Aunque toda (o casi toda) la atención en la actualidad se centra en la segunda ola del coronavirus que nos azota desde agosto, en medio de la clandestinidad arranca oficialmente una nueva temporada en el baloncesto español. Como es habitual, dará comienzo con la Supercopa que se celebrará el 12 y 13 de septiembre en el pabellón Santiago Martín de La Laguna (Tenerife), pero nadie sabe cuándo ni de qué manera acabará. Es la incertidumbre que nos asola en plena pandemia, en tiempos de restricciones y grandes medidas de seguridad e higiene para combatir a un enemigo minúsculo, pero letal. El baloncesto, como es de imaginar, no escapa a la dura realidad. Como ocurriera en la fase final de la Liga ACB disputada el pasado mes de junio, la competición se celebrará a puerta cerrada y alrededor de la sede se establece una burbuja que aísle a los cuatro equipos participantes de la amenaza de la enfermedad. Una medida adaptada para un torneo corto, pero impracticable en una temporada regular que nadie sabe cómo se desarrollará, siempre bajo la amenaza del aplazamiento. La triste normalidad que se impone en los tiempos del coronavirus.
En el primer torneo oficial de la temporada se darán cita los tres equipos más destacados de la campaña anterior: Baskonia (campeón de Liga ACB), Real Madrid (campeón de Copa) y Barça. No falta ninguno de los conjuntos que dominan con rotundidad el palmarés de la Supercopa. Se les une, en calidad de equipo anfitrión, CB Canarias, que disputará la competición por primera vez. Una participación del más alto nivel que, desgraciadamente, pasa de puntillas ante la crudeza de la situación, que convierte la fiesta planificada el año pasado en un desangelado escenario con las gradas vacías. Sin embargo, las dificultades no han impedido, por ahora, que una nueva temporada comience a rodar con las novedades y expectativas de cada año. Sin más, paso a resumirlas para los cuatro equipos en liza del torneo.
BASKONIA – BARÇA:
El sorprendente campeón de Liga ACB la pasada temporada inicia un nuevo curso de la misma forma que terminó el anterior. La repetición de la final contra el Barça da inicio oficial a una nueva era en Baskonia, marcada por la marcha de Shengelia a CSKA Moscú. La vida será muy diferente en el equipo vitoriano sin el ala-pivot georgiano, el líder y referente de la plantilla en las últimas temporadas. No es una situación nueva para Querejeta e Ivanovic, que ya asistieron en épocas pasadas a la despedida de emblemas del club (Oberto, Tomasevic, Scola, Calderón, Nocioni, Splitter, Teletovic, Huertas…) en su plenitud, pero el reto no es menor por mucho que se repita. No resultará sencillo cubrir el hueco que deja uno de los mejores ‘4’ de Europa, la más sensible de una nutrida lista de bajas (Shields, Janning, Eric, Garino, Granger…) respecto al equipo que recuperó el título liguero diez años después. Baskonia se vio obligado a sustituir a media plantilla, pero sólo lo consiguió a medias, puesto que apenas llegaron cuatro refuerzos al equipo vitoriano. El juego exterior se ha reforzado con dos fichajes de nivel: Alec Peters, un ala-pivot abierto con muy buena mano, como atestiguó en CSKA y Efes Pilsen; y el lituano Giedraitis, que firmó una buena temporada en Alba Berlin y supone una seria amenaza desde la línea de tres. Para aliviar las bajas en el juego interior, se incorpora definitivamente Jekiri, que estuvo cedido en Villerbaunne la última campaña. Uno de los mejores reboteadores de la pasada Euroliga, atlético, pero sin un tiro destacable. No parece suficiente para apuntalar la zona, más si cabe cuando Diop y Fall no se caracterizan por un rendimiento constante y que ofrezca garantías de continuidad. El base Carrington, que ha firmado una pretemporada discreta, cierra la nómina de fichajes de un equipo que apenas cuenta con nueve jugadores en la rotación y ha completado la plantilla con nombres como Sedekerskis, Kurucs y Raieste, destinados únicamente para ocupar las plazas obligatorias del cupo de jugadores formados en España. La importancia de Vildoza, que disputará el torneo con una máscara, como nuevo líder de Baskonia crece más si cabe en el panorama actual. Su rendimiento, el del remozado juego exterior y la agresividad defensiva se antojan fundamentales en una plantilla corta y con ciertas limitaciones. Seguramente lleguen refuerzos a lo largo de la temporada, en cuanto aparezcan en el mercado los descartes procedentes de la NBA, pero ahora está abocado a apretar los dientes y apelar al tradicional carácter que imprime Ivanovic al equipo vitoriano para afrontar la temporada.
El fiasco que supuso la primera temporada de la era Mirotic en el Barça acrecenta, aún más si cabe, la exigencia y las urgencias sobre el equipo azulgrana. No es para menos. Seis años sin ganar la Liga ACB, diez sin levantar la Euroliga y otros seis sin aparecer por la Final Four (esta cuenta llevaba camino de frenarse la pasada temporada, pero lo evitó la cancelación de la Euroliga). Una cuenta aterradora que el proyecto multimillonario azulgrana no puede permitirse aumentar un año más. Por ello, pese a que la mayor parte de los clubes se encuentra en una etapa de reducción del gasto, no dudó en invertir todo lo necesario para hacerse con los servicios de Calathes, uno de los mejores bases del Viejo Continente. Un refuerzo de lujo para acabar con los recurrentes problemas en el puesto de base del pasado curso, un fichaje de campanillas que debe aportar una dirección más ortodoxa y una capacidad defensiva que se echó de menos en una plantilla diseñada para el juego ofensivo. Representa la novedad en la pista, a la espera que pueda llegar un pivot procedente de los descartes de la NBA. La otra cara nueva ocupará el banquillo azulgrana. Sarunas Jasikevicius, el entrenador deseado por la afición culé, regresa al club tras varios intentos frustrados de contratarle. Le avala su fuerte vinculación al Barça y una etapa exitosa en Zalgiris, al que convirtió en un equipo competitivo en Euroliga con un juego cerebral, vigoroso y agresivo, sin importarle acumular personales con tal de mantener el ardor que tanto incomodaba a los rivales. El hombre indicado para llevar la nave por su conexión con la grada y su carisma, del que se espera que transmita su carácter y saque lo mejor de jugadores como Higgins o Davies, que firmaron una temporada decepcionante en su primer año en el equipo. Con el entrenador anhelado y una plantilla larga y llena de talento individual, se acaban los argumentos que justificaran otra temporada sin rascar un gran título. Sin embargo, a Saras le queda trabajo por delante. En pretemporada, el Barça acusó los mismos desajustes y falta de continuidad que tuvo a las órdenes de Pesic el curso anterior. Le bastó un solo cuarto arrollador para decantar casi todos sus partidos de preparación, pero, en cambio, no fue suficiente en la final de la Liga Catalana, en la que Andorra aprovechó las concesiones para llevarse el título. Lo avisó Jasikevicius tras el partido, sólo con la calidad no basta para ganar. Le sobra al equipo azulgrana, que aún adolece de la actitud defensiva necesaria en muchos de sus jugadores, más capacitados para anotar que esforzarse en un trabajo oscuro y menos gratificante, pero necesario para acabar con un ciclo marcado por la hegemonía de su eterno rival. La Supercopa será la primera etapa, quizá demasiado temprana, para evaluar si existe una evolución positiva.
CB CANARIAS – REAL MADRID:
CB Canarias participa por primera vez en la Supercopa gracias a su condición de anfitrión del torneo. Hace un año, el equipo lagunero planteaba esta edición como una fiesta para sus entregados aficionados, pero los estragos provocados por el coronavirus trastocaron todas las previsiones. Desgraciadamente, las gradas del Santiago Martín estarán vacías y CB Canarias no podrá contar con el apoyo de su hinchada como argumento. Un estreno deslucido para un proyecto interesante, como quedó de manifiesto la pasada temporada aunque la discreta fase final dejó un sabor agridulce. De nuevo, la conexión entre Marcelinho Huertas y Shermadini será fundamental en un bloque experto y compensado que se ha reforzado con cabeza, especialmente en las posiciones interiores. Doornekamp, que regresa al equipo con el que debutó en España y Tyler Cavenaugh, dos ala-pivots con más gusto por el tiro exterior que por la batalla en la zona, llegan al equipo lagunero con la misión de abrir las defensas desde el perímetro. Para Sulejmanovic, que firmó una temporada muy digna en Bilbao, quedará la tarea de bregar cerca de canasta. Fitipaldo, pieza importante del sorprendente Burgos, será el encargado de dar minutos de descanso a Huertas, un papel nada desdeñable debido a la edad del base brasileño. Sin embargo, otro fichaje pone la nota negativa de este verano. Dejan Todorovic, uno de los hombres más valiosos en el tiro exterior, se rompió el ligamento cruzado y se une a Yusta en la lista de lesionados de gravedad. Un serio varapalo para un equipo que ofreció un rendimiento irregular en la pretemporada, algo habitual y lógico en un equipo que cuenta con muchos jugadores veteranos y que necesita más tiempo para encontrar el ritmo competitivo, como ya le ocurriera la pasada campaña. Quizá le llega demasiado pronto su primera cita con la Supercopa, la gran fiesta en La Laguna que terminó convertida en un festejo en la intimidad por mor de las circunstancias.
La decepción que supuso la fase final de la Liga ACB trastocó los planes del Real Madrid. En apenas dos semanas, se pasó de no tocar nada a plantear un inicio de renovación en una plantilla muy veterana y emprender muchos más cambios de lo pensado. Sin embargo, pocas han sido las novedades hasta el momento. Los rumores de salida de varios jugadores con contrato en vigor quedaron en nada y, por el momento, sólo llegaron dos caras nuevas: Alocén, que se incorpora definitivamente desde Zaragoza; y Abalde, previo pago a Valencia Basket de millón y medio de euros, el montante de la clausula de rescisión. Talento joven y nacional, un planteamiento que dio buen resultado en los primeros años de Laso en el banquillo del equipo blanco. De todos modos, la escasez de movimientos no impidieron que el verano fuera un tanto convulso, sobre todo tras el anuncio de Campazzo de buscar una salida a la NBA. Todo un terremoto entre el madridismo, consciente que el base argentino es la viga maestra sobre la que se sostiene el juego del Real Madrid. Por el momento sigue a las órdenes de Laso, en espera que se abra el mercado en la NBA (cuyo futuro es tan incierto como el de cualquier torneo en Europa), pero la tardanza en reaccionar impidió cualquier movimiento para buscar un base contrastado. Ante la perspectiva de perder a Campazzo, el club paró la salida de Laprovittola aunque ni los aficionados ni el propio Laso confían en él.
No obstante, mantener al Facu de forma temporal también tiene su lado desfavorable. En plena política de contención del gasto, en el Madrid contaban con los seis millones de su cláusula para reforzar el equipo. Sin ese dinero, tuvo que renunciar al fichaje de Ante Zizic, ya apalabrado y que acabó firmando por Maccabi. Una maniobra torpe que deja a Laso sin relevo para Tavares y alimentó el desánimo en la afición madridista, cuya moral está algo alicaída ante la escasez de refuerzos y la falta de recambios para Campazzo y Tavares. Un pesimismo que no es nuevo, ya que se afrontó de esa manera las temporadas 2014-15 y 2017-18. Curiosamente, las dos últimas en las que el Real Madrid se proclamó campeón de Europa. Es evidente que hay carencias en los puestos de base y pivot. Tavares es el único ‘5’ tras la marcha de Mickey y Laso deberá recurrir a soluciones improvisadas en la zona (Thompkins, Garuba e, incluso, Felipe Reyes parecen los señalados para ofrecer descanso al gigante de Cabo Verde). Más problemas presenta llenar el hueco que deje Campazzo cuando no esté en pista, y ya no digo cuando deje el club. Alocén es aún muy joven, Llull ya no está para jugar de base (y tampoco llega en buena forma) y de Laprovittola nadie espera ya nada. Irónicamente, quien funcionó mejor en la dirección fue Abalde, un alero. Quien sabe si será un recurso de emergencia antes de comenzar a rastrear el mercado cuando Campazzo coja la puerta de salida. No es el panorama más soleado, pero el equipo blanco ha demostrado sobradamente que siempre hay que contar con él. Acabó la preparación invicto y recordando a todos que cuando defiende fuerte y encuentra la inspiración en el tiro de tres sólo necesita unos minutos para noquear a cualquier rival. En su mano está levantar el ánimo del madridismo con un nuevo título aunque sea una conquista menor.
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