Fuente: fadeawayworld.com
El TD Garden respiraba ambiente de día importante pero, entre el homenaje a John Havlicek, y los problemas de salud de Danny Ainge, hasta el más optimista de los aficionados locales tenía el estómago revuelto. Y el primer minuto de partido, con ambos equipos atacando bastante mal, no ayudaba a calmar la situación. Sin embargo, Boston salía antes del atasco gracias a su buen movimiento de balón y parecía dejar atrás los miedos con un diez a dos que debía tranquilizar a todo el mundo. La respuesta visitante venía comandada por su estrella, Giannis Antetokoumpo, que se sobreponía a la precipitación de su base, Eric Bledsoe, podía con Al Horford y obligaba a Brad Stevens a parar el partido. Las buenas ayudas defensivas, la falta de acierto en el tiro exterior local y el descanso de Horford; permitían a los Bucks ponerse por delante en el marcador con un Pat Connaughton muy entonado. El pivot dominicano tenía que regresar para ayudar en el reparto del juego de los Celtics y, al sumar el acierto de Marcus Morris y Kyrie Irving, y una falta absurda de Bledsoe saltando a un tiro restando una décima de segundo, se completaba un parcial de once a dos para que el TD Garden sonriese al ver a su equipo por delante al terminar el primer cuarto. Con el paso por los banquillos se extremaba la dureza de los contactos, las referencias ofensivas de ambos equipos sufrían y Bledsoe se tenía que sentar con su tercera falta personal. El tiempo muerto de Mike Buldenhozer permitía la reacción local, gracias a una buena circulación de su ataque, y al acierto de Morris, Milwaukee se veía a diez puntos. El técnico visitante sacaba del banquillo a Bledsoe para solventar el problema pero, como el base seguía precipitado, reincorporaba a George Hill. Desde ese momento la aportación de los secundarios se disparaba, por el buen reparto del balón, y el marcador se igualaba de cara a la segunda mitad. Un periodo al que ambos equipos saltaban dispuesto a no conceder ni una canasta fácil. La acciones individuales eran la base del juego ofensivo de los de Massachusetts y, mientras sus exteriores acertaban, todo iba bien. Mientras, en Milwaukee, el director de juego era su jugador franquicia. Buscando el aro repartía, o finalizaba, y el partido discurría sin sustos para los técnicos. Tenia que ser la tercera falta de Antetokounmpo, y su correspondiente descanso, lo que diese un inesperado vuelco a la situación. En dos minutos se desataba la tormenta sobre Boston porque, tras un triple de Semi Ojeleye la única anotación en juego en todo el cuarto, por parte local, sería de Irving. Mientras George Hill se aprovechaba de una defensa débil, incapaz de tapar su aro. El doce a cero, en dos minutos, ponía la diferencia en las dos cifras y los Celtics tenía que dar las gracias de llegar al cuarto final a ocho puntos, porque su anotación en los cuatro minutos que cerraban el cuarto, habían sido cinco tiros libres, la mayoría forzados por un Irving desesperado. Los nervios eran compartidos tras el paso por los banquillos, los Bucks no acertaban con los tiros y, en los de Brad Stevens se perdían balones tontamente. Por encima Jaylen Brown hacía dos faltas consecutivas que le ponían con cinco, tenía que dejar su lugar a Morris con apenas sesenta segundos jugados. Jayson Tatum tampoco aguantaba la presión, se ganaba una técnica y un triple de Morris suponía la primera canasta en juego para los Celtics, en más de seis minutos; la diferencia volvía a superar los diez puntos. Tanto Irving, como Terry Rozier, se precipitaban y Antetokounmpo tenía el apoyo de Bledsoe para aumentar la diferencia. Sin embargo, Milwaukee cometía un par de tonterías en su ataque, jugando más en individual de lo necesario y era necesario que Kris Middleton apareciese parra comandar un parcial de cinco a cero y casi cerrar el partido faltando seis minutos. Así lo debía ver Buldenhozer, que daba descanso a su estrella tras colocar un tapón y completar un dos más uno bajo el aro local. Pese a ello, el griego tendría que volver a la pista, los suplentes se relajaban y, ante tan poca tensión defensiva, a los Celtics les volvía la fé. Con un parcial de ocho a cero amenazaban la victoria visitante y era Bledsoe el que frenaba la reacción con una bandeja salvaje. Los Bucks ganaban dos partidos seguidos y se ponían por delante en el serie. Invitado inesperado: George Hill, Pat Connaughton (Bucks)
Recuperar a Marcus Smart parecía dar cierta ilusión a la afición del TD Garden. Sin embargo, el inicio no era muy esperanzador; frente al juego coral de los Bucks, el ataque local se basaba en Kyrie Irving. Jaylen Brown y Nikola Mirotic querían jugar a provocar, pero el partido continuaba con mejores ataques de Boston que lograba un pequeño hueco. Mike Buldenhozer paraba el partido, con Giannis Antetokounmpo no había bastante anotación para seguir el ritmo. La entrada de los suplentes rompía la reacción visitante y, con un buen acierto de sus jugadores de banquillo, los Celtics toman una cómoda ventaja de ocho puntos para el segundo cuarto. Milwaukee se mostraba más ávido de buscar la canasta en este periodo y, al subir la intensidad defensiva, Brad Stevens veía necesaria la entrada de sus titulares a la cancha. Desde la defensa los de Massachusetts controlaban el acercamiento y el técnico visitante tenía que ordenar su ataque. Sin embargo, era el ataque local el que sufría un apagón de canastas en juego de dos minutos, que Al Horford rompía, y Boston tenía tres opciones seguidas para llevar la diferencia a los dos dígitos. No acertaban y los Bucks se recuperaban al poder correr; se hacía necesario un parón para aclarar el ataque local. El base de los Celtics no tenía el día, su equipo lo notaba porque no había buenas posiciones de tiro y Milwaukee acababa poniéndose por delante. Sólo la aparición de Marcus Morris, en ambos lados de la pista, permitía una mínima ventaja local al descanso. El tiempo de reflexión traía una mejor versión de los Bucks. La estrella griega sabía que debía tomar la responsabilidad de su equipo tras el tiempo de reposo y, junto con Mirotic, buscaba romper el partido. Para sorpresa general, era Morris quien lo impedía. Las estrellas visitantes alcanzaban la cuarta falta personal y tenía que aparecer la figura de Eric Bledsoe, para dar aire al equipo con los suplentes en pista. La igualdad era grande, Milwaukee se mantenía con el rebote ofensivo y Boston con los tiros libres. La ventaja era visitante y la tensión era grande para los de casa. No había acierto ni en los tiros abiertos, comenzaban las dudas y las protestas. Gracias a la inteligencia de George Hill, los Bucks mandaban por ocho puntos cuando llegaba el cuarto final. El ambiente del TD Garden se apagaba tras dos minutos sin anotación local, pero Horford daba esperanzas con un triple. Sin embargo, la frescura de Antetokounmpo le permitía anotar bajo el aro local y sus compañeros le imitaban. La distancia superaba los diez puntos y Stevens pisaba el freno para frenar la sangría. Gracias a Horford, se completaba un siete a cero que disparaba los nervios visitantes y era Buldenhozer quien necesitaba hablar con sus jugadores. El juego de Milwaukee no mejoraba, pero la precipitación local no permitía acercarse más. Irving cometía su quinta falta personal y los de Wisconsin aprovechaban la coyuntura para doblar la diferencia gracias a su jugador franquicia. Con una administración inteligente durante los últimos minutos, los Bucks se ponían tres a uno en la eliminatoria. Invitado inesperado: Pat Connaughton, George Hill (Bucks)
Fuente: clutchpoints.com
Tras la victoria en el segundo partido, toda Philadelphia estaba ilusionada con su equipo. Se esperaba una victoria para poner presión en la serie y hasta el salto inicial ponía en tensión a Jimmy Butler y Danny Green. Sin embargo los dos equipos mostraban una cara muy distinta en su juego; mientras los locales se mostraban con una gran energía en su juego, con una gran actividad de Joel Embiid y buscando acercarse al aro constantemente, los Raptors se dejaban quitar el rebote y Kawhi Leonard era lo único que funcionaba con continuidad. La ventaja era local y ni el despertar de Pascal Siakam era de demasiada ayuda para los canadienses. La estrella local se retiraba a descansar y su equipo se veía sin referencias, los visitantes se acercaban más agracias a los errores de los Sixers que por sus méritos y Serge Ibaka hacía la tontería de dejar un codo a JJ Reddick. Pese a la flagrante correspondiente, el acierto de Green desde el triple permitía llegar al segundo cuarto con el marcador en un puño. El paso por los banquillos no le cambiaba la cara al encuentro, la salida a la pista volvía a poner en tela de juicio la actitud visitante. Superado en intensidad, y acierto, Toronto encajaba un ocho a cero que llevaba la diferencia por encima de la decena de puntos. Tenían que regresar sus titulares a la pista para poder sumar en ataque, pero la precipitación se extendía por toda la pista, sólo así se explica que un codazo de Ben Simmons a Kyle Lowry quedase sin sanción. Claro que con los titulares volvía a entrar Embiid, los Raptors comenzaban a verse claramente intimidados y sólo un nuevo descanso, del jugador franquicia de Philadelphia, aliviaba la situación visitante. Leonard y Siakam volvían a intentarlo en ataque con relativo éxito y la diferencia se reducía a la mitad. Brett Brown lo tenía claro y volvía a poner la barrera ante su canasta. El pivot camerunés daba un empujón a su equipo en defensa y ataque, Leonard ya no teía claro por donde ir y un parcial de diez a dos ponía al Wells Fargo Center en pie; la distancia de separación alcanzaba, de nuevo, los dos dígitos al descanso. El cuarto de hora de meditación había dejado claro a Toronto que alguien más tenía que aportar en ataque pero, con Marc Gasol totalmente superado y Lowry demasiado descontrolado, la situación era tan complicada que hasta Green se llevaba una técnica bastante tonta. En los Sixers todo iba como un reloj; Embiid era el terror en ambas zonas, Butler le acompañaba siempre que era necesario y Reddick se mostraba acertado para abrir aún más el hueco entre ambos equipos. Ni la posible lesión del escolta ni la retirada de Embiid aclaraban el camino a seguir por los Raptors. Sólo un par de balones perdidos por el cuadro local, y la mejor versión individual de su jugador franquicia, permitían a los de Nick Nurse llegar al cuarto final a ocho puntos. Un cuarto que nacía con un tiro libre por técnica Ben Simmons. El base australiano, queriendo taponar el lanzamiento fuera de tiempo de Siakam, se lo había lanzado de vuelta, como un boomerang. Pese a ese punto de desucento la dinámica del partido no se rompía, los tiradores de Toronto no acertaban y comenzaban a surgir las dudas para tomar la responsabilidad. Al otro lado Embiid se ponía inmisericorde, Siakam lo sufría con un tapón a dos manos y ponia una zancadilla irresponsable. La falta era flagrante, el gigante ya asustaba a los Raptors y Butler se aprovechaba de ello. En cuatro minutos, Philadelphia había plantado un once a cero y la semilla germinaba con fuerza porque, pese a que Green anotaba tras el tiempo muerto obligado de Nurse, los Raptors se encontraban fuera del partido. Viendo la situación, Brett Brown no quería relajación y, tras una buena charla, los Sixers llevaban su ventaja a superar ampliamente los veinte puntos. En siete minutos desastrosos de último cuarto, Toronto llevaba dos puntos. Entre Embiid y Butler remataban la fiesta y ponían en ventaja en la eliminatoria a los de Pennsylvania. Invitado inesperado: James Ennis III (Sixers)
La lluvia no alejaba a la afición del Wells Fargo Center. Se sabía que Pascal Siakam estaba tocado y el ambiente era festivo. La tensión era muy alta y no tardaban en aparecer las primeras protestas en los Raptors. Sin embargo, Kyle Lowry corroboraba sus palabras de dar más apoyo a Kawhi Leonard y Brett Brown se veía obligado a parar el partido. Toronto mostraba un ataque más fluido y la respuesta venía con el acierto de JJ Redick desde el exterior. Llegaba el turno de los suplentes y la estrella visitante cargaba con la responsabilidad de dirigir un parcial favorable de nueve a cero en noventa segundos pero, como Philadelphia se empeñaba en chocar contra la defensa, todavía se ampliaba con otras dos canastas. Tenía que ser Jimmy Butler el encargado de romper cinco minutos de sequía. Con el regreso de Joel Embiid para cerrar su aro, los Sixers recomponían la situación devolver un parcial de ocho a cero. Presentarse al segundo cuarto con una mínima desventaja era una buena noticia para los de Pennsylvania. Un periodo donde, mientras Philadelphia sufría para encontrar soluciones en estático, los canadienses encontraban a un Marc Gasol resolutivo. La llegada de los titulares igualaba el marcador y Embiid podía descansar. Leonard acaparaba todo el juego y las defensas se hacían cada vez más fuertes. Los nervios se disparaban en el bando visitante tras dos decisiones arbitrales y Lowry se calentaba con un aficionado de la primera fila. Viendo complicada la situación, Nick Nurse incorporaba a Gasol antes de que Brown se acordase de Embiid. Los Sixers encajaban un seis a cero y la estrella local daba alas a los suyos con un par de tapones a Serge Ibaka. Pese a todo, Toronto mantenía una mínima ventaja al descanso. El paso por los vestuarios no calmaba la situación apurada para los Raptors y seguían las protestas. Además, JJ Reddick volvía inspirado y, pese a que el técnico visitante reaccionaba, la ventaja era local. Leonard lo intentaba, pero estaba solo y Philadelphia abría un pequeño hueco pese al descanso de Embiid. Sin embargo, la defensa canadiense subía un punto su agresividad; aparecían los balones perdidos y Danny Green ponía a Toronto por delante en el marcador. La presencia de Embiid era obligada y con la defensa más compacta se conseguía empatar el partido para los doce minutos definitivos. El paso por los banquillos otorgaba los mandos ofensivos a Butler y Lowry. El base dirigía con acierto, pero se iba del partido por el constante cariño de James Ennis III. Nurse decidía oponer un triple poste para dificultar las acciones bajo su aro. Ennis seguía a lo suyo con una zancadilla a Lowry, las defensas eran de mucho contacto y Gasol rompía la sequía visitante. Regresaba Embiid, a mitad de cuarto, con una mínima ventaja visitante. El pivot se veía superado por las constantes ayudas de la defensa visitante. Mientras los Raptors daban variedad a su ataque. La estrella local erraba hasta los tiros libres y la única buena noticia era ver cómo Green y Gasol se cargaban de faltas. Tras siete minutos sin acierto en juego, Reddick conseguía romper la mala racha de Philadelphia y, con un triple, dejaba a Toronto con un mísero punto de ventaja con dos minutos por jugar. Tras sesenta segundos de fallos por ambos bandos, un triple de Leonard daba ventaja a los Raptors. Tobías Harris no acertaba con el tiro abierto y Danny Green sí acertaba con los tiros libres. La diferencia era de seis puntos y, pese a las constantes faltas locales, Toronto conseguía empatar la eliminatoria. Invitado inesperado: Serge Ibaka (Raptors)
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