No entraba en los pronósticos un comienzo así de la final de la Liga ACB. En una serie tan igualada e impredecible no se manejaba una victoria de tal contundencia. El Real Madrid disfrutó de una superioridad clara y meridiana en el primer encuentro. Manejó desde el segundo cuarto una diferencia muy holgada que supo controlar en todo momento. Un triunfo cimentado desde la base. No exactamente desde la defensa, considerada por muchos como la base de los títulos aunque la del equipo blanco rayó a un nivel excelso. Me refiero a los directores de juego, los bases. En la previa comenté que el duelo entre los bases de los dos grandes futboleros podía ser el factor desequilibrante de la final. En este primer choque marcó las diferencias. Campazzo fue el amo y señor del partido cuando estuvo en pista. Siempre que estuvo a los mandos el base argentino el Real Madrid ejerció una autoridad incontestable sobre la cancha, superando a un Heurtel que no firmó malos números pero no tuvo gran influencia en el devenir del encuentro. De Pangos aún se espera que salga del tono discreto que define su primera temporada en el Barça. Campazzo se bastó para llevar con maestría el ataque del Real Madrid aunque tuvo la colaboración de Llull en la primera parte con su acierto en el tiro. El rendimiento de los bases explica en buena medida un cómodo triunfo fraguado desde los cimientos.
Real Madrid 87 – Barça 67 (1-0): Las dos primeras jugadas definieron el devenir que tendría el primer partido de la final. Las dos con Randolph de protagonista. En la primera una ayuda frustró el primer lanzamiento de Singleton. En la siguiente logró un 3+1 que abría el marcador. El comienzo de una clara superioridad del Madrid en los primeros minutos. Muy serio atrás, no concedía tiros fáciles. En ataque Campazzo no tuvo reparos en usar su varita mágica desde el primer momento. Daba igual que acabara metido en un jardín, siempre encontraba la salida. 9-0 inicial que no le sentó nada bien a Pesic. Sin embargo el base argentino se fue al banquillo a los cinco minutos y el Barça encontró un respiro. En ataque empezó a encontrar caminos desde el rebote ofensivo. El dominio azulgrana en este apartado fue incontestable. Hasta ocho rebotes ofensivos logró en el primer cuarto. En cada jugada gozaba de dos oportunidades de tiro. Así resultaba más sencillo estrechar el marcador. Tavares asustaba pero no cerraba el rebote. Tampoco le ayudaba Randolph, dicho sea de paso. Sin embargo el Barça no dispuso de ocasión alguna para tomar la delantera. Dos triples de Llull en la parte final del primer cuarto mantuvieron a los de Laso por delante. La línea exterior del Real Madrid empezaba a marcar diferencias. Rudy abrió el segundo cuarto con otros dos triples. Sin embargo su rendimiento defensivo estuvo a mayor altura que el acierto en ataque. Fue el encargado de la defensa de Kuric, una de las habituales pesadillas en el perímetro en los Clásicos de esta temporada. Rudy le secó por completo. Laso no se atrevía a sentarle. Lo hizo a los quince minutos cuando cometió la tercera personal. El precio a su sacrificio pero la huella que dejó en defensa se extendió a todo el equipo. Ayón no impone como Tavares pero resultó más efectivo en labores defensivas. El Barça marchaba a la deriva (32-19, min 13) y Pesic se devanaba la cabeza buscando soluciones. El Barça salió del atasco repitiendo la misma jugada. Balón a Tomic para asistir a Oriola tras encontrar la puerta atrás. Le salió bien dos veces seguidas. Pesic apostó por un juego interior sin un ‘5’ puro. Oriola y Singleton se convirtieron en las principales bazas ofensivas pero el Barça no lograba acercarse. El regreso de Campazzo devolvió la magia al ataque madridista. Sin forma de contrarrestar los trucos del mago, que volvió a sacarse de la manga un triple a una pierna para poner en pie al Palacio de los Deportes. No había manera de frenar al pequeño genio, el gran artífice del dominio sin ambajes del Real Madrid (47-32, min 20).
El Barça comenzó la segunda mitad más entonado en ataque, con Singleton como jugador más inspirado. Sin embargo cada acierto era contestado por el Real Madrid. El intercambio de canastas no le servía de nada al conjunto azulgrana. El parón producido por la revisión a una antideportiva señalada a Heurtel, decisión que se echó atrás finalmente, tampoco cambió la dinámica. Tavares imponía el terror y cambiaba todo tiro cerca del aro. El tiro exterior no funcionó como alternativa. Seguía sumando rebotes ofensivos pero ya no servían para anotar. Laso arriesgaba poniendo en el quinteto a Rudy con tres faltas pero el escolta madridista supo cuidarse bien. Campazzo mantenía el encuentro bajo control, imponiéndose a los bases azulgranas. Pesic seguía buscando soluciones para voltear un partido con muy mala pinta. Optó por poner en pista a Pangos y Heurtel y jugar con dos bases. También sentó a Tomic y volvió al juego interior sin ‘5’ puro. Con Tavares delante prefería jugadores altos más abiertos. Dos triples seguidos hacían indicar que la idea podía funcionar. Heurtel se encontraba más cómodo con Pangos dedicándose en exclusiva de la dirección. El Barça logró bajar de los diez puntos al inicio del último cuarto (63-54, min 31) pero no fue más allá. Antes que llegaran los apuros aparecieron los secundarios del Real Madrid. Los actores de reparto que tanto elevan el potencial del equipo blanco. Cinco puntos seguidos de Taylor devolvieron una ventaja muy tranquilizadora. Causeur elevó la apuesta con un triple y un 2+1 que hacían añicos el partido (74-54, min 33). La tentación de pensar ya en el partido del lunes seguro que estaba en la mente de Pesic pero el entrenador serbio esperó un poco más antes de arrojar la toalla. Como en todos los momentos delicados todo el juego del Barça pasó por las manos de Heurtel. Los azulgranas aprovecharon unos minutos de desacierto rival para endosar un parcial de 0-9 pero Laso reaccionó rápido. Pidió tiempo muerto para frenar la dinámica y puso otra vez en la cancha a Campazzo. El base argentino supo gestionar muy bien la recta final del encuentro, bajando el ritmo y forzando personales. El amo del encuentro. Un triple de Taylor puso la sentencia definitiva (80-64, min 37). Ahora sí se podía pensar en el segundo encuentro. Campazzo ya se podía tomar un descanso, despedido entre vítores. Un triple de Deck ponía la rúbrica. 20 puntos, la victoria perfecta. La predilecta de Fernando Martín. Una forma inmejorable para los madridistas de comenzar la final.
Y DIGO YO…:
- El rebote ofensivo se convirtió en el único lunar del Real Madrid en el primer partido. El Barça capturó 18 rebotes en ataque, una cifra que otorga muchas posibilidades de imponerse en un partido. Con este dato sorprende en gran medida una diferencia tan abultada en el marcador y la incontestable superioridad del equipo blanco.
- Pesic está decidido a contar con sólo tres jugadores interiores en la final. Con Seraphin caído en desgracia y la escasa confianza en Pustovyi el juego interior del Barça se encuentra escaso de efectivos. Una prueba irrefutable de la pérdida de peso de los pivots en el juego ofensivo azulgrana, volcado hacia el perímetro en estos playoffs. Si el tiro exterior no funciona, como ha pasado en este partido, las opciones se reducen mucho.
- En sus dos etapas como entrenador azulgrana Pesic había disputado once partidos en competiciones nacionales contra el Real Madrid. Todos se saldaron con victoria. Una inmaculada trayectoria que se truncó en el primer partido de la final. Nada es eterno.
- Tradicionalmente la victoria en el primer encuentro de una final suponía una suculenta ventaja para lograr el título en la Liga ACB. Sin embargo este dato careció de importancia en las últimas tres temporadas. El equipo que consiguió el primer triunfo (Barça, Real Madrid y Baskonia) cedieron en los tres partidos siguientes y se quedaron sin título. Deberían tenerlo bien en cuenta en el Madrid. En los playoffs un partido nada tiene que ver con el siguiente.
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