Quedarnos sólo con la visión de un partido en una serie a cinco encuentros suele hacernos perder perspectiva y una visión global de la eliminatoria. Lo que nos dirán los números es que el Real Madrid empató la final con un tercer cuarto sublime en el que pasó por encima a Baskonia, dejando la eliminatoria igualada antes que aterrice en el Buesa Arena. Sin embargo conviene ver esta final en su conjunto puesto que este segundo partido supuso un interesante juego estratégico. Tras vencer el primer partido Pedro Martínez tuvo claro que no quería desgaste alguno en el segundo choque. Ya tenía lo que quería y le pareció innecesario un gasto de más antes de regresar a Vitoria. Quien estaba obligado a realizar un importante despliegue físico era el Real Madrid y jugó con ello. En cuanto se torció el partido no dudó en reservar jugadores aunque el choque se encontrara a mitad del tercer cuarto. No era necesario el triunfo. Sacrificó su búsqueda, confiando en el gran rendimiento de su equipo al abrigo del Buesa Arena. Apostó a largo plazo, jugando con el estado físico de su rival. Lo hizo la pasada temporada y la jugada le salió redonda. Al Real Madrid no le quedaba otra que poner toda la intensidad y así lo hizo, a riesgo de acumular un importante cansancio a 40 horas del tercer partido. Un juego de estrategias desde el banquillo que puede resultar muy importante de cara al desenlace de este último acto por el título.
Real Madrid 98 – Baskonia 91 (1-1): Al Real Madrid no le quedaba otro remedio que salir con toda intensidad al segundo partido. La derrota en el primer partido le obligaba a ello. La victoria suponía la vida para el equipo blanco en la final. Metió velocidad y entrega en los primeros minutos. Sumando de tres en tres logró dominar durante los primeros minutos pero Baskonia no estaba nada impresionado con el gran arranque rival. Poirier estuvo soberbio dentro de la zona en el primer cuarto. Ni Tavares se pudo interponer en su camino. Pero aún más mortífero se mostró el tiro exterior visitante. Baskonia arrasó el aro madridista desde la línea de tres, con una efectividad desesperante para rival y aficionados. Especialmente acertado Janning, en plena racha de acierto en el triple. Habían cambiado las tornas y los nervios comenzaban a afectar al Madrid. Campazzo recibió una técnica por sus protestas. Más leña al fuego de una afición molesta por la diferencia de personales en ese momento aunque lo especialmente preocupante era el ritmo anotador de Baskonia, a ritmo de 160 puntos al final de partido. La numerosa afición vitoriana presente en el Palacio de los Deportes se lo pasaba en grande. Soñaba con regresar a Vitoria con el título casi en el bolsillo (22-33, min 8). El único punto negro fue la lesión de Voigtmann tras una dura caída. Laso cambió de estrategia. El Madrid pasó a buscar el juego interior y la elección no pudo ser más acertada. Entre Ayón (14 puntos, 10 rebotes, 3 asistencias, 21 de valoración) y Thompkins hicieron una gran labor cerca del aro. Este último no tuvo reparos en fajarse en la zona mucho más de lo habitual. Fueron los artífices de un parcial de 10-0 que ponía a tiro al conjunto de Laso pero la precipitación de Llull evitó que tomara el mando. Huertas mantenía por delante a Baskonia, que mantenía el demoledor acierto en el triple, pero la defensa del Madrid ya había alcanzado la intensidad necesaria para cambiar el partido. El retorno a cero del marcador de personales supuso un alivio para el equipo blanco. Un triple de Thompkins (16 puntos) completaba la remontada pero Baskonia conservaba una buena baza para evitar que el equipo blanco fuera muy lejos. Janning (18 puntos con 6/6 en t3, 2 rebotes, 18 de valoración) era prácticamente indefendible. Ni con la mano del defensor encima se podía evitar que anotara de tres. 5/5 en triples al descanso para Janning, el artífice de mantener la igualdad en un partido delicioso y descaradamente ofensivo (52-52, min 20).
Fuente: diariogasteiz.com
El Madrid salió tras el descanso decidido, con el cuchillo entre los dientes. No podía permitirse un final igualado tras el desgaste que supuso remontar. Superó en intensidad a Baskonia. La necesidad apremiaba. A Baskonia se lo llevó por delante una avalancha de juego. Doncic buscó el aro visitante con agresividad. Thompkins continuó siendo un enigma para la defensa rival. Campazzo dio con la tecla de una dirección óptima. En defensa el Madrid sacó del partido al cuadro visitante. Tavares infundió el terror bajo tableros. Tapones a todo el que se acercara. Causeur anuló a un Janning que no olió bola. Pedro Martínez no encontró fórmulas para frenar a un rival que circulaba a toda velocidad por la pista. Ni su tiempo muerto frenó la caída. El parcial de 18-3 le hizo desistir (70-55, min 25). Cuarto y medio restaba pero no quería saber nada de acumular desgaste sin necesidad. Sacó de la pista a todos sus hombres importantes. Poirier y Shengelia ya no volverían a pista. Echó mano de lo más profundo de la rotación. Granger, Garino, Diop, Malmanis. Algunos de ellos no regresaron al banquillo. El Real Madrid tenía todo bajo control. El dominio del rebote ofensivo le permitió aumentar la diferencia. Por si faltara algo más de picante lo añadió Carroll (16 puntos) con su instinto asesino cada vez que recibe el balón y tiene ocasión de desenfundar. Baskonia corría el riesgo de llevarse un serio revolcón (91-70, min 32) pero los menos habituales no sólo cumplieron sino que realizaron una muy buena labor. Se fajaron ante un rival que no se sabe si cayó en la relajación o empezaba a notar el cansancio. Aprovecharon bien sus minutos. Granger acumuló rodaje para recuperar ritmo de competición. Diop (16 puntos, 3 rebotes, 19 de valoración) realizó un muy buen último cuarto. Dureza, en ocasiones pasada de vueltas, para convertirse en el protagonista de los últimos minutos. Pedro Martínez ha conseguido que entre en dinámica. Otro acierto del entrenador de Baskonia. Los suplentes vencieron con claridad un último cuarto eterno, alargado por un largo carrusel de tiros libres. El Real Madrid lograba empatar la final. Le bastó un tercer periodo magistral pero Baskonia logró su objetivo de reservar fuerzas de cara al domingo.
Fuente: somosbasket.com
Y DIGO YO…:
- Pablo Laso tiró definitivamente la toalla con Randolph. Ni un solo minuto disputó el ala-pivot que ha pasado al ostracismo por deméritos propios. Condenado para el madridismo, su futuro está fuera del club a final de temporada. Un potencial mayúsculo que saldrá por la puerta de atrás por su falta de implicación.
- Los 61 puntos anotados entre los dos equipos en el primer cuarto suponen la mejor marca en un periodo de un encuentro de playoffs. Un dato más de una final de marcadores altos y gran nivel ofensivo. La intensidad no está reñida con el espectáculo.
- Ya hay sustituto para Joan Plaza en el banquillo de Unicaja. Luis Casimiro deja Gran Canaria para ocuparse del equipo malagueño. Reto en un otrora grande en horas bajas, sacrificando la histórica participación de su antiguo equipo en Euroliga. Unicaja buscará el regreso a la élite europea de la mano de un entrenador que no ha tenido las oportunidades que merecía en equipos con aspiraciones.
- No me acordé de mencionarlo pero nunca es tarde para hacerlo. El pasado fin de semana Manresa consiguió regresar a la Liga ACB. Sólo ha sido un año fuera del máximo nivel del baloncesto español pero ya tenemos de vuelta a un histórico. La mejor forma de celebrar el vigésimo aniversario del inolvidable título de Liga.
- La disputa del partido de la selección española en el Mundial obligaba a un cambio de horario en el segundo partido pero las 22:15 supone un momento muy extraño para jugar al baloncesto. Menos mal que era viernes. Habrá quien piense que presenciar un partido de la final es la mejor forma de empezar a disfrutar la noche madrileña.
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