2019 será para el baloncesto español un año grabado con letras de oro. Literalmente. La selección española alcanzó su máxima cota de éxito con los triunfos conjuntos de las selecciones masculina y femenina. Un verano cargado de alegrías que certifica el gran trabajo realizado desde la base en el baloncesto femenino y demuestra que los años dorados del baloncesto masculino no quedan reducidos al enorme talento de una generación irrepetible. Un año inolvidable que se recordará para siempre.

El Mundobasket de China abría una nueva etapa para el baloncesto español. Por primera vez en veinte años la selección no contaba con jugadores de la generación surgida del Mundial Junior de Lisboa en 1999, el punto de partida de la generación dorada del baloncesto español. Pau Gasol, líder espiritual de este grupo y único jugador susceptible de ser convocado, quedó fuera de combate tras sufrir una operación en el pie que aún le mantiene fuera de las pistas. No sería la única ausencia destacable en el nuevo rumbo de la selección española. Mirotic, Ibaka y Sergio Rodríguez renunciaron a acudir a la cita por diferentes razones. Abrines estaba centrado en salir del oscuro túnel de la depresión. Bajas sensibles que repercutían en el potencial del equipo que acudiría a China, donde al premio de las medallas se sumaba la pelea por la clasificación olímpica. Ante la falta de los jugadores que llevaron el peso de la selección durante casi dos décadas se buscaban nuevos líderes en la pista. Ricky Rubio y Marc Gasol se postularon como los nuevos referentes del equipo. Les rodearían dos piezas clave en los mayores éxitos de la selección y el Real Madrid, Llull y Rudy, y varios de los secundarios que se han incorporado en los últimos grandes torneos (Ribas, Oriola y los hermanos Hernangómez). Para completar la lista, Scariolo contó con algunos de los jugadores que acudieron a su llamada en las ventanas FIBA. Colom, Beirán y Rabaseda fueron los elegidos para completar un equipo del que no formarían parte en condiciones normales pero las circunstancias les reservaron un premio que les parecía vedado. Un equipo en busca de acabar con las reservas y la incertidumbre aparejados al inicio de un nuevo tiempo para la selección española.

Fuente: atlas-news.com

Salvo Lituania, rival del primer amistoso, todos los encuentros de preparación en territorio nacional fueron ante rivales muy asequibles, con los que no se podía calibrar el estado real del equipo. En esta ocasión se disputaron tres partidos fuera de España. El primero, el más esperado, en Estados Unidos. Si España contaba con ausencias notables, qué decir de la selección estadounidense. Greg Popovich no tuvo que diseñar su plantilla, las numerosas renuncias lo hicieron por él. Incluso sería generoso decir que contaba con un equipo C pero ello no quería decir que no dispusiera de un puñado de jugadores de mucho nivel (Tatum, Kemba Walker, Smart, Khris Middleton, Brook López, Donovan Mitchell, Jaylen Brown, Myles Turner,…) aunque, en muchos casos, a la espera de explotar definitivamente debido a su juventud. El acierto en el tiro exterior y el poderío en el rebote permitieron a los estadounidenses dominar de principio a fin. Los hombres de Scariolo, pese a la derrota (90-81), compitieron y pudieron sacar conclusiones positivas. Marc Gasol y Ricky Rubio se confirmaban como líderes sólidos y fiables y la recuperación del nivel real de Llull iba por buen camino. Ya en China se disputaron los últimos dos amistosos. El primero contra Argentina, un posible rival en el hipotético cruce de cuartos de final. Un encuentro que dejó de manifiesto el carácter competitivo de los dos equipos y que decidió Ricky con un recital asombroso en los últimos minutos. Tanto España como Argentina aún eran ajenos a lo que ocurriría tres semanas más tarde. El último partido fue contra Rusia. Un choque desangelado, sin el concurso de Marc Gasol, en el que salieron a relucir los peores defectos de la selección española. Mal juego y dura derrota (55-74) contra un rival sin nada excepcional y que vivió tiempos mejores. Era un amistoso y el tropiezo no tenía repercusión pero convenía estar alerta pese a que la primera fase del Mundobasket se presentaba muy cómoda. Túnez, Puerto Rico e Irán no representaban unos obstáculos inquietantes.

Fuente: hoy.es

Túnez dio un aviso de lo que puede suceder en caso de despiste. Flojo desempeño de los hombres de banquillo que puso diez arriba a los tunecinos a mitad del segundo cuarto. Los triples arreglaron el problema antes de llegar al descanso. Una buena defensa y juego veloz permitió a los de Scariolo romper el partido el tercer cuarto. Pese a los apuros iniciales, una victoria sin agobios en el debut (101-62). Próximo rival, Puerto Rico. Para la selección boricua cualquier tiempo pasado fue mejor, no era el equipo deslumbrante que peleaba por las medallas treinta años atrás ni el competitivo y duro para cualquiera hasta hace un lustro. Pero la relajación, displicencia y nulo acierto en el tiro exterior dejó otra primera parte para olvidar. No se produjeron daños considerables porque el juego anárquico de los portorriqueños les llevaba a jugar a tirones pero el flojo rendimiento de España sacó de sus casillas a Scariolo, que no dudó en abroncar a sus jugadores y pedir disciplina. Bastó con meter balones a Marc Gasol, sin defensor que pudiera frenarle, y una racha anotadora de Llull para encarrilar el partido. Los trece puntos seguidos de un Clavell infalible  sólo sirvieron para inquietar levemente en los últimos minutos. Llegaba el segundo triunfo (73-63) y la clasificación para la segunda fase quedaba asegurada pero la imagen no era buena. Costaba imaginar que se pudiera jugar peor contra la endeble Irán pero siempre se puede caer más aunque pienses que has tocado fondo. En el último partido de la primera fase se rozó el bochorno. La galbana en los primeros minutos provocó que los iraníes tomaran diez puntos de ventaja en los primeros minutos. Aunque la defensa frenó la sangría, las pérdidas de balón y el bajo porcentaje en el tiro de tres impidieron que España estuviera cómoda en todo el partido. Es más, la falta de control permitió a Irán tomar la delantera al inicio del último cuarto. La amenaza de una derrota sonrojante estaba en el aire. Las carencias de los iraníes evitaron que consumaran la sorpresa. Sus últimos ataques fueron un despropósito que allanó el camino de la selección española. Un triple de ocho metros de Marc Gasol selló el triunfo (73-65) pero las críticas arreciaron tras el sofocón ante un rival tan modesto. Nadie apostaba por los hombres de Scariolo. Si habían practicado un nivel de juego tan bajo que les llevó a sufrir ante rivales débiles no se podía esperar nada contra los grandes aspirantes a las medallas. Mucho tenían que mejorar en la segunda fase para competir contra Italia y la, hasta ese momento, temible Serbia.

Fuente: mitele.es

El encuentro contra Italia era en la práctica una eliminatoria de octavos de final. Quien venciera tendría el pase a cuartos en el bolsillo. No entraba en los cálculos que en la última jornada los transalpinos tropezaran contra Puerto Rico o España inquietara a Serbia, el gran coco del torneo por su potencial y la solvencia aplastante con la que despachó a sus rivales en la primera fase, incluida Italia. La enorme tensión y responsabilidad quedó reflejada todo el partido. No pudo empezar peor. Demasiadas facilidades que permitieron anotar con comodidad a los italianos. De nuevo diez abajo en apenas cinco minutos y esta vez el rival no era ninguna maría. Llull sacó al equipo del atasco pero preocupaba la precipitación de Ricky y el nefasto encuentro de Marc Gasol. Lo palió el gran tercer cuarto de Juancho Hernangómez pero España en una pertinaz sequía anotadora en mal momento. Dos puntos en ocho minutos e Italia por delante a falta de cinco para al final. Ya no había tiempo para un cambio radical, sólo quedaba apelar a la defensa a ultranza y correr. En ese momento apareció el lado más competitivo de este equipo. La defensa española secó a la formidable línea exterior italiana y cambió el encuentro. Un parcial de 10-0 acabó con un trance lleno de dolor y sufrimiento. España vencía por 67-60 y aseguraba su plaza en cuartos de final. Podía afrontar con más calma el partido contra Serbia.

Fuente: kiaenzona.com

No había presión, nadie les echaría en cara caer ante un rival que contaba cada partido por victoria de paliza. Era el gran candidato al oro y como segundo, el rival del cruce, Argentina, tampoco era para entrar en un ataque de pánico. No se contaba con una hazaña por mucho que Djordjevic desdeñara el victimismo de prensa y aficionados españoles. Y el primer cuarto no dio motivos para pensar lo contrario. Pese a que España comenzó concentrada y sin miedo la realidad era que Bogdanovic finalizaba las jugadas con una facilidad que asusta. Talento infinito para poner por delante a Serbia, que iba tomando una distancia relativamente cómoda. Lo peor es que lo conseguía sin acelerar a tope, casi a medio gas. El temor a que Serbia rompiera el partido cuando quisiera era patente pero Scariolo no estaba dispuesto a aceptar ese destino. Diseñó un planteamiento magistral con un quinteto bajito. Ellos son más altos y fuertes, pues corramos. Serbia cayó en la trampa. Sus grandes figuras quedaron maniatadas por una defensa feroz que no paró de robar balones para salir al contraataque sin mirar atrás. La velocidad y agresividad defensiva sacaron del partido a los serbios. Jokic acabó desquiciado, expulsado tras recibir dos técnicas seguidas en pleno ataque de furia. La diferencia no paraba de crecer para deleite de los aficionados españoles, anonadados ante lo que estaban viendo. La ventaja superó los veinte puntos a mitad del tercer cuarto, se cumplía aquella frase de Los Nikis en su famoso tema El Imperio contraataca. El rudo Raduljiça sacó a Serbia del atasco y un infalible Bogdanovic bajó la diferencia de los diez puntos en el último cuarto pero la reacción serbia llegaba tarde. España no iba a tirar el trabajo por la borda. El trabajo de un formidable Claver selló una victoria de gran relevancia (81-69). España dejaba un aviso para navegantes. Pese a su comienzo con dudas todos debían tenerla en cuenta en la pelea por las medallas. Ya lo dijo Sasha, con España es siempre lo mismo.

Fuente: eurosport.com

El sorprendente primer puesto tenía como premio un cruce de cuartos muy asequible contra Polonia. Todos lo hubieran firmado antes del torneo. El dominio en el marcador fue total todo el partido aunque a España le costó romperlo. Daba igual que apareciera Ricky o los Hernangómez para colocar diferencias muy cómodas. Cada tiempo muerto rival provocaba la reacción de Polonia. Se temía un final abierto aunque diera la sensación que los polacos fueran con el gancho en todo momento, resistiendo agarrados a un clavo ardiendo. Un parcial de 11-0 a mitad del último cuarto envió a la aguerrida Polonia a la lona definitivamente. 90-78 que metía a España en semifinales y certificaba la plaza olímpica. Primer objetivo conseguido aunque la ocasión era idónea para logros mucho mayores. Francia había dejado fuera de combate en cuartos de final a Estados Unidos, víctima de la bisoñez y falta de físico para frenar a Gobert en la puntura. Argentina emuló a España y le pintó la cara a Serbia tras impartir una lección de competitividad y velocidad en los pases. No quedaba ningún rival inabordable por el camino, ningún contrincante que produjera temor moralmente. España estaba ante una gran oportunidad de repetir el oro de Japón en 2006 pero el rival en semifinales era el más duro de los que permanecían en liza: Australia. Un equipo emergente con un quinteto con puro sabor NBA. Una mezcla de talento y fortaleza física que le colocaba a las puertas de su mayor éxito internacional. Para muchos expertos partía con una ligera superioridad sobre España pero no era un muro imposible de sortear. Un momento para enfrentarse a la Historia. Un partido que ocupará un lugar importante en cualquier libro sobre la selección española. Ningún aficionado olvidará el 13 de septiembre de 2019.

Fuente: elobservador24.com

España saltó a cancha con agresividad, muy contentada. El acierto de Juancho Hernangómez permitió mantener la igualdad en el marcador durante todo el primer cuarto. Pero esta igualdad quedó rota por la sequía anotadora de la selección española en el siguiente periodo. Los hombres de banquillo no estuvieron acertados y España sólo anotó cuatro puntos en los primeros seis minutos del segundo cuarto. Había renunciado al juego interior y desde fuera no llegaban puntos. La defensa y los tiros libres salvaron la papeleta hasta el descanso pero la situación se agravaría en el tercer cuarto. Salvo Marc Gasol nadie conseguía sumar. El poderío australiano en el rebote ofensivo convertía cada acción bajo el aro en una pesadilla. Australia se colocaba once arriba mediado el tercer periodo y los nubarrones amenazaban con descargar una fuerte tormenta que ahogara toda esperanza. Pero a España nunca le faltó coraje ni fe en sus posibilidades. Con dos bases en pista salió del atasco. Australia seguía controlando el rebote ofensivo a placer pero no decayó el esfuerzo. Un formidable Marc Gasol se convirtió en el referente, el responsable de meter de lleno a España en el partido. Dos tiros libres del pivot ponían el 71-70 a falta de ocho segundos. Una defensa más y España se plantaría en la final. Mills sacó una personal dudosa a falta de cuatro segundos. Un lanzador fiable. Todos los aficionados españoles se hacían a la idea de buscar un ataque rápido, casi suicida. Pero a Mills le tembló el pulso en su segundo tiro libre. Un error que desencadenó la prórroga.

Fuente: cope.es

Un tiempo extra que comenzó dominando España con un 5-0 de inicio pero el despegue quedó abortado por la falta de acierto en el perímetro. Australia acabó igualando pese a perder más balones de la cuenta y Mills le adelantó con dos tiros libres tras otra falta discutible de Marc Gasol en un dos contra uno. A España le restaban catorce segundos para evitar la derrota. Scariolo diseñó un ataque para Ricky Rubio pero el base decidió buscar a Marc Gasol. El pivot se dio la vuelta en la zona y logró forzar personal. En sus manos estaban dos tiros libres para alargar el encuentro. Dos tiros libres para dejar de ser el hermano de Pau y erigirse en uno de los líderes de esta nueva etapa. Llevaba 6/6 en el tiro libre, un porcentaje destacado para un jugador que no es un especialista consumado, pero estos dos eran los que importaban. Acabó la prórroga con 8/8. No desperdició su oportunidad. Australia no fue capaz de encontrar un último tiro y la segunda prórroga era un hecho. Cinco minutos más. En una mañana lectiva en España todos los aficionados no se despegaban de la radio. O se afanaban por buscar un televisor en un momento de respiro. Mereció la pena el esfuerzo. Dos triples de Llull pusieron a España en el camino del triunfo. El 10-2 de inicio marcó el devenir de esta segunda prórroga. Los intentos a la desesperada de Australia quedaron en eso, intentos. Una canasta de Marc Gasol desde cuatro metros puso la rúbrica a una victoria histórica (95-88), a un partido que permanecerá grabado en letras doradas en la Historia del baloncesto español.

Fuente: eldiariodevalladolid.es

Un solo paso restaba para emular el oro conseguido en Saitama trece años antes. Argentina era el único obstáculo que se interponía en el camino hacia la gloria. Los dos únicos equipos invictos frente a frente, las dos mayores bestias competitivas del Mundobasket. Un rival lleno de caras conocidas en el baloncesto español. Un equipo con un trío de bases que ansiaría cualquier selección. Un pivot, Scola, por el que no pasan los años. Dos clones en busca del oro en China. Pero España demostró tener más callo en estas circunstancias. Ricky lideró una salida en tromba que borró de la pista a los argentinos. Sólo cinco minutos de lapsus otorgaron cuartel a Argentina para asomar la cabeza. El segundo cuarto marcó el devenir de la final. La defensa apagó las luces a los bases argentinos. Scola fue secado por los pivots españoles. A diferencia de las semifinales, España era superior en la zona y controló el rebote ofensivo. El parcial de 1-17 condicionó el resto del partido. España no aflojó en defensa y explotó cuanto pudo la endeblez en la zona de los argentinos. Un recital de fantasía. España se puso 22 arriba mediado el tercer cuarto. El triunfo ya era incuestionable, la superioridad era palpable pese a que Argentina recurrió a la dureza y Deck hacía daño con su poderío físico. Ricky Rubio era el dueño y señor del partido, siempre encontró soluciones para mantener la calma. La estrategia de forzar faltas sobre Marc Gasol no funcionó, al pivot no le tembló la muñeca desde el tiro libre. Los últimos minutos se convirtieron en un anticipo de la fiesta. 95-75 que marca un nuevo hito. El segundo Mundial. Un oro en el que nadie confiaba pero que cuelga del cuello de los doce jugadores que formaron la selección. Ricky Rubio, elegido MVP de la competición, alcanzó las cotas que prometía desde que era un adolescente. Marc Gasol ya es el líder en la zona que se le exigía desde hace años en la selección, lejos de la alargada sombra de su hermano mayor. Los referentes de un equipo que desató la ilusión y la euforia entre unos aficionados que les recibió masivamente a su regreso a Madrid. La celebración más concurrida para un éxito que nadie esperaba.

Fuente: olympodeportivo.es

Dos meses antes se completó la primera parte del verano más laureado para el baloncesto español. La selección femenina defendía la corona continental en el Eurobasket. Pese al enorme potencial del baloncesto femenino en España en la actualidad la misión se presentaba complicada debido a la ausencia de dos puntales en la etapa más exitosa de la selección española. Alba Torrens decidió tomarse un descanso para recuperar energías de cara a las próximas temporadas. Sancho Lyttle quedó fuera por una lesión que significó el motivo para poner fin a su carrera deportiva meses después. La gran anotadora y el pilar en el juego interior fuera de la lista de Lucas Mondelo, que optó por mantener en el equipo el núcleo duro de los últimos años. La renovación, la entrada de las numerosas jóvenes prometedoras que han aparecido recientemente, queda aparcada para después de los JJOO. Aún es el momento de un bloque consagrado y curtido, de las veteranas (Silvia Domínguez, Laura Nicholls, Anna Cruz, Marta Xargay, Laura Gil,…). Incluida Laia Palau, la gran veterana e incombustible, la líder indiscutible del vestuario. La preparación deparó algunas dudas. Las derrotas contra Rusia y Bélgica dejaron patentes la poca fiabilidad en los triples y el tiro libre. Aún faltaba compensar los puntos que siempre garantizaba Alba Torrens aunque la defensa siempre era una garantía. El trabajo ofensivo era la asignatura a mejorar al llegar a Riga (Letonia), sede del grupo de España en la primera fase.

Fuente: ultimahora.es

Todos los problemas en ataque se esfumaron en el debut contra Ucrania. El acierto en el tiro de tres, en especial de Marta Xargay, autora de 31 puntos, liquidó a un rival al que sostuvo en la primera parte Iagupova. Una máquina de anotar que sólo pudo alargar lo inevitable ante un bloque más hecho. Ella sola no iba a frenar el trabajo colectivo de España. Victoria cómoda por 95-77, los problemas en ataque parecían asunto resuelto. Sólo tardamos un día en comprobar que era pronto para alzar las campanas al vuelo. Gran Bretaña, entrenada por el español Chema Buceta, tendió una emboscada con un partido áspero y de dura defensa. Desapareció el acierto del debut y España acabó enredada, sufriendo muchas pérdidas de balón absurdas. Las británicas, lideradas por Temi Fangebele, a la postre máxima anotadora del torneo, diseñaron el partido que les interesaba, lento y trabado. Sólo aparecían soluciones cuando le llegaba el balón a Astou Ndour, indefendible para las británicas. La defensa y los estragos causados por Ndour pusieron once puntos arriba a la selección española pero se esfumaron en los minutos que la pivot pasó en el banquillo. Habría que sufrir hasta el final. Las canastas de mérito de Ouviña y Silvia Domínguez en el último minuto salvaron la papeleta (67-59). La clasificación quedaba certificada pero aún había que derrotar a Letonia para asegurar el primer puesto, que tenía como premio el pase directo a cuartos de final. Un partido plomizo pero que España dominó claramente durante los tres primeros cuartos. La defensa provocó muchísimas perdidas y la superioridad en el juego interior permitió a las españolas marcharse por inercia. Todo bajo control al inicio del último cuarto, con 16 puntos de ventaja para España, hasta que el seleccionador letón colocó una zona. Los problemas para anotar desde fuera complicaron el partido inesperadamente. Incluso Letonia amenazó con dar la vuelta al partido pero finalmente no llegó la sangre al río pese al susto recibido (59-56). España se plantaba en cuartos de final aunque los problemas en ataque no permitían muchas esperanzas. Casi se daba por buena la clasificación para el Preolímpico aunque no se subiera al podio.

Fuente: pacot.es

España viajó a Belgrado, donde se disputaba la fase final del Eurobasket. Esperó tranquilamente a que se dilucidarán las eliminatorias de octavos de final para conocer el rival. Rusia sería el contrincante a batir para entrar en la pelea por las medallas. El gran dominador antaño en Europa que busca resurgir con una nueva generación joven. Ya batió a la selección española en la preparación pero Lucas Mondelo había tomado buena nota de ese partido. A partir de la defensa las jugadoras españolas borraron del mapa a Rusia, que acusó un exceso de ternura y un punto de inexperiencia cuando el partido se disputó con el cuchillo entre los dientes. Astou Ndour volvió a realizar un partido para enmarcar, destrozando la defensa rusa cada vez que llegaba un balón dentro. La diferencia no paró de crecer hasta el 78-54 final que reflejó la enorme superioridad en la pista. La plaza para el Preolímpico estaba asegurada pero ya no se podía ignorar el brillo de los metales. En semifinales se interpondría un duro escollo, la anfitriona, Serbia. Esperaba un ambiente cargado y animoso pero las jugadoras de Mondelo no se achantaron. La defensa le permitió a España dominar el encuentro con cierta holgura hasta el final del tercer cuarto. El acierto de Anna Cruz en el segundo periodo neutralizó la facilidad que encontraron las jugadoras serbias para entrar hacia canasta. La selección española disfrutó de una renta cómoda hasta que en el último cuarto el nivel de dureza de las serbias, permitido por los árbitros, cambió el escenario. España sufrió ante una intensidad defensiva más allá de lo permisible y los estragos causados por Jelena Brooks. Serbia se puso por delante en los últimos minutos pero España no se vino abajo. El trabajo defensivo de Laura Gil frenó en seco a las pivots serbias en la recta final. La garra y el acierto en el tiro libre en los segundos finales hicieron el resto. 71-66 que valía el billete para una nueva final.

Fuente: 20minutos.es

La madurez y el oficio del equipo permitieron superar todos los obstáculos. Sólo restaba uno para el oro: Francia. El mismo rival de las últimas dos finales disputadas, todas de grato recuerdo. Un equipo de alto nivel físico pero en pleno relevo generacional y huérfano del liderazgo, talento y visión de juego de Dumerc desde su retirada. España reservó su mejor juego para la final. Apareció el acierto en el tiro exterior con seis triples en el primer cuarto. Xargay destrozó a la defensa francesa durante todo el partido. Laia Palau ofreció un clinic de acierto y sabia dirección. Silvia Domínguez realizó un trabajo excepcional como la gran tapada. Cada vez que aparecía el juego de la selección española subía de nivel. El trabajo atrás fue igual de impecable. Laura Gil generó mil y un problemas a las pivots francesas. Cada vez que Francia trataba de asomar la cabeza recibía como respuesta una nueva máxima diferencia. Apenas un par de individualidades lucían, insuficiente para resistir el vendaval desatado por un equipo con mayúsculas. Francia acabó arrollada por la intensidad, acierto y velocidad de un rival desatado en busca de un nuevo éxito. El marcador, 86-66, reflejó fielmente la superioridad en la pista. Un título labrado con mucho esfuerzo y celebrado en la pista al son de El vals del obrero de SKA-P, la canción oficial de este formidable grupo de jugadoras.

Fuente: lanzadigital.com

El tercer oro en los últimos cuatro Europeos. Un éxito de enorme envergadura que confirma a España como la primera potencia del baloncesto femenino en Europa. Sólo Estados Unidos está fuera del alcance. Astou Ndour fue nombrada mejor jugadora del torneo. Marta Xargay le acompañó en el quinteto ideal. Los puntales en Riga y Belgrado de un equipo casado con el triunfo, fruto del buen trabajo desde la base que ha proporcionado un extenso número de jugadoras con suficiente nivel para alcanzar la selección española sin que se resienta el rendimiento. Lucas Mondelo puede contar sin reparo con un grupo de entre 20 y 25 jugadoras de plenas garantías, una cifra que sólo el baloncesto estadounidense puede superar. Materia prima de sobra aunque el seleccionador seguirá contando con su núcleo duro si se logra la clasificación para los JJOO de Tokio en el Preolímpico de febrero que se celebrará en China. Gran Bretaña, China y Corea del Sur serán las rivales y sólo la última queda fuera de la cita olímpica. Un objetivo muy factible para un equipo con las miras puestas en repetir la medalla lograda en Río de Janeiro.

Las competiciones de clubes también dan para escribir largo y tendido de este 2019. El aumento del nivel competitivo del Barça auguraba una dura pelea con el Real Madrid por los títulos en las competiciones nacionales. El primer gran duelo llegó en la final de Copa, en el Palacio de los Deportes. Una final que se recordará por el surrealismo del desenlace, que provocó la incredulidad y el sonrojo. Un encuentro que tuvo dominado el Real Madrid hasta que desperdició 17 puntos de ventaja en el último cuarto. Acabó celebrando que Llull forzara la prórroga con una canasta en el último segundo. Un tiempo extra en el que el Barça tomó una diferencia en el minuto final que se antojaba suficiente para conseguir el título de Copa. Sin embargo nadie podía prever la sucesión de hechos rocambolescos que sucederían a continuación. Todo comenzó con un manotazo claro de Randolph en la cabeza de Singleton cuando éste se disponía a realizar un mate. Una antideportiva de libro que, incomprensiblemente, no señalaron los árbitros. La jugada acabó con un 2+1 de Carroll que ponía uno arriba al Real Madrid. Una acción muy polémica pero que palidecería en comparación con lo que estaba por llegar. Tomic se da la vuelta bajo canasta y lanza a la desesperada. El balón pega en el tablero y supera el aro antes que Randolph lo toque. Los árbitros revisan la jugada. Se ve claramente en la repetición que la acción es legal, incluso en la retransmisión de Movistar+ no tenían dudas que el título sería para el Madrid. Pero, para asombro de todos, los colegiados dan validez a la canasta. Un error asombroso agravado por el hecho de disponer de las imágenes para tomar la decisión. Una oda al absurdo que entregó el título al Barça y desató la tormenta. Durante los días siguientes la polémica y la indignación del Real Madrid rellenaron páginas de periódicos y minutos en la sección deportiva de los informativos. Incluso algunos medios lanzaron rumores de un posible marcha de la Liga ACB del equipo blanco. Como era de esperar, las aguas se calmaron al cabo del tiempo. Al Real Madrid le tocaba apretar los dientes y seguir adelante. Era consciente que esta temporada tenía un rival cualificado en la competición doméstica, más si cabe cuando volvió a batirle en el Clásico liguero disputado un mes después en el mismo escenario de la Copa. El Barça le había tomado la medida desde la llegada de Pesic, que en sus dos etapas como entrenador azulgrana no conocía la derrota contra el Madrid en competiciones nacionales. En Barcelona empezaron a considerar que partían un paso por delante en la lucha por el título de Liga ACB.

Fuente: elplural.com

Sin embargo, abril trajo la mejor versión del Real Madrid. Justo cuando empezaban a jugarse las castañas, en el tramo decisivo de la temporada. La que se suponía como una eliminatoria durísima de cuartos de final contra Panathinaikos, en plena Semana Santa, se convirtió en un triunfo por la vía rápida que le dio el billete a la Final Four de Vitoria. Casi todos los jugadores del equipo blanco llegaron en su mejor momento de forma a la cita. Como bloque, el más poderoso de Europa para muchos expertos y aficionados. Tuvo contra las cuerdas en semifinales a CSKA, una colección de enorme talento individual pero menos sólido en juego y mentalmente que el equipo blanco. Desperdició dos oportunidades de mandar a la lona al conjunto ruso. En la primera mitad un recital de Sergio Rodríguez aguó la clara superioridad en el cuarto inicial. En el tercer cuarto los de Laso disfrutaron de 14 puntos de ventaja en pleno festival de Causeur, que llevaba un mes de mayo sensacional. Pero, al igual que ocurriera en la final de Copa, dejó escapar una renta suculenta. Las acciones individuales de De Colo, la falta de agresividad de Ayón en la zona y las decisiones precipitadas e injustificables de Llull dejaron un final abierto e incierto en el que el arbitraje acabó desquiciando al equipo blanco, molesto con el reparto de personales y decisiones absurdas. Aún escuece la técnica señalada por Ann Panther debido a que un jugador del Real Madrid… ¡lanzó una toalla a una silla! Los hombres de Laso acabaron descentrados y perdiendo el rigor defensivo. CSKA anotó en cada jugada en los últimos seis minutos para remontar y clasificarse para la final. La derrota dejó el aroma a oportunidad perdida. Tanto por el potencial madridista como por el encuentro que se marchó. El propio CSKA Moscú se proclamó campeón de la Euroliga tras derrotar al sorprendente Efes Pilsen turco. Un equipo repleto de grandes individualidades pero que en conjunto no era mejor que el Real Madrid.

Fuente: cronometrodeportivo.es

La Liga ACB quedaba como última carta para el equipo blanco. La oportunidad que restaba para no acabar una temporada en blanco por primera vez en la etapa de Laso en el banquillo. Afrontaría los playoffs como líder de la Liga Regular tras el bajón del Barça en mayo. La dura eliminatoria contra Efes Pilsen en Euroliga le dejó fuera de la Final Four por quinto año consecutivo y sin energías. Baskonia y Valencia Basket aprovecharon el desgaste para asaltar el Palau Blaugrana y privarle del primer puesto. Una ventaja perdida en un Clásico inevitable en la final. Los dos grandes futboleros solventaron sus dos eliminatorias sin ceder un partido. El Madrid no pasó apuros ante un Manresa mermado por las lesiones y un Valencia Basket que acabó agotado la dura serie contra Unicaja. El Barça, por su parte, supo neutralizar a Laprovittola para despachar sin apuros a Joventut y no encontró rival en un Basket Zaragoza que ya había cumplido con creces dejando por el camino a un decepcionante Baskonia. Tres años después regresaba el Clásico en la serie final por el título. Duro e incierto, donde el factor cancha suponía una apreciable ventaja. Sorprendentemente el primer encuentro acabó en una sencilla victoria para el Real Madrid (87-67). Nadie esperaba semejante superioridad. El Barça no podía permitirse volver a Barcelona con un 2-0 en contra y planteó un segundo partido áspero, duro, con un alto nivel de contacto físico que contó con el beneplácito arbitral. Un tipo de partido en el que se manejó mucho mejor, maniatando a un Madrid atrapado en la dura defensa y sometido por el asombroso recital de Heurtel. El Barça iba a llevar la eliminatoria igualada al Palau Blaugrana pero se desencadenó lo imposible en los dos últimos minutos.

Fuente: menshealth.com

El Madrid se metió en el encuentro con triples a la desesperada que provocaron los nervios en el equipo azulgrana. Un balón perdido por Pangos en un saque de banda y un tiro libre errado por Claver alimentaron la épica de un argumento impensable. La diferencia era sólo de tres puntos cuando Llull dispuso de dos tiros libres. Falló el segundo pero Rudy estuvo más listo que nadie para capturar el rebote y pasar el balón a Llull, que en lugar de lanzar envió un pase bombeado a Carroll, completamente solo en la esquina. Un triple que resultaba una bandeja para uno de los tiradores más letales que han pasado por España. Tres puntos que desataron la locura en el Palacio de los Deportes. Tres puntos para decidir la final aunque el Real Madrid necesitara un triunfo más para proclamarse campeón. Un desenlace que superaba la apoteosis del mítico triple de Herreros en Vitoria. El Barça pudo alargar la final hasta el cuarto partido. Un palmeo fallado por Thompkins evitó que acabara en el tercer encuentro (78-77) pero la final no volvería a Madrid. La superioridad en la pista del conjunto de Laso fue innegable, demostró estar un escalón por encima. Un triunfo definitivo (68-74) y basado en la gran dirección de Campazzo, quizá el mejor base del baloncesto europeo en la actualidad, y el terror impuesto por la enorme figura de Tavares bajo los aros.

La mejoría competitiva no fue suficiente para que el Barça cambiara el orden establecido en el baloncesto nacional en los últimos años. Para dar el último paso tiró la casa por la ventana el pasado verano, sin reparar en gastos para atraer a nombres de la talla de Higgins, Davies, Abrines y Delaney. Pero el gran golpe de efecto lo representó el fichaje de Mirotic, el más llamativo en muchos años en el baloncesto europeo. El Barça se hacía con los servicios de un jugador con buen cache en la NBA y salido de la cantera del Real Madrid. Doble golpe. El Barça conformaba una plantilla deslumbrante en nombres y calidad individual. Ahora le queda construir un equipo que relegue al formidable poderío como bloque del Real Madrid. Por el momento, los duelos en la Supercopa y el partido de Euroliga disputado en el Palacio de los Deportes cayeron del lado madridista. Pero será a partir de abril, cuando llegue el tramo candente de la temporada, cuando habrá que examinar la evolución con más argumentos. Espera una lucha cerrada por todos los títulos entre los dos grandes del baloncesto español.

Fuente: deporteymujer.com

En la Liga femenina llegó el cambio de poder en el duopolio que rige el baloncesto español en el último lustro. Spar Citylift Girona se hizo con el título tras derrotar por 2-0 a Perfumerías Avenida, campeón liguero en los últimos años. El equipo salmantino tuvo que conformarse con la Copa de la Reina lograda en marzo, cuando sí pudo derrotar al equipo de Girona en la final. Sin embargo los equipos españoles siguen viendo desde la distancia la resolución de las principales competiciones europeas. El fomento y desarrollo del deporte femenino aún no repercute en las arcas de los clubes, incapaces de retener por falta de medios a gran parte del talento joven, que acaba emigrando en busca de lugares más propicios para desarrollar su carrera deportiva. El título de Euroliga acabó, otro año más, en manos del UMMC Ekaterimburgo  tras vencer 91-67 al Dinamo Kursk en una final rusa. Alba Torrens se alzaba con un nuevo entorchado continental, dejando con las ganas a Marta Xargay y Anna Cruz. Griner, Meesemann, Torrens, Vandersloot, McBride o Vadeeva son sólo algunos nombres de un formidable equipo de espíritu multinacional labrado desde el enorme poderío económico del baloncesto ruso, capaz de convencer a muchas de las máximas figuras del baloncesto mundial.

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