El 13 de septiembre de 2019 quedará guardada como la fecha en la que quedó escrito otro capítulo destacado en la historia del baloncesto español. Doce años después España volverá a disputar la final del Mundobasket tras superar un duelo épico contra Australia después de dos prórrogas. Firmó una memorable gesta contra un rival imponente en el apartado físico y lleno de talento con sello NBA que mandó en el marcador e impuso el ritmo de juego que le interesaba durante muchos minutos. Por momentos pareció una quimera pensar en romper el dominio de la selección aussie pero ni los ataques veloces, la inferioridad en el rebote, la falta de acierto en el triple o las imprecisiones al intentar igualar el frenético ritmo de los australianos quebraron la fortaleza mental de un equipo que supo sufrir y resistir en los malos momentos. Amén de los numerosos títulos y éxitos, la generación dorada ha transmitido una competitividad fuera de todo límite a la selección española. No se va de los partidos ni acepta sacar bandera blanca. Carácter y orgullo no le faltan. Muy pocos creyeron en las opciones de este equipo tras una mediocre primera fase y un partido infame contra Italia pese a lograr el triunfo pero aquí están, peleando por un nuevo título. Se les puede dedicar muchos adjetivos llenos de admiración pero lo puedo resumir en una sola frase: “¡Qué grandes sois!”.
EL PARTIDO DE ESPAÑA:
España 95 – Australia 88 (tras dos prórrogas): España no se podía permitir una salida al ralentí contra un rival de la talla de Australia en semifinales. Comenzó muy activa y con acierto, incluso en el tiro de tres que tan improductivo resultó en muchas ocasiones. Buen comienzo de Juancho Hernangómez, gran responsable de la ventaja de la selección española en los primeros minutos pero Australia no se inquietó este arranque de su rival. Dos triples seguidos le dieron su primera ventaja en el partido. No había duda, esperaba un duelo de enorme dureza. Sobre todo porque Mills ya estaba empeñado en destrozar el aro español. Todo lo que restó de primer cuarto estuvo envuelto en una completa igualdad. Un triple de Llull sobre la bocina permitió a España acabar por delante este periodo por primera vez en el torneo (22-21, min 10). Un buen presagio aunque la situación tardó poco en torcerse. Los cambios de Scariolo no dieron fruto. Los suplentes acusaron una severa falta de acierto y España entró en una especie de túnel del que le costó salir. Tardó cuatro minutos en anotar en el segundo cuarto. Ya se habían cumplido seis minutos de él y sólo había logrado cuatro puntos. La defensa española seguía funcionando pero tantas facilidades siempre las acaba aprovechando un rival con tanta calidad. Los porcentajes de Mills no eran una maravilla pero el base australiano supo cuándo cortar la zona para generar espacios. El juego ofensivo de Australia era mucho más equilibrado. A España le costaba adaptarse al ritmo frenético del ataque rival, que no tenía reparos en buscar lanzamientos sin consumir la mitad de la posesión. El parcial de 2-11 infundía motivos para preocuparse (24-32, min 15). Scariolo apostó por una zona como hiciera ante Serbia. Logró secar el ataque australiano pero los problemas para anotar continuaban. Sobre todo porque España se empezó en renunciar al juego interior y lanzar exclusivamente de tres. No entró un triple en todo el segundo cuarto. Los tiros libres se convirtieron en el salvavidas al que agarrarse. Pero a pesar de los problemas España consiguió ponerse a flote. Nada estaba perdido (32-37, min 20).
España recuperó brevemente el acierto al comienzo del tercer cuarto pero no tardó en reencontrarse con sus problemas pasados. Demasiadas pérdidas de balón por tratar de emular la velocidad de juego de Australia, que empezaba a tomar distancia. Marc Gasol como único recurso. No bastaba ni de lejos. Los triples rivales acercaban la desventaja a los diez puntos. Empezó a dar señales el tormento que amargó la vida de los jugadores españoles durante toda la segunda mitad: el rebote ofensivo. Australia se hinchó a capturarlos tras el descanso. Hizo mucho daño Kay (16 puntos, 11 rebotes, 20 de valoración), un pivot fuerte pero con un papel discreto en el juego australiano. Se convirtió en un titán que generó pesadillas bajo el aro. Se ceñían nubes muy negras y no por las fuertes lluvias que han caído estos días (39-50, min 26). España resistía por una simple cuestión de coraje. Scariolo puso dos bases en busca de un revulsivo. Ricky (19 puntos, 12 asistencias, 7 rebotes, 23 de valoración) y Llull revolucionaron el juego de la selección española en la parte final del tercer cuarto. Entre ambos se encargaron de devolver la esperanza, de recortar distancias, pero el rebote seguía sin cerrarse. Las numerosas ayudas sobre Mills (34 puntos) dejaron mucho espacio para que Bogut (12 puntos, 9 rebotes, 20 de valoración) y Kay camparan a sus anchas cuando buscaban el rebote. Australia tenía dos oportunidades como mínimo en cada ataque. Muchas facilidades para un rival que no perdona las concesiones. Resultaba frustrante pero ni así decayó la tenacidad de España. Volvió el foco sobre Marc Gasol (33 puntos, 6 rebotes, 4 asistencias, 33 de valoración), dispuesto a ejercer el papel de líder que tanto se le reclama. Sobre él se sustentó una nueva reacción. Una bandeja de Llull puso a tiro la remontada (65-67, min 37). España ya estaba aquí. Pese a que Mills trató de reclamar su lugar como héroe ya no había forma de sacarla del partido. Tuvo varias oportunidades de adelantarse en el marcador. No llegó la ocasión hasta que restaban ocho segundos. Marc Gasol anotó dos tiros libres para colocar el 71-70 en el marcador. Una defensa separaba a España de semifinales. Balón para Mills tras el tiempo muerto. El base se la jugó en una penetración hacia canasta. Encontró en su camino a Marc Gasol. Le desplazó con la cadera, falta personal. Dos tiros libres para un tirador consagrado a falta de cuatro segundos. Anotó el primero. Los aficionados españoles se hacían a la idea de la búsqueda de un tiro rápido, no quedaban tiempos muertos. Pero lo impensable ocurre. Mills falló el segundo tiro y el rebote cayó en manos españolas. Prórroga. A esta semifinal le restaba un largo pasaje de drama.
El 5-0 inicial elevó el ánimo de los aficionados españoles pero el lastre del rebote ofensivo seguía persiguiendo a los de Scariolo. A partir de él volvieron a igualar los australianos. España se empezó en acabar un triple cada ataque. No dio resultado. Le salvó que Australia perdía demasiados balones. El 78-78 permanecía inamovible. La tensión alcanzaba cotas que bordeaban lo inaguantable. Mills forzó un personal de Marc Gasol tras caer en un dos para uno. Esta vez no le tembló la muñeca. 78-80 y 14 segundos por jugarse. Scariolo planeó un pick and pop entre Llull y Marc Gasol para que el balón acabara en Ricky Rubio. Tal cual como dibujó en la pizarra. Sólo que Ricky no buscó el lanzamiento y sí a Marc Gasol. El pivot se llevó una personal y dispuso de dos tiros libres para empatar. Llevaba 6/6 en tiros libres. Serían 8/8 después de sus dos lanzamientos. Era su gran día con la selección y no estaba dispuesto a tirarlo por tierra. Australia ni tuvo ocasión de armar un tiro en condiciones. Otra prórroga, más minutos dramáticos. Llegaba la hora de los valientes. El momento de Llull (17 puntos). Dos triples para llevar en volandas a una España que creía a ciegas en sus posibilidades. Ahora sí le temblaban las piernas a Australia. Estaba tocada mental y físicamente. No resistía la presión de una defensa intensa, inmune al cansancio. El 10-2 de parcial resultaba definitivo (90-82, min 48). Dio igual que Ricky fallara dos tiros libres y Mills anotara un triple en carrera acto seguido. A España le valía jugar con el tiempo. Una canasta de Marc Gasol a cuatro metros del aro puso la rúbrica a la gesta. Sí, España pasaba por encima de todas las dificultades para llegar a la final. Quien lo hubiese imaginado tras penar una semana antes contra Italia pero sólo un paso le separa del oro.
LA OTRA SEMIFINAL:
Argentina 80 – Francia 66: No quería saber nada Argentina de una pelea física contra Francia. Era inferior en esa faceta como lo era ante Serbia así que aplicó la misma receta que le dio el triunfo en cuartos de final. Mucha velocidad y una guerra de guerrillas en defensa, planteando una emboscada en cada jugada en busca del robo de balón. Inicio frenético que impulsó a los argentinos hacia una escapada temprana. 10-2 de salida y Francia obligada a remar desde el comienzo. Salió del bloqueo con una pieza poco utilizada durante el Mundobasket. Labeyrie apareció como revulsivo actuando de pivot abierto. Sorprendió con dos triples que estrecharon la diferencia aunque Argentina nunca perdió el mando del encuentro. Mientras a Francia le cuesta encontrar un base con criterio los argentinos cuentan con tres ases en la posición. Y a ninguno se les escapaba que por dentro los franceses no eran capaces de detectar a Scola. Quien diría que tiene 39 años. La eterna juventud de un pivot con fundamentos y carácter por toneladas. Sin embargo Francia logró dar la vuelta al marcador al comienzo del segundo cuarto bregando en el juego interior. Fue su única ventaja (23-24, min 12). Argentina dio una vuelta de tuerca más en el aspecto defensivo y no tardó en aflorar la irregularidad francesa en ataque. 8-0 de parcial y el partido de nuevo en manos argentinas. Francia buscaba a Gobert para aprovechar en la pintura su altura y fortaleza. Suele funcionar mejor en defensa que en ataque. Francia anotaba a cuentagotas. Los tiros libres o algún chispazo de Fournier servían para mantenerse a flote pero no para dar un golpe de efecto. Esa tarea le pertenece a los pequeños genios de Argentina. Campazzo siempre se guarda el mejor truco para el final. Echó el cierre al segundo cuarto con un espectacular triple sobre la bocina (39-32, min 20). Cuántas veces habremos visto esto. Supuso un duro golpe moral para Francia. No se recuperaría.
Como ocurriera en la anterior eliminatoria Argentina salió ganando en el concurso de triples que se montó al inicio del tercer cuarto. Disfruta en momentos tan descontrolados. Francia acusaba la falta de un director de juego cualificado sobre la pista. Vildoza y Campazzo tenían el control del encuentro sin discusión pero la ausencia de peso en el ritmo de juego no era el único problema. Fournier y De Colo pasaban desapercibidos. Gobert se hinchaba a fallar tiros cerca del aro. No resultaba efectivo rodeado por un grupo de guerrilleros que no daban tregua. Argentina se marchaba paulatinamente en el marcador. Defensa y velocidad para desbordar a un rival ofuscado (60-45, min 27). Francia trató de revertir una situación muy delicada elevando el nivel físico en ambas zonas. Consiguió complicar el ataque argentino durante unos minutos pero no solucionó sus propios problemas. Sin la inspiración de sus principales anotadores costaba mucho remontar. Argentina no bajó la agresividad defensiva aunque ello le costara sumar personales y entrar pronto en bonus. Gobert visitó con frecuencia la línea de tiros libres. Le salió a cuenta a Argentina. No hizo más que fallar el pivot francés desde el 4’60. El partido estaba a punto de caramelo para Argentina, sólo faltaba sentenciarlo. Lo conseguiría Scola con dos triples seguidos. Quién si no. Un broche de oro a un fantástico recital. 39 años…. Scola (28 puntos, 11 rebotes, 32 de valoración) acabó aclamado por sus compañeros cuando marchó hacia el banquillo. No es para menos, había reventado definitivamente el partido (74-59, min 37). Francia estaba agotada mentalmente, hastiada de pelear contra unos guerreros que no daban respiro en lugar de disfrutar su pase a la final. Ni los tiros libres le entraban a unos jugadores entregados, rendidos a un rival que volvió a rozar la excelencia.
PREVIA DE LA FINAL:
España y Argentina disputarán la final del Mundobasket. Los dos únicos equipos invictos, seguramente los que poseen el carácter más competitivo del baloncesto actual. Dos equipos que se conocen muy bien. No en vano muchos jugadores argentinos disputan o han pasado por la Liga ACB. Ambos ya se vieron las caras en la preparación, ya en tierras chinas y sin la presencia de Campazzo y Marc Gasol. Nadie contaba por entonces que sería la futura final pero sí que sería un enfrentamiento muy duro. En esa ocasión Ricky Rubio decidió el encuentro con unos últimos minutos asombrosos pero ya no estamos en un amistoso sino en toda una final de un Mundial. De lo que no hay duda es que veremos a dos equipos con mucho carácter. La intensidad defensiva está garantizada. Donde hay variaciones es en el planteamiento ofensivo. Las características de sus bases lleva a Argentina a un ataque veloz que palía su inferioridad física contra muchos rivales. España siempre busca un ataque más controlado. El tiro exterior argentino está funcionando mucho mejor en este Mundial, sus tres bases se muestran muy inspirados en la línea de tres mientras España lleva padeciendo en ese apartado. En cambio Scola volverá a ser el principal y casi único referente en la zona. Hasta el momento sus 39 años no han sido obstáculo para marcar diferencias en el juego interior. No se va a arredrar contra los pivots españoles aunque en la final el desgaste puede ser mayor. Pero la conclusión es que el pronóstico está muy abierto. No sé si llegaremos a las cotas de dramatismo de semifinales pero se avecina otro duelo igualado y de cuchillo entre los dientes.
Previamente se disputará el partido por el bronce. Este encuentro siempre lo marca más el estado anímico y mental que el apartado físico. Duele mucho quedarse a las puertas de la final. Aún más con el desgaste de las dos prórrogas que disputó Australia. Tanto la selección aussie como la francesa son dos equipo muy físicos aunque de corte diferente. Australia apuesta por ataques muy rápidos, en consonancia con lo establecido en la NBA, y Francia busca en mayor medida el talento individual de Fournier o De Colo. En la segunda fase ya se enfrentaron, con victoria para Australia por 100-98. Un duelo duro y muy espectacular pero veremos con qué ganas afrontarán el partido los dos equipos. Francia lleva menos tute encima y no sufrió un golpe moral tan fuerte aunque Australia ha ofrecido más como colectivo.
Y DIGO YO…:
- Australia capturó 14 rebotes en ataque en la segunda mitad de su semifinal contra España. Una cifra que suele resultar suficiente para decantar un partido. Y así parecía ser hasta que se interpuso el carácter competitivo de España. A veces las lecciones de orgullo pueden incluso con unos número tan desfavorables.
- Marc Gasol y Scola resultaron decisivos en la clasificación a la final de España y Argentina, respectivamente. En cuartos de final Gobert fue clave para eliminar a Estados Unidos. Los pivots reclaman su sitio en este Mundobasket en los tiempos de los quintetos bajitos, la velocidad y al lanzamiento de triples como si no hubiera un mañana.
- En muchos medios se rumorea sobre una posible oferta del Real Madrid a Scola. En condiciones normales sorprendería mucho este interés por un jugador de 39 años pero no para quien lo haya seguido en el Mundobasket. Tan determinante como si tuviera diez años menos. Capaz es de emular a su compatriota Nocioni. Y no hay que negar que resultaría curioso verle jugar junto a Felipe Reyes. Los chavales en la zona.
- Estados Unidos volvió a dar la nota en su penar por la insulsa pelea por el quinto puesto. Contra Serbia transformó la desmotivación en dejadez absoluta. El 32-7 encajado en el primer cuarto supone un record negativo para la selección estadounidense. Pese a la bronca de Popovich y la reacción inmediata no pudo arreglar tan nefasto comienzo. Difícil digerir que acabe luchando por el séptimo lugar.
- Por Pekin se están dejando caer nombres muy ilustres en el pasado reciente del baloncesto. Kobe Bryant, Manu Ginobili, Chris Bosh,… Parece que el Mundobasket despierta más atención al otro lado del Atlántico como espectadores que para sufrir en la cancha.
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