Hola, amigos:
No tenía pensado publicar nada hasta Septiembre, pero me ha impresionado el post de Flagrant acerca de su abuela. En mi caso, las penas intento llevarlas con la mayor alegría posible, me consta que se superan antes y mejor que tomándose las cosas de otra forma, así que le dedico expresamente la curiosísima historia de una abuela muy particular.
Flags: un fuerte abrazo virtual que espero darte en persona en Orio.
Vamos con la historia.
Uno de los mejores negocios legales del mundo es la llamada “hipoteca inversa”. Consiste en que una persona negocia con un inversor una renta mensual a cambio de ceder la propiedad del piso, casa o terreno a su fallecimiento. Esto se le suele proponer a personas mayores sin herederos y con pocos recursos, que de pronto se ven con una buena renta mensual con la que vivir sus últimos años a cuerpo de rey. Y es un buen negocio para el inversor porque por poco dinero se hace con un inmueble.
Normalmente.
Porque puede pasar lo que le ocurrió a André François Raffray.
Nuestro amigo era un notario de 47 años que en 1965 propuso a la señora Jeanne Calment, de 90 años, pagarle una renta mensual de 2.500 francos hasta el día del fallecimiento de ésta a cambio de su vivienda, un céntrico piso en la localidad francesa de Arlés, en la Costa Azul.
La señora Calment era viuda desde 1954. Había perdido a su única hija en 1934 y a su nieto en 1963 a causa de un accidente de coche, habiendo quedado por tanto sin descendencia. En su niñez tuvo la oportunidad de asistir al funeral de Victor Hugo y cuando tenía 14-15 años conoció en persona a Vincent Van Gogh, que iba con frecuencia a la tienda de su padre a comprar lápices de colores. Tras una vida larga y plena, ante la falta de herederos quiso pasar sus últimos años con desahogo, así que aceptó la oferta de Raffray.
La señora Calment gozaba de una buena salud, aunque era fumadora empedernida, y el notario calculó que aunque viviese 10 años más ( hasta los 100 años ), tendría un céntrico y maravilloso apartamento por poco más de 300.000 francos. Una auténtica ganga, pero…
Al cumplir os 100 años, Jeanne estaba tan saludable que todavía montaba en bicicleta.
A los 113 años saltó a la fama con motivo del centenario de Vincent Van Gogh, cuando el mundo supo que en Arlés vivía una anciana que lo conoció en persona. Del pintor dijo que cuando lo vió por primera vez le pareció “sucio, desagradable y mal vestido“.
Con 114 años se convirtió en la actriz mas vieja del mundo al participar en el film “Vincent and me”, sobre Van Gogh, interpretándose a sí misma.
A los 115 años sobrevivió a una operación en la cadera, convirtiéndose así en la persona más anciana sometida hasta ese momento a una cirugía.
Dejó de fumar a los 117 años cuando se quedó ciega y, según sus propias palabras, “le daba pena pedir lumbre constantemente para sus cigarrillos“.
El 17 de octubre de 1995, a la edad de 120 años y 238 días, se convirtió en el récord Guinness a la persona con más edad jamás documentada. A la pregunta “¿Qué futuro le espera? ” respondió “uno muy corto“. Era todo sentido del humor.
Recibió visitas constantes hasta su aniversario 122, cuando los responsables de la residencia donde llevaba viviendo desde su ceguera declararon que su estado de salud había declinado mucho y necesitaba privacidad. En una de sus últimas visitas pronunció la frase “tengo una sola arruga… y estoy sentada encima de ella“.
Jeanne Calment murió el 4 de Agosto de 1997, tras haber vivido 122 años y 164 días.
Dos años y medio antes, el día de navidad de 1995, a la edad de 77 años, había fallecido André Raffray. Su viuda tuvo que seguir pagando la cantidad acordada por su marido hasta la muerte de la señora Calment.
Curiosamente, el piso de Arlés que nunca llegó a disfrutar el notario permaneció vacío y sin ocupar los últimos 12 años de vida de Jeanne, ya que los pasó en un asilo de lujo… pagado por la renta mensual de Raffray primero y su esposa después.
Lo que parecía una ganga acabó siendo, posiblemente, uno de los peores negocios del mundo.
Besos a tod@s
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11 Comments on "LA ABUELA. JEANNE CALMENT"
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Impresionante, desde luego no hay negocio que no tenga sus riesgos. Espero que al menos la viuda de Raffray o sus herederos pudieran disfrutarlo. ¿Celebrarían la defunción de la Sra. Calment?
Y desde luego por ella hay que alegrarse de que pudo vivir sus últimos laaaaargos años con la tranquilidad que da la solvencia económica.
Gracias Greatmike!