Comentaba al inicio del resumen del año pasado que “los críticos y medios musicales coinciden por una vez: 2018 no ha sido un año especialmente memorable en cuanto a la producción discográfica se refiere” y me temo que lo mismo (y aún peor) se podría decir de este año, a pesar de que ya sabemos que siempre es arriesgado opinar sin una suficiente perspectiva temporal. Prueba de la decepcionante  cosecha es que casi todas las listas están claramente protagonizadas por un número reducido de discos (no más de siete u ocho) que se repiten de forma invariable sin dar lugar a la duda o a la variedad. Las razones para ello, aparte de la dinámica que posiblemente se arrastre, son en mi opinión variadas.

En primer lugar, no ha sido un año muy provechoso para la música más potente e innovadora de la actualidad, la llamada black music (rhytm and blues, rap-hip hop…) debido a  la ausencia de figuras como Kendrick Lamar, Rhianna, Beyoncé, Frank Ocean, Jamille Monae, Vince Staples y otros más (Kanye West sí ha editado este año, pero lamentablemente ni está ni se le espera), tan solo FKA Twigs, Tylor The Creator, Little Simz, Lizzo, Jamila Woods y quizás Solange (aunque no a la altura de su primer disco) han presentado trabajos destacables.

Otro subgénero brillante en los últimos años, la música electrónica en cualquiera de sus variantes, desde la más experimental a la mas conectada con el pop, no ha tenido tampoco su mejor año como demuestra la escasa repercusión de los trabajos de gente como James Blake, Floating Points o Nils Frahme. ¿Qué decir de los grupos de pop, pop rock y otros? Pues algo parecido, este año destaca por su escasez, con la presencia de Big Thief como grandes triunfadores, con dos discos, y la aparición de los nuevos Idles, los irlandeses Fontaines DC, pero lo demás es casi olvidable, a pesar de esfuerzos de bandas como The National, Chemichal Brothers, Whitney, King Gizzard, veteranos como Wilco, Swans o Tindersticks y dinosaurios como… ¡The Who! . Esto es tan evidente que casi por primera vez venerables bandas de metal como Rammstein o Tool se han dejado ver en varias clasificaciones generalistas, fuera de su nicho habitual. Demasiado poco.

Casi lo mismo podíamos decir de los cantautores masculinos, incluyendo aquí a viejas glorias como Neil Young, Van Morrison, y Bruce Springsteen, con trabajos irregulares en su mayoría, salvo un Nick Cave que se ha convertido de nuevo en uno de los triunfadores del año y posiblemente Thom Yorke, que siempre tiene su legión de incondicionales; sí, hay discos apreciables de Bill Callahan, Michael Kiwanuka, Bon Iver, Richard Hawley, Robert Foster  o Purple Mountains, pero en general parece que los grandes nombres actuales del folk y el pop  se han tomado también un año de respiro.

En cambio, como también mencionaba el pasado curso, seguimos asistiendo a la eclosión de cantantes femeninas en casi todos los estilos hasta un punto ya en el que su presencia se está convirtiendo  en un dominio casi  abrumador incluso en un año con, también, ausencias significativas de bastantes estrellas. Este año no han editado nada figuras como las antes citadas  Rihanna, Monae y Beyoncé pero tampoco Lorde, Saint Vincent, Julie Holter, Cat Power, P.J.Harvey..., y a pesar de ello su ausencia no se ha notado. No hay más que ver nuestra lista de este año con Lana del Rey, Wesley Blood, Sharon Van Etten, FKA Twigs, Angel Olsen y Billie Eilish, a las que habría que sumar los notables discos de Solange, Lizzo, Britany Howard, Jamila Woods, Jessica Pratt, Julia Jacklin, Aldous Harding, Jennie Lewis, Little Simz, Ariana Grande, Charlie XCX… y tantas otras para comprobar algo obvio, que la industria musical está en este momento dominada por mujeres, tanto a  nivel mediático como creativo.

Destacar también que se está imponiendo un subgénero pop, lo que tradicionalmente se denominaba Art pop pero que podríamos también llamar “pop barroco” (complejidad sonora, instrumentación abundante, estructuras difíciles…) que se ha introducido en el antes cerrado mundo folk  y en el pop más intimista. Aunque hay también cantantes masculinos en este estilo, destacan nuevamente las mujeres con discos ambiciosos llenos de composiciones arriesgadas y  letras reflexivas de notable subjetividad. Un camino que vimos ya hace un par de años con Lorde y que continúan artistas como Aldous Harding, Lana del Rey, Weyes Blood o la jovencísima Billie Eilish cuyas canciones, identificadas con el  universo “emo” , han conectado con una generación adolescente contemporánea.

La Lista

Al igual que en años anteriores me baso en clasificaciones de medios españoles de tipo “generalista”. Hay otras, de carácter más especializado- electrónica, metal, rap….- que precisamente por ese motivo quedan fuera, al igual que otros medios que han seleccionado discos pero sin establecer una clasificación o mezclando discos nacionales con foráneos. Sigo dando la misma puntuación que en años anteriores (10 al primero, 9 al segundo y así sucesivamente) no por un criterio “científico” sino por comodidad. Soy consciente de que un medio como AOTY, por ejemplo, establece una valoración distinta, quizás más precisa, atendiendo a criterios más amplios pero esto me llevaría casi a generar un programa informático que reconozco que me sobrepasaría.

Los medios  en los que me he basado, tanto impresos como digitales son los siguientes:  Rock de Lux,  DodMagazine, Mondo Sonoro, Binaural, Muzikalia, Hipersónica, ABC, Jenesaispop, Efeeme, Plásticos y Decibelios, Indie nauta, Diario Crítico, El Periódico, El País (Babelia), Todo Indie, Mindies, Fantastic Plastic Mag ,El Giradiscos, Revista Indie, Indiespot, Cuts you Up, Crazy Minds,  No te detengas,  Ultrasónica ,Long Brit, El Mundo, Cadillac Negro, El enano rabioso, Ytsi,  Soplos en el corazón, No submarines, Flores en el ático, La Razón, Alquimia sonora, Musikorner, Críticas polares, El Mundo, Festfurz,Ecos del vinilo,Agencia EFE, Los 40 (SER), Thunderstroke, Alta Fidelidad , Siberia en la cabeza y Ruta 66 (45 referencias, 43 internacionales y 34 nacionales). 

La mayoría repite respecto al año pasado, hay otros nuevos y alguno que desaparece porque ya no existen (o yo no he sabido encontrarlos) o han publicado un tipo distinto de listas. En muchos casos estos medios establecen diferencias entre  listas de discos españoles y extranjeros pero hay algunos medios que solo hablan de extranjeros, de ahí que no sea muy conveniente establecer comparaciones. En un par de ocasiones he dividido equitativamente (al menos, eso he pretendido) listas por orden alfabético o que no mencionan los discos por orden de preferencia y en otros casos no he contabilizado algunas listas (sobre todo dedicadas a rock progresivo, metal o electrónica) porque mencionan discos que solo aparecen en ellas y contabilizo aquellos álbumes que al menos aparecen en 4 ó 5 listas distintas.

INTERNACIONAL

213 puntos

1. NICK CAVE: Ghosteen

Hace tres años Cave sorprendió con un álbum –Skeleton Tree-dedicado a su hijo adolescente que acababa de fallecer. El dolor era tan profundo y reciente que el australiano lo reflejó en un trabajo desolador, casi desnudo, en el que más que cantaba susurraba una constante letanía sobrecogedora centrada en la  pérdida de un ser querido. Este año Cave vuelve a centrarse en el mismo drama, pero ha pasado el tiempo y el dolor desgarrador ha evolucionado hacia un recuerdo doloroso pero sereno. Cantando mejor que nunca, incluidos falsetes, y con una delicada instrumentación, en la que domina el piano de un Warren Ellis (Bad Seeds) convertido casi en coautor del disco, Ghosteen (algo así como adolescente fantasma) es posiblemente uno de los grandes discos del australiano, por encima  de otros trabajos igualmente introspectivos como el citado Skeleton Tree o el ya lejano The Boatman,s Call de 1.997.

169 puntos

2. LANA DEL REY: Norman Fucking Rockwell. 

Desde sus inicios en 2.010 Lana del Rey ha oscilado entre el pop más comercial y el papel de cantante comprometida y con ciertas dosis de riesgo. El problema era que sacaba buenos singles pero sus álbumes quedaban con frecuencia a medio camino. Su quinto disco, Norman Fucking Rockwell parece que despeja las dudas, encontrándonos ahora a una artista más madura que por fin parece que sabe lo que quiere. No creo que sea  ajeno a ello la presencia en la producción de  Jack Antonoff, especializado en los últimos años en voces femeninas (Lorde, Saint Vincent, Taylor Swift) que ha sabido dar rienda suelta a las inquietudes de Rey sin olvidar ese punto comercial que ayuda bastante a la hora de conectar con sectores amplios de público. Pop barroco al servicio de letras inteligentes y bien trabajadas (“Hope Is a Dangerous Thing for a Woman Like Me to Have – but I Have It”, por ejemplo) con aromas de los grandes cantantes de Laurel Canyon (Joni Mitchell, Neil Young…) y una instrumentación muy rica (pianos, sintetizadores) que acaban por dominar los temas imponiéndose en ocasiones con desarrollos casi autónomos(“Venice bitch”). Quizás si hay que poner algún pero sería a la excesiva duración del disco -en mi opinión sobran un par de canciones-, pero Lana del Rey ha conseguido su mejor trabajo hasta la fecha y se consagra definitivamente como una de las grandes.

157 puntos

3. FKA TWIGS: Magdalene

Un lustro ha transcurrido desde el exitoso  primer disco de la cantante británica. Y en estos cinco años  inició y acabó una relación, tuvo problemas graves de salud y distintos contratiempos, todo ello se ha notado en su nuevo disco, en el que reflexiona sobre el mundo que la rodea, las críticas y alabanzas a su persona por público y medios, y en particular sobre ella misma. Acompañada de nombres ilustres y respetados (desde Jack Antonoff, que por lo visto está en todas partes, a Oneohtrix Point Never , o Nicholas Jaar) Twigs hace un disco tan fascinante y variado que a veces recuerda a Kate Bush ( (“Sad Day”), otras es más predecible en su rythm and blues (“Holy Terrain”) y en ocasiones nos remite a Portishead , Bjork o incluso el último Bowie, pero curiosamente todo funciona y se acopla perfectamente a una voz que pasa sin problemas del susurro a los graves y después a un timbre más agudo. Da igual, FKA Twigs ha regresado y  en plena forma.

156 puntos

4. ANGEL OLSEN: All Mirrors. 

La cantautora estadounidense sigue con su evolución. A comienzos de la década era una cantante folk y country más;  con su tercer disco, My Woman, dio el salto hacia un estilo más cercano al pop sin abandonar  sus raíces , lo que le permitió conseguir reconocimiento crítico y  comercial y ahora, tres años después, se adentra en un mundo sonoro mucho más complejo, lleno de orquestaciones, búsquedas casi experimentales que a veces limitan con el jazz, otras con el techno pop y en alguna ocasión al clasicismo de los grandes compositores estadounidenses de los 40-50 (“Chance”) . Por momentos su búsqueda me recuerda a la del disco comentado antes de  de FKA TWigs  (Kate Bush, Portishead…)., ya que, aparte influencias,  no ha hecho un disco sencillo ni complaciente (resulta difícil encontrar un tema que enganche a la primera como en My Woman). Angel Olsen se instala, por el momento, en el pop barroco y presenta su candidatura para ser una de las artistas de la década.

125 puntos

5. WEYES BLOOD: Titanic Rising

Cuarto disco de la multinstrumentista  californiana y cantante de voz grave y sugerente parecidísima a la de Karen Carpenter y nuevo ejemplo de pop barroco. Y al igual que los anteriores tan íntimo y personal como de escucha necesariamente atenta y tranquila. Aunque he de decir que prefiero la sencillez clásica  de un tema tan pop como “Everyday” -cercano  las composiciones del Brill Building-, a la majestuosidad y complejidad del tema central del disco, “Movies”. Pero eso es esta artista, a caballo entre el pop y el folk y un cierto aire “gótico”.  La generación millenial impone su estilo, mientras el barco se hunde.

117 puntos

6. SHARON VAN ETTEN: Remind Me Tomorrow

Cinco años ha estado la cantante más representativa del indierock norteamericano sin sacar un nuevo disco, después de su excelente Are We There. Tampoco ha estado quieta, le ha dado tiempo a seguir su carrera como actriz, tener un hijo, colaborar en varias bandas sonoras… y ahora la tenemos de vuelta sin apoyos de relumbrón (no están en este álbum ni gente de The National ni de The War on Drugs por ejemplo, aunque sí músicos muy competentes del circuito rockero yanqui), pero con las ideas muy claras. Rock americano, por supuesto, pero no precisamente el más asequible (su deuda con Suicide es notoria), al igual que referencias a Nick Cave o Portishead (que aparecen por todos lados en esta lista), pero, tranquilos, que deja espacio para temas de sabor más clásico rockero en la onda de sus anteriores padrinos (“Seventeen”, “Bloodbuzz Ohio”). Menos “brillante” que en su anterior disco, más “sucia” u oscura -instrumentos que suenan ásperos e industriales-,  pero igualmente potente y atractiva.

104 puntos

7. BILLIE EILISH: When we  allfall asleep, Were do we go? 

La revelación y sorpresa (relativa, lo venia anunciando con varios singles) del año. Una adolescente californiana convertida en  fenómeno viral y mediático. Pero ¿qué hay detrás  de tanto ruido y exposición?  Pues partimos de una autoafirmación de  su mundo adolescente (de la portada a las letras): estéticas oscuras, sueños inquietos, perplejidad ante un mundo que no se conoce… y todo ello arropado por un conjunto variado de melodías pegadizas (que no facilonas), influencias diversas asumidas sin complejos, del soul al techno, del rythm and blues al pop más intimista, temas casi minimalistas se enlazan con otros con instrumentos distorsionados…y todo encaja. Si Weyes Blood puede representar a la generación millenial, Eilish puede ser la nueva voz de lo que ahora se denomina generación Z, más aún que Lorde, quizás demasiado adulta para un adolescente de 18 años recién cumplidos.Talento tiene, ahora falta confirmarlo.

99 puntos

8. MICHAEL KIWANUKA: Kiwanuka

Resulta cuanto menos curioso que de los tres discos de black music de esta lista dos provengan de Gran Bretaña y que el más soul de todos ellos sea precisamente el tercer disco de este  cantante londinense, que ya había convencido  a medios y público con sus dos primeros excelentes trabajos y que, en mi opinión, ha realizado su mejor obra con este Kiwanuka, todo un ejemplo de autoafirmación. Un disco en el que sigue, como en los anteriores, la herencia gloriosa de Motown y Stax (“Living in denial”, “Hard to say goodbay”) asimila perfectamente sus raíces africanas -ugandesas-, como se observa en las percusiones (“Final days”) y recuerda  en ocasiones al Jimi Hendrix más reivindicativo (“Hero”), pero todo desde una perspectiva actual y moderna que convierte a este disco posiblemente en el mejor ejemplo de soul contemporáneo del año.

87 puntos

9. TYLER THE CREATOR: Igor

Y vamos con el mejor disco de rap del año. Que las ausencias hayan sido notables no es  excusa para no ensalzar un álbum que se sostiene claramente por encima de la media de cualquiera de los editados este año en su género. Tyler ha entendido perfectamente la renovación propuesta por gente como Kendrick Lamar o Frank Ocean y en este álbum amplia su paleta de registros, no solo rapea (obvio) canta, produce, se muestra abierto a otras corrientes (funk, psicodelia, jazz…) y nos da su disco más completo y maduro hasta la fecha y todo con el punto de humor e ironía que habitualmente muestra, homenajes incluidos (al Jovencito Frankestein, claro está)

10. FONTAINES D.C.: Dogrel

La banda de las islas (en este caso Irlanda) del año. En un  panorama como el que hemos repasado, repleto de cantantes introvertidos exponiendo sus problemas y traumas personales, que un grupo (¡el primero de la clasificación!) se atreva a denunciar con vehemencia y rabia la situación actual se agradece. No son tan directos y primarios como Idles (los ganadores del año pasado), su postpunk está más matizado por el sonido garajero de sus guitarras y les envuelve un aura más intelectual (esas referencias a Eliot por ejemplo), pero, igualmente traen aire fresco y combativo a la escena musical.

Cerca de los 10 primeros quedaron:

11. Purple Mountains: Purple Mountains (60 puntos)

12. Big Thief: U.F.O.F. (53 puntos)

13. Big Thief: Two Hands (50 puntos)

14. Bon Iver: i.i. (40 puntos)

15. Foals: Everything not saved will be lost (36 puntos)

      The National: I,am easy to find (36 puntos)

NACIONAL

Lo más revelador de este año es que el (la) protagonista indiscutible ha sido una artista sin disco (exceptuando algún single),  Rosalía, a la que hemos visto confirmarse como estrella global y ya convertida en nuestro país en un fenómeno mediático y viral, logrando el respeto incluso del reducido y exclusivo mundo del “mainstream” nacional (los Sanz, Bisbal, Bustamante, Carrasco, Alborán, Flores, Malú y pocos más) que la han aceptado de reojo o a regañadientes, aliviados mientras la catalana no aparezca por sus particulares refugios televisivos (todos los programas de concursos musicales) y radiofónicos (Los 40, Cadena Dial…). Por otro lado, el escenario independiente y alternativo, del que surgió Rosalía, vive en su particular burbuja, alejado de las cámaras televisivas -si exceptuamos algún late show como el de Buenafuente o Broncano-, pero arropado por un buen número de salas (no creo que más de un centenar en todo el país) y, sobre todo, por el extenuante circuito de festivales – puede haber más de cincuenta-que se extienden por toda nuestra geografía, que se inicia a primeros de enero en Logroño (Actual) y que, con el momento fuerte del verano se alarga prácticamente  todo el año, con los puntos culminantes del Primavera Sound barcelonés y el FIB en Castellón. La conjunción de los dos espectáculos (en salas y festivales) permiten a un buen número de grupos y cantantes una razonable cantidad de conciertos durante el año, lo que permite su supervivencia profesional. Los discos se han convertido ya en un recordatorio de su existencia, el medio por el que renuevan su repertorio y una publicidad que más allá de las escasas ventas garantiza su continuidad.

Al contrario que lo que hemos visto en el mundo anglosajón, en España los grupos siguen siendo de manera mayoritaria los que llevan el timón  de la música independiente, y esto es algo que podemos comprobar dando un repaso a la lista de 2.019: Carolina Durante, Leon Benavente, Manel (curioso que tengan nombres individuales), Derby Motoreta,s, Calavento, Los Punsetes, Fuerza Nueva, Los Estanques, Novedades Carminha, La Casa Azúl, Hidrogenesse, Viva Suecia, Cupido, Lagartiga Nick, Mucho… son nombres de bandas que han dominado en las listas. Claro está que el empuje femenino se puede asegurar también (La Bien Querida, Anni B. Sweet, y, casi , Lorena Álvarez están en nuestra lista a las que habría que sumar a Lidia Damunt, Rocío Márquez, Elena Setién o la propia Rosalia). En cambio, no ha sido un año especialmente positivo para los veteranos, si exceptuamos a Kiko Veneno, Rafael Berrio, La Casa Azúl  y unos Planetas transmutados en Fuerza Nueva en su permanente busca de un omega particular que no acaba de llegar.

Por otro lado, y al igual que otros años, la variedad es la nota predominante, desde la continuidad de una estética independiente que tuvo su auge en los 90 hasta una renovación muy dispar en los últimos años en la que encontramos propuestas electrónicas, postpunk, pop intimista,rockeras clásicas y hasta una revisión del rock andaluz setentero, sin olvidar apuntes folks tanto autóctonos como de inspiración estadounidense, algo que puede verse de forma muy gráfica en nuestra lista.

131 puntos

1.  CAROLINA DURANTE: Carolina Durante

Sin lugar a dudas el grupo del año gracias a un inteligente lanzamiento en 2.018  que ha dado sus frutos en este curso. Solo con tres singles y dos EP,s  se hicieron un nombre y lograron abrirse paso en el circuito de festivales en donde su “Cayetano” o “El himno titular” con su descaro e ironía causaron furor. Pero creo que su mayor mérito ha sido editar un primer LP con canciones nuevas, olvidando esos singles exitosos y la jugada, arriesgada, les ha salido bien. Herederos de los grupos más gamberros de los 80 madrileños (en especial Los Nikis) y con una deuda evidente a sonidos más oscuros y ásperos (Parálisis Permanente), este grupo madrileño ha sabido entregar un puñado de canciones aceleradas y directas que conectan muy bien generacionalmente (“No tengo 30 años y ya estoy casi roto”proclaman en “Joder, no sé”) Ahora mismo lo tienen todo de cara, habrá que esperar a próximos trabajos una vez que la revelación haya sido asimilada.

91 puntos

2. LEÓN BENAVENTE: Vamos a volvernos locos

Desde la publicación de su primer disco (León Benavente, 2.013) León Benavente se ha convertido en la banda de referencia de la música indie española. Se los rifan en los festivales, sus discos-este es el tercero- tienen una acogida más que apreciable y son unánimemente respetados. Hay motivos para ello; músicos muy experimentados, su directo es potente y efectivo, su música, una combinación de synth pop con aires oscuros (algo del post punk, algo más de kraut rock), es convincente y llega perfectamente a toda clase de  aficionados, las letras (años de carretera con Nacho Vegas les avalan) son comprometidas y a veces complejas. Su último disco no es más en este sentido que una adecuada continuación del anterior (2 de 2.016), y sí, tiene excelentes canciones (“Como la piedra que flota”, “Ayer salí”), pero, me parece a mí que otras están más pensadas para el directo (“Disparando a los caballos”) o casi como golpes de efecto (“Amo”). Con sus aciertos, que son muchos, y momentos poco afortunados, que los hay, siguen siendo uno de los grupos más sólidos y seguros de nuestro panorama musical.

86 puntos

3. LA BIEN QUERIDA: Brujería

Posiblemente La Bien Querida es la cantante más pop que hay en nuestro país y quizás sea porque es una auténtica esponja musical que recoje sin pudor todo tipo de músicas (desde rancheras a New Order) y las asume a su manera sin complejos, pero dejando siempre su sello personal. Claro, a veces funciona y otras no, pero en este caso, su sexto disco, creo que funciona perfectamente, quizás porque no sé si pretendiéndolo o no le ha salido un trabajo más que conceptual, unitario, vertebrado en torno al amor en todas sus variantes, del encuentro a la ruptura y, sobre todo, porque  las canciones, la esencia del pop, en esta esta ocasión son brillantes, con letras con frecuencia estupendas (“nos besábamos como en las películas, nos amamos como en las canciones”) y sonidos  que a veces recuerdan a The Cure o Los Planetas y en otras ocasiones (esos sintetizadores y cuerdas) a Lana del Rey. Un disco tan actual como intemporal, y, en mi opinión, el más convincente de su carrera.

4. DERBY MOTORETA,S BURRITO CACHIMBAS: Derby Motoreta,s Burrito Cachimbas

La indiscutible sorpresa del año. Músicos sevillanos con amplia experiencia y provenientes de grupos dispersos montan una banda con un propósito claro: reivindicar y modernizar los viejos ritmos del rock andaluz, en especial Triana, con bases neopsicodélicas (al estilo de los australianos Tame Impala). El éxito ha sido inmediato ayudado por un directo  intenso. Y gustan a todo el mundo, desde rockeros clásicos enganchados a la lectura de Ruta 66 a metaleros de toda la vida y modernos afines a sintetizadores. Suenan sinceros y con muchas ganas de comerse el mundo, y por el momento van por el buen camino. ¡Viva la kinkidelia!

62 puntos

5. LA CASA AZUL: La Gran esfera

Ocho años han pasado desde el último disco de Guille Milkyway y los suyos (La Polinesia Meridional) y más de 10 desde su pelotazo de La Revolución sexual (2.007), pero para los que esperaban un nuevo disco de La Casa Azul desde hace años posiblemente haya valido la pena. Han evolucionado, claro, su electro pop es más pausado (¿maduro?) y les ha dado tiempo a recoger influencias recientes de la electrónica más accesible (Daft Punk), pero mantienen sus bases sonoras conocidas, letras ultrarománticas aunque algo estrambóticas (“Somos piezas de un sistema secuencial /Vulnerables al desgaste natural” afirman en la excelente “El final del amor eterno”)   y esas melodías tan encantadoramente  pop .

57 puntos

6.  ANNI. B. SWEET: Universo por estrenar

5 años después de su último disco (decididamente parece que este lapso de tiempo ha sido fundamental para muchos artistas este año), la cantante malagueña abandona el inglés como idioma y se vuelca con el castellano. Pero no solo eso ya que la antigua cantautora de folk y pop indie melancólico abandona este género -al menos relativamente- y se pasa al pop psicodélico, cambio al que no debe ser ajena la influencia de su productor, el británico James Bagshaw, líder del grupo neopsicodélico Temples. No hay que asustarse, Anni sigue cantando muy bien, sus melodías se mantienen en ese punto agridulce que tan bien se le da y se le nota con tanta confianza en sí misma que no duda en finalizar el disco….con una ranchera (“El tiempo”)

7. HIDROGENESSE: Joterías Bobas

Como La Casa Azul, otro de los grupos clásicos del electropop español. Hidrogenesse es, para mi, uno de los nexos de unión estilísticos más claros con cierta concepción de La Movida madrileña, aquella que se identificaba con la televisiva La Edad de Oro y las propuestas que encabezaban el dúo Berlanga-Canut o los Zombis de Bernardo Bonezzi: una mezcla de tendencias musicales a la moda junto a unas pretensiones artísticas heredadas de la cultura pop (happenings, perfomances…). Afortunadamente, el dúo catalán se toma las cosas con el suficiente distanciamiento gracias a la ironía y el humor que desprenden sus canciones.

8. NOVEDADES CARMINHA: Ultraligero

Si en su anterior disco, Campeones del Mundo,  este grupo gallego  jugaba con su vertiente más mod (con temazos como “Ritmo en la sangre”) en Ultraligero han dado un cierto giro y se han centrado en su vertiente más juerguista y bailona. Porque eso es este disco , un conjunto  de temas para bailar, con diferentes estilos y aires de pasarlo bien, sin olvidar, por supuesto, la ironía y el sentido del humor (no hay más que escuchar letras como la de “Obsesionada” o ese impagable “Aunque te gusten Los Planetas como a todos los puretas, yo te quiero igual” de “Yo te quiero igual” ) que les convirtió en herederos legítimos de Siniestro Total. Menos música de garaje y  más funks, pero siempre auténticos.

52 puntos

9. KIKO VENENO: Sombrero roto

Que Kiko Veneno es uno de los grandes de nuestra música es una obviedad. Que además es tan grande que no tiene miedo alguno a arriesgar y a renovarse tiene aquí una nueva demostración. En vez de repetir su cancionero, uno de los más gloriosos en español de los últimos 40 años, el sevillano de origen catalán parte de los orígenes del mismo (un verso de “Los Delicuentes” de Veneno , 1.977) para darnos algo nuevo: un Kiko Veneno inspirado por la música electrónica, pero eso sí,  sin olvidar su raíz (“Sombrero roto” es una rumba funk) y manteniendo esa habilidad tan suya para describir tipos y situaciones reales  o emociones a flor de piel (“Vidas paralelas”, “Obvio”). Para quitarse el sombrero.

10. MANEL: Per la bona gent

Manel es uno de los grandes grupos del indie catalán. Durante mucho tiempo (prácticamente sus cuatro primeros álbumes), se especializaron en un pop elaborado basado en raices folks, pero con su quinto trabajo han decidido dar una vuelta de tuerca su obra. Mantienen bases folk  y pop pero se han abierto a influencias techno e incluso “samplean” a María del Mar Bonet (su célebre “Alenar”) y queda bastante bien, tan bien que seguro que la intérprete mallorquina les ha felicitado. Siguen siendo unos Manel reconocibles  pero este disco quizás sea el primer paso de una evolución que habrá que seguir.

Cerca de los 10 primeros quedaron:

11. Lorena Álvarez: Colección de canciones sencillas (50 puntos)

12. Calavento: Balanceo (47 puntos)

13. Mucho: ¿Hay alguien en casa? (45 puntos)

14. Fuerza Nueva: Fuerza Nueva (42 puntos)

15. Cupido: Préstame un sentimiento (41 puntos)

ANTOLOGÍAS Y REEDICIONES

2.019 fue el cincuentenario de muchos discos importantes y eso se ha notado en el apartado de las reediciones: Abbey Road de The Beatles, Let it Bleed de The Rolling Stones, Arthur de The Kinks, entre otros. Más recientes son London Calling de The Clash o 1999 de Prince. Muy interesantes también el Youre the Man de Marvin Gaye, The Ice Man Cometh (1.968) de Jerry Butler y Amazing Grace, que ha salido junto a la película del mismo nombre de Stanley Kramer dedicada a Aretha Franklin, preludio de lo que nos espera el próximo año con el biopic dedicado a la cantante con Jennifer Hudson de protagonista. Entre los españoles me quedo sin dudar con la reedición de los dos álbumes de Pau Riba, Dioptría, también de 1.969, disco histórico para el pop español y considerado en muchos medios el mejor disco catalán de siempre (con permiso del Quaselvot nit...de Jaume Sisa).

Pau Riba: Dioptría (1.969)

En el apartado internacional escojo por encima de los clásicos citados de los grandes de la música inglesa un álbum maldito y maravilloso del exByrds Gene Clark  publicado en 1.974 y que pasó entonces sin pena ni gloria. Me refiero a No Other, ahora remasterizado y acompañado de un pequeño libro y un blue ray. Estoy convencido de que Lana del Rey lo escucha a menudo, sobre todo una canción como “Some missunderstanding”.

Gene Clark: No Other . (1.974)

Y en cuanto a las antologías, dejando aparte al nuevo Bootleg dylaniano, sobre su época country junto a Johnny Cash, Bootleg Nº 15: Travelin Thru: 1.967-1.969, que en esta ocasión ha venido acompañado con otro álbum interesante para los devotos de Dylan, “The Rolling Thunder Revue. The 1.975 Live Recordings“, aprovechando el nuevo documental de Martin Scorsese, creo que el recopilatorio más interesante del año  (encabeza todas las listas al respecto además) es Tunes 2.011- 2.019 de Burial que recoge todos los Ep,s y otras cosas de uno de los genios de la electrónica ( y no solo) de los últimos 15 años, oportuno porque como ya sabemos el músico británico no edita Lp,s desde 2.008 limitándose a editar Ep,s cuando le apetece. Otras antologías interesantes, la de Tom Petty o el segundo volumen de la colección que se dedica a The Go Betweens, además de The Social Power of Music editada por el Smithsonian Folkways que incluye canciones protesta desde Joe Hill a Woody Guthrie o Pete Seeger, pero también canciones festivas, religiosas, comunitarias…, una joya del folk estadounidense (algunos temas incluso en español).  Y entre los españoles, poca cosa, exceptuando recopilatorios de Bunbury, Tino Casal o el irregular (es lo frecuente) homenaje a Joaquín Sabina, Ni tan joven ni tan viejo. Tributo a Sabina.

Burial: Tunes, 2-011-2019 (2019)

FINAL

A medida que van pasando los años, y en mi caso pasan ya demasiados, soy más partidario de las canciones que de los discos. Entiéndaseme, disfruto con un gran disco, pero generalmente salvo excepciones muy destacadas, me suelo quedar con dos, tres temas de un LP, a lo sumo con cuatro. No soy ya muy exigente, considero que  vale la pena una inversión en un disco con 3 buenas canciones, pero, al final, creo que si casi todos tuviéramos que hacer alguna selección para llevar música a una isla desierta haríamos una recopilación de canciones que nos gustan. Pero como he iniciado el juego con este larguísimo artículo no pienso escurrir el bulto y comentaré lo que más me ha gustado del año. De la lista de internacional escogería el disco de Sharon Van Etten, el de Nick Cave y el de Michael Kiwanuka, aparte de algunas cosas de Angel Olsen, Fontaines D.C. y Lana del Rey. Fuera de la lista me quedo con los  dos de Big Thief, Purple Mountains y además Britany Howard (Jaime), Jamila Woods (¡Legacy! Legacy!)  y el último de  Richard Hawley (soy fan, no lo puedo evitar), Further. Además, me gustan las armonías pop de Whitney (Forever tourned around) , la frescura del último disco de  Jenny Lewis (On the line) y el minimalismo de Jessica Pratt en Quiet signs. De los españoles, apostaría por La Bien Querida, el descaro de Novedades Carminha y Carolina Durante, y algunas cosas de León Benavente y Lorena Alvarez (Colección de canciones sencillas). Además, posiblemente el  disco de Kiko Veneno, y los trabajos de Rafael Berrio (El Niño Futuro) Lagartija Nick  (Los cielos cabizbajos) o Parade (La deriva sentimental). Para cerrar este resumen de 2.019 , y recordando la reflexión inicial de este apartado, me ha costado elegir entre dos canciones; una es “Stay High” de Britany Howard, una espléndida muestra de soul contemporáneo, pero me he decidido por Purple Mountains por dos razones. Primero porque “All my hapiness is gone” me parece una de las grandes canciones del año y  en segundo lugar por dedicar un pequeño tributo a un gran cantante (David Berman ) que nos dejó justo cuando acababa de editar su disco.