Tras su fantástica actuación en la primera ronda, los Pelicans se presentaban en el Oracle Arena con ánimos renovados. Además, habían tenido descanso suficiente para recuperarse físicamente y estudiar con calma a su rival. Pero Steve Kerr lo sabía y, ante la movilidad de Anthony Davis, recurría a poner a Nick Young en pista y dejar su marcaje a Draymond Green. Esta decisión dejaba ver que esperaba ver un partido de alto ritmo y mucha concentración. No se equivocaba, Rajon Rondo volvía a mostrarse como el director del ataque visitante y las defensas sufrían. Un equipo por su alto ritmo, y el otro por la variedad de su juego, daban motivos de preocupación a los técnicos. Con el paso de los minutos, Green comenzaba a desplegar su actividad en ambos lados de la pista, Davis comenzaba a sufrir y Alvin Gentry se ganaba una técnica. Tenía que aparecer E´Tauwn Moore para acompañar al pivot, porque a Jrue Holiday le costaba entrar en el juego. Por suerte para Nueva Orleans, tampoco Kevin Durant y Klay Thompson estaban demasiado acompañados. Golden State comenzaba a disfrutar de más recursos con la entrada de los suplentes, Green y Shaun Livingston dirigían, y el juego interior local hacía daño. Al final del primer cuarto, los Warriors habían tomado el mando en el marcador. El segundo acto traía más tensión en la defensa visitante y Kerr gastaba un tiempo muerto. Los de la bahía de Oakland salían más agresivos en defensa y, pudiendo correr, hacían seis puntos en sesenta segundos sin respuesta visitante; ahora era Gentry el que paraba el partido. No servía de nada; los interiores locales cerraban las penetraciones y los exteriores iban a los dos contra uno con fiereza, Livingston se sentía cada vez más cómodo. Golden State tomaba trece puntos de ventaja, con un Green agresivo en ambos lados de la pista y camino de un triple-doble. La diferencia rondaba ya los veinte puntos, porque el parcial seguía aumentando. Los Warriors estaban desmelenados camino de alcanzar una diferencia de treinta puntos. El parcial era de veinticuatro a dos, la única canasta visitante era de Rondo, en siete minutos de juego. Por suerte para los Pelicans, quedaba un minuto para el descanso y los locales se relajaban. Con siete puntos en sesenta segundos, incluído un triple de Darius Miller sobre la bocina desde su tiro libre, dejaban una diferencia ligeramente más accesible para la segunda mitad. Sin embargo, no había soluciones que mostrar en Nueva Orleans. La defensa local seguía funcionando a pleno rendimiento. Davis lo intentaba, pero a Golden State le salían hasta las jugadas circenses. Green se lo pasaba bien defendiendo y se mostraba como un base de nivel; el triple-doble era suyo. La estrella visitante se desesperaba y la diferencia se instalaba, otra vez, en torno a los treinta puntos. Una ventaja que los locales terminaban alcanzando con dos triples de Durant. Moore, otra vez sobre el final de cuarto, dejaba en veintinueve. Quedaba la incógnita de cuanto tiempo pasaría antes de la rendición visitante, cuatro minutos de inspiración de Thompson llegaban para resolver la incógnita. Invitado inesperado: Shaun Livingston, Kevon Looney, Quin Cook, David West (Warriors)
El buen ritmo de victorias de Nueva Orleans, se había roto con la derrota del primer partido. Por encima, para complicar más la misión de volver con un buen resultado, tenían que ver como Stephen Curry se recuperaba de cara el segundo punto de la eliminatoria. Para alivio visitante, el base saldría desde el banquillo y eso permitía a Rajon Rondo centrar sus energías en la dirección ofensiva. Gracias a ello, y a la relajación local, las primeras ventajas eran de los Pelicans. A Steve Kerr no le llegaba con un tiempo muerto para revertir la situación, necesitaba agitación en el partido, pero, sobre todo, acierto. Y, puesto que tenía en el banquillo al jugador perfecto para eso, lo ponía en pista. La estrella local regresaba tras la lesión, y parecía que no notaba el parón. Un triple, a los once segundos de entrar en la pista, levantaba al público local y, con ocho puntos en cuatro minutos, ayudaba a dejar la diferencia visitante en casi nada al expirar el primer cuarto. El tiempo de espera entre cuartos, parecía despertar la defensa de los Warriors y los Pelicans comenzaban a abusar del recurso del triple; un parcial de ocho a cero daba una ligera ventaja a los locales. Aparecía Anthony Davis para generar problemas bajo canasta y devolver a su equipo al partido. Para alivio del Oracle Arena; las combinaciones entre Kevin Durant y Draymond Green y, un triple de Klay Thompson sobre el tiempo, permitían a Golden State mandar por tres puntos al descanso. Y, la discusión entre Green y Rondo en el camino de los vestuarios, despertaba el ánimo del pivot por demostrar cosas durante la segunda mitad. Con noventa segundos de tercer cuarto jugados, Alvin Gentry tenía que parar el partido, porque su estrella estaba sufriendo con el marcaje del pivot local. Nueva Orleans ponía más intensidad en defensa, y E´Tauwn Moore acertaba en el tiro exterior, para darle la vuelta al marcador. El técnico local daba otra vuelta al banquillo, para recuperar el ataque en estático de los Warriors. El partido subía de intensidad, Green se engabanchaba a Davis y todo quedaba en una falta doble. Pocos segundos más tarde, era Solomon Hill quien rodeaba el cuello de Andre Iguodala. Flagrante de primer grado y Golden State amenazaba con escaparse, gracias al juego inteligente de Curry. Entraban los suplentes, y la estrella del equipo de Louisiana recibía la ayuda anotadora de un sorprendente Cheick Diallo, para mantener la diferencia reducida a una canasta para el cuarto final. Un cuarto que empezaba con malas noticas para los visitantes, Green acertaba con dos triples en el primer minuto y Gentry quería hablar con sus jugadores. Los Pelicans daban agresividad a su juego en ambos lados de la pista y el parón era solicitado por el técnico local. Un tiempo que, en realidad, no parecía cambiar gran cosa en su equipo. Lo que sí había cambiado era el ataque visitante, cada vez se obsesionaban más con el triple y Nikola Mirotic cometía su quinta falta personal restando siete minutos. Curry volvía a la pista para jugar los minutos importantes, pero era Durant el protagonista del despertar ofensivo de los Warriors. En menos de dos minutos de actividad defensiva local sobre el balón, y precipitación visitante, se daba un parcial de once a cero que parecía cerrar el partido. Más todavía con la sexta falta personal de Mirotic en un rebote ofensivo. Pese a ello, Rondo realizaba un último intento insuficiente ante la mejor versión de Golden State. La serie volvía a Nueva Orleans, con un dos a cero para los de la bahía de Oakland. Invitado inesperado: David West, Kevon Looney (Warriors)
Los Jazz se presentaban en el Toyota Center, sin Ricky Rubio, y con la sensación de haber conseguido el objetivo al eliminar a Oklahoma. Royce O´Neale era el sustituto del base español y cualquier aficionado de Houston estaba pensando que el partido iba a ser sencillo. Y los primeros minutos ya mostraban los primeros problemas visitantes para atacar. A sus referencias ofensivas les costaba recibir y el principal anotador era un Joe Ingles que buscaba aprovechar su físico buscando la canasta. Mientras, James Harden y Chris Paul jugaban con inteligencia y acierto, en pocos minutos la diferencia tejana se acercaba a los diez puntos. Hasta Clint Capela se estaba convirtiendo en un problema bajo canasta y la entrada de los suplentes no cambiaba la situación. Utah seguía teniendo problemas para anotar, incluso con Nene Hilario protegiendo la canasta local. Así las cosas, un par de apariciones ofensivas de Paul, permitían a Houston alcanzar trece puntos de renta tras el primer cuarto. Y nada cambiaba tras el pequeño descanso, cada error de los Jazz era penalizado por los de casa. La diferencia se acercaba a los veinte puntos y Harden regresaba del banquillo para atormentar a Utah. Y es que su defensa no conseguía evitar que la estrella local encontrase a Capela. La diferencia se mantenía y el descanso se acercaba. Tal vez por eso todo se vino abajo en menos de dos minutos. Un lanzamiento de tres que no entraba, un balón perdido tontamente y un tiro forzado; eran aprovechados por los Rockets para completar un once a cero de parcial, e irse a los vestuarios con veinticinco puntos de ventaja. La segunda mitad mostraba a unos Jazz con más intención de buscar el aro y más agresividad en defensa. Lograban reducir la ventaja local hasta los diecisiete puntos con gran esfuerzo, pero volvían a olvidarse de buscar el aro y , como los tiros exteriores no entraban, la diferencia se iba otra vez por encima de los veinte puntos. Donovan Mitchell y Dante Exum tomaban nota de las instrucciones de Quin Snyder tras el tiempo muerto. La diferencia bajaba hasta los quince puntos, pero Paul metía un triple en la última décima del cuarto y dejaba fríos a los de Salt Lake City. Para sorpresa general, Utah no tiraba la toalla; mantenían su buen nivel defensivo y su agresividad. En dos minutos se situaban a once puntos y Mike D´Antony veía necesario incorporar a su estrella. Hasta en dos ocasiones tenían la oportunidad de bajar la distancia de los diez puntos, pero la precipitación les podía. Harden comenzaba a buscar el aro para sacar faltas y, con un triple, parecía acabar con la rebelión visitante a Houston con quince puntos de ventaja. Lo que quedaba era administar esa diferencia, y la estrella local lo hacía de maravilla. Los Rockets conseguían el primer punto de la eliminatoria. Invitado inesperado: Eric Gordon (Rockets)
Para el segundo partido, se esperaba que Utah se presentase a jugar antes del descanso. Y, ya desde el principio, el equipo visitante mostraba otra cara. Con un ataque más agresivo y trabajado, donde Donovan Mitchell dirigía y Joe Ingles anotaba, los Jazz tomaban ventaja. Pese a que James Harden conseguía anotar con facilidad, y encontraba un buen compañero en Clint Capela, Mike D´Antony tenía que parar el partido porque no podían seguir el ritmo anotador visitante. La defensa tejana subía el nivel de concentración, a Mitchell le costaba más dirigir, pero, la aparición de Dante Exum desde el banquillo, desnortaba a un Harden incapaz de superarle. La iniciativa visitante se mantenía y Harden se iba al banquillo. Chris Paul se convertía en el responsable ofensivo de su equipo, pero no frenaba el ataque de Utah. Los Rockets encajaban un parcial de nueve a cero, que llevaba la diferencia a la decena de puntos. Houston tenía que dar gracias del acierto de su base, que le permitía presentarse al segundo cuarto a ocho puntos. Sin embargo, Paul no lo podía todo. Ante un quinteto bajo presentado por D´Antony, Derrick Favors se convertía en el rey de la cancha y, con el apoyo de Alec Burks, era el responsable de que el técnico local comenzase a retorcerse en el banquillo. La diferencia casi se doblaba en tres minutos y la solución desde el banquillo era meter a su estrella. Con menos de un minuto con él pista, Quin Snyder tenía suficiente; todos sus titulares volvían a la pista tras un tiempo muerto. La presencia de Rudy Gobert incomodaba al ataque local y Mitchell parecía que llevaba una vida jugando de base; los Jazz llevaban la diferencia cerca de los veinte puntos y D´Antony paraba el partido. Daba igual, su equipo no encontraba soluciones y el público local estaba expectante. El equipo tejano necesitaba algo y aconteció que a Mitchell le señalaban su tercera falta personal, porque Paul le caía encima evitando un alley-oop. No era suficiente y, sólo una dudosa falta en ataque de Gobert, que se convertía en dudosa falta defensiva de Capela, hacía renacer al candidato a MVP renacía en el final de cuarto. Abandonado por su fiel escudero interior(por los problemas de faltas), anotaba nueve puntos consecutivos, que permitían a los Rockets llegar al descanso con una desventaja inferior a la decena de puntos. Houston tenía trabajo por delante y las referencias locales tomaban la responsabilidad ofensiva, tras el obligado descanso. Snyder se disgustaba a lo fácil que notaban los tejanos pero, el verdadero problema, venía tras el tiempo muerto que solicitaba para solucionarlo. Los Rockets se rearmaban en defensa, apretaban en las líneas de pase y el ataque de Utah se secaba. El Toyota Center al fin entraba en calor, su equipo estaba por delante. Gobert calentaba el ambiente con una falta flagrante a Harden, que los árbitros tomaban por normal. Eran los mejores minutos locales, pero los Jazz se mantenían en el partido cuando comenzaban a entrar los suplentes. Exum y Burks revolucionaban el ritmo de su equipo y Harden hacía dos faltas consecutivas, de las que no le suelen pitar en contra. Se colocaba con cuatro faltas personales y tenía que irse a descansar. Houston se veía con una mínima desventaja para los doce minutos finales, porque Exum encontraba con facilidad a Favors. El paso por los banquillos bajaba la intensidad del partido, Mitchell marcaba el paso de Utah y la ventaja siempre era visitante. Los Rockets recurrían a su estrella, movían el balón con velocidad y se ponían por delante en el partido; sería su última ventaja en el marcador. Snyder asentaba la defensa con la presencia de Exum y, en los ocho minutos restantes, los tejanos sólo harían tres canastas en juego. Un parcial de dieciseis a dos, dirigido magistralmente por Mitchell, desesperaba a Houston. Con el equipo local empeñado en el lanzamiento exterior, con un PJ Tucker especialmente desacertado, los Jazz rompían la buena racha como locales de los Rockets (veinticuatro victorias en veinticinco partidos) y ponían el empate a uno en la serie. Invitado inesperado: Jae Crowder, Dante Exum, Alec Burks (Jazz)
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