Los pronósticos se cumplieron y Efes Pilsen y Barça se clasificaron para la final que esperaban todos los aficionados al baloncesto. El resultado fue el imaginado, pero nadie contaba que ambos equipos tuvieran que padecer hasta el extremo para plantarse en el duelo definitivo por el título. Efes Pilsen estuvo cerca de dilapidar los 21 puntos de ventaja que tenía en la recta final del tercer cuarto, logrados después de casi media hora de juego excelso y vertiginoso que convirtió en una marioneta al hasta ahora campeón de Europa. Sin embargo, volvió a repetir los vicios y mala gestión de los nervios que le costaron dos partidos en cuartos de final y bien pudieron apearle de la ansiada final. Por su parte, el Barça se complicó la existencia tras una muy buena primera parte en la que aprovechó la falta de rigor defensivo de Armani Milán. La mejoría atrás de los hombres de Messina en la reanudación condujo a los azulgranas a un bloqueo ofensivo que le puso contra las cuerdas en el tercer cuarto y a un final de infarto que resolvió Higgins en el último instante. Los dos equipos lograron el objetivo y pelearán por el cetro europeo, pero no sin discurrir por un camino de puro e inesperado sufrimiento.
CSKA Moscú 86 – Efes Pilsen 89: Se repetía la última final disputada en la Euroliga, pero, dos años después, las circunstancias eran bien diferentes. En Vitoria, el equipo turco era el aspirante por sorpresa y ahora nadie ponía en duda el favoritismo de Efes Pilsen en este duelo. Lo demostró desde el salto inicial con un ritmo muy vivo en el que Micic lucía en todo su esplendor. Por otra parte, afloraba una de las armas más poderosas del conjunto de Ataman: su tiro exterior. Efes Pilsen estuvo casi infalible en el tiro de tres durante el primer cuarto; sobre todo Beaubois, letal desde el perímetro con tres triples que cimentaron la amenaza de escapada. La efectividad desde fuera no tenía réplica en CSKA, obligado a lanzar desde lejos ante el buen trabajo realizado por su rival para cerrar la zona, pero sólo logró una pedrada tras otra. Itoudis no encontraba soluciones para frenar el recital de los dos bases de Efes Pilsen, el alma de un equipo convertido en apisonadora cuando Micic y Larkin despliegan todo su talento (24-39, min 14). CSKA conseguía dominar el rebote ofensivo, pero la buena labor en este apartado de Shengelia no servía como bálsamo. Larkin jugaba a sus anchas, cortaba por la zona al gusto para desolación del banquillo moscovita. Los tiros libres mantenían una diferencia muy cómoda, por mucho que Clyburn sostuviera como podía a CSKA dentro del partido. El alero estadounidense, MVP de la última Final Four, acabó la primera mitad con 15 puntos, pero se encontró demasiado solo. De nada servía lucir su amplio repertorio cuando los bases de Efes Pilsen siempre sacaban un nuevo conejo de la chistera. Nada más iniciarse el tercer cuarto, Micic (25 puntos, 6 asistencias, 26 de valoración) anotó un 3+1 que volvía a dejar patente quién era el dueño del partido.
Los de Ataman imprimían una velocidad de juego altísima, con una circulación de balón que CSKA sólo podía mirar con ojos atónitos. A Sanli (19 puntos, 8 rebotes, 25 de valoración) le llegaban auténticos regalos que dejaban el encuentro prácticamente derruido cuando restaba toda la segunda mitad, como quien dice (39-60, min 23). CSKA carecía de respuesta ante una apisonadora a la que salía todo lo que intentaba. Ante tamaña adversidad, Lundberg (15 puntos) empezó a jugarse cada balón que le llegaba. Un gesto de atrevimiento de un secundario que apenas lleva unos meses en uno de los grandes de Europa y no le fue mal, pero Micic sacaba a relucir la frustración rival con sus detalles técnicos, forzando antideportivas a unos rivales hartos de ser ninguneados por uno de los mejores bases de Europa. Aunque Clyburn regresó a pista con el mismo acierto del segundo periodo, no se aventuraba un solo obstáculo en el plácido viaje de Efes Pilsen hacia la final. Sin embargo, unos momentos de relajación al comienzo del último cuarto se plasmaron en un parcial de 10-0 que metió en el partido a CSKA. Ataman abroncó a sus hombres por esa fase de dejadez, pero el equipo ruso vio un hueco para la esperanza. Una pieza importante en la reacción fue Ukhov; jugador con papel residual en la plantilla, pero que resultó fundamental con un par de triples y la intensidad defensiva que contagió al resto de compañeros. Aunque Efes Pilsen respiró momentáneamente con un quinteto pequeño, la presión atrás que imprimió CSKA terminó por bloquear al conjunto otomano. Micic acabó el partido antes de tiempo tras cometer dos faltas en ataque consecutivas. Una muestra del nerviosismo que atenaza a este equipo cuando se planta en el tramo final de partido con el marcador apretado.
CSKA había encontrado un filón en las penetraciones hacia canasta de Clyburn (26 puntos, 7 rebotes, 34 de valoración), el punto fuerte de un jugador que ha recuperado su mejor juego tras un año perdido por lesión. Hackett (17 puntos, 3 rebotes, 17 de valoración) se había hecho con las riendas del encuentro, que ahora discurría coo le interesaba a CSKA. Cada ataque de los hombres de Itoudis terminaba en nuevos puntos, la tónica constante de un último cuarto muy prolífico. Dos tiros libres anotados por Kurbanov pusieron el 86-87 a 1:08 del final y ponían a prueba el estado nervioso de Efes Pilsen, azotado por el mismo tembleque sufrido en los dos partidos que perdió contra el Real Madrid en cuartos. Beaubois se jugó un tiro de cuatro metros forzado, pero Dunston estuvo atento para capturar el rebote ofensivo. Balón para Larkin, dispuesto a oficiar como héroe en la línea de tres. Tampoco anotó y CSKA se encontraba ante la posibilidad de conseguir su primera ventaja y en el momento preciso. Se mascaba la tragedia en el banquillo turco, puesto que llevaba muchos minutos su rival anotando en cada posesión. Sin embargo, ni Clyburn ni Hilliard lograron anotar de tres y Larkin sacó una falta que cerca estuvo de convertirse en antideportiva. Un respiro para Efes Pilsen, pero apenas duró porque el base sólo logró anotar el segundo tiro libre y a CSKA le quedaría una nueva oportunidad. Cómo no, el balón fue a parar a manos de Clyburn, quién si no. Renunció a buscar el camino hacia canasta y lanzó de tres a la mínima ocasión que tuvo. Como ocurriera en su anterior lanzamiento, la moneda salió cruz. Ya no quedaba tiempo para un intento más y la remontada heroica se detuvo justo en la orilla. Efes Pilsen volvió a sufrir un nuevo ataque de nervios en el desenlace, pero estará en la final en busca de su primer Euroliga.
Barça 84 – Armani Milán 82: Ni dos minutos tardó Messina en pedir tiempo muerto. No le gustó nada la puesta en escena de sus jugadores, ni la actitud defensiva, ni el 2-7 de inicio. No quería ni por asomo conceder un margen notable al Barça tan pronto y con el parón consiguió una reacción inmediata de sus jugadores. Aunque el Barça aprovechaba el rebote ofensivo y Mirotic (21 puntos, 6 rebotes, 28 de valoración) y Calathes anotaban con comodidad, Armani Milán ya empezó a meter la mano con más efectividad en defensa. Liderado en los primeros minutos por un inspirado Micov, que superó siempre que quiso a Abrines, el conjunto italiano se puso por delante por primera vez con un triple de Delaney, pero el Barça volvió a imponer su autoridad con la entrada a pista de Pau Gasol. Nada más salir, aportó un puñado de puntos sin fallo alguno que le sirvió a su equipo para disfrutar de una discreta ventaja. Le vino de perlas la sabia dirección de Calathes, que se forraba a repartir asistencias sin que le molestara la defensa rival. Gasol se marcharía al banquillo tras lograr diez puntos en siete minutos, un buen botín en el papel de pívot de refresco que está representando con maestría. Sin embargo, sus puntos y la ayuda de Kuric no bastaron para que el Barça pusiera tierra de por medio. Punter creaba muchos problemas y forzaba personal cada vez que atacaba el aro azulgrana. La defensa obligaba al conjunto de Messina a buscar tiros complicados, pero el Armani Milán se las apañó para mantenerse a flote hasta la mitad del segundo cuarto. Entonces, la agresividad del Barça en labores de intendencia darían mucho más fruto del logrado hasta el momento.
El dominio en el rebote en ataque continuaba inalterable y le daba muy buenos frutos. Además, disfrutaba de un buen porcentaje en el tiro al que ayudaba la floja defensa del Olimpia y que contrastaba con la seriedad defensiva que predominaba en los de Jasikevicius. El acierto en el tiro exterior y tantas facilidades en la zona dieron pie a que los azulgranas se encaminaran hacia el descanso con una ventaja solvente (49-38, min 18). El camino había resultado plácido hasta entonces, pero tras el intermedio esperaba toda una emboscada. Messina se lamentó amargamente ante los micrófonos de una defensa blanda y, seguramente, todas sus indicaciones en el vestuario giraron sobre este aspecto. Desde luego, la actitud atrás de sus jugadores fue muy diferente en la reanudación. Se impuso una alta dureza defensiva que pilló a contrapié a un Barça que sufrió mucho más en ataque durante el tercer cuarto. Tardó más de cuatro minutos en anotar su primera canasta en juego, un triple de Abrines, pero no encontró revulsivo alguno durante casi todo el periodo. A partir de la defensa, Armani Milán creció hasta cambiar por completo el partido. Los robos de balón le permitieron ajustar el marcador, al tiempo que Punter (23 puntos, 2 rebotes, 21 de valoración) se erigía como una verdadera pesadilla, puesto que anotaba todo con una facilidad que asustaba. Un auténtico dolor de muelas para un Barça que había entrado en un severo bloqueo del que no encontraba salida. Sólo era capaz de sumar desde el tiro libre y tampoco con gran eficacia. Un triple de Sergio Rodríguez culminó un parcial de 3-17 que le dio su máxima ventaja al equipo lombardo (59-67, min 27). Se cernían negros nubarrones sobre el horizonte, pero el panorama se fue aclarando bajo la batuta de Calathes (17 puntos, 6 asistencias, 4 rebotes, 27 de valoración). El base heleno tomó la responsabilidad en ataque y sacó al Barça del barro con ocho puntos consecutivos, que unidos al esfuerzo atrás de un quinteto defensivo sirvió para recuperar el aliento y el mando en el marcador al inicio del último cuarto.
Messina solicitó tiempo muerto y apostó por dos bases, pero acabó sentando a Sergio Rodríguez debido a su exceso de precipitación. El horizonte se veía más claro para el Barça, pero los nubarrones regresaron cuando Calathes cayó al suelo entre muestras de dolor tras lesionarse el tobillo a tres minutos del final. Ya no volvería a pista y no tiene buen aspecto. Los azulgranas deberían afrontar la recta final de un encuentro igualado al extremo sin su base titular y el salvador en el momento más difícil. Los últimos dos minutos se abonaron al dramatismo, ya que nadie era capaz de anotar. La final esperaba a quien pudiera exprimir el talento individual en la fase más decisiva. Al partido le restaban 30 segundos y Armani Milán disponía de la posesión. Delaney dejó correr los segundos, esperando a la cuenta atrás para adentrarse en la zona y sacar el balón fuera para Punter. Éste recibió, se deshizo de Mirotic con una finta y encontró el espacio para lanzar de tres. Una acción de eficacia total durante todo el partido, pero a Punter le falló la puntería en el momento más inoportuno. El Barça tenía seis segundos, tiempo suficiente para un ataque rápido. Corrió con velocidad y sentido. El balón le llegó a Higgins, que se paró a cinco metros del aro para jugarse el tiro decisivo. Una buena posición para un jugador con muñeca de seda, pese a que no tuviera una de sus noches más inspiradas. No hizo falta, le bastaba un solo instante para imponer su clase. Una canasta a ocho décimas que vale una final, que forma parte de uno de los grandes momentos del Barça. Higgins dio la posibilidad al equipo azulgrana de plantarse en el duelo definitivo por el trono continental. Sólo un fiero guardián turco le separa de su tercera Euroliga.
PREVIA DE LA FINAL:
Aunque la incertidumbre del desenlace de cada semifinal bien pudo frustrarla, el domingo se disputará la final esperada y deseada de esta Euroliga. Efes Pilsen y Barça, los dos equipos más fuertes de esta edición sin duda alguna, se enfrentarán por el título de la Euroliga en Colonia. Los dos conjuntos con mayor talento ofensivo del Viejo Continente, dos bloques capaces de brillar con una veloz circulación de balón, de gozar de un acierto demoledor y de imponer un enorme despliegue físico que desemboca en defensas duras y agresivas. Un duelo de titanes, aunque el equipo turco se ha convertido en una especie de Kryptonita para el Barça en los últimos años. Hace dos temporadas, Efes Pilsen cerró el camino de la Final Four a los azulgranas. El año pasado venció en el Palau Blaugrana y este curso venció en los dos encuentros disputados entre ambos. Un rival que le tiene tomada la medida y que exige la mejor versión del conjunto de Jasikevicius en la final. Por este motivo, preocupa seriamente la lesión de tobillo de Calathes. No tiene buena pinta y una posible baja del jugador griego sería un serio contratiempo, tanto por su aportación como por el hecho de que Efes Pilsen cuenta con la mejor pareja de bases de Europa. Enfrentarse a Larkin y Micic con un Calathes mermado o ausente sería un gran hándicap. Hanga es buen apaño ante directores de menor nivel, no morlacos de este calibre, y a Bolmaro le falta experiencia ante tipos de tanta calidad. Por otro lado, espera un duelo apasionante en el juego exterior entre dos planteles de tiradores selectos y una pelea muy interesante en la zona de dos parejas de pívots de mucho nivel. Finalmente, el tercer cuarto ante Armani Milán ha dado motivos sobrados a Jasikevicius para la preocupación. De hecho, afirmó tras el el partido que si se repite en la final no habrá ninguna posibilidad de triunfo. No le falta razón al pensarlo. Una mala racha ante los de Messina te pone ocho abajo, pero contra Efes Pilsen la diferencia se puede ir hasta los veinte puntos en un abrir y cerrar de ojos. No en vano, es el único equipo europeo que puede presumir de un mayor arsenal ofensivo que el Barça. Sin duda, resulta vital mantener la concentración en todo momento y llegar con un marcador apretado a la recta final del partido, donde ya se ha podido apreciar en más de una ocasión que al equipo turco le tiemblan las piernas en finales ajustados.
Y DIGO YO…:
- Aunque se elogió con justicia el carácter competitivo del Real Madrid en su eliminatoria de cuartos de final, ha quedado de manifiesto que a Efes Pilsen le falta calma y sangre fría en los finales igualados. Salió vencedor en el quinto partido en Estambul y en su semifinal contra CSKA, pero se está convirtiendo en habitual que desperdicie ventajas muy amplias cuando el rival aprieta y consigue acercarse. El gran talón de Aquiles de un equipo al que cuesta encontrarle puntos flacos.
- Clyburn y Punter han deslumbrado en sus partidos, hasta el punto de que fueron los jugadores más determinantes sobre la cancha durante muchos minutos. Sin embargo, ambos comparten la pena de desperdiciar los triples decisivos que pudieron dar el pase a la final a sus respectivos equipos. Es muy importante acertar en el momento preciso, bien lo sabe Higgins. Firmó un partido discreto, pero anotó el lanzamiento que no se podía fallar. Carácter decisivo.
- En su mal tercer cuarto, el Barça sólo fue capaz de anotar dos tiros de campo, ambos triples. Ni una sola canasta de dos en diez minutos, donde sumó más desde el tiro libre que en acciones de juego. Con un dato así, cuesta imaginar que se haya llevado el partido. Con razón afirma Jasikevicius que si se repite este bloqueo ofensivo en la final no habrá ninguna posibilidad de triunfo.
- A alguien que haya acudido a alguna edición de la Final Four, como ocurre en mi caso, le resulta extraño y desalentador ver las gradas vacías en la competición europea más importante a nivel de clubes. El coronavirus nos deja sin el colorido y sonido de las cuatro aficiones, una experiencia inolvidable que ha quedado aparcada momentáneamente. Estoy seguro que el ambiente hubiera sido inigualable con los dos finales apretados en ambas semifinales. Quien sabe si hubiera variado en algo el desenlace.
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