Playoffs NBA 2018: Semifinales de conferencia en el Oeste. Capítulo II

Kevin Durant

Si algo se esperaba, en el tercer partido de eliminatoria, era una mejor versión de Nueva Orleans ante su afición. El público se divertía con la fiesta organizada en torno al pabellón mientras, en el interior del Smoothie King Center, sus jugadores se concentraban en la previa del partido para darles una alegría. Steve Kerr, consciente de que habría alguna respuesta local a su quinteto bajo de los dos primeros partidos, optaba por salir de inicio con JaVale McGee. El arranque era bastante mediocre; dos equipos fríos que regalaban el balón (en el caso visitante hasta se le iban de las manos) y desacertados en el tiro. No tardaba mucho en llegar el primer enganchón, para sorpresa general era entre Nikola Mirotic y Stephen Curry por un bloqueo marcando territorio. Los fallos en el tiro y los balones perdidos continuaban; el marcador se movía a ritmo lento. Rajon Rondo intentaba picar a Draymond Green, y lo consiguía, pero los árbitros decidían no aplicar la doble técnica, para desilusión local. Como los Warriors seguían errando los lanzamientos, y los de Louisiana si encontraban acierto en Jrue Holiday, las primeras ventajas eran locales. Y no tardarían en ampliarse, porque Golden State menospreciaba el tiro de Solomon Hill que, con tres triples consecutivos, rompía el partido. Rondo ya dirigía con más soltura y Mirotic comenzaba a ser un problema para la defensa californiana. En poco más de tres minutos, los Warriors encajaban un parcial de dieciséis a tres. Por suerte para Golden State, Kevin Durant cerraba el cuarto acertando y dejaba la desventaja en nueve puntos. Los minutos de reposo dejaban claro que, afortunadamente para los visitantes, Klay Thompson había despertado. Nueva Orleans necesitaba de Ian Clark para ayudar a Mirotic a mantener las distancias. Sin embargo, los de la bahía de Oakland se mostraban más inspirados en general, y la técnica, absurda , señalada a Kerr; no evitaba el acercamiento visitante. Regresaban los titulares y Alvin Gentry tenía que solicitar un tiempo muerto, la cómoda ventaja local se quedaba en seis puntos. Pese a ello, los Warriors continuaban el trabajo y  se ponían a cuatro puntos. En ese momento, varios despistes defensivos en el marcaje a los interiores rivales, les costababuena parte del trabajo. La diferencia volvía a rondar la decena de puntos y el tiempo muerto de Kerr tampoco conseguía apretar el marcador; Golden State se sentía incómodo al aumentar el nivel de contactos y volvía el desacierto en los tiros. Para alivio del cuadro visitante, Thompson acertaba con dos triples, para encarar la segunda parte a seis puntos. Ni los quince minutos de rigor cambiaban las sensaciones, el inicio del tercer cuarto era similar al arranque del partido; dos equipos fríos, y peleados con el aro, movían el marcador con dificultad. La diferencia, en esta segunda mitad, era el acierto de Anthony Davis y la mayor actividad defensiva sobre el balón de los Pelicans. La diferencia se doblaba en cuatro minutos y Kerr necesitaba despertar a su equipo. Los Warriors mostraban otra actitud, pero los locales se hacían fuertes en las zonas, conquistando, incluso, el rebote ofensivo. Pese al cambio mental provocado por Kerr, los tiros visitantes tropezaban con el aro e Ian Clark hacía lo que tantas veces había hecho para los californianos; sumar puntos. Nueva Orleans se ponía con veinte puntos de ventaja, que Durant reducía a diecisiete, con un triple faltando dos segundos para cerrar el cuarto. El parcial de diez a dos, en los minutos finales del tercer periodo, daba esperanzas a Golden State de cara al último acto. Klay Thompson hacía un intento  por acercar a su equipo en el marcador, pero Rondo y Clark hacían cada uno su labor en la ofensiva local. La diferencia no bajaba e, introducir a las estrellas, no le servía de nada a los Warriors. Rondo mezclaba igual con Davis que con Clark y los Pelicans sumaban su primera victoria de la eliminatoria. Sólo quedaba por ver la tontería de Rondo, invitando a Green al cuarto partido y llevándose una técnica. Invitado inesperado: Solomon Hill, Ian Clark (Pelicans).

Si algo tenía el cuarto partido de la serie, era ver si los Pelicans de verdad podían competir contra Golden State; y no tardaba en verse la respuesta. Los californianos regresaban a su quinteto más fiable, y más agresivo, para sacar una renta de diez puntos recién entrados en el partido. Y es que las muñecas de sus estrellas habían vuelto a la vida y, como la defensa no permitía ni un tiro sencillo, los Warriors continuaban ampliando la ventaja. Esta se acercaba a los veinte puntos y Nueva Orleans veía que, pese a la entrada de los suplentes, Golden State comenzaba a trabajar cada vez más sus ataques y dificultaba la recuperación local. El inicio del segundo cuarto era fundamental para que el público del Smoothie King Center no se viniese abajo, por eso los de Alvin Gentry salían apor todas y Steve Kerr tenía que despertar a los suyos. Con mejores combinaciones ofensivas, el cuadro visitante mantenía la diferencia y David West dejaba claro a Nikola Mirotic que iban a por todas. La diferencia se mantenía estable, en torno a los quince puntos, cuando regresaban los titulares. Bajo canasta se repartían cariño con ganas, la afición local entraba en calor y el ataque visitante iba perdiendo claridad; hasta el punto de que Kevin Durant se convertía en su única solución.  Draymond Green se ganaba una técnica al protestar un falta en ataque de Anthony Davis y, así las cosas, E´Tauwn Moore y Jrue Holiday colocaban a su equipo con sólo siete puntos de desventaja para la segunda mitad. Una diferencia que se doblaba en apenas dos minutos de tercer cuarto, porque el equipo local se había quedado sin tiro, tras el paso por los vestuario, y los Warriors volvían a mostrarse tan acertados como en el inicio del partido. Los de Lousiana seguían sin encontrar el acierto necesario y, como Durant continuaba intratable, la diferencia aumentaba. Con el ataque local cada vez más precipitado, Golden State llegaba al último periodo con más de veinte puntos de ventaja. Los Pelicans contaban con pocas opciones, y se reducían aún más con su inicio de cuarto, al no saber aprovechar dos minutos de apagón ofensivo visitante. El ataque estaba tan espeso que Nueva Orleans no acertaba ni con los tiros libres. Como además Stephen Curry se inspiraba, la diferencia se acercaba a los treinta puntos. El último intento local no conseguía bajar la desventaja de los veinte puntos y los Warriors volvían a la bahía de Oakland con el tres a uno en la eliminatoria. Invitado inesperado: Kevon Looney, Quinn Cook (Warriors).

C.Capela

Siendo el equipo favorito para ganar el título, los Rockets tenían que dar un golpe encima de la mesa tras su derrota en el segundo partido. Por eso, Quin Snyder no dejaba pasar ni minuto y medio para pedir un tiempo muerto. Su equipo había salido confiado y los tejanos se mostraban muy serios en ambos lados de la pista. La intensidad visitante parecía sorprender a Utah, que no trabajaba demasiado sus ataques. Algo que sí hacía Houston, y como su defensa se mostraba atenta al balón, y Joe Ingles y Donovan Mitchell se precipitaban con los pases, la ventaja visitante crecía más allá de la decena de puntos. Salían los suplentes locales para cambiar el ritmo del ataque, pero jugadores como Trevor Ariza y PJ Tucker iban acertando. Pese a los intentos de Snyder, la distancia rozaba los veinte puntos al finalizar el primer cuarto. Y el segundo acto no pintaba mejor para los Jazz; ante las dificultades para circular el balón, los exteriores buscaban el aro individualmente y la diferencia crecía por encima de los veinte puntos. Chris Paul solucionaba los escasos atascos del ataque visitante y Clint Capela cada vez dominaba más las zonas. Aparecían los titulares y Royce O´Neale despertaba al público del Vivint SmartHome Arena con su buena defensa y acierto en ataque. Con la ventaja en quince puntos, Mike D´Antony tenía que parar el partido. Los Rockets estructuraban mejor su ataque, James Harden dirigía con acierto y, como su defensa se ponía agresiva con cierta permisividad arbitral, la diferencia no paraba de crecer. Entre los balones perdidos por Mitchell e Ingles dirigiendo, y el acierto de Eric Gordon, Utah se iba a los vestuarios con treinta puntos de desventaja. La dinámica de errores locales continuaba tras el descanso, O´Neale parecía la única esperanza local y, tal vez por eso, Harden quería provocarle faltas de manera descarada. Con un juego más físico, y un Mitchell superado por la situación, la diferencia se acercaba a los cuarenta puntos. La estrella local descansaba tempranamente y Raúl Neto tomaba los mandos. El base brasileño ponía criterio al ataque y energía a la defensa. Pese a los intentos locales, Houston mandaba por casi treinta puntos, con un cuarto por delante. Y el último periodo, lo mantenían bajo control con el acierto de Gordon. Sólo eran necesarios unos minutos de Harden dirigiendo, y Nene Hilario anotando, para que los Rockets pusiesen el dos a uno en la eliminatoria. Invitado inesperado: Eric Gordon (Rockets).

Houston había tomado la delantera en la serie, tras un partido muy serio y el público de Salt Lake City se temía lo peor. Sobre todo, por los problemas ofensivos del equipo; sumar a la ausencia de Ricky Rubio, los problemas físicos de un Derrick Favors que salía desde el banquillo, dejaban al equipo muy tocado. Ocupaba el lugar del pivot en el quinteto titular, Jae Crowder, en un intento de dar dinamismo al ataque. En defensa, por supuesto, Rudy Gobert marcaba el territorio para los Jazz, pero la defensa visitante no permitía nada. Así, en tres minutos, la anotación era raquítica. Por encima, Quin Snyder tenía que gastar su primer tiempo muerto, porque Royce O´Neale se dañaba la rodilla al chocar contra un bloqueo. Para alivio local, no tardaba en volver al banquillo y el partido continuaba con numerosos contactos y un Clint Capela cada vez más importante en las zonas. Dante Exum salía del banquillo para desentumecer la ofensiva y los puntos comenzaban a caer para desesperación de Mike D´Antony. La constante ruptura hacia el aro del base australiano, permitía a Utah finalizar el cuarto con una desventaja asumible. El mayor problema era que James Harden repartía juego y anotaba, además de sacarle la tercera falta personal al sustento del equipo local. Con su tercer base en pista, los Jazz forzaban demasiado las situaciones ofensivas y la diferencia superaba la decena de puntos. Con el retorno de los titulares, las defensas subían las líneas y el despertar de Donovan Mitchell  permitía bajar la diferencia a una sola cifra. Sin embargo, el equipo local se precipitaba y Chris Paul intentaba apagar el fuego. No terminaba de conseguirlo, porque Royce O´Neale levantaba al público del Vivint SmartHome Arena con un mate sobre Capela. La respuesta tejana era un manotazo de PJ Tucker al ojo de Joe Ingles que, con premeditación y alevosía, se ganaba una flagrante. Eso permitía un parón que ordenaba el juego visitante, con Harden a los mandos, y, pese a los intentos de la estrella local, Houston llegaba al descanso con diez puntos de ventaja. Y los tejanos no tardarían en ampliarla, el ataque local volvía a mostrarse espeso y Mitchell acaparaba tiros. Además, Paul no perdonaba y el partido se ponía físico. Ambos entrenadores veían la necesidad de poner sus quintetos más clarividentes en la pista. Mientras Eric Gordon daba puntos a los visitantes, Dante Exum dejaba la cancha con problemas en los isquios. Los árbitros no trataban igual los contactos en ambos lados de la pista y los Rockets rozaban los veinte puntos de ventaja. Pese a que la entrada de Neto proporcionaba puntos a Utah, los de Salt Lake City tenían que remontar catorce puntos en el acto final. Pese a tener todo en contra, Neto y Mitchell lideraban la reacción local. Los árbitros seguían sin querer ver los contactos visitantes y los Jazz se enfadaban; Mitchell, Capela y D´Antony se ganaban una técnica para disfrute del público, que se levantaba de sus asientos. Pese a todos los enfrentamientos, la remontada local continuaba; a mitad de cuarto la diferencia era de cinco puntos y los gritos de defense hacían vibrar la pista. Paul se sobreponía al ambiente para dirigir con criterio y Utah se apagaba con tiros forzados y sin acierto exterior. Houston volvía a casa con el tres a uno en la eliminatoria. Invitado inesperado: Eric Gordon (Rockets).

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