptarlo aunque la defensa era imposible. Iba a aguantar por las buenas o por las malas, recurriendo incluso a maniobras suicidas fuera del reglamento que terminaron en un choque, aunque ambos monoplazas continuaron en carrera. Siempre fue un piloto impulsivo, a veces más allá de lo aconsejable, pero en tierras saudíes parecía que le faltaba un tornillo. Finalmente, Hamilton cumplió con la lógica y logró pasarle y sumar su tercer triunfo consecutivo, pero las acciones de Verstappen quedaron bajo amenaza de sanción al final de la carrera. Finalmente, la organización se lavó las manos y los incidentes no pasaron de un cruce de improperios por radio, sin penalización alguna. Total, ambos pilotos llegaban igualados a puntos a la última prueba y todo se resolvería en Yas Marina, en Abu Dhabi. Todo para el ganador, no podía caber mayor expectación en un final de temporada incierto. Verstappen dominó los entrenamientos y se hizo con la pole, pero una gran salida de Hamilton le situó en cabeza. Golpe de efecto que le permitió controlar la carrera en cabeza, pese a que Checo Pérez le contuvo lo suficiente para evitar que se escapara definitivamente. Sin embargo, el guion deparaba un giro propio de una película de suspense en las últimas vueltas. Un accidente de Latifi provocó la salida del safety car y desató la polémica por su gestión por dirección de carrera, muy criticada por Mercedes. Todo se decidía en dos vueltas, con Hamilton asediado por un rival con ruedas más frescas. Verstappen se preparó con paciencia hasta adelantar al aún campeón en el último giro para delirio en el box de Red Bull.

Fuente: motorsport.com

El triunfo de Verstappen consumaba el relevo en el trono de la Fórmula 1. De nada sirvió la reclamación de Mercedes, que fue desestimada. Llegaba a lo más alto el piloto señalado para marcar una época en este deporte, de un talento incuestionable y un carácter volcánico que le ha jugado malas pasadas dentro y fuera de la pista. Hamilton no solo perdió la oportunidad se situarse como el hombres con más títulos mundiales, sino que la decepción sufrida supuso un golpe moral que ha puesto en cuestión su futuro. De hecho, el mismo Bernie Ecclestone afirmó que tomaría la decisión de retirarse. Una incógnita aún por resolverse en el epílogo de una temporada que dejó buenas sensaciones para los pilotos españoles. Carlos Sainz volvió a demostrar que es un piloto muy competitivo, capaz de exprimir hasta la última gota de las prestaciones de su monoplaza. En un Ferrari de rendimiento irregular, alejado de los dos grandes dominadores, firmó cuatro podios, incluido un prestigioso segundo puesto en Mónaco. Su tercer puesto en Abu Dhabi, además de darle el papel de testigo en la sombra del contraste entre el júbilo de Verstappen y la desolación que embargaba a Hamilton, le permitió adelantar a su compañero Leclerc y a Lando Norris para acabar quinto de la general. Muy buen balance para su primer año en Maranello. Por su parte, a Fernando Alonso le costó un tanto quitarse el óxido en su regreso, pero dejó detalles para el deleite del buen aficionado. Para el recuerdo, su meteórica remontada en Bakú y el tapón que le hizo a Hamilton durante ocho vueltas en Hungría y que ralentizó lo suficiente al británico lo suficiente para asegurar la victoria de su compañero Ocón. El tercer puesto conseguido en Qatar significó su vuelta a un podio y el premio a una temporada de asentamiento, pero digna, a la espera de un 2022 en el que tiene puestas muchas esperanzas.

Fuente: fast-mag.com

En el mundo de los rallies, el WRC sigue tratando de reponerse de los efectos de la pandemia, que la ha afectado de gran manera. Lo que no ha cambiado es el nombre del ganador, Sebastien Ogier. Un gran arranque de temporada, con cinco victorias en siete pruebas, le permitió regular el resto del año, aunque tuvo que esperar al último rally, en Japón, para certificar su octavo título mundial. Un capítulo más de la hegemonía indiscutible, con escasas interrupciones, de la dinastía Seb en el siglo XXI. Por su parte, Dani Sordo sumó dos podios más (Portugal y Cataluña) a su cuenta particular. En cuanto al Dakar, las opciones de Carlos Sainz de retener el título se disiparon pronto debido a problemas con la navegación. Fue muy crítico el piloto español con el recorrido y el diseño de la prueba por parte de ASO, de la que obtuvo respuestas irónicas hacia sus quejas. La prueba quedó en un mano a mano entre Peterhansel y Al-Attiyah que se resolvió en favor del piloto francés por casi catorce minutos, el mismo número de victorias (ocho en coches) que atesora Monsieur Dakar en un raid que ha convertido en su particular cortijo. La nota luctuosa la puso el fallecimiento de Pierre Cherpin, piloto francés de motos, que sufrió una caída mortal en la séptima etapa. La prueba volvió a reclamar su tributo de sangre un año más.

Fuente: motorpasion.com

En otras competiciones, el francés Yann Ehrlacher consiguió su segundo título consecutivo en la Copa Mundial de turismos. En 2020 se convirtió en el piloto más joven en proclamarse campeón, pero un año después demostró que es toda una realidad y un prodigio de regularidad en la pista. El español Mikel Azkona logró un triunfo en una de las pruebas celebradas en Sochi y sumó cuatro podios más, pero le falta aún regularidad para aspirar seriamente al campeonato. En DTM, Maximilian Götz se proclamó campeón contra pronóstico con una doble victoria en la última prueba, disputada en el circuito de Norisring, que le permitió aprovechar el naufragio de Lawson y Van der Linde, los dos pilotos que debían disputarse el triunfo a priori. Nyck de Vries se alzó con el triunfo en Fórmula E, el escaparate del motor eléctrico. Sin embargo, para los aficionados al motor en España queda la satisfacción del título de Álex Palou en la Indycar, una competición ajena habitualmente al interés de los aficionados españoles y más asociado a los óvalos, el cine y al espectáculo típicamente estadounidense. Con sólo 24 años consiguió un hito inédito para el automovilismo nacional y se sitúa como uno de los pilotos de referencia en la próxima edición de las 500 millas de Indianápolis. Quien sabe si se convertirá en el primer español en lograr la victoria en una de las pruebas más míticas del mundo del motor.

 Loading ...