” Relato de un náufrago que estuvo diez días a la deriva en una balsa sin comer ni beber, que fue proclamado héroe de la patria, besado por las reinas de la belleza y hecho rico por la publicidad, y luego aborrecido por el gobierno y olvidado para siempre”. (Título completo de Relato de un náufrago de G. G. Márquez)
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Cuando la obsesión por la derrota te visita permaneces en un estado hipnótico donde no queda memoria, el tiempo para cambiar de dirección se consume rápido y la historia se toboggan gonflable convierte en una fascinación mordaz por escapar de esa superficie. La duda ocupa tu casa pero no la ves, ni la oyes, forras con recuerdos los oidos y la vista, aunque te vas dando cuenta que te desplazas de habitación en habitación hasta que te encuentras mirando el árbol del jardín y buscas algo nuevo que comprar.
Un chasquido de cascanueces en el tobillo contra el parquet ilustre del Garden y todo se encadena con rapidez en una progresión de sucesos: la sangre y la arquitectura del hueso al desguace, el dolor intenso de varias operaciones, un calabozo dorado con muletas barnizado de agnósticos, muchos que se dan la vuelta, ruido regalado por los que atiborraban de aprecio, por los que lucían orgullosos tu nombre a su espalda, y kilos de incertidumbre, decenas de kilos de incertidumbre que no sabes cómo sacudirte. Tres años de aquéllo y aún quedan restos del naufragio: un tiro de tres, criterio para poner el cuerpo y signos de lentitud en las reacciones. Evidentes muestras de lentitud y un salto que es un grano de arena. Dudas, críticas, análisis y contraanálisis de tu valía tapizan lo que eras, y te obcecas, y sigues y no estás, pero no te has ido, y no lo sabes pero sólo te queda la astucia y la experiencia del marinero viejo.
Una vez despojado del verde, de la Piazza dei Signori de Treviso, de la sombra fugaz de la Abadía de Santa Ana en verano, el rojo y el blanco me han sentado cada vez peor. Es difícil entender que buena parte de mis éxitos se liguen a esos colores, a mi curva descendente. Podéis leer muchas explicaciones a ese hecho, dejo a vuestro criterio escoger la que más os guste. Defenderse es absurdo, las conclusiones de cada uno son el reflejo de su cámara, de la manera que tiene de filmar la vida. Sin embargo, a pesar del horizonte perdido, consigo regresar a Macondo cada agosto. Y Macondo no es un lugar, es un tiempo, un concepto extraño de simetría, una manera de ver moverse a cinco en una pista, una forma de observar como se completa un ritual, el lugar donde los actores llevan zapatillas, nadie traje ni corbata, nadie barba, nadie pizarra. Es Saitama, Pekín, Polonia, las hermosas condenas, los lugares donde salimos a buscar entre las montañas el mar, un tiempo de ilusión en algo que no existe. Sí, ya no existe, eso dicen, aunque Pablo venga a rescatar la balsa y se empeñe en lo contrario, en que tal vez existe, porque quemar a los herejes antes de encender la hoguera únicamente está en manos del hado.
A pocas horas de despejar la nueva incógnita, con el teclado sonando de fondo y fotogramas de partidos recorriendo como un rayo la retina, reflexiono brevemente lo vivido y me declaro incapaz de determinar cuál es el ángulo de la vidriera, si caleidoscópica por dentro, si opaca por fuera. En este momento, metido de lleno en el punto de no retorno, donde el pasado pierde jurisdicción, donde nadie cree en los náufragos, se multiplica y agranda la duda. Saco el libro de nuestra historia y repaso el inicio:
” Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho jeux gonflables de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”. (Fragmento inicial de Cien años de soledad de G. G Márquez).
Una vez más contra la pared, contra la madera y el caprichoso aro, contra el pase helénico y la cuna del oficio, pero sobre todo contra el espejo. El espejo que forma una red de reflejos con 12 fragmentos.
A través de la ventana y sorteando la luz de las farolas se puede ver el Bósforo. La orilla se insinua y genera la metáfora, falta saber si tendremos fuerzas.
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9 Comments on "GA(R)BO, 40 MINUTOS DE SOLEDAD"
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Precioso, Ballard, precioso. Es curioso e injusto cómo reescribimos la historia basándonos en recuerdos cercanos, en la frustración pasiva desde el salón de nuestra casa y en la necesidad egoísta de reafirmar nuestras opiniones actuales. Jorge ha sido un valiente toda su carrera. Con 16 años se marcha a Vitoria y se hace hombre y jugador allí, a la sombra del Baskonia. Cuando Sergio Scariolo llega allí, Jorge tiene 20 años. Lo moldea a su gusto y es puntal desde el banquillo de aquel equipo subcampeón de la ACB por obra y gracia de Joan Creus. También obtendría allí sus… Read more »
Amigo JBallard: Joder, me vas a convencer que Garbajosa es bueno…qué bien escribes, doctor!!! Pero de tu “amigo” Mumbrú no dirás nada? jajaja! Ya sabéis que a mi Jorge no es de mi agrado desde que se lesionó en Massachussets, considero que el extraordinario jugador de antes de la lesión no volverá a rendir igual. Yo le comprendo, tengo problemas de rodilla y sé lo que se sufre… Pero como ya he expresado en el blog, me encantaría que el bueno de Ga(r)bo me haga tragar todas mis críticas si consigue alguna medalla en el Campeonato del Mundo. Sería uno… Read more »
Gran análisis.
La labor de Garbajosa no será reconocida hasta que se retire. Cuando lo haga, le echaremos de menos.
Si Señor, Ballard, grande en el fondo y en la forma. Precioso el “homenaje” a mi paisano. Si, estoy convencido que “Garbo”, no es el que era. No es rápido, no tiene “piernas” como antes (la última canasta de Kleiza en el partido ante Lituania es un buen ejemplo), rehuye en muchas ocasiones el “saltar” ahí abajo, donde se pelean los rebotes…pero como venimos manteniendo desde que empezó el campeonato, es de esos jugadores con los que un entrenador quiere contar. Un nexo de unión (y a veces control) del nucleo del vestuario. Uno de esos “veteranos de guerra” curtidos… Read more »
Muy bueno Ballard, muy bueno
¿Soy yo el único que piensa que Garbajosa está siendo, junto con Rudy , los que mejor están? (hasta el partido de octavos donde han dado todos un paso adelante)
Navarro, Felipe y Marc están por debajo de su nivel, como Ricky y Llull, y el resto está un peldaño por debajo de éstos.
Excepción en los últimos partidos… Fran está despertando
¡Qué gran final Ga(r)bo! Eres un gran marinero.
Estoy preparando la continuación, memorias de mis putas tristes. Ese será más ácido.
Mañana os contesto a via, tiowilly, anónimo, shinchan y cap. Muchas gracias por vuestros coomentarios.
Hoy hago pública y con la cabeza alta mi más sincera felicitación a Garbajosa.
Via, precioso addendum. Has resumido mejor que yo su trayectoria. Siempre ha sido un tipo valiente y en un momento determinado, un jugador que marcó las diferencias con su estilo y su posición en el camp. Gracias. tiowilly, lo de Mumbrú requiere un análisis pormenorizado. Negó a la Penya dos veces, le falta una como a San Pedro. Todo se andará. Aunque hay que admitir, que era lo único que existía en España como tres después del Capi. No está nada mal. Y Garbo fue un grandísimo jugador, sus prestaciones han bajado como es lógico, pero hay que acordarse de… Read more »
anónimo, así es. Cuando no esté se le mentará. No cabe duda. Un clásico en los humanos.
shinchan, como bien dices, es un veterano de guerra y tiene una función muy determinada pero muy importante. Así fue, ayer no le tembló la mano. Los triples suyos metieron a España en el partido. Gracias a ti hombre por leerlo!!
cap, pienso como tu. Tendremos que defenderlos. No pasa nada, batallas mayores se han librado. Gracias por el comentario.
flagrant, ídem.