Un solo paso separa al Real Madrid de ocupar el trono del baloncesto europeo por décima vez. A un partido se encuentra de firmar una gesta con sabor muy especial para el madridismo. En una temporada llena de contratiempos y piedras en el camino nadie confiaba que el Madrid se pudiera presentar en la final de la Euroliga. La clasificación para la Final Four ya se consideraba un éxito. Una cita que podía afrontar sin presión pero nadie pide mayor exigencia que el propio equipo blanco. Un superviviente al que jamás se le puede descartar. El Real Madrid llegaba en un gran momento pero el favoritismo estaba en manos rusas. CSKA Moscú acabó sufriendo su enésima decepción al topar con un rival caracterizado por la extrema competitividad, sometido por el gen ganador de los hombres de Laso que acabaron explotando la fragilidad mental que se ha convertido en el mal endémico del club más rico de Europa. Su presupuesto no compra el carácter. CSKA asistió a otra demostración de ello. Se ha convertido en el convidado de las gestas de campeón de equipo más competitivos. Como lo fue el Real Madrid en Belgrado.
Fenerbahçe 76 – Zalgiris 67: La magnitud del escenario produjo un principio de miedo escénico en Zalgiris. Superado en los primeros minutos por la intensidad que marca el enorme despliegue físico de Fenerbahçe. Encogido en ataque, sin soltura. Necesito cinco minutos y ocho lanzamientos para anotar su primer tiro de campo. Casi lo mismo que le llevó aplicar el empeño defensivo que requiere una Final Four y un coloso como el conjunto turco. Ante la falta de aportación ofensiva, con Jankunas remiso a lanzar y Pangos aún por aparecer, los tiros libres se convirtieron en el único sustento para seguir de cerca la estela de Fenerbahçe. A los de Obradovic les rodaba todo sobre ruedas. Dominaba el rebote con solvencia. Encontraba muchas facilidades para penetrar a canasta. El ritmo lo marcaba el campeón, a la espera de la oportunidad que le permitiera poner tierra de por medio. En el segundo cuarto metió una marcha más. Datome (16 puntos, 2 rebotes, 2 robos, 16 de valoración) estuvo arrollador. Anotó diez puntos en pocos minutos. En defensa aportó entrega y un par de tapones. Lo que ha cambiado el alero italiano bajo la tutela de Obradovic. Zalgiris hacía la goma, resistiendo desesperadamente aunque cada ataque suponía un suplicio. Fenerbahçe cerró la zona a cal y canto, empujando a su rival lejos del aro. Si se le ocurría a Zalgiris meter un balón dentro la jugada acababa en robo de balón. Cuatro seguidos que sembraron la ansiedad en el equipo lituano. Zalgiris era un equipo ahogado. Fenerbaçe había activado la trituradora. Vesely arrolló a todo el que se le ponía por delante. Incluso disfrutó de un porcentaje digno en el tiro libre. Vesely siempre rinde a tope cuando se juegan las castañas. El balance de Zalgiris era de un equipo avasallado. 12 pérdidas de balón al descanso, ocho en el segundo cuarto. Números para acabar arrollado pero el marcador no lo indicaba ni mucho menos. Brandon Davies (12 puntos, 11 rebotes, 21 de valoración) consiguió recortar diferencias en el último minuto. La sensación de superioridad de Fenerbahçe era incontestable pero Zalgiris se iba al descanso muy vivo (39-33, min 20). Jasikevicius podía dar gracias de seguir con vida tras los dos primeros cuartos.
Fuente: capitaldeporte.com
Zalgiris salió más agresivo en la segunda mitad. Aceptó entrar en el juego de Fenerbahçe. Predominio defensivo de la defensa que auguraba un marcador bajo. Pero en este escenario nadie se maneja mejor que Obradovic. No se le pueden dar lecciones al maestro. La defensa de Zalgiris flotó a Sloukas. Mala idea. Fenerbahçe castigó con sumo rigor cada error lituano. Un parcial de 11-2 dejaba a Zalgiris sobre la cuerda floja (50-37, min 25) pero los hombres de Jasikevius son funambulistas que disfrutan sobre el alambre. Siempre vuelven al partido. Resistencia pertinaz para esquivar al destino. El rebote ofensivo le dio muy buen resultado. Pangos (16 puntos, 5 rebotes, 4 asistencias, 20 de valoración) apareció cuando más lo necesitaba su equipo. Un triple al borde de lo inverosímil del base completaba un 0-11 que devolvía el golpe. Zalgiris ya estaba aqui. No hay manera de sacarle del terreno de juego. Obradovic miró al fondo del banquillo. Tiempo para Bobby Dixon, el timonel de la temporada pasada relegado al rol de revulsivo. Su entrada a la pista revolucionó el encuentro. Sostuvo a Fenerbahçe en los momentos que Zalgiris se empeñó en intercambiar canastas. Acabó destrozando la defensa rival en unos minutos portentosos. Anotó diez de los doce puntos que logró su equipo tras el parcial endosado por Zalgiris. Dixon (19 puntos) es un base indescifrable cuando entra en racha. Devolvió la diferencia a los diez puntos y se marchó al banquillo con 17 puntos en apenas diez minutos. Escalofriante. Un severo golpe moral pero Zalgiris se aferró a la pista para resistir. Movía el balón lo que hiciera falta para lograr canastas elaboradas. Seguía cargando el rebote ofensivo con fiereza. La cuarta personal de Vesely suponía un problema para el campeón, una puerta abierta para Zalgiris pero el equipo lituano pecó de inexperiencia en el tramo final. Los errores en el tiro libre le impidieron reducir demasiado el marcador. Las pérdidas regresaron en el peor momento. Tres consecutivas enterraron a Zalgiris. Aunque tirara de orgullo con una presión alta buscando el milagro a Fenerbahçe le sobra experiencia y sangre fría para no desesperarse. Sloukas puso la puntilla en el último minuto. No se dejó sorprender Fenerbahçe que disputará su tercera final consecutiva. No hubo lugar para la gesta. Los sueños, sueños fueron.
Fuente: haberturk.com
CSKA Moscú 83 – Real Madrid 92: Antes del salto inicial nos llevamos una sorpresa con algunos integrantes de los quintetos que comenzarían el partido. Campazzo reaparecía como titular tras mes y medio fuera de combate. Su presencia situaba a Doncic como escolta. Itoudis innovó situando a Antonov como ala-pivot titular. La presencia de Campazzo tuvo un objetivo claro: sacar del partido a Sergio Rodríguez. Muchas faltas y juego subterráneo en una fea puesta en escena. CSKA llevó la iniciativa todo el primer cuarto. Comenzó anotando de tres en tres para tomar ventaja con rapidez. Higgins fue una pesadilla durante los primeros minutos. Anotó diez de los primeros doce puntos de CSKA, dejando en evidencia a Taylor. Al Madrid le tocó bregar para mantenerse cerca en el marcador. Dura pelea en la zona que provocó numerosas personales. Continuos tiros libres aunque pronto se vio que el equipo blanco tenía la noche cruzada en este apartado. Doncic (16 puntos, 7 rebotes, 18 de valoración) iba dejando buenos detalles. Pero a CSKA se le veía muy cómodo. Incluso Itoudis ni se levantaba del banquillo. Pocos errores en el tiro del equipo ruso que dominaba con solvencia. De Colo (20 puntos) se hinchó a recibir personales. Mala decisión ante un tirador casi infalible. Un triple de Clyburn sobre la bocina cerraba un cuarto muy solvente de CSKA (30-20, min 10). 30 puntos en el primer cuarto y parecía que no había hecho nada del otro mundo. Un jarro de agua fría para el Madrid, necesitado de un revulsivo. No estaba dispuesto a achantarse. Si CSKA quería fuego, el equipo blanco estaba dispuesto a traer el bidón de gasolina. El arranque de segundo cuarto no pudo ser más explosivo. El tiro exterior, poco fiable en el periodo inicial, comenzó a funcionar. Itoudis paró el partido tras un parcial de 0-8. No quería que se le escapara de las manos. Fue en vano. El partido estaba en llamas y el Real Madrid no estaba dispuesto a frenar. Cinco triples sin fallo pusieron el partido patas arriba. El perímetro del Madrid había dado la vuelta al marcador en medio de un alocado frenesí (34-37, min 13). Pese a adelantarse el equipo blanco continuó jugando a tumba abierta, buscando el triple a la menos ocasión. El acierto exterior cesó pero la buena defensa creó muchos problemas a un rival que sobrevivía por su pleno acierto en el tiro libre. La locura fue dejando paso a cierta imprecisión. Las pérdidas de balón y dos triples de CSKA pusieron al equipo ruso por delante. De Colo desperdició dos triples que pudieron aumentar el daño. Laso hizo bien en pedir tiempo muerto para enfriar el partido. El Madrid consiguió arreglar las cosas en el último minuto. Un rebote ofensivo permitió a Thompkins (12 puntos, 6 rebotes, 18 de valoración) anotar para que su equipo se fuera a vestuarios por delante (46-47, min 20). El Madrid había superado un comienzo poco halagüeño para llevar la semifinal al escenario buscado. Debía llegar con opciones al último cuarto como fuera y el guion se ajustaba a la perfección al plan trazado.
Fuente: eurosport.com
Llegó el desconcierto en la reanudación del encuentro. Pobre salida del Madrid que no tenía las ideas claras. CSKA volvió a tomar la delantera con un 0-5 de salida pero tampoco estaba cómodo. Laso había cambiado el planteamiento defensivo. Taylor ahora se encargó de marcar a Sergio Rodríguez. El sueco realizó una defensa modélica sobre El Chacho. Anulado el base, CSKA tuvo problemas enormes para encontrar tiros claros. A partir de una gran defensa creció el Madrid. No escatimó esfuerzos en bregar cerca del aro. Felipe Reyes estuvo muy presente para partirse la cara en cada rebote. Dos triples consecutivos elevaron el parcial a 0-13. La situación se tornaba preocupante para CSKA (61-70, min 26). No encontraba quien resolviera el enigma que suponía la defensa rival. Sentar a Sergio Rodríguez tampoco fue solución. Pudo dar gracias que Ayón no estaba tan lúcido en ataque como lo estuvo en defensa. También al partido aciago de los madridistas en el tiro libre. Acabaron el tercer cuarto con un insólito 9/20. Así es muy difícil ganar una semifinal de Euroliga pero, pese a ello, dominaban el marcador con cierta suficiencia. Hines (16 puntos, 9 rebotes, 23 de valoración) tiró del CSKA peleando con quien fuera bajo el aro. Un tormento constante este pivot de bolsillo, un dechado de facultades defensivas y reboteadoras. El Madrid seguía empeñado en tirar toda la ventaja desde el tiro libre pero apareció Llull (16 puntos, 5 asistencias) al rescate para frenar la reacción rival. La defensa no dejó de funcionar. La enorme figura de Tavares desalojaba la zona de rivales. Desaparecían por puro pánico. Volvió a aparecer el tiro exterior para despertar todos los fantasmas recientes de CSKA. Itoudis paraba el partido tras encajar un 0-9 que ponía el partido muy feo para el gran potentado del baloncesto europeo (61-73, min 32). CSKA recurrió a argumentos individuales para salir del bache. El rebote ofensivo le dio un poco de oxígeno. Clyburn (16 puntos, 7 rebotes), más acertado de lo habitual en el triple, estrechaba el marcador. A diferencia del Madrid, CSKA era casi infalible en el tiro libre. El Madrid se aferró a la defensa para frenar la reacción. Un triple de Llull resultó oportuno para salvar un momento difícil. Ayón (12 puntos, 11 rebotes, 18 de valoración) surgió resolutivo para poner un pie en la final. Agradeció un pasillo inaudito para dedicar un mate a la despistada defensa rival. Un movimiento de bailarín en la zona dejó en una situación desesperada a CSKA (75-85, min 38). Le quedaba apelar a la heroica. Dos triples de De Colo que llegaban tarde. Ahora el Madrid sí metía los tiros libres. El rebote ofensivo en los últimos dos minutos sirvió de base para rubricar la gesta. Golpe en la mesa para reclamar su derecho al trono. Nunca se puede descartar a este Real Madrid, competitivo hasta el extremo. Un paso le separa de su décimo título.
Fuente: lne.es
PREVIA DE LA FINAL:
Real Madrid y Fenerbahçe disputarán una final inédita de Euroliga. Ambos ya se han visto las caras anteriormente en pasadas ediciones pero los enfrentamientos llegaron en semifinales. En 2015 el Real Madrid se impuso en el Palacio de los Deportes tras un arrollador segundo cuarto que puso los cimientos del pase a la final. En 2017, Fenerbahçe se tomó la revancha en el Sinan Erdem de Estambul. Lección de despliegue físico e intensidad que sacó del partido al equipo blanco desde el primer instante. Esta vez el trono europeo está en juego en el duelo entre el equipo más laureado del Viejo Continente y el nuevo rico. Dos estilos completamente opuestos. La velocidad y la apuesta por el talento del Real Madrid contra el culto a la intensidad defensiva, el físico y el control absoluto del tiempo. Dos formas de concebir el baloncesto. El Madrid se encontrará con un partido muy diferente al de semifinales. CSKA es un equipo de perfil similar que no duda en aceptar un combate a pecho descubierto. Fenerbahçe planteará un partido lento plagado de trampas. La gran obsesión de Obradovic estará en que el Real Madrid no pueda correr ni una sola vez. Sólo le interesa una final de brega y músculo en el que pueda imponer la ilimitada intensidad y profundidad de plantilla de su equipo. Los diez mil aficionados turcos en las gradas le harán sentir como en casa. El Madrid tendrá que maniobrar en un partido canalla aunque demostró en semifinales que puede bregar como nadie si toca remangarse. Prueba de fuego para los bases del equipo blanco, enfrentados a un trío de directores de juego muy diferente y con talento a espuertas. ¿Taylor defendiendo a Sloukas? Muy probable. Reválida para Ayón, superado con creces por Vesely cada vez que se enfrentan. No puede dejar todo el marrón a Tavares. Su intimidación no resultará tan efectiva ante el poderoso físico del pivot checo. Otra papeleta delicada se encuentra en el puesto de alero. Datome y Kalinic son morlacos de mucha entidad para un equipo que carece de un alero de primer nivel europeo. A Laso le queda tirar de ingenio y trabajo de pizarra. La velocidad es más necesaria que nunca ante la mejor defensa de Europa. Tanto como el acierto exterior para abrirla. Si cierra los caminos a la zona se convierte en un muro infranqueable. La fórmula para alcanzar la Décima se encuentra en la esencia más pura del conjunto de Laso.
Y DIGO YO…:
- El Real Madrid acabó con 22/36 en tiros libres. Durante casi todo el partido el porcentaje estuvo por debajo del 50%. Increíble que pudiera ganar una semifinal de Euroliga con unos números tan horrendos en un apartado que decide más partidos de los que se piensa. De todas formas le conviene mejorarlo ostensiblemente ante Fenerbahçe. Obradovic no suele dejar pasar debilidades semejantes.
- Llull terminó el partido con 16 puntos y 5 asistencias en 22 minutos. Hace un mes ni siquiera había disputado un solo partido esta temporada. ¿Seguro que ha estado ocho meses de baja? Cualquiera lo diría. Su mejor nivel aún está lejos pero media dosis de Llull ya es un veneno potente para cualquier defensa.
- Como apuntó Noja en la bitácora, la final del domingo determinará al más laureado con diez títulos. Zeljko Obradovic puede atesorar más éxitos en la Euroliga que cualquier club europeo. El gran cazador es sinónimo de triunfo. De lograrlo el palmarés debería incluir al CB Obradovic en lo más alto.
- Esta temporada el favoritismo de CSKA era absolutamente indiscutible. Perder la Euroliga suponía casi una catástrofe para la plantilla más poderosa del baloncesto europeo. Su capacidad para la decepción es ilimitada. Su fragilidad mental incurable tendrá consecuencias. A Itoudis se le está poniendo cara de cesado. Este nuevo amargo tropiezo ya es demasiado para la paciencia de Andrey Vatutin. La figura de Saras ya se divisa en el horizonte desde Moscú.
- En menos de doce minutos Bobby Dixon logró 19 puntos, vitales para el triunfo de Fenerbahçe. Base titular la pasada temporada, las lesiones le han colocado como tercer base con un rol de revulsivo. Dinamitó el encuentro en el último cuarto. La prueba más fehaciente del potencial de una de las plantillas más largas y poderosas de Europa.
Leave a Reply
Be the First to Comment!
You must be logged in to post a comment.
You must be logged in to post a comment.