2021 supuso el punto y final al capítulo más brillante y hermoso del baloncesto español. El cierre definitivo a una generación dorada que elevó este deporte a cotas inimaginables y escribió sus últimas líneas en la lejana Tokio. En la capital japonesa celebró su último baile Pau Gasol, que tenía señalada en rojo la cita olímpica como el mejor lugar para la despedida, en busca de una última medalla con la selección española que pusiera la guinda a un palmarés excepcional. Las lesiones le habían dejado en el dique seco durante dos años, hasta el punto de sembrar serias dudas sobre su futuro como jugador, pero no estaba dispuesto a abandonar el baloncesto en silencio, lejos de una pista. Una vez completada la recuperación de su pie, volvió a casa para recuperar su nivel competitivo en las filas del Barça, su club de formación y con el que saltó a la fama. Dos meses de alta exigencia con la vista puesta en los Juegos Olímpicos, como banco de pruebas ideal, pero su talento fue suficiente para deleitar con un estado de forma más que digno. Hizo más que ayudar en el título de Liga ACB y el subcampeonato europeo que cosechó el equipo azulgrana en los dos meses que estuvo en la plantilla, con números destacables en pequeñas dosis. La etapa de fogueo le reportaba un nuevo trofeo que añadir en su carrera, pero el gran objetivo estaba en un último viaje a las estrellas con sus amigos y compañeros en el Lejano Oriente.
Visto el rendimiento ofrecido por Pau Gasol, no quedaba duda alguna sobre que Scariolo contaría con el de Sant Boi en los Juegos Olímpicos. Pau y once más, el séquito de antiguos compañeros y nuevos elementos que le acompañarían en su última gran competición. Apenas hubo sorpresas en la lista del seleccionador. No faltaban los habituales Ricky Rubio, Sergio Rodríguez, Llull, Rudy, Claver o su hermano Marc. Tampoco los Hernangómez, ya asentados en la selección, y Abrines y las únicas novedades estaban en los madridistas Abalde y Usman Garuba. La preparación estuvo acompañada de buenos resultados y sensaciones, con una doble victoria de mérito ante Francia y con la derrota contra Estados Unidos en suelo americano como único traspié. Sin embargo, en el primer amistoso contra los galos cayó lesionado Juancho Hernangómez, llamado a ocupar el puesto de alero titular. Pese a que nunca se le descartó y parecía que se recuperaría a tiempo, el veto de los Minnesota Timberwolves, interesado en mantenerle sano para su inclusión en un futuro traspaso, le privó de la cita olímpica. Scariolo tuvo que llamar como sustituto a Xabi López-Aróstegui para completar el equipo antes del comienzo de unos JJOO atípicos, marcados por la pandemia y la ausencia de espectadores en las gradas. El cambio de formato del torneo conllevaba que la primera fase se disputara en tres grupos de cuatro equipos. Japón, Argentina y Eslovenia eran los rivales en busca de un claro objetivo: la primera plaza, que evitaría en el sorteo de cuartos el emparejamiento contra los demás grandes favoritos a medalla.
El enfrentamiento contra los anfitriones se presentaba como el partido más cómodo a priori y las expectativas se cumplieron sin sobresaltos. Un parcial de 20-2 en la primera mitad le permitió a España manejar diferencias superiores a los veinte puntos hasta el último cuarto, cuando la relajación permitió a los NBA Rui Huchimura y Watanabe maquillar el marcador a golpe de triple hasta dejarlo en el 77-88 final. Pocas conclusiones más allá de la confirmación de que Ricky Rubio era el nuevo líder indiscutible sobre la pista y que la selección jugaba al son que tocaba. Argentina, en la reedición de la final del pasado Eurobasket, debía ser una prueba más exigente, pero los hombres de Scariolo comenzaron fríos y poco concentrados, perdiendo siete balones en un primer cuarto errático y permitiendo que el discutido Laprovittola anotara con una facilidad pasmosa. La mejor noticia era que los argentinos no conseguían una diferencia holgada. Una mejor defensa y la búsqueda de los pívots en la zona, el punto flaco de la albiceleste, fueron suficiente para irse cinco arriba al descanso, aunque preocupaba el dominio rival en el rebote ofensivo (ya se empezaba a sospechar que Marc Gasol arrastraba una baja forma alarmante). La victoria caería por inercia en la segunda mitad. La exhibición de un Ricky exultante, el cansancio de los bases argentinos y el acierto en la línea de tres sirvió para una escapada definitiva al inicio del último cuarto. Scariolo puso dos bases en pista para controlar los minutos finales y cerrar un triunfo por 81-71 que dejó sombras y luces. La clasificación para cuartos estaba garantizada y el último encuentro se convertía en un duelo directo por la ansiada primera plaza contra Eslovenia.
El campeón de Europa, el equipo de Luka Doncic, el coco que asombraba con cada rutilante actuación individual. Parecía inevitable que el nuevo genio del baloncesto mundial firmara también contra España unos números espectaculares y que lo más lógico era preocuparse que los secundarios estuvieran bajo control, pero Scariolo decidió centrar la defensa en el astro esloveno. Lo cierto es que se realizó un buen trabajo y Doncic estuvo más incómodo de lo habitual. De hecho, ya acumulaba tres faltas en el primer cuarto, pero este problema no fue obstáculo para que los subalternos compensaran su ausencia. Prepelic y Blazic hicieron daño en el tiro exterior, a la vez que el nacionalizado Tobey creaba enormes problemas en el rebote ofensivo. Pese a todo, España se fue al descanso tres puntos arriba gracias a otra gran actuación de Ricky y que se movió mejor en el descontrol. Un gran inicio de tercer cuarto, con Rudy inspirado en el triple, elevó la ventaja a doce puntos y el camino empezaba a aclararse, pero los hombres de Scariolo no aprovecharon el estirón. Los problemas continuos en el rebote y una mala defensa en el perímetro dieron pie a que Eslovenia diera la vuelta al marcador en el último cuarto. De nada servía controlar a Doncic si Cancar anotaba de tres desde la esquina con comodidad y Tobey dejaba en ridículo a los pívots españoles. Ricky tomó la responsabilidad, se jugó todos los tiros en los últimos minutos, pero en la fase decisiva del encuentro faltó acierto para pelear el triunfo. La derrota por 87-95 enviaba a España a la segunda plaza y a enfrentarse a un cabeza de serie. No acompañaría la suerte en el sorteo, que le deparó el premio gordo: Estados Unidos. Las medallas empezaban a convertirse en una quimera.
Estados Unidos había llegado a los Juegos Olímpicos con un equipo B y las dudas que dejaron las derrotas en la preparación contra Nigeria y Australia, acrecentadas tras el tropezón en el debut en Tokio ante Francia. De todos modos, no tuvo problemas para acabar segunda de grupo y entrar en el bombo de los cabezas de serie tras despachar con sendas palizas a Irán y la República Checa. No era la mejor versión de las estadounidenses, pero batir a un equipo que cuenta con Kevin Durant, Jayson Tatum, Damian Lilliard, Devin Booker, Zach Lavine o Khris Middleton, entre otros, se convierte en un desafío al filo de lo imposible. Sin embargo, Estados Unidos dejó durante la primera mitad una imagen de equipo deslavazado, sin guion y en el que cada uno hacía la guerra por su cuenta. Se comportó como una banda de la peor ralea y España aprovechó el desorden para volar sobre la pista al ritmo que marcaba Ricky. La diferencia llegó a los diez puntos avanzado el segundo cuarto gracias a los triples de Sergio Rodríguez y el buen trabajo de Willy Hernangómez bajo tableros, pero la selección se olvidó de defender minuto y medio, tiempo suficiente para que el talento de los estadounidenses dejara el partido igualado a 43 al descanso. Daba mala espina, era complicado que los hombres de Popovich pudieran jugar peor que en la primera mitad, y los malos presagios se cumplieron. El vigor físico de los jugadores americanos llevó al colapso el juego ofensivo de España, a la que le costaba horrores anotar. Por contra, el tiro exterior rival funcionó a la perfección en la segunda parte, con especial protagonismo para Kevin Durant. Las lesiones le han restado protagonismo, pero cuesta encontrar un jugador con más clase en la última década. Su fina muñeca se convirtió en un arma letal para las opciones de la selección española, que tiró de arrestos para no despeñarse antes de tiempo. La dirección de El Chacho y un quinteto más defensivo redujeron a seis la desventaja cerca del final del tercer cuarto, pero dos balones que se salieron de dentro acabaron con cualquier esperanza. Estados Unidos no perdonaba, siempre aparecía Durant en modo ejecutor para despejar cualquier duda. De nada sirvió que Ricky Rubio firmara su mejor partido como internacional y anotara 38 puntos. Fue una pelea en solitario contra toda una división acorazada, una muestra de orgullo baldía mientras Pau Gasol presenciaba en el banquillo la inexorable cuenta atrás hacia el final del sueño.
El 81-95 final acabó con las opciones de medalla de España y significó el final de la etapa más bella del baloncesto nacional. A la finalización del encuentro, los hermanos Gasol confirmaban su adiós a la selección. Poco después, Sergio Rodríguez anunciaba que el partido contra Estados Unidos fue el último como internacional. Había terminado definitivamente un sueño de veinte años que llevó a la selección española a la vanguardia de este deporte. La incertidumbre se arrojaba sobre un futuro incierto. Los comentarios más agoreros de algunos especialistas predecían una travesía por el desierto y la ausencia previsible en futuros Juegos Olímpicos o, quizá, Mundiales, pero parecen predicciones demasiado catastrofistas. Pese al arrinconamiento en la competición nacional, el nivel medio del jugador español es muy apreciable, como quedó de manifiesto en las últimas ventanas FIBA en las victorias abultadas contra Macedonia del Norte y Georgia. Seguramente, España ya no parta entre los principales favoritos al podio, pero hay mimbres para competir con garantías. Mientras se despeja el horizonte futuro, aún quedaba resolver la duda sobre el futuro de Pau Gasol. Se tomó su tiempo para decidirlo, si continuaba un año más para despedirse sobre la cancha de unos aficionados que volverían a poblar las gradas o ponía el cierre a su carrera deportiva. Un dilema que se resolvería el 5 de octubre. En el Liceu de Barcelona, referente artístico por excelencia en la ciudad, uno de los mayores iconos del deporte español anunciaba su retirada definitiva. Acompañado de familiares, amigos y compañeros se despedía de todos los aficionados una leyenda que cambió el baloncesto en España. Con el adiós de Pau Gasol, se ponía fin a la historia más bella en este deporte.
Este año también significó el final de una etapa irrepetible para el baloncesto femenino. En verano había doble cita para la selección española: Eurobasket y Juegos Olímpicos. En la cita continental defendía título en casa, en Valencia, como preparación para la cita en Tokio y como vía para asegurar su presencia en el próximo Mundial. Sin embargo, el Europeo comenzó torcido con los positivos por coronavirus de Alba Torrens y Tamara Abalde y se complicó más si cabe tras caer el debut contra Bielorrusia (51-53) en un partido perro que España no supo gestionar. Pese a vencer de forma contundente a Suecia (76-55) y Eslovaquia (93-61), la derrota inicial relegó a la selección española a la segunda plaza que le obligaba a pasar por octavos de final. Fue un simple trámite, ya que Montenegro no causó ningún problema y fue derrotada por 78-51, pero el verdadero castigo estaba en un cruce más exigente de lo esperado en cuartos. Serbia era una auténtica piedra de toque en el camino hacia las medallas, un equipo veterano y rocoso que planteó el partido duro que se esperaba. España se plantó en la recta final con una ventaja de seis puntos que podía ser suficiente, pero alguna decisión errónea de Lucas Mondelo, como mantener a una errática Queralt Casas en pista, y un tiro libre errado por Ouviña envió el partido a una prórroga en la que se diluyó como un azucarillo. Brooks y Vasic se encargaron de enviar a la lona a la selección española, que cedía su trono europeo tras caer 64-71 ante las futuras campeonas. Un golpe anímico antes de afrontar un partido contra Rusia con una plaza en el PreMundial en juego. El buen comienzo ante las rusas se fue torciendo cuando éstas consiguieron que el partido tomara un tono físico que no le convino nada a España y que agravó los problemas en el tiro exterior y la falta de liderazgo sin Torrens. Pese a que no faltó orgullo y Leo Rodríguez y Maite Cazorla alargaron la pelea hasta el final, el 74-78 dejaba fuera del Mundial a la selección española salvo que se proclamara campeona olímpica. Con Estados Unidos de por medio se antojaba en una posibilidad inexistente.
Un mes después, España afrontaba los Juegos Olímpicos con el mal sabor de boca que había dejado el Europeo. Al menos, Alba Torrens sí estaría en Tokio como arma fundamental para pelear por una medalla más antes de la etapa de transición inminente que debía afrontar la selección. El debut contra Corea del Sur no tuvo nada de plácido, ya que las surcoreanas estuvieron dentro del partido en todo momento. La superioridad de la pareja interior formada por Astou Ndour y Laura Gil ventiló un partido muy indigesto (69-73) y que exigía una clara mejoría contra Serbia. La revancha del pasado Europeo no tuvo buena pinta durante los tres primeros cuartos, en los que la campeona continental impuso su veteranía y la clase de sus principales figuras. No consiguió una diferencia preocupante, pero el ritmo del partido fue suyo hasta que Maite Cazorla reventó el choque con cuatro triples seguidos. Una defensa asfixiante que maniató a las serbias en el último cuarto y el acierto de Alba Torrens certificaron la victoria por 85-70 y el desquite por la derrota sufrida en Valencia. El grupo se cerraba contra Canadá, un equipo en auge en los últimos años y que plantó cara hasta el descanso. El gran rendimiento de Ouviña en la dirección y los estragos causados por Ndour y Laura Gil en la pintura permitió a España manejar diferencias entre los 15 y 20 puntos, que solo redujeron las canadienses en los minutos finales con todo decidido. La selección española acababa líder de grupo tras sumar su tercera victoria (66-76) y se vería las caras con Francia en el fatídico cruce de cuartos. Un enfrentamiento clásico por las medallas en la última década que casi siempre caía del lado de España. Esta vez el partido se puso complicado desde el inicio. El poderío físico de las galas abrumó a un equipo que, de por sí, tiene problemas recurrentes para anotar desde fuera. Suficiente tuvo con lograr que no se marcharan antes del descanso las francesas, que disfrutaron hasta de catorce puntos de ventaja con Johannes en plan estelar. Para colmo, Alba Torrens estaba cargada de personales. Sin embargo, una defensa seria, la aportación de Ndour en la zona y la anotación puntual de María Conde pusieron a España tres arriba a falta de tres minutos y medio. Una pequeña ventaja que se fue al traste con la decisión absurda de Mondelo de sentar a Ndour, lo que permitió a Francia recuperar la delantera. Una canasta inverosímil de Johannes, otra errada sola y bajo el aro de Laura Gil y un balón perdido acabaron con las opciones de España, que cedía por 64-67.
Un mal año que supone un descenso de categoría del baloncesto femenino español, que pasa de ser considerada la segunda potencial a quedar fuera del próximo Mundial y abocado a un relevo generacional en apenas un año. Lucas Mondelo fue cesado tras la derrota ante Francia, tanto por sus decisiones discutibles como por las declaraciones de trato deshonesto y fuera de lugar del ex-seleccionador por parte de antiguas jugadoras como Anna Cruz o Marta Xargay. Además, los Juegos Olímpicos supusieron la última cita internacional para Laia Palau, santo y seña del baloncesto femenino y que abandonaba la selección a sus 41 años, aunque aún se mantiene en activo en Girona. Miguel Méndez, nuevo seleccionador y entrenador de reputada carrera, será el encargado de llevar a cabo la renovación esperada y pulir a las jóvenes que van llegando. La ausencia en el Mundial supondrá un parón de dos años sin partidos de alto nivel competitivo, un hándicap nada desdeñable para la juventud. Ya ocurrió lo mismo hace diez años cuando España no acudió a los Juegos de Londres y al año siguiente se proclamó campeona de Europa, pero no es el punto de partida ideal. Talento hay de sobra y el trabajo en categorías inferiores es modélico desde hace muchos años, pero la amenaza de una transición más larga de lo deseado está ahí presente.
En cuanto a los clubes, podemos estar ante el comienzo de un nuevo ciclo en el baloncesto español que suponga el regreso del Barça a la hegemonía tras años de dominio del Real Madrid. La Copa disputada en el Palacio de los Deportes supuso el primer golpe de autoridad una vez superado el sobresalto en cuartos contra Unicaja, al que batió en la prórroga tras remontar veinte puntos y en un final polémico por una posible falta sobre Abromaitis en el último segundo. Sacó a relucir los problemas de anarquía de los bases de Baskonia en semifinales con una defensa impecable que desquició al equipo vitoriano y le bastaron veinte minutos para liquidar en la final a un Real Madrid agotado por dos eliminatorias exigentes y perseguido por los problemas físicos. Un triunfo rotundo (73-88) que le situaba como el gran favorito al título de Liga ACB, aunque todas las miras estaban puestas en el ansiado título de Euroliga, el gran objetivo marcado por el ambicioso proyecto azulgrana. Sufrió de lo lindo para plantarse en la Final Four, ya que tuvo que agotar el quinto partido de una eliminatoria llena de trampas tácticas con el Zenit de Xavi Pascual, pero el Barça se encontraba a dos partidos de levantar el cetro continental. En semifinales esperaba Armani Milán, del que se deshizo con solvencia en los dos partidos de Liga Regular, pero que le exigió al máximo después de un mal tercer cuarto en el que sufrió la puntería de Punter en el tiro de tres. La lesión de Calathes en el último cuarto añadió mayor dramatismo a un desenlace que ambos equipos tuvieron en sus manos, pero mientras que Punter erró su último triple, Higgins no perdonó desde cinco metros en el último segundo y se convirtió en el héroe del pase a la final (84-82). Ya sólo le separaba del título Efes Pilsen, la bestia negra que tenía tomada la medida a los azulgranas. Un gran primer cuarto, en el que alcanzó los diez puntos de ventaja, disparó el optimismo entre los culés hasta que la pareja mágica del equipo turco lució en todo su esplendor. Larkin y Micic, los dos bases que marcan el paso en el baloncesto europeo, volvieron a oficiar de verdugos del Barça, que se aferró a Higgins y el instinto de supervivencia para que el choque llegara igualado a cinco minutos del final, pero que no pudo hacer nada en la recta final ante el inagotable talento de este dúo diabólico. Ambos fueron los máximos responsables del triunfo de Efes Pilsen (81-86), que lograba su primera Euroliga y se cobraba la deuda de la pasada temporada. El cielo tendrá que esperar para el barcelonismo.
Los hombres de Jasikevicius debían dejar atrás la decepción en Colonia para perseguir el doblete con la consecución de la Liga ACB, donde era el máximo favorito aunque el Real Madrid acabara líder la Liga Regular. Las consecuencias de la pandemia obligaron a que todas las eliminatorias de los playoffs se disputaran a tres partidos y el Barça los tuvo que agotar tanto en cuartos contra Joventut como en semifinales ante CB Canarias, pero siempre disipó las dudas con un encuentro decisivo en el que arrollaba por completo a su rival. Debía estar más entonado fuera de casa, ya que no contaba con el factor campo en la final contra el Real Madrid, pero no le supuso ninguna dificultad. En el primer encuentro, solo le concedió al equipo blanco llegar con el marcador igualado al descanso. En el tercer cuarto, un recital anotador de Higgins y una defensa ejemplar marcaron las diferencias (75-89). Nadie tenía duda de que la temporada no se alargaría más allá del siguiente partido en el Palau Blaugrana. Al Real Madrid nunca le falta orgullo ni carácter competitivo. Fue capaz de sobreponerse a la marcha de Campazzo y Deck a mitad de temporada, a las lesiones de Randolph y Thompkins, a dos positivos por coronavirus antes de comenzar los playoffs y que estuvieron a un paso de dejarle fuera de competición. Un espíritu indomable que le permitió alcanzar dos finales y poner contra las cuerdas a Efes Pilsen en cuartos de final de Euroliga, pero ni los recursos ni las fuerzas le daban para resistir más tiempo a una máquina arrolladora que le aplastó desde el comienzo en el segundo encuentro e impuso su autoridad sin miramientos (92-73). Siete años después, el Barça recuperaba el título de Liga ACB y se apresta a iniciar un nuevo ciclo, aunque el rearme del Real Madrid el pasado verano promete una dura pelea. De hecho, el equipo blanco se hizo con el primer título oficial, la Supercopa, tras el inexplicable desplome de los azulgranas en el último cuarto.
En cuanto a la Liga femenina, Salamanca vuelve a ostentar el poder del baloncesto español tras un nuevo título de Perfumerías Avenida. Esta vez el rival no fue el Girona, con el que comparte el duopolio de la última década y al que batió en semifinales, sino el pujante Valencia Basket, que atesora la columna vertebral de la selección española y lanza el desafío de un tiempo nuevo en el baloncesto femenino. Donde no cambian las cosas es en el Viejo Continente, dominado con puño de hierro por el inevitable UMMC Ekaterimburgo, plagado de estrellas y que no dio opción esta vez a Perfumerías Avenida, que regresa a la élite continental pero se encuentra un paso por detrás del indiscutible dictador del baloncesto europeo. Por otro lado, Valencia Basket confirmó su auge con su triunfo en la segunda competición europea, la Copa Europea, tras batir en un apretado final (82-81) a Reyer Venecia. Un indicio inequívoco de que los clubes españoles han recuperado su importancia en Europa, perdida tras los estragos de la crisis económica que obligó a emigrar a muchas jugadoras al extranjero.
Mejor equipo baloncesto FIBA 2021
- Efes Pilsen (43%, 3 Votes)
- Selección USA femenina (29%, 2 Votes)
- Selección USA masculina (14%, 1 Votes)
- UMMC Ekaterimburgo (14%, 1 Votes)
- Barça (0%, 0 Votes)
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