Con un año de retraso, en 2021 se celebraron los Juegos Olímpicos de Tokio, aplazados debido al azote de la pandemia de coronavirus que aún asola el mundo. Un año de espera, de esperanza en que la enfermedad retrocediera y se pudiera disputar la cita más importante del deporte con relativa normalidad. Sin embargo, las sucesivas olas convirtieron su celebración en todo un desafío para el COI y el Comité Organizador. Primero, se desechó la presencia de público extranjero en las gradas. Posteriormente, según las cifras de contagio subían sin remedio en tierras niponas, se prohibió la presencia del público en las gradas. Incluso estuvo en riesgo la misma competición hasta dos semanas antes en medio del mayoritario rechazo popular a su inicio. Sin embargo, había demasiado en juego como para cancelar los Juegos Olímpicos, que se llevaron a cabo contra viento y marea y con todo tipo de medidas de seguridad: vacuna obligatoria para los participantes, competiciones sin público en las gradas, pruebas exhaustivas para evitar cualquier brote. Un éxito organizativo que cumplió con la misión de celebrar la cita olímpica sin sobresaltos, aunque fuera a costa de prescindir del colorido y el ambiente tan especial que convierte a los JJOO en un fenómeno único y universal. Los grandes protagonistas, los deportistas, se convirtieron en héroes entre el silencio más absoluto.

Fuente: talcualdigital.com

La falta de público y la abundancia de restricciones restaron lustre a un nivel competitivo muy alto en Tokio. El atletismo recuperó cotas de brillantez más propias de pasadas décadas, cuando este deporte era el indiscutible rey de los Juegos Olímpicos. Las marcas logradas por Yulimar Rojas y Karsten Walhorm en triple salto y 400 vallas, respectivamente, situaron los records mundiales en registros de otros tiempos, solo al alcance de ellos mismos. El oro compartido entre Tamberi y Barhim dejó una de las imágenes de los JJOO como seña inequívoca de compañerismo y deportividad. El dominio de la jamaicana Elaine Thompson-Herah en la velocidad y la neerlandesa Sifan Hassan en el fondo y el gran rendimiento de Italia, con cinco medallas de oro, son lo más destacado de lo ocurrido en el tartán. En el otro gran referente olímpico, la natación, Caeleb Dressel se confirma como la gran estrella en la piscina, mientras que las nadadoras australianas, con Emma McKeon al frente, amenazan seriamente el dominio estadounidense en categoría femenina. Los grandes resultados de Francia y Estados Unidos en deportes de equipo y otra demostración de poderío de Lisa Carrington en la piragua son otros puntos importantes en una cita olímpica donde una de las grandes divinidades del deporte se convirtió en humana. La presión inherente a la búsqueda de la perfección y a superar todos los límites rompió por dentro a Simone Biles, que abandonó la competición tras verse superada su capacidad mental. Las secuelas latentes de años de abuso por parte de Larry Nasser, las altas expectativas de los aficionados y el intento de asaltar lo imposible con ejercicios más propios de la gimnasia masculina fueron demasiado para el ídolo caído, que dijo basta mientras se transformaba en carne y hueso ante los ojos de todo el planeta.

Fuente: eurosport.com

La edición olímpica en Tokio refrendó el dominio de Estados Unidos en el deporte mundial, aunque de forma menos tiránica que en Río de Janeiro, ya que China recortó distancias sensiblemente. Ambos se encuentran a un mundo del vagón que forman Rusia, Reino Unido, Japón y Australia. En cuanto a España, consiguió 17 medallas (3 oros, 8 platas y 6 bronces). El mismo número que cinco años antes, pero con cuatro medallas de oro menos, lo que supone una bajada cualitativa del botín logrado en la capital japonesa. Cierto es que se notó la ausencia de algunas de las grandes figuras (Rafa Nadal, Carolina Marín, Jon Rahm) o los problemas físicos mermaron a Mireia Belmonte y Lydia Valentín, pero se repiten los mismos defectos habituales. Los pilares olímpicos (atletismo, natación y gimnasia) solo depararon dos medallas, un balance pobre aunque que conviene analizar detenidamente. Mientras el atletismo cuenta con una generación joven prometedora y los pequeños detalles evitaron que la medalla de Ana Peleteiro se convirtieran en cuatro o cinco, la natación vive en permanente crisis y la gimnasia es un solar más allá de la figura de Ray Zapata. De nuevo, los habituales caladeros (deportes de equipo, piragüismo, vela, taekwondo) tuvieron que acudir al rescate, aunque con resultados menos brillantes de lo esperado y hubo que esperar a sorpresas inesperadas para salvar el expediente de manera angustiosa. No se puede hablar de fracaso, pero sí de un estancamiento que mantiene al deporte español lejos de los países del entorno a quien tanto desea emular. Es más, Países Bajos, un país teóricamente al alcance, a base de buen trabajo y planificación ha ocupado un lugar entre el Top 10 mundial que le convierte como referencia para otros que buscan crecer. Un dato para reflexionar seriamente.

Fuente: 20minutos.es

Los Juegos Olímpicos han acaparado gran parte de la atención deportiva del año, pero otros acontecimientos tuvieron su pequeño lugar durante 2021. En balonmano fue año de Mundiales y enero, como suele ser habitual, es turno para la competición internacional en categoría masculina. España disputó un torneo de menos a más, pasando de una primera fase dubitativa a un juego mucho más sólido hasta que Dinamarca y Mikkel Hansen, otra vez, se interpusieron en semifinales, en un partido que se escapó en un lanzamiento al larguero. Sin embargo, la selección española no se fue de vacío, ya que aprovechó el cansancio y las lesiones de Francia para conseguir el bronce ante una de sus habituales bestias negras. En diciembre, llegó el turno del Mundial femenino, disputado en España. La selección aprovechó su condición de anfitriona para disfrutar de un camino plácido, libre de aspirantes reales a medalla antes de semifinales. La cruda realidad se presentó en la pelea por las medallas, en las que salieron a relucir las carencias, los balones perdidos y la falta de relevo para veteranas como Carmen Martín o Sandy Barbosa. Noruega y Dinamarca aprovecharon todas las limitaciones de España para vencer de manera contundente y apartarla de las medallas. El cuarto puesto es un resultado poco realista de la situación actual del balonmano femenino. Si se hubiera disputado el torneo fuera de España, resultaría muy difícil que llegara a cuartos de final. También acabó con amargura el Mundial de fútbol sala. España fue apeada en la prórroga por Portugal tras desperdiciar un 2-0 y quedó de manifiesto que ya no es la principal potencia continental. Los lusos ocupan el lugar que disfrutó España durante veinte años y reinan en este deporte bajo el mando de Ricardinho, que apura sus últimos años de carrera. El consuelo lo ofrece el hockey patines, ya que España recuperó en Portugal el cetro europeo.

Fuente: dongols.com

Quizá, una de las noticias deportivas de mayor impacto en España fue la eclosión definitiva de Jon Rahm. Ya estaba situado como uno de los mejores golfistas del mundo, pero su consagración definitiva llegó en el US Open, el major más adverso para los jugadores europeos. En la jornada decisiva aguantó el tipo pese a que resistían los birdies, pero en los hoyos finales apareció el talento innato del jugador de Barrika. Dos putts sensacionales en los hoyos 17 y 18 le permitieron firmar sendos birdies para ganar el torneo. Rahm se convertía en el primer golfista español que ganaba el US Open, donde ni el mismisimo Severiano Ballesteros tuvo opción alguna de triunfo. Un éxito que le catapultó a lo más alto de la clasificación mundial y desató un impacto entre los aficionados españoles como no se conocía desde la irrupción de Seve. Sus triunfos le dieron a Jon Rahm galones de sobra para liderar el equipo europeo de Ryder Cup en Whistling Straits, pero no pudo hacer nada para evitar el naufragio ante uno de los equipos más poderosos que haya presentado Estados Unidos. De nada sirvió la buena conexión con Sergio García, poco pudo hacer por un equipo con demasiados jugadores en declive o sin entidad para hacer frente a los Morikawa, Dechambeau, Dustin Johnson, Koepka, Spieth, Justin Thomas, Finau y compañía, que lograron una paliza histórica por 19-9. Tiene pinta de equipo capaz de establecer una larga hegemonía.

En los deportes de invierno, Mikaela Shiffrin dejó atrás sus problemas físicos y personales del año anterior para regresar a lo más alto de la Copa del Mundo y ratificar que es la referencia del esquí femenino pese al ascenso de la eslovaca Vlhova , Laura Gut y las italianas en las pruebas de velocidad. La indefinición de liderazgo en categoría masculina permitió a Alexis Pinturault alzarse con el Globo de cristal, aunque no fue capaz de superar a la armada austriaca en los Mundiales. En esquí de fondo, la vida sigue igual. Dominio aplastante de Noruega en los Mundiales, con Johannes Klaebo y Therese Johaug como dominadores incontestables de este deporte. Una clara hegemonía que también se ha trasladado al biatlón y que es un dato a tener en cuenta en los Juegos Olímpicos de invierno que se disputarán en febrero en Pekin. Por último, dominio claro de Polonia en el trofeo de los Cuatro Trampolines, como Kamil Stoch como gran triunfador tras vencer en las dos últimas pruebas, en Innsbruck y Bischoshofen.

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