La temporada 2020-21 de la Liga ACB será la edición más atípica que se haya disputado hasta ahora. Lejos de remitir, la pandemia creada por el coronavirus ha resurgido con una segunda ola que amenaza con traer las mismas consecuencias que sufrimos en el mes de marzo. Todos los aspectos de la vida están sujetos a una enorme incertidumbre que impide que sepamos siquiera qué pasará mañana. El baloncesto, como es de imaginar, no es ajeno a unos tiempos tan turbulentos. Sólo puede pensar de jornada en jornada porque nadie sabe si se podrá disputar la siguiente o habrá que echar el cierre pese al protocolo sanitario definido como marco de seguridad. Al menos, sabemos que este fin de semana arrancará la Liga ACB salvo imprevisto. La Euroliga será otro cantar, ya que no parece muy razonable dar inicio a una competición que exige numerosos viajes por toda Europa con la que está cayendo.
La incertidumbre no sólo afecta al desarrollo de la competición en cuanto a la pandemia se refiere. Si todo marchara sin demasiados sobresaltos, lo que es mucho suponer, la situación real y las expectativas en algunos equipos pueden cambiar sensiblemente debido a la situación tan especial que atraviesa el mercado esta temporada. El anómalo desarrollo de la NBA, aún en disputa y que no iniciará su nueva temporada hasta Navidades, como mínimo, puede trastocar los planes de algún equipo grande, que podría perder a piezas muy valiosas. Sí, imagino que todos están pensando en el mismo equipo y en un jugador en concreto. A su vez, los descartes que se produzcan al otro lado del Atlántico pueden proporcionar buenas oportunidades para reforzar algunas plantillas a mitad de campaña. Como se puede ver, la perspectiva puede cambiar a mitad de trayecto sólo con que se produzca el movimiento adecuado.
La circunstancial fase final que dirimió el título en Valencia la pasada temporada dejó un campeón contra pronóstico: Baskonia. Un sorprendente campeón que tiene muy complicado repetir la hazaña con el formato habitual. El equipo vitoriano ha perdido a la mitad de su plantilla, incluido su líder y gran referente de los últimos años: Shengelia. Lo más grave es que la de este curso quedó a medio reforzar. Se sabía que era imposible llenar el hueco que dejaba el ala-pivot georgiano, pero ni siquiera ha podido cubrir todas las bajas (Shields, Janning, Eric, Granger, Garino…) con refuerzos de garantías. Han llegado jugadores muy apreciables, como Alec Peters o Giedraitis para fortalecer el tiro exterior, pero sólo dispone en estos momentos de una rotación de ocho jugadores, muy escasa para un equipo que disputa Euroliga. Le urgen fichajes útiles, más si cabe cuando Querejeta no tardó ni un mes en cortar a Carrington, uno de los fichajes de esta temporada y que ni llegó a debutar en competición oficial. En la Supercopa demostró que su carácter competitivo sigue intacto y que Vildoza es uno de los mejores bases de la Liga ACB, pero se antoja insuficiente para competir contra rivales de mucho nivel y en un formato habitual.
Así que, como suele suceder, el protagonismo recae en los dos grandes futboleros. Al menos, hasta que el mercado se abra en la NBA. Sin duda, es el momento que más teme el Real Madrid, sabedor que perderá a Campazzo con toda seguridad y quizá también a Deck. Dos bajas de calado, sobre todo la del base, el pilar maestro del juego del equipo blanco y gran artífice del triunfo en la Supercopa disputada el pasado fin de semana. En el pasado, el Madrid se ha sobrepuesto a la marcha de jugadores importantísimos, pero esta vez no se aprecia una solución, ni en la plantilla ni en el mercado. Por ahora, Campazzo sigue en la plantilla, pero nadie puede asegurar hasta cuando. Llegado el momento, muy fino tendrán que hilar en los despachos para evitar la temporada más dura desde la llegada de Laso al banquillo madridista. Si se tuerce la temporada, quizá sea momento de dar cancha a los jóvenes, en especial un Abalde que parece todo un veterano y no un recién llegado al club. En Barcelona, mientras tanto, esperan acontecimientos. Para olvidar la decepcionante temporada pasada, incorporó a Calathes a su extensa nómina de nombres estelares de su plantilla. Aún está a la espera de contratar un pivot que cierre el equipo con el que contará Jasikevicius en su primera campaña en el Barça. En su primera intentona, en la Supercopa, falló en la misión de conseguir el primer título, pero no cabe duda que si llega el desarme en el Real Madrid, el equipo azulgrana ostentará el papel de gran favorito a un título que no consigue desde 2014.
Mientras, en la sombra, espera agazapado el que puede ser el tapado de la temporada. Valencia Basket lanza una apuesta muy ambiciosa con refuerzos de mucho nivel que hacen olvidar bajas sensibles como las de Abalde y Loyd. Primero, se hizo con los servicios de Prepelic, que está ante una nueva oportunidad de demostrar que es jugador de equipo con aspiraciones y no queda reducido a cabeza de ratón. Después, llegaron dos jugadores de renombre del mismísimo Fenerbahçe: Derrick Williams y Kalinic. Refuerzos de postín, propios de un equipo con grandes aspiraciones, aunque es cierto que el alero serbio ha bajado su rendimiento en los últimos años. Cerró el capítulo de fichajes el joven Jaime Pradilla, una de las perlas de la cantera de Zaragoza y que dejó muy buena impresión en la fase final de la temporada pasada. Una apuesta de futuro que le sirve a Valencia Basket para completar el cupo de jugadores formados en España. Un proyecto ambicioso, creado para competir con garantías en Euroliga (si llega a disputarse) y que puede suponer la principal alternativa a los grandes futboleros, sobre todo si se concretan las bajas, con la temporada iniciada, en el Real Madrid.
La lista de aspirantes a ocupar una plaza en los playoffs será extensa. Unicaja hizo el grueso de sus refuerzos en febrero, con el objetivo de paliar la plaga de lesiones que asolaba al equipo malagueño. Abromaitis y el regreso de Francis Alonso serán las nuevas incorporaciones de un equipo que contará con una base asentada, un bloque nacional potente y la facilidad anotadora de Bouteille, aunque su juego interior sigue dejando muchas dudas. CB Canarias mantiene su apuesta por jugadores expertos que tan buen resultado le dio en el pasado, pero en la Supercopa evidenció que le costará un poco arrancar y que sigue dependiendo mucho de la sociedad que forman Huertas y Shermadini. Las graves lesiones de Yusta y Dejan Todorovic, uno de los fichajes de esta temporada, tampoco ayudan a un equipo lagunero que, sin embargo, no debería tener problemas para acabar entre los ocho primeros. Otro equipo que mantiene su esencia es Andorra, cuyo juego frenético es capaz de grandes gestas (batió a Barça y Real Madrid la temporada pasada) o de caer en una desastrosa anarquía. Los refuerzos (Paulí, Sergi García, Paulsson -que dio muy buena imagen en pretemporada-, Dime) están ideados para alargar una rotación que se quedaba algo corta la pasada campaña y redoblan la apuesta de Andorra para disputar otro año más los playoffs. A Basket Zaragoza, en cambio, le costará repetir el gran rendimiento ofrecido hasta el inicio de la pandemia. Consiguió convencer a Seeley y Jason Thompson para que retornaran al club, pero la marcha de Radovic (espectacular la temporada anterior) y de los prometedores Alocén y Pradilla y la retirada de Fran Vázquez no se han cubierto con sustitutos de envergadura, algo similar a lo que ocurre con el banquillo. La marcha de Porfi Fisac, que tuvo buena parte de responsabilidad en el alto nivel de juego del equipo maño, obligó a buscar un nuevo entrenador. El relevo fue Diego Ocampo, entrenador acostumbrado a trabajar con jóvenes, pero de trayectoria muy errática en la Liga ACB. No le va a resultar nada fácil repetir los resultados obtenidos hasta marzo aunque en pretemporada no le ha ido mal.
Otros tres equipos completan la pelea por los puestos que dan derecho a pelear por el título. Burgos, la gran sorpresa de la fase final, da un paso más en su evolución con un cambio sustancial y ambicioso de la plantilla, lleno de nombres con gran experiencia y contrastados. Renfroe, Kravic (una de las revelaciones de la temporada pasada), Rabaseda, Cook… Veteranía y calidad para aspirar seriamente a terminar entre los ocho primeros con un formato de competición más tradicional. Joventut sorprendió este verano con fichajes de mucho fuste. Al regreso a casa de Pau Ribas y Bassas y la contratación de Brodziansky, se suma la llegada estelar de Ante Tomic. El pivot croata debe ser el jugador de referencia del equipo verdinegro, como lo fueron Laprovittola y Prepelic en el pasado, aunque todo depende de la actitud que tenga. Talento le sobra, al igual que falta de carácter y agresividad en demasiadas ocasiones. Nombres tiene para acompañar a los jóvenes y alcanzar los puestos nobles, pero veremos cómo encajan las piezas. Por último, Gran Canaria buscará revivir tiempos mejores en el primer año sin Berdi Pérez en los despachos. La falta de resultados en las últimas dos temporadas pusieron fin a la trayectoria del principal responsable de los años más brillantes del club. El principal cambio en esta nueva etapa lo encontramos en el banquillo con la llegada de Porfi Fisac, un excelente entrenador con la misión de acabar con la irregularidad que caracterizó a Gran Canaria el pasado curso. Afrontará el reto con unos cuantos retoques en el plantel: Wiley, que dejó una buena impresión en su anterior estancia en Las Palmas; Albicy, que regresa a la Liga ACB como sustituto de Omar Cook; Frankie Ferrari, que impresionó en los pocos partidos que las lesiones le dejaron disputar en Manresa; y Della Valle, pieza que será importante en el tiro exterior. No le faltará competencia a Gran Canaria para recuperar el terreno perdido en las dos últimas temporadas.
Los ocho equipos restantes parecen destinados a pelear por la permanencia, pero con Manresa nunca se sabe. Si Pedro Martínez consigue que los nuevos fichajes foráneos rindan como los llegados en temporadas anteriores y Rafa Martínez rejuvenezca en su regreso al club donde se formó, bien podría disfrutar de otra temporada tranquila con ciertas ilusiones. En Bilbao estará muy complicado que Miribilla goce como en la campaña de su regreso a la Liga ACB. Mucho fichaje de perfil bajo que no harán olvidar a jugadores como Bouteille o Lammers, pero aún conserva Bilbao Basket argumentos (Rousselle, Balvin, Kulboka, Jaylon Brown…) para salvar el curso sin sobresaltos. Al Betis han llegado refuerzos interesantes como Kay (pivot de la selección australiana, duro en la zona, pero con buena mano), el veterano Feldaine o TJ Campbell (buen anotador, pero individualista) aunque le falta banquillo y acoplar el equipo, como quedó demostrado en una mala pretemporada. Por su parte, a Obradoiro le toca otro año más reinventarse con la marcha de sus principales jugadores y media plantilla nueva. El trabajo de siempre para Moncho Fernández, acostumbrado a crear desde los cimientos un equipo capaz de lograr la permanencia cada temporada. Otro conjunto sometido a una profunda reestructuración es UCAM Murcia. Ocho fichajes nuevos, ningún jugador seleccionable en la plantilla y otra versión de un grupo entregado al culto de Juan Palomo. Al menos, podremos disfrutar del poderío anotador de Frankamp y saciar la curiosidad de lo que puede ofrecer Alex Antetokoumpo, otro hermano más de la famosa saga familiar helena.
Fuente: cartagenaactualidad.com
A los otros dos equipos madrileños les tocará sufrir tanto o más que la temporada anterior, salvados de un descenso casi irremediable como medida de gracia debido a la pandemia. Fuenlabrada necesitará que los refuerzos, la mayoría sin experiencia en la Liga ACB, eleven el rendimiento de una plantilla que ofreció demasiados síntomas de endeblez y falta de seguridad en los minutos finales el año pasado. Peor pinta tiene Estudiantes, que nada más tiene que ofrecer que el talento de un Avramovic que fue lo único salvable este verano. El único rayo de sol en un panorama muy oscuro. La plantilla tiene un nivel tan bajo como el de la campaña anterior, incluso se están planteando en el Ramiro cortar al recién llegado Ángel Delgado por su nulo rendimiento. Estudiantes lleva mucho tiempo tentando a la suerte, indultado del descenso ya en tres ocasiones, y alguna vez el lobo se presentará de verdad para engullirle. Por último, queda hablar del único ascendido a Liga ACB, el GBC. En su regreso, tras un año en LEB Oro, el equipo donostiarra tuvo que diseñar su plantilla deprisa y corriendo, en apenas una semana. Demasiados jugadores con escasa o nula experiencia en la ACB que suponen toda una incógnita. Un conjunto lleno de retales que está destinado a sufrir y pelear duramente por una permanencia con demasiados implicados por medio.
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