Fuente: clutchpoints.com
Tras dos derrotas el Oracle Arena no sabía que esperar de su equipo y ver como la mejor versión de los Rockets les daba las primeras ventajas, no ayudaba a instaurar la calma entre la afición. Sin embargo, Golden State no tardaba en reaccionar. Desde la defensa, y gracias al cierto de Klay Thompson y Kevin Durant, se apretaba el marcador. Houston comenzaba a tener dificultades para circular el balón con claridad y, como además concedían el rebote bajo su aro, la diferencia local rozaba los diez puntos. Pese a que Mike D´Antoni buscaba soluciones, no las encontraba y los Warriors dominaban por catorce puntos al cerrarse el primer cuarto. El segundo cuarto comenzaba con más estabilidad en el ataque tejano, donde Nene Hilario se mostraba como un ancla fiable. Enfrente era Thompson el encargado de dotar de puntos a Golden State, para mantener las diferencias hasta la llegada de los titulares. Naturalmente no era suficiente, la defensa tejana, y un poco de acierto exterior, daban lugar a un parcial de diez a cero que volvía a dejar el marcador apretado. Los Warriors necesitaban de la aparición de Durant, y de su mejor defensa, para poder correr y devolver la distancia hasta la decena de puntos. El técnico visitante se desesperaba y recordaba a su equipo que había que correr para atrás. No servía para nada, Stephen Curry hacía cinco puntos en treinta segundos, y Durant le secundaba, para disparar la diferencia aprovechando el mal balance defensivo de los Rockets. El parcial, de diecisiete a cero, llevaba la diferencia hasta los veinte puntos y, cuando al fin conseguían dominar las contras locales, Houston podía cerrar el cuarto a catorce puntos tras cerrar el cuarto con un seis a cero a su favor. Volver a arrancar la actividad física, tras el parón de un cuarto de hora, costaba y los errores se repartían por ambos bandos. No tardaba mucho en cambiar la situación porque, con más acierto y el rebote ofensivo a su favor, los Rockets reducían la desventaja a la mitad. Steve Kerr encontraba la solución en la inspiración de su base y , con Curry acertado, las diferencias se mantenían. El partido se hacía cada vez más duro y la ventaja local se iba esfumando a cada minuto al comenzar a perder balones. Por encima Houston encontraba una buena racha en el tiro y se ponían por delante en el marcador. Nada parecía ir bien para Golden State y ver como Durant se retiraba dolorido tras un mal apoyo parecía un terrrible presagio. Con todos esos problemas Curry volvía a ser la referencia ofensiva de los suyos y James Harden iba apor todas para dar adecuada respuesta a su inspiración. El Oracle Arena vibraba, porque se llegaba al cuarto final con un empate en el marcador. Un periodo donde había muy poco acierto y Jonas Jerebko daba un paso adelante por su equipo. En los Rockets era Chris Paul el jugador de referencia, iman Shumpert el ejecutor y el base buscaba calentar el ambiente con un poco de sobreactuación. Volvía a ser Curry , con siete puntos del tirón, el encargado de poner a su equipo con una mínima ventaja. Su inseparable compañero, Thompson, le acompañaba y, pese a que Draymond Green se cargaba son su quinta falta personal a cinco minutos para el final, la peor noticia para los Warriors era saber que Durant no volvería a la pista. Además, si algo fallaba, Kevon Looney se mostraba siempre activo para recoger las segundas opciones. En ese momento, con todo en el aire surgía el carácter de Green, para lo bueno y lo malo. Primero recibía un técnica por protestar, luego acertaba con un triple y, tras otro triple de Thompson que completaba una buena acción defensiva, cometía la falta de su eliminación. Para alivio del Oracle Arena restaban setenta segundos y contaban con seis puntos de ventaja gracias a los dos triples. Houston había encajado un parcial de ocho a uno, pero no se rendía. La defensa local, y algún fallo en los tiros libres, dejaba la puerta abierta a los Rockets. La estrella tejana colocaba a los suyos a tres puntos, tras una bandeja, y quedaban dieciocho segundos por jugar. D´Antoni daba orden de presionar sin faltas; Thompson, atrapado por un dos contra uno, soltaba un mal pase. Un jugador de cada equipo se iba al suelo y el triunfante era Looney, que se había mantenido en pie. Miraba inmediatamente a quien entregar el balón y encontraba a Thompson que se redimía con la bandeja de la victoria a cuatro segundos para el final. La serie regresaba a Houston y la ventaja era de Golden State. Invitado inesperado: Kevon Looney (Warriors)
El Toyota Center se teñía de rojo en busca de la victoria que abriese las puertas la séptimo partido y lo hacían con la confianza de ver que Andrew Bogut salía para suplir la baja de larga duración de Kevin Durant. Tal vez por la tensión acumulada, ambos equipos salían a jugar a un ritmo endiablado, donde las piernas ardían y con demasiada precipitación para que los aciertos predominasen. Salvo Klay Thompson, y James Harden, el resto de aportaciones eran esporádicas. De modo que todo transcurría bajo una marcador parejo hasta que, tras la segunda falta personal de Stephen Curry, el base tenía que sentarse. Eso daba lugar a una mejor versión de equipo en los Warriors y a un ligero despegue visitante. Sin embargo el esoclta tejano no se paraba y era necesaria la aparición de Kevon Looney desde el banquillo para mantener la igualdad al término del primer periodo. Y el segundo acto seguía mostrando una buena actividad del banquillo visitante que, gracias al rebote ofensivo, se mantenía a cuatro puntos, pese a los intentos de Chris Paul por romper el partido. Volvían los titulares y, pese a que Curry no acertaba, la precipitación de Houston permitía darle la vuelta al marcador. Jordan Bell se conver´tia en protagonista defensivao para ls de Steve Kerr, Thomspon seguía al mando en el ataque (por la ausencia de un Curry que había cometido su tercera falta personal) y, con dos triples, dejaba la diferencia en torno a los diez puntos restando cuatro minutos para el descanso. Mike D´Antoni buscaba soluciones defensivas y, con un poco de acierto exterior, los Rockets empataban el partido de cara a la segunda parte. El esfuerzo de la primera mitad se pagaba en los incios del tercer cuarto, todo era más calmado y hasta Curry commenzaba a sumar anotación. Ni una técnica a Eric Gordon rompía la armonía de unos minutos donde los parciales eran mínimos. Así las coasas eran noticia las cuartas faltas personales de Clint Capela y Draymond Green a mitad de cuarto. Sólo la salida de los suplentes tejanos, con su mayor intensidad, y la dirección de Paul permitían a Houston coger cinco puntos de cara al acto definitivo. Un periodo donde todo se mantenía en una dinámica semejante hasta que PJ Tucker dudaba con un triple abierto en una contra. Era un balón para dar diez puntos de ventaja a los suyos y su miedo a tirar acababa mal. Shaun Livingston se convertía en protagonista inesperado de la película, en ambos lados de la pista. Su aportación, junto al acierto de Curry, era la base de los Warriors para tener el partido empatado a mitad de cuarto. Los nervios se disparaban y era el base visitante quien cogía las riendas del ataque de su equipo. Pese a un golpe que dejaba dolorida su mano izquierda, anotaba y daba cinco puntos de ventaja a Golden State. Los Rockets estaban demasiado precipitados en su juego y llegaban con una desventaja de tres puntos al minuto final, tras una bandeja de Harden. Los Warriors circualban el balón con paciencia y Thompson daba seis puntos de ventaja a los suyos con menos de cuarenta segundos por jugar. Gerald Green no acertaba con su portunidad y la diferencia visitante se iba hasta los ocho puntos. Los intentos tejanos a golpe de triples se quedaban en nada por el acierto en los tiros libres de Curry; la eliminatoria se había acabado. Invitado inesperado: Shaun Livingston, Kevon Looney (Warriors)
Eliminatoria cerrada: Warriors ganan cuatro a dos
Fuente: clutchpoints.com
El Pepsi Center tenía la ilusión propia de un niño porque, tras la victoria en el cuarto partido, el factor cancha volvía a favorecer a Denver. Y el arranque del partido daba motivos a la afición para conservar la sonrisa en la cara. Los Blazers salían bastante desacertados en el tiro y, pese a que Enes Kanter se emparejaba con Paul Millsap, los de Colorado encontraban puntos bajo el aro con facilidad. El tiempo muerto de Terry Stotts era obligado, tras casi cuatro minutos sin anotar en juego Portland necesitaba dar presencia en la zona a su ataque. Sin embargo, defensivamente, el equipo no reaccionaba; los puntos caían constantemente y, pese a que Damien Lillard conseguía igualar el marcador, la defensa de Gary Harris y el juego interior local completaban un parcila de diez a dos quedaba una cómoda ventaja a los Nuggets para el segundo cuarto. Con el paso por los banquillosregresaba la versión menos acertada de los Blazers, mientras que los locales contaban con el acierto de Will Barton para llevar la ventaja a los dos dígitos. Como siempre era el base visitante el encargado de dar la primera respuesta y, junto a Kanter y CJ MCCollum, llevaban la responsabilidad ofensiva en esos minutos. el problema era que defensivamente el equipo no respondía y hasta Jamal Murray encontraba facilidades para anotar bajo canasta. Los titulares locales subían la intensidad, con más manos en defensa Denver resolvía en contras fáciles y el público del Pepsi Center ondeaba los pañuelos al aire. El técnico visitante buscaba frenar el despegue pero los de Mike Malone tenían confianza. La diferencia rozaba los veinte puntos y p, pese a que Lillard sacaba todas su dotes artísticas, y a que Murray se ganaba una técnica por protestar, esa era la diferencia que reflejaba el marcador al descanso. Ni el paso por los vestuarios cambiaba la situación de Portland porque, por más empeño que ponían, seguían viéndose inferiores bajo canasta. La diferencia superaba los veinte puntos y los Nuggets no frenaban. Pudiendo correr el equipo local disfrutaba y, pese a los intentos de Stotts por insuflar energía, la distancia entre ambos equipos se ampliaba. Nada entraba para los de Oregón y la diferencia se quedaba a las puertas de los treinta puntos de cara al cuarto definitivo. un cuarto donde los suplentes visitantes se mostraban acertados y obligaban a salir a los titulares de Denver para cerrar el tres a dos en la serie. Invitado inesperado: Will Barton (Nuggets)
El sexto partido se convertía en un partido definitivo para Portland, por eso no sorprendía ver al Moda Center extrañamente tenso. Sin embargo los equipos salían a la pista conscientes de lo que se jugaban, con defensas compactas y ataques trabajados que mantenían un marcador apretado. Naturalmente, con el paso de los minutos todo cambiaba; los Blazers comenzaban a mostrarse individualistas y precipitados. Los Nuggets, con un Nikola Jokic dominador bajo canasta, tomaba una clara ventaja de casi diez puntos y obligaba a Terry Stotts a parar el partido. Tras ello, el mando ofensivo era de las estrellas locales, Damien Lillard y CJ McCollum. Eso obligaba a despertar a Jamal Murray a despertar para no dejar solo a Jokic y, pese a la aportación de Rodney Hood desde el banquillo, Portland se veía a ocho puntos al finalizar el primer periodo. El paso por los banquillos tenía un efecto contraproducente para Denver porque, sus suplentes ni defendían ni tenían acierto ofensivo, hasta Zach Collins hacía daño y Mike Malone tenía que llamarles la atención. porque la diferencia se había quedado en nada. No era sorprendente ver que era la experiencia, y el descaro, de Will Barton la que permitía aguantar la embestida local de McCollum y Hood. Pese al retorno de los titulares, los de Colorado seguían espesos y nerviosos en ataque (hasta capturado cuatro rebotes en ataque fallaban) y Lillard no perdonaba. Con algo de ayuda de su juego interior, los Blazers contaban con una corta ventaja para la segunda mitad. El tiempo de reflexión entre cuartos parecía haber devuelto el buen jucio a ambos equipos. Portland abusaba más de su jugador franquicia y los visitantes necesitaban del acierto inesperado de Torrey Craig desde el triple. El base local volvía a intentar la escapada y, en esta ocasión, era Jokic el encargado de seguir el ritmo. Sería necesaria la salida de los suplentes en los Blazers, para dejar atrás la igualdad en el marcador. Entre su buena defensa, y la precipitación de los Nuggets, la ventaja local al enfrentar el acto final era de siete puntos. Unos doce minutos que seguían mostrando los enormes nervios de los de Colorado y Hood no perdonaba la ocasión de aumentar la ventaja. Mike Malone quería frenar el partido e incorporar a su titulares. sin embargo, con los caminos al aro cerrado, no encontraban el acierto exterior necesario para apretar el marcador. Por encima McCollum lideraba a los exteriores de Portland y llevaba la diferencia por encima de la decena de puntos. Los nervios se disparaban entre los jugadores visitantes y Barton se encaraba ccon Seth Curry. La doble técnica relajaba el ambiente, pero Denver seguía estrellándose contra el muro de la ansiedad y McCoolum ponía el empate en la serie. Todo quedaba pendiendete de un séptimo partido. Invitado inesperado: Rodney Hood, Zach Collins (Blazers)
El ambiente del Pepsi Center estaba en ebullición, en los instantes previos al séptimo partido, y cada uno lo expresaba en función de su grado de alteración. Sorprendentemente eralos jugadores los más calamados y, con mucho orden, se iba estableciendo el patrón del partido. El mayor acierto de Gary Harris y Nikola Jokic, por ser canastas bajo el aro, permitían la iniciativa local y Terry Stotts reaccionaba porque los suyos se veían a siete puntos tras el arranque. Pese a los intentos de CJ McCollum la diferencia de Denver se manejaba en torno a la decena de puntos y, pese a que los Blazers lo intentaban, su falta de acierto exterior llevaba la distantancia por encima de la decena de puntos. Seth Curry intentaba calentar el ambiente empujando a Jamal Murray, pero Portland terminaba el cuarto habiendo perdido un punto por minuto de juego. En el segundo acto todo continuaba por la misma senda; los Blazers no tenían el acierto necesario para inquietar a los de Colorado y, como los Nuggets eran superiores bajo canasta, la diferencia se acercaba a los veinte puntos. El técnico visitante buscaba soluciones cerrando la defensa y con un Damien Lillard más activo. Eso, sumado al acierto de McCollum, permitía un nueve a cero de parcial que, pese a que Jokic contenía el recorte, dejaba la desventaja en unos asequibles ocho puntos de cara a la segunda mitad. El paso por los vestuarios dejaba al descubierto debilidades defensivas que explotaban ambos equipos. Sin embargo Denver veía como Murray no tenía el día y Enes Kanter apretaba el marcador. En ese terreno de igualdad llegaban malas noticias para Portland, porque Rodney Hood se tragaba un bloqueo y se iría a los vestuarios para no volver. Nuevamente era Jokic la única solución local ante el asedio de los Blazers. Con una mayor intensidad de los suplentes, y un poco de acierto de Maurice Harkless, la diferencia de Denver se quedaba en nada de cara a losdoce minutos definitivos. Era natural que los de Oregón se mostrasen más calmados en este periodo final; así el balón circulaba con facilidad y, con acierto exterior, conseguían cinco puntos de ventaja, porque Will Barton impedía un mayor distanciamiento con su constante búsqueda del aro. Regresaba la estrella local antes de tiempo y cargaba a sus espaldas toda la resposabilidad ofensiva, pero no era suficiente. entre la precipitación con los triples de los Nuggets, el cansancio del pivot serbio y ver como Evan Turner superaba a Paul Millsap bajo canasta; las cosas se ponían muy mal porque ya había dudas en el bando local. Portland tenía siete puntos de ventaja a falta de tres minutos. Claro que también aparecía el cansancio en las estrellas visitantes y Denver dejaba la diferencia en la mínima expresión. Faltando noventa segundos acertaba McCollum, Jokic se estrellaba contra la defensa y McCollum volvía a errar, Murray no desaprovechaba la oportunidad de poner el partido a un punto con medio minuto por jugar. McCollum amasaba el balón y anotaba desde la media distancia, Jokic recibía una falta personal y, restando ocho segundos, marraba un tiro libre. Los Blazers tenían la posesión, Turner recibiía la falta obligada y metía sus dos tiros libres. Quedaban cuatro segundos y Portland tenía cuatro puntos de ventaja; todo era cuestión de no hacer tontenrías, la serie estaba finiquitada. Invitado inesperado: Zach Collins, Evan Turner (Blazers)
Eliminatoria cerrada: Blazers ganan cuatro a tres
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