Del 18 al 20 de mayo se celebrará en Belgrado la gran fiesta de la competición cumbre del baloncesto europeo a nivel de clubes. El Kombank Arena será el escenario donde se dispute un año más el trono del baloncesto continental en la ansiada Final Four de la Euroliga. Fenerbahçe, el actual campeón, estará presente en la capital serbia para defender el título. A dos de los aspirantes los conoce muy bien. CSKA Moscú y Real Madrid son invitados habituales en la gran fiesta desde hace años y ya acompañaron al conjunto turco en la Final Four disputada en Estambul el año pasado. Tres clásicos en las últimas ediciones a los que acompañará un convidado inesperado que ha roto todos los pronósticos. Nadie esperaba a Zalgiris pero el equipo de Kaunas aparece entre los cuatro mejores equipos de Europa por méritos propios. No se trata de un nuevo rico o un advenedizo. A sus espaldas, una larga tradición. El equipo que alumbró a Sabonis y que logró la Euroliga en 1999, sorprendiendo a los grandes europeos para soltar un sonoro, aunque efímero, bofetón al baloncesto control que imperaba en Europa. Cenicienta vuelve a colarse en la fiesta de rondón pero con argumentos para reclamar toda la atención en el baile. Verdugo de Olympiacos, evitó la repetición plena de los participantes del año pasado y privó al baloncesto griego de presencia en la Final Four.
Queda espacio y tiempo para hablar largo y tendido de Zalgiris en esta previa. Como de los otros tres equipos presentes en Belgrado, con mayores opciones a priori para alcanzar la gloria europea. Pasemos, pues, a analizar las dos semifinales de la Final Four 2018.
FENERBAHÇE – ZALGIRIS:
Fuente: basketdergisi.com
Tras años de intentos infructuosos por acceder a lo más alto del baloncesto continental, Fenerbahçe logró la ansiada Euroliga la pasada temporada. En Estambul, en una Final Four diseñada a medida, logró el primer título para un equipo turco en la máxima competición continental. Un éxito que tuvo su contrapartida en la marcha de algunos de sus puntales a la NBA en busca del sueño americano. Las bajas de Udoh, indiscutible MVP de la pasada final a cuatro, y Bogdan Bogdanovic, uno de los mayores talentos del baloncesto europeo, dejaban un hueco muy notorio en la plantilla. Le costó a Fenerbahçe acostumbrarse a la defensa del título con un nuevo planteamiento. A los fichajes les llevó tiempo adaptarse y las prolongadas lesiones de Kalinic y Bobby Dixon complicaron la digestión del éxito. No fue sencillo arrancar pero cuando el vigente campeón engrasó la maquinaria inició una irresistible ascensión que le llevó al segundo puesto de la fase regular. Pese a la resistencia de Baskonia, terminó superando los cuartos de final con suficiencia. Llega el momento cumbre de la temporada y Fenerbahçe vuelve a estar listo para rendir al máximo nivel. No se puede esperar otra cosa cuando al frente está Zeljko Obradovic, el gran cazador. Nadie planifica mejor una temporada ni prepara con mayor minuciosidad los duelos clave del curso. No predica el baloncesto más atractivo y ofensivo pero sus equipos son la definición de la competitividad. No es casualidad que sea el técnico europeo más laureado.
Pese a los cambios importantes vuelve a contar con una plantilla larga y de potencial incuestionable. Sloukas es la extensión de Obradovic sobre la cancha. Su evolución en los últimos años ha sido asombrosa. El esforzado y trabajador base del Olympiacos que logró dos Euroligas consecutivas se ha convertido en un dechado de virtudes que le erige en el eje del juego del actual campeón de Europa. Dominador incuestionable del ritmo de partido, intenso defensor. Sus entradas a canasta rompen las defensas rivales con una facilidad asombrosa. Con los años ha adquirido un notable tiro de tres que eleva aún más su peligrosidad. Capaz de jugar 35 minutos si es preciso sin mostrar síntomas de flaqueza. Aspirante a mejor base europeo sin lugar a dudas. Wanamaker es un excelente contrapunto. Gran anotador que realiza cada acción con una facilidad pasmosa. Puede jugar tanto de base como escolta así que no es extraño verle jugar junto a Sloukas. Una pareja temible y muy peligrosa. Las lesiones han relegado a un rol menor a Bobby Dixon, otro tirador muy efectivo con una velocidad desequilibrante. El ejemplo que los bases bajitos pueden marcar diferencias en Europa. Un trío de bases que puede amargar la existencia a cualquiera. Integrantes de un tiro exterior letal. Nunnally, Datome, Guduric, Mahmoutoglou,… Una línea exterior acostumbrada a superar con comodidad el 50% de acierto en el tiro de tres si le dan facilidades. Ha volcado hacia fuera una forma de juego que la pasada temporada giraba sobre su insuperable pareja de pivots. Este año ha perdido peso el juego interior. Vesely sigue siendo una pieza muy importante pero ha bajado un tanto el rendimiento de pasadas temporadas. Jason Thompson es un pivot fuerte y eficaz en la zona pero no es Udoh ni de lejos. Deviroglou, pivot tosco y de brega, ocupa una papel casi residual. Melli ha perdido protagonismo respecto a su brillante etapa en el Brose Basket. Su rendimiento es irregular y alejado del que le convirtió en el jugador codiciado por todos los equipos grandes de Europa. El italiano es el único ala-pivot puro por lo que es frecuente ver a Kalinic o Datome jugando en esa posición. No es problema para dos de los aleros con mayor talento y versatilidad de Europa.
Por potencial y experiencia, favorito claro para disputar su tercera final consecutiva. El factor Obradovic pesa mucho en las grandes citas. La leyenda del cazador no se escribió por casualidad. Y, seguramente, no esté aún completa.
Fuente: delfi.it
Al inicio de temporada Zalgiris estaba considerado un rival cómodo para los grandes europeos. Nadie esperaba que acabara plantándose entre los ocho primeros. Menos aún que fuera capaz de eliminar a Olympiacos, el equipo que ha marcado la última década en el baloncesto continental. No importó el potencial del equipo heleno ni el factor cancha en contra. Sorprendió a todos dejando a la tropa de Spanoulis fuera de combate con suficiencia. Un pequeño terremoto provocado por méritos propios. Zalgiris vuelve a una Final Four diecinueve años después. Entonces escribió una de las páginas más bellas e inesperadas del baloncesto europeo. Un equipo de jóvenes lituanos liderado por el formidable Tyus Edney rompió todos los pronósticos y se proclamó campeón de Europa. Nadie los esperaba entonces, como nadie los esperaba ahora. Una proeza con un héroe muy conocidos por todos los aficionados: Sarunas Jasikevicius. El mítico base ha comenzado su etapa en los banquillos con paso firme y apunta a repetir como técnico los numerosos éxitos conseguidos sobre la cancha. Una de las mayores promesas de los banquillos en un futuro muy próximo. Ha transmitido su carácter descarado y ganador a un bloque de apreciable nivel medio pero sin estrellas. Zalgiris nunca rehúye combatir a pecho descubierto con quien haga falta. Su mayor obsesión es dibujar un partido incómodo para cualquier rival. Ni un tiro fácil por encima de todo. No importa que le cueste cargarse de personales, es un riesgo que asume con naturalidad. Lo que cuenta es seguir en la pelea hasta el final. Sacarle del partido es una labor titánica, siempre vuelve.
Cuesta señalar a alguien en este bloque granítico de moral indestructible pero el liderazgo espiritual sobre la pista recae en Jankunas. Un alero veterano que está firmando sus mejores números de su carrera en la Euroliga. Siempre fue un jugador apreciable pero esta temporada ha pasado a engrosas la lista de los jugadores más destacados de la principal competición europea. No se prodiga demasiado en el tiro de tres pese a su posición. Confía ciegamente en su efectivo tiro de cinco metros, un recurso en desuso. Contracultura en un baloncesto moderno volcado hacia el triple. No es extraño verle actuar de falso ‘5’ para sacar de posición a pivots con dificultades para defender lejos del aro. Zalgiris debe buena parte de su capacidad para mantenerse en pie cada partido a una pareja de bases que codiciaría cualquier equipo con aspiraciones. Pangos ya es una realidad como director de juego impecable. A su clarividencia añade una facilidad natural para entrar a canasta y un tiro de tres muy fiable. Beno Udrih regresó a Europa a mitad de temporada tras una larga y fructífera carrera en la NBA. Está en la recta final de su carrera pero aún le sobra talento y experiencia. Suele disputar muchos minutos en pista junto a Pangos. El duelo de bases en la semifinal se presenta apasionante. La falta de recursos en el juego interior es su principal defecto. Kavaliauskas es un pivot rocoso pero limitado y Davies tampoco es un pivot dominador así que a Saras le toca echar mano de ingenio para no caer en un juego previsible. Siempre encuentra recursos. No es un equipo que busque en demasía el tiro de tres. Sólo Pangos y Milaknis son tiradores fiables en el perímetro y Zalgiris acaba explotando otras opciones. La versatilidad de Ulanovas y la capacidad atlética de Toupane son buenas opciones. Los jóvenes también ayudan en lo posible. Y siempre quedará Jankunas para intentar su clásico tiro a media distancia.
Parte como víctima. La diferencia de potencial y experiencia con Fenerbahçe y la masiva presencia de aficionados turcos en las gradas lo corroboran así que llega a Belgrado sin presión. Ya ocurrió así en 1999. A veces los sueños se cumplen.
CSKA MOSCÚ – REAL MADRID:
Fuente: eldorsal.com
El gran coloso económico del baloncesto europeo no falta a su habitual presencia en la Final Four. Sólo quedó fuera en una ocasión (2011) en los últimos quince años. Un prodigio de regularidad acorde con la enorme inversión de un club con capacidad casi ilimitada para el gasto. Hablamos de un equipo con medios sobrados para reforzarse o neutralizar el impacto de las bajas a voluntad. Antes de empezar la temporada era quizá el único grande europeo que no se había debilitado por la fuga de talento a la NBA. La marcha de Teodosic fue perfectamente cubierta por Sergio Rodríguez. Incluso ganó con el cambio. Ante las bajas y contratiempos de gran parte de sus mayores rivales CSKA se ganó la condición de favorito casi absoluto al arrancar la competición. Era su año. No lograr la Euroliga se antojaba como un tremendo desastre ante estas previsiones. Su presencia en Belgrado se daba por supuesta. Este pronóstico se cumplió con creces. Líder con holgura de la Liga Regular, batió en cuatro partidos a Khimki aunque en todos ellos su rival tuvo opciones de lograr el triunfo. Quizá le falta un punto de dominio rotundo para poner en justa medida su espectacular plantel aunque sea un equipo muy regular y prácticamente inabordable en casa. Cuenta con una colección extraordinaria de nombres ilustres en la plantilla más potente y equilibrada del baloncesto europeo, capaz de reducir al rol de especialistas de último recurso a jugadores de experiencia y prestigio como Fridzon y Khryapa. Sin palabras.
Tiene recursos para todo aunque el conjunto de Itoudis sigue basando buena parte de su juego en la magia de una pareja de genios. Sergio Rodríguez se ha convertido en pieza clave en su primera temporada en Moscú. Su juego de fantasía ha encontrado una libertad que le permite mirar el aro cuando le plaza. El acierto que está gozando en el tiro de tres le convierte en un arma mortífera cuyo efecto se amplifica al asociarse con De Colo. No hace falta presentar al escolta francés, uno de los mayores talentos europeos. Puede destrozar un partido cómo y cuándo quiera con su facilidad para dominar todos los registros del juego ofensivo. Ambos son cruciales para CSKA aunque, como dije antes, el equipo moscovita tiene recursos para todo. Su juego exterior (Sergio Rodríguez, De Colo, Higgins, Vorontsevich, Fridzon, Westermann,..) es temible y efectivo. Por dentro también le sobran argumentos. Hines lleva años aterrorizando en la zona con su capacidad atlética y ansia reboteadora pese a no llegar a los dos metros. Othello Hunter aporta más músculo aún. Se le ve más cómodo en su rol secundario que la pasada temporada en el Real Madrid. Quizá Itoudis sabe cómo emplearle. Vorontsevich es siempre un arma apreciable para abrir defensas pese a que su temporada esté siendo discreta. Facilidad para lanzar desde fuera que despista a los pivots rivales. El trabajo del leñador Kurbanov y la exuberancia física de un portento como Clyburn convierte el puesto de alero en otra baza ganadora.
Capacidad ilimitada que le sitúa cada edición en el gran favorito pero el gigante tiene una debilidad muy conocida. Su fragilidad mental en los momentos de elevada presión le ha llevado a numerosos desplomes, pifias y fracasos. Cuando el partido llega igualado al tramo final le tiemblan las piernas. La ausencia de Olympiacos, su bestia negra, supone un alivio para CSKA pero delante va a tener otro rival que lleva la competitividad extrema en sus genes.
Fuente: navarrainformacion.es
La temporada del Real Madrid ha sido un continuo ejercicio de supervivencia. Tuvo que afrontar todo tipo de severos contratiempos. Perdió a Llull durante nueve meses en pleno verano. Las lesiones le castigaron de forma incansable toda la campaña. El juego interior quedó asolado especialmente por todo tipo de dolencias. Kuzmic, Randolph, Ayón. Todos sufrieron lesiones serias que les apartaron de las canchas una larga temporada. Una carambola de los equipos griegos en la última jornada de la Liga Regular le costó el factor cancha en cuartos de final. Superó un nefasto primer partido ante Panathinaikos que llevó al madridismo a la depresión sin un base puro de garantías y con una dosis de sufrimiento inacabable. Pero todas estas fatalidades no doblegaron al Real Madrid, presente un año más en la Final Four. Una clasificación con aroma a éxito por todo lo que ha pasado. Se cumple al pie de la letra el refrán dice “Lo que no te mata te hace más fuerte”. El equipo blanco llega a Belgrado pleno de moral y en el mejor momento de la temporada. Las lesiones no evitaron que lidere la Liga ACB con puño de hierro. Le sobró un mes para asegurar el primer puesto. Las bajas prolongadas por lesión han facilitado que varios jugadores importantes lleguen frescos al tramo decisivo de temporada. Sólo Kuzmic sigue fuera de combate.
La gestión de la plantilla de Laso probablemente sea la mejor desde que llegó al banquillo madridista. Convirtió la necesidad en virtud, ofreciendo cuota de protagonismo a jugadores secundarios que han dado un paso adelante cuando la ocasión lo requería. Todo en el año de la explosión definitiva de Luka Doncic, el último del que seguramente gocemos del joven prodigio esloveno en las canchas europeas. A sus 19 años puede contar en su hoja de servicios con el papel de líder del equipo más laureado en Europa. Aunque aún le falta algo de experiencia para partidos de alto voltaje su importancia en el actual Madrid es innegable, labrada a golpe de exhibiciones y un dominio abrumador de todas las facetas de juego. En Belgrado puede jugar más liberado. El regreso de Llull, que ha recuperado un buen nivel en menos de un mes, y la recuperación de Campazzo pueden facilitar que Doncic actúe de escolta o alero, posiciones en las que va a desarrollar su carrera deportiva y más adecuadas para su talento. No es un base aunque se empeñen. El nivel que alcancen juntos Llull y Doncic puede ser la clave del destino del Madrid en esta Final Four. Por lo demás, los hombres de Laso llegan en gran momento. La guardia pretoriana sigue en pie. Rudy llega en una forma desconocida desde hace mucho tiempo. Ayón recuperó el estado de forma en el tramo vital de la campaña. Carroll continúa destrozando defensas con su muñeca de seda. Felipe Reyes siempre está ahí, para bregar en el rebote y ser importante si es necesario. Que le pregunten a Xavi Pascual. Los secundarios tienen la oportunidad de refrendar la confianza otorgada. Thompkins ha recordado al maravilloso jugador que deslumbró en Nizhny Novgorod. Clase le sobra pese a su frialdad y flojera defensiva. Taylor está realizando la mejor temporada desde que llegó. Eficaz e intenso en defensa y más presente en ataque. La intimidación del gigante Tavares debe ser fundamental para que Laso pueda plantear sin miedo una defensa anti-tiradores que preste más atención al poderoso juego exterior de CSKA. Campazzo, que ha demostrado ser capaz de ocupar el puesto de base en el Madrid, llega con la incógnita de su estado físico. Causeur bajó su rendimiento en las últimas semanas pero tuvo importancia en ciertos partidos. De Randolph… difícil esperar algo de alguien que juega cuando le da la gana y desaparece cuando se le necesita. Quizá se echa de menos un alero de primer nivel, máxime cuando Taylor estará más pendiente de la defensa del Chacho. ¿Doncic como ‘3’? Quien sabe.
De todas formas el Madrid llega libre de presión. El favoritismo recae en CSKA y para el equipo blanco supuso una gesta llegar a la Final Four vistas las circunstancias pero cualquiera se atreve a descartar a un bloque competitivo hasta el extremo y acostumbrado a la más alta exigencia. Si llega al último cuarto con opciones los rivales tienen fundados motivos para preocuparse. Y CSKA no presume de gestionar bien la presión precisamente.
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