Los Warriors llevaban días pensando en ganar el tercer partido de la serie en San Antonio. Algo que no habían podido hacer los tejanos, su concentración se había visto distraída por la muerte de la mujer de su entrenador, Gregg Popovich. Sin embargo, eran más fuertes sus ganas por dedicar una victoria a su técnico y los Spurs salían con las pilas cargadas. Un seis a cero en dos minutos levantaba al público local, pero Golden State iba entrando en calor. En los tres minutos siguientes, hacían cuatro puntos y Ettore Messina, sustituto del técnico local, quería pisar el freno. Las defensas se mostraban débiles, ante unos ataques bien trabajados, y tenían que salir los suplentes para subir la intensidad. Ambos equipos seguían encontrando respuestas a esos ajustes y el partido llegaba al final del primer cuarto con una mínima ventaja visitante. El segundo cuarto transcurría con igual tranquilidad porque, aunque los Warriors iban por delante, los tejanos encontraban la forma de mantenerse en el partido. Incluso amenazaban con irse en el marcador, aprovechando tres minutos sin anotación de Golden State por su propia precipitación. Steve Kerr recuperaba su quinteto de lujo y conseguía salir de la situación con un parcial de dieciocho a siete. Para disgusto de los aficionados locales, los Warriors tomaban seis puntos de ventaja al terminar el segundo periodo. La relajación del descanso parecía haber apagado las ganas visitantes de jugar y San Antonio aprovechaba para acercarse en el marcador. Necesitaban que les espabilasen desde el banquillo, en un momento comenzaban a meter los tiros abiertos que antes se fallaban. Como además las ayudas aparecían para tapar cualquier tiro cercano a su aro, la ventaja visitante crecía con el empuje de sus mejores anotadores. Los Spurs se agarraban al partido gracias a LaMarcus Aldridge pero, sin equilibrio en su juego ofensivo, llegaban al cuarto final teniendo que recuperar un punto por minuto de juego. Pero claro, haciendo cinco puntos en seis minutos de cuarto, y ninguna canasta en juego durante cuatro minutos, Golden State no tenían que forzar mucho el ritmo para escaparse. Con casi veinte puntos de ventaja, el partido se acercaba lentamente a su final y los tobillos de algunos jugadores visitantes pedían el descanso. Por suerte, se lo podían permitir, San Antonio despedía el tercer partido con la tristeza de la tercera derrota. Invitado inesperado: Shaun Livingston, Quin Cook, Kevon Looney (Warriors)
El principal temor de los Spurs era terminar la temporada perdiendo ante su afición en la primera ronda. Enfrente, Golden State lo tenía todo a su favor para poder descansar unos días, algo muy necesario a estas alturas de temporada. El AT&T Center lo tenía claro y pronto entraba en calor. El ataque tejano hacía trabajar a la defensa visitante y su defensa se mostraba cariñosa desde el primer momento. El paso de los minutos, dejaba ver que la concentración visitante era bastante deficiente. Perdiendo más de un balón por minuto, Kerr tenía que reclamar su atención. El problema no se cortaba inmediatamente, pero al menos los Warriors se mantenían en el partido; gracias al talento de Kevin Durant. En cuanto San Antonio conseguía frenar su anotación, la aportación de su juego interior les permitía escaparse en el marcador al término del primer cuarto. En el segundo periodo, sin embargo, Golden State se presentaba con una mayor tensión en defensa gracias a los suplentes. Claro que le faltaban recursos para anotar y, como los balones perdidos abundaban, los Spurs sacaban rendimiento atacando en transición; Tony Parker y Rudy Gay se encargaban de ello. La ventaja local superaba la decena de puntos, cuando volvían los titulares a la pista. El orgullo del campeón parecía querer remontar el partido, pero el equipo estaba ansioso, los triples de Manu Ginobili y Dejounte Murray volvían a alejar a los tejanos. Una diferencia que se quedaría en catorce puntos al descanso, pese a las constantes segundas opciones para los Warriors. El tercer periodo se iniciaba con un problema con el reloj de posesión, una vez solventado quedaba claro que Golden State quería cerrar la eliminatoria. La actitud visitante era otra y Messina paraba el partido, ante la incapacidad de sus equipo para encontrar buenos tiros. San Antonio calmaba su ataque y subía la presión sobre el balón, pero los californianos no cedían en su empeño. Hasta David West se ganaba una técnica, por protestar desde la entrada de los vestuarios. Sin embargo, los Spurs sobrevivían al final de este cuarto con la actuación de sus bases. Los triples de Patty Mills, y la entrada en pista de Parker, permitían a San Antonio llegar con seis puntos de ventaja a los doce minutos finales. Y en el inicio del último acto eran los interiores locales, Pau Gasol y Rudy Gay, quienes daban la iniciativa a su equipo aprovechando la precipitación de los Warriors. Sólo cuando el balón pasaba por Draymond Green, el ataque visitante tenía sentido. Tenía que aparecer Durant, para que el trabajo defensivo sobre el balón tuviese reflejo en el marcador. La ventaja local se reducía a la mitad en noventa segundos de juego. Messina paraba el partido para dar orden al equipo y Durant, con un triple, ponía el partido a dos puntos con seis minutos por jugar. Y ahí llegaba el desastre para Golden State, que fallaba los tiros más sencillos y veía como Aldridge casi rompía el tablero para meter un triple. Los tejanos se ponían siete puntos arriba, Durant metía la única canasta en juego en esos seis minutos y veía como el tiro libre adicional se salía de dentro. Por encima, Ginobili metía un triple y los de la bahía de Oakland fallaban dos tiros abiertos. El ataque visitante estaba superado por la situación. Aldridge y Ginobili eran los encargados de cerrar las opciones visitantes, los Spurs conseguían su primer punto en la serie. Invitado inesperado: Manu Ginobili, Kyle Anderson (Spurs)
El Smoothie King Center recibía a los jugadores de Nueva Orleans con una atronadora ovación. El único cambio en los quintetos titulares, era la entrada de Maurice Harkless en los Blazers, el damnificado era Evan Turner. Los jugadores locales salían dispuestos a agradecer el apoyo de su afición, marcaban territorio con la presión defensiva y, sólo el acierto exterior de Al-Farouq Aminu, parecía dar respuesta a la dirección de Rajon Rondo y el acierto de Nikola Mirotic. Pese a que las diferencias eran mínimas, Terry Sttots quería despertar a sus jugadores. No funcionaba porque Anthony Davis se agigantaba en las zonas y Portland vivía atado al triple. La estrella local se iba a los vestuarios tocado en un pulgar de su mano derecha, pero Mirotic mantenía al equipo a buen ritmo. La estrella local volvía la banquilo tras ser tratado con una sonrisa en la boca, su equipo tenía dieciseis puntos de ventaja al finalizar el primer cuarto. Sin embargo, el cuadro local salía al segundo acto confiado y, pese a que los Blazers mostraban su cara más reconocible (en agresividad defensiva y trabajo ofensivo), Alvin Gentry no necesitaba un tiempo con sus jugadores. Los suplentes de los Pelicans intensificaban las ayudas defensivas y, con la confianza disparada, obligaban al tiempo muerto visitante. La diferencia de Nueva Orleans alcanzaba la veintena de puntos pero, pese al parón y el retorno de los titulares, el equipo no se frenaba. Los jugadores locales disfrutaban sobre la pista y mantenían la ventaja para afrontar relajadamente la segunda parte. Tanta comodidad no sentaba bien a los de Gentry, el pabellón se había enfríado con el descanso y ahora si se necesitaba un tiempo muerto para reactivar a los jugadores de los Pelicans. Desde la defensa volvía el recital local; nuevamente aparecían los robos de balón y pudiendo correr se soltaba el ataque; la diferencia subía hasta los veinticinco puntos puntos. Aparecía la inspiración exterior de Damien Lillard y CJ McCollum, y la defensa de Portland, para completar un parcial de diez a cero. DeMarcus Cousins aconsejaba a Davis y el equipo salía disparado tras un nuevo tiempo muerto solicitado por Gentry. Un quince a cinco de parcial, en cuatro minutos, casi cerraba el partido. Sólo la relajación del minuto final permitía a Portland llegar al último cuarto con alguna esperanza. Una ilusión pronto difuminada por la salida de los Nueva Orleans. En cinco minutos llevaban la diferencia a los treinta puntos y los Blazers se debatían entre la desesperación y la rabia. Los Pelicans se quedaban a una victoria de resolver la eliminatoria. Invitado inesperado: Ian Clark (Pelicans)
En los minutos previos al cuarto partido de la serie, ya parecía que los aficionados locales estaban celebrando la clasificación de los Pelicans para la segunda ronda de los playoffs. Portland era consciente de la situación y salía con una versión muy seria, que le daba las primeras ventajas. Enfrente, Rajon Rondo comenzaba a disfrutar sobre la pista y el partido se igualaba. Los nervios parecían atenazar a los jugadores y hasta botar el balón resultaba costoso. Bajo esas premisas, era normal que nadie se escapase tras los doce minutos de inicio. El segundo cuarto traía, como principal novedad, una subida de nivel en la defensa local. Los Blazers tardaban un poco en adaptarse, pero pronto estaba Ed Davis intentando desquiciar a Anthony Davis. El ritmo anotador de Nueva Orleans, era complicado de seguir. Los de Oregón necesitaban la mejor versión de Aminu, en ataque, para mantenerse en el partido. Y la agresividad local desquiciaba a McCollum, este hacía una dura falta a E´Tauwn Moore, que se revolvía y se ganaba una técnica. El partido se acercaba al descanso con un marcador apretado y la doble técnica para Zach Collins y Rondo, reflejaba muy bien la tensión del momento. El descanso venía bien para apaciguar los ánimos, pero muy mal para los Blazers. La actividad defensiva local les impedía encontrar buenos tiros y Jrue Holiday se mostraba muy suelto en ataque. Sttots entraba a la pista para parar el partido, su equipo estaba nueve puntos por debajo. Y, pese al parón, no había reacción visitante. Los tiros visitantes no entraban y la defensa se mostraba incapaz para frenar a Davis y Holiday. Los Pelicans llegaban al cuarto final con trece puntos de ventaja. Portland necesitaba algo favorable para hacer posible la remontada, metía a sus titulares y, para su alivio, los locales bajaban la intensidad. Como además sus ataques se hacían más calmados, y usaban más a Nurkic en ausencia de Davis, la diferencia se reducía a la mitad. Y, pese a la entrada de la estrella local, la remontada continuaba. El problema para los Blazers era que, con la entrada del pivot, los de Gentry siempre encontraban una solución en ataque y Nueva Orleans mantenía la ventaja en el marcador. El partido se iba muriendo, para desesperación visitante. El cansancio comenzaba a afectar al acierto en el tiro visitante, Holiday no fallaba y la fiesta por la clasificación se desataba en el Smoothie King Center. Invitado inesperado: Ian Clark (Pelicans)
ELIMINATORIA CERRADA: PELICANS GANAN CUATRO A CERO
Las gradas se teñían de rojo y amarillo en Salt Lake City, para saludar el tercer partido de la eliminatoria ante los Thunder. Y el buen inicio de Utah no sorprendía a nadie. En un partido físico, se imponía el criterio ofensivo local, porque Russell Westbrook jugaba demasiado precipitado y Oklahoma abusaba del triple. Billy Donovan veía necesario un quinteto más móvil, ante un Ricky Rubio muy cómodo dirigiendo. Pese a ello, los Jazz tomaban seis puntos de ventaja y el técnico visitante quería hablar con sus jugadores. Ese tiempo de reflexión mejoraba el acierto en las decisiones de su base estrella, pero no solucionaba el problema defensivo. Sólo los cambios frenaban al ataque local y, al juntarse con el acierto exterior de Patrick Patterson, provocaban la reacción visitante. En un partido más loco, y con numerosos balones perdidos, los Thunder llegaban al segundo cuarto con ocho puntos de ventaja. No era nada sorprendente, después de todo, habían metido cuatro de cada cinco tiros a canasta realizados. Tampoco llamaba la atención, el buen arranque tras el paso por los banquillos. Tenían la confianza disparada y Dante Exum se veía muy solo en el juego. Con nueve minutos por jugar, coincidía el regreso de Rubio con la tercera falta personal de Steven Adams. Con la dirección del base español, y el control del rebote ofensivo, el equipo mejoraba. Quin Snyder quería más; ajustaba la defensa, Rudy Gobert se hacía grande en las zonas y los balones perdidos era de Oklahoma. El Delta Center vibraba con su equipo, de estar a once puntos a disfrutar de una ventaja de cinco, con Rubio desmelenado. El tiempo muerto visitante no frenaba a los Jazz, Adams se mostraba preocupado en el banquillo y el base local seguía a lo suyo. Con el desacierto en el tiro visitante, se completaba un parcial de veintidos a cuatro. Los Thunder daban gracias de llegar a la segunda mitad a cinco puntos. Pese a esa ventaja, Utah salía de los vestuarios con su versión más intensa, y era necesario visto el inicio visitante. Tal era el nivel de intensidad, que Corey Brewer hacía su cuarta falta personal con dos minutos jugados. Se hacía necesaria la aportación de Gobert y el pivot conseguía la cuarta falta personal de Adams. Con su ausencia, las zonas caían bajo el dominio local y la buena actitud defensiva perrmitía el despegue de los Jazz. Westbrook intentaba contener la situación y la cuarta falta de Donovan Mitchell parecía ayudar en ese propósito. El problema era que el ataque de Utah leía bien cada situación y la defensa local intimidaba bastante provocando dudas en su rival. Rubio se sentaba a descansar y su equipo mantenía las diferencias en torno a la decena de puntos. El base volvía para los segundos finales del cuarto y acertaba con un triple a una pierna sobre la bocina del final. Era un duro golpe moral para Oklahoma, catorce puntos no eran fáciles de remontar. Sobre todo, porque se observaba como en el banquillo visitante trataban el hombro de su estrella. Los Thunder salían nerviosos, con Paul George queriendo hacer de todo y con ganas de pelear con Royce O´Neal. Técnica para ambos y se hacía necesario el parón para Utah; la diferencia se había reducido a la mitad en dos minutos. Snyder recurría a la experiencia de Joe Ingles y le salía bien. Volvía la precipitación visitante, los balones perdidos por el buen trabajo defensivo y la anotación fácil de los Jazz leyendo los problemas de la defensa rival. Como al final el alero australiano acertaba, y George no, la ventaja local se acercaba a los veinte puntos. Ricky Rubio celebraba la segunda victoria en la serie con un triple-doble. Invitado inesperado: Royce O´Neal (Jazz)
Se esperaba que las palabras de Westbrook para intimidar a Ricky Rubio, tras el recital del base en el tercer partido, no se las llevase el viento. El español buscaba relajar la tensión en los instantes previos al partido, mientras la estrella visitante se mostraba más nervioso. La primera jugada ya mostraba el interés de Oklahoma por hacer sentir incómodo al español. Lo que no conseguían, era controlar la distribución de sus compañeros, que hacían feliz a Gobert. Pese a todo, la ventaja era visitante y George comenzaba a calentar el ambiente ganándose su primera técnica por empujar a Joe Ingles. Derrick Favors y Adams intercambiaban canastas, las charlas y los contactos entre jugadores aumentaban y Rubio conseguía sacar dos faltas a Westbrook en menos de un minuto. Curiosamente, el base de los Jazz se iba antes al banquillo que la estrella visitante. George, y Westbrook, aprovechaban para abrir un hueco de cara al segundo cuarto. Un cuarto que apenas cogía ritmo, porque Donovan frenaba todo tras observar el juego de su equipo durante setenta segundos. Cada balón era peleado, los titulares volvían a la pista antes de tiempo (excepto Rubio) y Snyder también se hacía merecedor de una técnica. Como Adams tenía envidia, conseguía la suya unos segundos mas tarde. Rubio se mostraba más activo en su regreso a la pista y le sacaba la tercera falta personal a Westbrook. Donovan decidía no sentar a su jugador más importante, pese a que los contactos y los balones perdidos abundaban. En ese ambiente, Utah iba acortando la diferencia y, la cuarta falta del base de los Thunder, llegaba faltando dos minutos para llegar al descanso. Nuevamente Ricky era más listo para provocar la falta, Westbrook estaba desquiciado e Ingles abría un hueco de seis puntos para la segunda mitad con dos triples. Hubiese sido más amplio, pero necesitaba desahogarse con George y se ganaba una técnica. Claro que, eso al público local le daba igual. Los Jazz habían cogido moral con un parcial de once a tres para cerrar el cuarto, especialmente un Rubio que salía a la segunda parte inspirado. Entre la defensa local, y su acierto en la dirección, completaban un nueve a cero en dos minutos. Donovan veía el partido a quince puntos, pero lo peor eran las sensaciones. Los intentos de remontada de Oklahoma llegaban a golpe de acierto individual, no tenían continuidad. Utah corría en cuanto podía y los triples de Ingles y Mitchell rompían el partido. Los Thunder veían el partido a casi veinte putnos, al encarar el cuarto decisivo. Un periodo donde los suplentes de Oklahoma si se mostraban más dispuestos a trabajar los ataques. El técnico local, pese a lo escaso del recorte visitante, se veía obligado a sacar del banquillo a sus titulares. En un minuto, la diferencia se acercaba a los veinte puntos y el partido se ponía tenso con una doble técnica. Los Thunder no aceptaban una derrota tan dura y poco después Westbrook hacía una dura falta. Jae Crowder lanzaba un codo para liberarse de un agarrón, jugadores y árbitros hacían un corrillo y, tras la revisión, el alero local era expulsado. Todo eso no importaba nada a los aficionados locales, porque Mitchell e Ingles cerraban el partido. Tras tres victorias seguidas, los Jazz se ponían tres a uno y podían cerrar la serie a domicilio. Invitado inesperado: Royce O´Neal, Jae Crowder (Jazz)
Hacía tanto tiempo que Minnesota no disfrutaba de un partido de playoff, que parecían haber perdido el ambiente necesario para disfrutarlo. Tenían que ser los jugadores, con un juego ofensivo más trabajado y una defensa más agresiva, los que levantasen al público. Los Rockets parecían sorprendidos, habían discusiones al ser cambiados los primeros jugadores y los Timberwolves disfrutaban de las primeras ventajas. Con los suplentes en pista, el ataque local perdía el sentido y los triples de Gerald Green ponían por delante a los tejanos al finalizar el primer cuarto. El paso por los banquillos reactivaba la energía local; la explosividad de Derrick Rose era incontrolable para Houston, Karl-Anthony Towns daba signos de vida y el ataque visitante no encontraba triples que compensasen la ausencia de James Harden. El público local disfrutaba de los mejores momentos de su equipo, la diferencia llegaba a los dobles dígitos. Sólo una mejoría en la defensa de los Rockets, y cuatro triples consecutivos, permitían a los tejanos cerrar el cuarto casi a la par. Si el final de la primera parte había sido decepcionante para Minnesota, el inicio de la segunda lo era para Thibodeau. Al equipo le faltaba intensidad y gastaba un tiempo muerto, con dos minutos de juego, para transmitírselo. Los tiros abiertos de Houston no entraban y los de casa aprovechaban la débil defensa tejana para anotar fácil, principalmente bajo canasta por la inexistente defensa de Chris Paul. La ventaja local rondaba los diez puntos y el descanso de los titulares no alteraba el camino trazado, los Timberwolves llegaban al cuarto final con una cómoda ventaja. Un cuarto donde el equipo local no se desviaba del objetivo final. Paul lo intentaba todo, y no conseguía nada, la diferencia local se acercaba a los veinte puntos y Mike D´Antony recurría al probable MVP de la liga. Los Rockets se situaban a nueve puntos pero, justo en ese momento, James Harden se aceleraba y la diferencia se doblaba en noventa segundos (gracias al acierto exterior local). Lo que quedaba eran minutos de sufrimiento para los titulares tejanos, Minnesota volvía a vencer un partido de playoff. La serie se ponía dos a uno para Houston. Invitado inesperado: Gerald Green (Rockets)
Los Timberwolves habían despertado del letargo a una afición dormida y Houston tenía mucho que mejorar de cara al cuarto partido de la eliminatoria. La primera diferencia era ver una mayor intensidad defensiva visitante, que le daba las primeras ventajas gracias al acierto de Trevor Ariza. Además, el partido se ponía muy favorable con la segunda falta personal de Towns y el cambio de Teague tras lesionarse un dedo de la mano. No tardaría, el base, en volver al banquillo y, para su sorpresa, sus compañeros aguantaban bien la situación. En los Rockets ni Harden acertaba, Sólo la salida a la pista de Eric Gordon, proporcionaba compañía al acierto de Ariza. Por su lado, Minnesota se mostraba siempre ordenado y castigaba con puntos fáciles a la contra. Ver la igualdad en el marcador, al cambiar de cuarto, era motivo de orgullo para el público local. Poco a poco, los tejanos iban despertando su ataque, pero la defensa en transición seguía siendo voluble. Por encima a PJ Tucker le aplastaban la pierna, aunque la lesión no impedía su regreso. Towns comenzaba a convertirse en un problema para la defensa visitante y Houston tenía que mostrar su juego más coral en ataque para aguantar el tirón. Harden volvía a la pista más acertado y la ventaja cambiaba de bando. Con unos Rockets más agresivos sobre el balón, y ocho puntos seguidos de su estrella, el partido se complicaba para los Timberwolves. Para alivio local; las buenas posiciones de tiro visitante no era aprovechadas, Derrick Rose rescataba la situación y se llegaba al descanso con igualdad en el marcador. En el tercer cuarto, la defensa visitante apretaba un poco más; Minnesota ya no podía jugar donde quería y la anotación de Paul y Harden comenzaba a ser imparable. Thibodeau intentaba frenar la avalancha, viendo a su equipo a doce puntos. No lo conseguía, la extraña pareja se mostraba muy acertada en ataque y la diferencia entre ambos equipos no paraba de crecer. Comenzaban los piques y D´Antony quería reconducir la situación. El público local ya se daba cuenta de que aquella no era su noche. Houston realizaba cincuenta puntos en el tercer cuarto, el ochenta por ciento era de sus estrellas. Los Timberwolves, con veinte puntos en esos doce minutos, veían el partido demasiado lejos para competir. Los Rockets regresaban a Texas, con el tres a uno a su favor. Invitado inesperado: Eric Gordon (Rockets)
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