Cuesta encontrar adjetivos para calificar el último minuto en el Palacio de los Deportes. No harían justicia cualesquiera que eligiera. Sólo se me ocurre rememorar el título de la famosa película de Juan Antonio Bayona: Lo imposible. He visto auténticas burradas al Real Madrid en la etapa de Pablo Laso en el banquillo, remontadas al filo de lo inverosímil, pero lo conseguido en el segundo partido de la final escapa a lo concebible por la mente humana. En poco más de un minuto fue capaz de remontar nueve puntos y lograr el segundo triunfo en el último instante. Carroll le robó el protagonismo a Heurtel, llamado a ser el héroe de la victoria azulgrana hasta que el carácter irreductible del equipo blanco llevó el desenlace al final cinematográfico más épico. En el Barça aún tratan de digerir una derrota inconcebible en un partido dominado en todo momento. De nada valió llevar el partido al plano más físico, a contar con un Heurtel inmenso, a la superioridad de Pesic en la pizarra. Todo saltó por los aires con el triple de Carroll, el colofón a una remontada imposible, a la altura de aquella en Vitoria en 2005 que supuso el título liguero al Real Madrid con el inolvidable triple de Herreros. Otro tirador exquisito, de muñeca fina y letal, puso la rúbrica a uno de los capítulos más emotivos del conjunto de Laso. Un golpe duro que bien pudiera ser la revancha del desenlace de la Copa del Rey en esta misma pista. Los modernos lo llaman karma. Los mayores apelan a la manida expresión “lo que cambia la vida”. Para mí, simplemente lo imposible.
Real Madrid 81 – Barça 80 (2-0): No tardaron en comprobar los aficionados que en el segundo partido quedaba poco espacio para la lírica. La dureza defensiva estaba garantizada. Ritmo bajo, alto nivel físico. Una bandeja de Pangos fue la única anotación en dos minutos y medio. Guerra de guerrillas que le vino que ni pintada al Barça. Necesitaba mayor agresividad para dibujar un partido diferente al primer encuentro de la final. La permisividad arbitral con los contactos le llevó a apostar sin miramientos por un encuentro duro, con el cuchillo entre los dientes. Entrar en la zona suponía meterse de lleno en una batalla campal. El Real Madrid no se adaptaba al escenario. El tiro exterior no funcionaba y no sirvió como válvula de escape. Los rebotes ofensivos de Tavares (11 puntos, 9 rebotes, 2 tapones, 24 de valoración) eran la única forma de buscar los resquicios en la defensa azulgrana. Campazzo no estaba al nivel sublime del sábado. Randolph tenía el punto de mira desviado. La aparición de Llull tampoco aportó más acierto y claridad. El Real Madrid se encontraba encallado, prisionero de la trampa tendida por Pesic. Al Barça le bastaba con entrar a canasta con decisión para abrir diferencias (7-17, min 9). El Madrid consiguió enderezar levemente el rumbo al final del primer cuarto pero la actividad defensiva rival no le permitía alegrías. Más si cabe cuando Taylor falló dos canastas hechas. No fue el día del alero sueco. En defensa ni vio a Heurtel, que empezó a hacer lo que le dio la gana en el segundo cuarto. Y con Oriola en cancha el rebote en ataque era propiedad azulgrana. Los de Laso subsistían como podían en un partido de puro baloncesto control de los años 90. El arrojo de Ayón en la zona impidió que la desventaja tomara un cariz preocupante. Mantuvo en pie al equipo blanco hasta que Pesic decidió sustituir a Heurtel. La ausencia del base francés descolocó a los azulgranas. El Real Madrid vio la luz sin el diabólico base en pista. Carroll anotó el primer triple del Madrid en el minuto 16. Su segundo acierto en el tiro de tres dio la primera ventaja al equipo blanco (29-27, min 17). El encuentro cambiaba pero el Madrid volvió a atascarse tras dar la vuelta al marcador. Claver se ocupó de devolver el mando al Barça. Un triple desde la esquina del alero azulgrana en la última jugada supuso un golpe doloroso para el Real Madrid. 0-7 de parcial hasta el descanso que permitía al Barça dominar en el marcador al intermedio (29-34, min 20).
No varió la película en el tercer cuarto. Continuó el cuerpo a cuerpo, la pelea en el barro. Una sucesión de contactos y personales que acabó desquiciando al Real Madrid y a sus aficionados. El Barça se encontraba mucho más cómodo. A sesenta puntos siempre gana Pesic. Salvo que el tipo que se siente en el otro banquillo se apellide Obradovic. Entre las altas pulsaciones y la batalla física emergió Heurtel. Un demonio que aterrorizó a la defensa madridista. Puso todo patas arriba. Ya podía entrar a canasta, lanzar de tres, tumbar defensores, sacarle la cuarta falta a Campazzo en un jugada que supuso tres tiros libres. Todo le salía bien. Anotó doce puntos en el tercer cuarto y minó la moral de todos los madridistas, que empezaban a ver el partido muy oscuro (41-53, min 26). Heurtel (30 puntos, 2 asistencias, 28 de valoración) se tomó la revancha de un sábado gris para brillar con luz propia. Pesic volvió a darle descanso en cuanto el Barça logró una renta deliciosa. Su equipo lo notó. Pangos no es lo mismo. El Madrid forzado a remar contracorriente. Los tiros libres le sacaron del letargo y la ofuscación aunque Oriola contestaba, incluso recurriendo a la fortuna. Sin embargo el equipo blanco no dio su brazo a torcer. También guardaba una baza poderosa bajo la manga. Si el Barça tenía a Heurtel el Real Madrid contaba con Carroll. Ha perdido peso en la rotación pero no fiabilidad en el tiro. En sus manos estaba la remontada que se fraguó en la parte final del tercer cuarto. Tres triples seguidos de los locales volvieron el partido loco. Para lo que había llovido el Madrid consiguió mantenerse a flote. Heurtel regresó a cancha al inicio del último periodo pero el Real Madrid había puesto una marcha más. Un triple de Carroll (25 puntos, 2 rebotes, 28 de valoración) igualaba el marcador (62-62, min 32). Partido nuevo. Por si hubiera poca leña al fuego entraba a pista Felipe Reyes para inflamar aún más si cabe el Palacio de los Deportes. Pero el Barça no perdió el rumbo pese a disiparse su ventaja. Un triple de Smits, que jugó muchos minutos como ‘4’, le devolvía la ventaja. Dos pérdidas seguidas de Ayón, remiso a mirar el aro, apagaron la euforia. Pangos volvió a pista por Heurtel. Esta vez con mejor resultado. Cinco puntos seguidos del canadiense elevaron el parcial a 1-10 (63-72, min 36). El encuentro de nuevo donde quería Pesic, superior en su planteamiento táctico. Laso parecía lento de reflejos. Tardó en sentar a Ayón y tomó decisiones temerarias, como poner en pista a Raldolph y Taylor, nefastos en el partido. Pesic puso a sus dos bases para dormir el partido. Al Barça le bastaba con defender, tenía la victoria en la mano. Era inevitable el 1-1 en la eliminatoria. La afición madridista ya entonaba el “¡Ahora más que nunca, te quiero Real Madrid!”, el cántico de consuelo al equipo en las derrotas. Era inevitable.
Fuente: andaluciainformacion.es
El Real Madrid acudió al desesperado recurso del triple para alargar la agonía. Carroll, Llull y Randolph redujeron diferencias desde el perímetro pero se trataba de una muestra de orgullo y dignidad que suele resultar vana. Al Barça le bastaba con no errar en el tiro libre para despachar el partido. Sobre todo cuando la falta la recibía el infalible Heurtel. El último minuto se antojaba eterno entre tiempos muertos y revisiones de jugadas. La última concedió un saque de banda al Barça, rectificando la decisión iniciar de dar posesión al Real Madrid. Con 27 segundos por jugarse y 74-79 en el marcador parecía mera rutina para los azulgranas. Pero Pangos la lió tras el tiempo muerto de Pesic. Tardó en sacar y le señalaron cinco segundos. En la siguiente jugada Randolph anotaba un triple rápido que daba a los segundos finales una emoción inesperada. Seguidamente cometía falta sobre Claver. Era su quinta personal pero enviaba al tiro libre a un jugador que no destaca por su fortaleza mental. La muñeca se encogió en el primer tiro libre para júbilo de la afición madridista. Anotó el segundo pero al Real Madrid le quedaba una oportunidad. Llull recibió personal cuando se dirigía como una flecha a lanzar de tres. Los árbitros no consideraron acción de tiro y ni se plantearon revisar la jugada. El Palacio de los Deportes enfurecido nuevamente con los colegiados. Llull anotaba el primer tiro libre. El segundo se paseó por el aro hasta salirse fuera. Cayó justo debajo de él, hacia donde se dirigió oportuno Rudy para capturar el rebote. Aún quedaba un capítulo más al drama. Llull se levantó para lanzar de cinco metros pero lo pensó mejor. Pase que sobrevoló toda la defensa para caer en manos de… Carroll. El tirador más peligroso y con espacio de sobra para lanzar. Se libró con una finta de Claver y se levantó para tirar de tres completamente solo. Un triple con aroma a tiro ganador. No defraudó. Carroll desató la locura en el Palacio de los Deportes. La rúbrica a una victoria inolvidable que puede valer un título de Liga. Lo imposible ocurrió.
Y DIGO YO…:
- Hasta el minuto 38 Randolph llevaba cero puntos y -9 de valoración. Una rémora para el Real Madrid. No había explicación ni razones por las que Laso lo tuviera en pista. Acabó anotando dos triples fundamentales en el último minuto. Nadie se acordará de su nefasto partido sólo por aparecer en el momento adecuado. Lo que cambia un resultado.
- Si algo se puede achacar a Pesic en su gran planteamiento del partido es la gestión de los minutos de los bases. En muchas ocasiones sorprende los momentos que elige para relevar al director de juego. Aún más que estuviera más tiempo en pista Pangos que Heurtel cuando la diferencia en el rendimiento de ambos es enorme. Pesic es uno de los mejores entrenadores europeos de los últimos 30 años pero sus decisiones respecto a los bases me deja perplejo.
- En aquel inolvidable quinto partido en Vitoria en 2005 el Real Madrid remontó ocho puntos en 50 segundos. En este encuentro levantó siete puntos en 54 segundos pero con ingredientes que convierten la remontada en más especial si cabe. Caía de cinco puntos a 27 segundos y posesión del Barça. Y, a excepción de la infracción de cinco segundos señalada a Pangos, no existieron errores tan grotescos como los que cometió Baskonia. Los madridistas tienen un buen tema para debatir mientras se asienta la euforia.
- Hasta la consecución del milagro parecía que la conclusión que se podía sacar era otro triunfo de base. Heurtel realizó una exhibició prodigiosa. 30 puntos en 20 minutos, superó por completo a un ofuscado Campazzo (-1 de valoración y balance de -22 con él en pista) y volvió locos a Taylor (-8 de valoración, como para competir en el US Open) y Causeur. El partido era suyo, la victoria llevaba su firma. Pero lo imposible se interpuso en el camino de uno de los mejores bases del baloncesto europeo.
Leave a Reply
Be the First to Comment!
You must be logged in to post a comment.
You must be logged in to post a comment.