El regreso a una final europea del Barça, once años después, tuvo un desenlace amargo para todos los culés. No pudo con un Efes Pilsen cuyo potencial ofensivo está un punto por encima de todos en Europa, incluido el enorme arsenal con el que cuenta el equipo azulgrana, y que llega a lo más alto del baloncesto continental bajo los designios de una pareja de bases absolutamente diabólica, la más poderosa que recuerdo. Micic y Larkin oficiaron de verdugos en una final larguísima y de un alto desgaste. El claro dominio del Barça en el primer cuarto poco tuvo que ver con el desarrollo posterior del partido. No se adaptaron los azulgranas al juego enfangado del segundo periodo, tan duro de tragar como un bocadillo de tornillos. Tampoco encontró el freno para las dos diablos de Efes Pilsen cuando aparecieron en todo su esplendor tras el descanso. Ni lo consiguieron en el despegue del equipo turco en el tercer cuarto ni su apoteosis final en los últimos minutos una vez finalizada la remontada de los azulgranas. Al final, dobló la rodilla ante un contrincante que le tiene tomada la medida desde hace tres años y que se convierte en el segundo campeón europeo del baloncesto turco. Cayó en la final hace dos años, asistió resignado al final abrupto de la Euroliga cuando lideraba con autoridad la competición el año pasado, pero no se le escapó su pieza a la tercera oportunidad. Seguramente, se discutirán algunas decisiones de Jasikevicius o el rendimiento de algún jugador clave, pero el barcelonismo siente puro dolor ante una derrota de las que se acusan durante tiempo.
LA FINAL
Barça 81 – Efes Pilsen 86: Pese a su lesión en el tobillo, Calathes formó en el quinteto inicial diseñado por Jasikevicius. Su estado físico real era una incógnita, pero no hizo falta mucho tiempo para comprobar que no estaba para disputar este partido. Apenas influyó en un partido en el que los bases tendrían un papel crucial. De hecho, Micic no tardó en conectar dos veces con Sanli para esfumar de un plumazo la primera ventaja azulgrana. El pívot turco se convirtió en el único referente ofensivo durante los minutos iniciales y anotó los ocho primeros puntos de Efes Pilsen. En defensa era otra historia, ya que Davies (17 puntos, 11 rebotes, 18 de valoración) le superó con dureza y determinación en las inmediaciones del aro. Ambos equipos cuentan con el mayor potencial ofensivo de Europa, pero el encuentro transcurría por un escenario trabado, propio de los tiempos de dominio del baloncesto control. No se sintió incómodo el Barça, que supo defender y mantener a raya a la principal amenaza de Efes Pilsen, su diabólica pareja de bases. Sin la aportación de Micic y Larkin el ataque turco no funcionaba en absoluto. Todo se redujo a acciones individuales que finalizaban en penetraciones sin ningún éxito. Todo salía a pedir de boca para el Barça, que tomaba distancia desde la salida de Kuric a pista y que establecía su máxima ventaja con un 2+1 de Bolmaro al inicio del segundo cuarto (25-15, min 11). El dominio azulgrana era claro, pero como ocurrio tras el descanso contra Olimpia Milán cayó en una fase desconcertante que varió la final de forma muy negativa. A dos balones perdidos de forma absurda siguió una falta antideportiva de Bolmaro sobre Larkin que costó cinco puntos. Curiosamente, la reacción rival llegaba con la presencia en la cancha de Pleiss. Ataman apostó por él, habida cuenta que Sanli tenía dos faltas y Dunston estuvo despistado cuando entró por el pívot otomano, pero nadie esperaba que oficiara de extraño revulsivo. El Barça trató de aguantar desde el tiro libre, pero el nulo acierto en el tiro exterior le conducía hacia un túnel muy largo y del que no se divisaba una salida. Estuvo ocho minutos sin anotar un tiro de campo, tiempo suficiente para que Larkin (21 puntos, 3 asistencias, 10 faltas recibidas, 28 de valoración) sacara personales a todos sus defensores con una facilidad pasmosa y diera la vuelta al marcador desde el tiro libre.
El 0-12 de parcial que conseguía Efes Pilsen colocaba entre las cuerdas a los de Jasikevicius (29-36, min 19), que suficiente tuvieron con salvar los muebles al descanso gracias a la aparición de Kuric en el último minuto. Al fin y al cabo, todo quedaba por resolver tras un primer tiempo interminable, pero el partido se tornó feo cuando en la reanudación apareció la mejor versión de Micic. Apenas dio señales de vida en los primeros veinte minutos, pero el descanso le refrescó las ideas y apareció su lado más resolutivo. Penetró una y otra vez hacia canasta, con la facilidad y elegancia que le han convertido en el mejor jugador de la temporada. Aunque el equipo turco entró rápido en bonus, apenas concedió ocasiones para que los azulgranas acudieran a la línea de tiros libres. El panorama se ponía muy oscuro, puesto que Micic y Larkin hacían estragos en la defensa culé, sin nadie que osara poner freno a la genialidad de los dos bases (41-52, min 24). El Barça capeó el temporal como pudo. Primero, Kuric (18 puntos, 2 asistencias, 18 de valoración) se ocupó de que el destrozo no fuera a más. A continuación, Higgins (23 puntos, 2 rebotes, 23 de valoración) se convirtió en el principal baluarte y lideró la resistencia desde la línea de tres. Pese a todo lo que caía, el Barça seguía vivo en el partido, la premisa necesaria para pensar en la remontada ante un rival que sufre frecuentes ataques de nervios en la recta final. Le pudo volver a ocurrir cuando se empeñó en seguir lanzando triples cuando no tenía el día en el perímetro. Mientras, en el lado azulgrana empezaba a dar señales de vida Mirotic, desapercibido tras una primera parte en la que no anotó. Dos balones perdidos frenaron momentáneamente la remontada, pero el rebote ofensivo y la mala defensa de Sanli le dieron la oportunidad al Barça de empatar el encuentro (69-69, min 35). Lo había conseguido, llegaba en el lugar adecuado a la recta final del encuentro, dispuesto a meter el miedo en el cuerpo a Efes Pilsen. Ataman echó mano de Micic, aunque el base serbio tenía cuatro faltas y restaban cinco minutos. No le quedaba otra que arriesgar, pero la jugada le salió perfecta. Micic (25 puntos, 5 asistencias, 18 de valoración) supo cuidarse bien, a la vez que sembraba el pánico en cada ocasión que atacaba el aro del Barça. Indetectable, imparable, apoteósico. Micic y Larkin, Larkin y Micic. La pareja terrible, el dúo que se jugaba todo y al que la moneda siempre le salía cara. Ambos destruyeron todas la esperanzas del Barça, no tuvieron misericordia en un final de encuentro pletórico. Desde el tiro libre, sellaron en los últimos segundos el primer título de Euroliga de Efes Pilsen, el trono que le esperaba desde hace un año y que ya ocupa con justicia.
TERCER Y CUARTO PUESTO
Armani Milán 83 – CSKA Moscú 73: Los ánimos en el partido que nadie desea jugar se reflejaron en los quintetos iniciales. La presencia de jugadores poco habituales en el cinco inicial, como Bolomboy, Ukhov, Lundberg o Roll, fue patente durante los primeros minutos, dominados por el Armani Milán a partir de su acierto en el perímetro. Sin embargo, varios errores de Roll pusieron por delante a CSKA, que aprovechó los tiros libres para tomar ventaja por primera vez. De todos modos, al conjunto de Messina no le costó responder de inmediato. Dos triples de Moraschini evitaron que el equipo moscovita se marchara en el marcador, pero no que acabara el primer cuarto por delante (20-23, min 10). Messina planteó una zona 3-2 en el segundo periodo y lo cierto es que esta decisión logró despistar a los de Itoudis. La nueva defensa milanista forzó las personales de los jugadores de CSKA y el Olimpia Milán igualaba el marcador con las acciones en la zona de Leday. Las sucesivas acciones de 2+1 mantuvieron el encuentro igualado, aunque faltaba algo de ritmo, circunstancia habitual en un partido tan ingrato. La tónica empezó a cambiar cuando los pívots de Olimpia cerraron bien el aro, por mucho que Shengelia (18 puntos, 9 rebotes, 26 de valoración) tratara de mantener cerca al conjunto ruso. Los tapones de los hombres altos influyeron enormemente en el dominio que ejerció Armani Milán en los minutos previos al descanso (40-32, min 19).
Messina mantuvo la zona en el tercer cuarto, pero CSKA la sorteó mucho mejor en los instantes iniciales del periodo. No le sirvió de mucho, ya que Sergio Rodríguez (14 puntos, 6 asistencias, 16 de valoración) y Roll golpearon desde el perímetro y volvieron a abrir una diferencia suculenta tal como iba el partido (49-41, min 23). Itoudis pidió tiempo muerto con rapidez y su equipo reaccionó de inmediato. 0-8 de parcial que volvió a equilibrar el choque, aunque el equipo ruso desperdició demasiados triples que pudieron ponerle por delante. El mal porcentaje en el tiro de tres terminaría por costarle caro a CSKA, por mucho que Voigtmann lograra anotar dos seguidos que evitaron que el Chacho estableciera otra diferencia preocupante. No iría mucho más allá la resistencia del conjunto de Moscú, ya que los suplentes tiraron por tierra el partido en un nefasto inicio de último cuarto. Especialmente torpe estuvo Antonov, que no dio pie con bola hasta que Itoudis le sentó junto a Strelnieks y Khomenko. Además, el tiro exterior seguía sin funcionar y CSKA se hundía sin remedio tras anotar apenas dos puntos en seis minutos. Demasiada concesión a un rival que había encontrado en Shields un recurso valioso en ataque en el último cuarto. Pese a que los de Itoudis reaccionaron ya era tarde (71-59, min 36). A Armani Milán le bastó con intercambiar canastas para congelar la reacción y llevarse el triunfo. 29 años después, el Olimpia alcanzaba la tercera plaza de la Euroliga, aunque vencer en un partido tan triste ofrece poco consuelo.
Y DIGO YO…:
- Micic, MVP de la Final Four. El último baile del base serbio en Efes Pilsen significó la brillante rúbrica antes de poner rumbo a Oklahoma. Un prodigio de elegancia que lo resuelve todo con una facilidad asombrosa; que hace lo quiere, cuando quiere y como quiere. Tardaremos en verle de vuelta por Europa.
- Entre Micic y Larkin anotaron 46 puntos de los 86 que logró Efes Pilsen en la final, más de la mitad de su anotación. El fiel reflejo de su peso en el equipo turco y que marca la importancia de la lesión en el tobillo de Calathes. Bolmaro no hizo el ridículo, no fue un borrón sobre la pista, pero le falta experiencia para hacer frente a dos bestias de este pelaje que decidieron la final.
- Mirotic acabó el partido con 11 puntos, tras no anotar uno solo al descanso. Cifras magras y decepcionantes para el juego mejor pagado de Europa y que llegó al Barça para liderar un proyecto ambicioso. Siempre le persigue el estigma de que no rinde en los partidos decisivos y en esta final añade otra entrada en una lista de fiascos cada vez más amplia. Nada que ver con el rendimiento ofrecido por Brandon Davies y Higgins, las otras dos grandes incorporaciones de la pasada temporada.
- Hanga apenas ha disputado siete segundos en la final. Un dato sorprendente y asombroso para un jugador que ha rendido a buen nivel esta temporada y aporta siempre buena capacidad defensiva, despliegue físico y tiro de tres. Incluso podía actuar como base improvisado visto el estado físico de Calathes. Difícil que Jasikevicius pueda explicarlo.
- En los últimos once partidos entre Barça y Efes Pilsen, ocho han caído del lado del equipo turco. En apenas tres años, le apartó del camino a la Final Four hace dos temporadas, le derrotó en el Palau Blaugrana el año pasado y esta campaña le venció en las tres ocasiones que se han enfrentado, incluida la final. Se ha convertido en la bestia negra de los azulgranas en la época reciente, su nueva Jugoplastika particular.
- La final ha durado casi dos horas y cuarto sin disputarse prórroga. De hecho, la primera parte duró casi una hora debido a la sucesión de faltas personales. 55 faltas fueron señalizadas y se lanzaron 64 tiros libres entre los dos equipos. Partido eminentemente duro y concierto de pito para un partido interminable, de duración NBA sin tiempo extra y ocho minutos menos. Por momentos, difícil de digerir.
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