Para Golden State, el primer partido de la serie contra los Spurs entrañaba grandes peligros. Sobre todo, porque desconocía su propio nivel. Steve Kerr, que sabía de la importancia de este partido, apostaba por la veteranía de Andre Iguodala para suplir la baja de Stephen Curry. Enfrente, Gregg Popovich apostaba por un quinteto bajo, con Kyle Anderson como segunda referencia interior. Los primeros minutos eran de tanteo, con pocos aciertos y con las estrellas, Kevin Durant y LaMarcus Aldridge, marcando el camino. Pronto llegaba el primer cambio de ritmo del cuadro local y , ante el mal balance defensivo tejano, Popovich paraba el partido. Sin embargo, el regreso del tiempo muerto, dejaba ver algo más preocupante. JaVale McGee se hacía el dueño de las zonas y los Warriors comenzaban a abrir una ventaja de casi diez puntos a su favor. Y el descanso del pivot local no solucionaba la situación para San Antonio, el equipo visitante no encontraba anotación bajo canasta y Durant seguía inspirado. Un triple de Manu Ginobili sobre la bocina, dejaba la distancia en once puntos de cara al segundo cuarto. Un periodo donde mejoraba el ataque visitante, pero Golden State seguía anotando fácil bajo canasta. Los Spurs no encontraban tiros liberados, la circulación de balón era espesa y los balones perdidos se acumulaban. La tercera falta de Aldridge empeoraba la situación y el equipo sólo conseguía una canasta en juego en los seis minutos finales del cuarto. La ventaja local era de dieciseis puntos, de cara a la segunda mitad, y era poca para la diferencia de juego. El paso por los vestuarios activaba la energía defensiva visitante, pero el ataque seguía sufriendo los mismos males. Aldridge se veía superado por los contactos de la defensa local y los Warriors comenzaban a encontrar soluciones ofensivas. La diferencia se acercaba a los veinte puntos y la pelea por cada balón dejaba claro que los de Kerr no iban a frenar. Pese a los intentos de Ginobili, la diferencia superaba los veinte puntos al finalizar el tercer periodo. Lo que quedaba era tiempo extra, para que los jóvenes de San Antonio se mostrasen. Los Warriors se llevaban el primer partido de la eliminatoria. Invitado inesperado: Shaun Livingston, JaVale McGee (Warriors)
El principal cambio de Popovich, de cara al segundo partido, era la incorporación del experto Rudy Gay en el quinteto titular. Sin embargo, pese a la mayor agresividad en el juego visitante (y a la segunda falta de Draymond Green con setenta segundos de juego), Golden State encontraba la forma de ponerse al mando del partido; Iguodala y Durant se encargaban de ello. Era lógico que Popovich intentase poner orden en su equipo, Gay había tomado un par de tiros precipitados y no era cuestión de permitir una escapada temprana. Tras el tiempo muerto, el equipo tejano encontraba mejores soluciones en ataque y eso rompía el ritmo ofensivo de los Warriors. El acercamiento visitante hacía reaccionar a Kerr pero, pese a un mayor trabajo en cada ataque, los Spurs llegaban al final del cuarto con una mínima ventaja, apoyados en Aldridge y una fuerte defensa. El segundo acto comenzaba con la misma presión defensiva tejana y, tras cincuenta segundos de juego, Kerr saltaba a la pista para frenar el partido, sus jugadores habían salido fríos. Con la charla la defensa local entraba en calor, los errores en el tiro abundaban y la igualdad era la tónica en el marcador; hasta la aparición de los titulares. Con ellos en pista, San Antonio conseguía su mejor versión de equipo en ambos lados de la pista (con Rudy Gay de protagonista) y lograba seis puntos de ventaja para la segunda parte. Una ventaja que apenas duraba dos minutos de tercer cuarto. El paso por los vestuarios traía la versión local más reconocible, para alegría del público del Oracle Arena. Ni el tiempo muerto de Popovich frenaba a los chicos de la bahía de Oakland. Con el partido a punto de romperse, aparecía la pelea de Aldridge para rescatar a los tejanos. De ver el partido a diez puntos, pasaban a ponerse por delante de los Warriors. Sin embargo doce minutos dan para mucho, demasiado como para que jugador aguante a un equipo. Un mejor ajuste en defensa, y el cansancio de la estrella visitante, permitían a los de Kerr llegar con una pequeña ventaja al cuarto final. Lo peor para los Spurs, era que su estrella no había descansado en el tercer cuarto y la diferencia llegaba a las dos cifras con apenas noventa segundos disputados. Popovich no tenía opción, metía al pivot gastando un tiempo muerto. Pero no era suficiente, ni la lesión de David West daba aire a un equipo falto de recursos en ataque. Sus intentos de remontada venían por impulsos individuales y el partido se iba apagando. Ni las chispas levantadas por el enfrentamiento en Green y Davis Bertans podían evitar que la eliminatoria se fuese a Texas con el dos a cero para Golden State. Invitado inesperado: David West (Warriors)
En Portland esperaban un partido tranquilo, tras las tres victorias conseguidas ante los Pelicans en la temporada regular. Y el inicio de la serie parecía confirmar esa impresión; Evan Turner castigaba bajo canasta, Anthony Davis se encontraba solo en ataque y las primeras ventajas eran locales. El primer tiempo muerto del partido traía el despertar de Rajon Rondo en la dirección, de Jrue Holiday en la anotación y Nueva Orleans se ponía por delante en el marcador; porque la pareja de escoltas de los Blazers no encontraban sus tiros. Así empezaba, con ventaja visitante, el segundo cuarto. Un cuarto que traía buenas noticias para los aficionados locales; los suplentes de Portland se mostraban más activos en las ayudas y, con un buen reparto del juego, devolvían la ventaja al bando local. Anthony Davis tenía que multiplicarse en defensa pero, como McCollum no volvía a la pista con los titulares, los Pelicans aprovechaban para distanciarse en el marcador. Terry Sttots se deseperaba con los balones perdidos por su equipo, Lillard se aceleraba y el Moda Center no asimilaba ver a su equipo a nueve puntos al descanso. Y el arranque del tercer acto tampoco dejaba buenas sensaciones, los interiores visitantes sacaban a relucir su polivalencia y castigaban desde el exterior. Sttots buscaba soluciones con otro tiempo muerto, pero el equipo no encontraba el equilibrio en su juego ofensivo. El abuso del triple era cada vez más acusado y, como Nueva Orleans cortaba algún que otro pase, la ventaja visitante rozaba los veinte puntos. Se acercaba el final del cuarto y reaparecían los suplentes, para alivio de la afición. Su energía se notaba en el campo y, con un poco de acierto de Lillard, permitía a los de Oregón llegar al cuarto final con una docena de puntos para remontar. Un periodo donde la defensa de los Blazers se mostraba más pegajosa y el acercamiento era constante, pese a la precipitación mostrada en ataque. Alvin Gentry tenía que parar el ritmo, pedía un tiempo muerto y metía en pista a Rondo para calmar la situación. El base conseguía domar el partido, con medio cuarto por delante la desventaja se mantenía y Sttots quería activar a sus jugadores. No lo conseguía pero, como el cansancio visitante era evidente, los Pelicans calmaban el ritmo de su ataque. Los balones perdidos se sucedían y un McCollum acertado en tiro ponía el partido a un punto, con un minuto por jugar. Tras medio minuto de balones perdidos, Lillard forzaba un tiro innecesario y Davis ponía el partido a tres puntos, con dos tiros libres. Jrue Holiday taponaba un tiro bajo su aro y Davis confirmaba que el primer punto de la eliminatoria era para Nueva Orleans. Invitado inesperado: Ian Clark (Pelicans)
La seriedad en el rostro de CJ McCollum, reflejaba la tensión que los Blazers afrontaban el segundo partido de la serie. No sorprendía ver al equipo local perdiendo balones y con dudas en su ataque. Mientras, Nueva Orleans soltaba los tiros con naturalidad y en dos minutos Sttots llamaba a sus chicos. La presión era demasiada y su única solución ofensiva era la presencia de Nurkic bajo canasta. Por suerte, su trabajo defensivo tenía bajo control a Anthony Davis y las diferencias eran mínimas. Salían los suplentes, regresaba Maurice Harkless (tras su lesión) para subir el rendimiento defensivo de Portland, y McCollum comenzaba a acertar. El gran problema era que Holiday hacía lo que quería con la defensa local y mantenía al mando a los Pelicans al finalizar el primer acto. Un panorama que se veía alterado con el inicio del segundo cuarto, los suplentes mostraban una mayor actividad en las ayudas defensivas de los Blazers y, jugando en transición, ponían el marcador a su favor. Ahora era Gentry el que buscaba poner cabeza al ataque visitante y controlar los ataques más trabajados de Portland. Con la salida de sus titulares iba consiguiendo el primer objetivo, pero no el segundo. Zach Collins primero, y Al-Farouq Aminu después, se aprovechaban de la circunstancia para anotar con facilidad. Los Pelicans llegaban al descanso pidiendo la hora, y tenían que dar gracias porque un triple de Rondo les permitía una ligera ventaja para la segunda mitad. Tras el descanso, Holiday volvía a convertirse en imparable y, como Evan Turner no metía nada, Nueva Orleans se ponía por delante. Por encima, Nurkic pedía el cambio por lesión y Davis anotaba con facilidad. Las estrellas locales comenzaban a abusar de las acciones individuales y el despegue visitante era lento, pero constante. La presencia en pista del banquillo local era urgente. La intensidad puesta por los reservas despertaba el rugido de los aficionados del Moda Center. Los Blazers se acercaban a tres puntos con un parcial de diez a dos en tres minutos, pero aparecían las muñecas de Ian Clark y Darius Miller. Dos triples en el minuto final de cuarto, llevaban la ventaja visitante a los nueve puntos. Otra vez era necesaria la remontada local en esos doce minutos, pero los suplentes de Portland volvían a demostrar el daño que hacía su juego. Hasta el punto de que Gentry tenía que recurrir a todos sus titulares, con apenas dos minutos de cuarto disputados. Sttots también introducía a los suyos, con ocho minutos por jugar y el equipo a cuatro puntos. Lillard parecía querer darle la razón, con una jugada de cuatro puntos que empataba el partido. Fue una de sus últimas decisiones acertadas, entre él y McCollum acumulaban errores; el único alivio para los Blazers llegaba con el rebote ofensivo. Para sorpresa de todos, un triple de Harkless ponía por delante a los de Oregón entrando en los tres minutos finales. Mirotic respondía con un triple bombeado. Los nervios se disparaban, se abusaba del triple en ambos lados de la pista. Hasta que, tras varias opciones de ataque de los Pelicans, Holiday si acertaba desde fuera. Nueva Orleans disponía de cinco puntos de ventaja para administrar en los noventa segundos restantes. Lillard se metía entre los árboles y no encontraba la salida, el balón se lo llevaba Mirotic, que se resentía de una lesión en el pie, y E´Tauwn Moore disponía de dos tiros libres para casi resolver el partido. Los fallaba, pero su pelea por el rebote daba otra opción a Nueva Orleans. Holiday calmaba el ritmo del partido, Moore abría a la esquina y Rondo cerraba la segunda victoria de los Pelicans en la serie. Invitado inesperado: Darius Miller (Pelicans)
Se preveía una eliminatoria disputada en Oklahoma y el buen inicio de los Jazz no sorprendía a nadie. Un juego bien repartido, y el acierto de Donovan Mitchell, respondían al intento de intimidación física local. Tras cinco minutos de juego, la diferencia visitante alcanzaba la docena de puntos y, ante la falta de recursos en estático, era obligado el tiempo muerto de los Thunder. Y no tardó Quin Snyder en tener que pedir uno en respuesta a la reacción local. Entre el desacierto de Ricky Rubio, y el acierto de Paul George, la ventaja de Utah se quedaba en cuatro puntos al salir los suplentes. La dinámica de acierto local continuaba, con un Carmelo Anthony rejuvenecido, y al final del primer cuarto había un empate en el marcador. Tras el parón, George regresaba del banquillo con energía. Nuevamente, había un duelo de equipo contra acciones individuales o precipitadas. El problema para los Jazz era que Russell Westbrook mantenía el acierto local y, como su ataque no conseguía desequilibrar a la defensa, Rubio se cargaba con tiros que no le correspondían. Paul George regresaba del banquillo con acierto, y Utah tampoco encontraba acierto desde el exterior, Oklahoma llegaba la descanso con seis puntos de ventaja. El reposo cambiaba la mentalidad del ataque local, mucho más repartido y, los Jazz se aceleraban, El técnico de los Jazz volvía a parar el partido con apenas tres minutos jugados. Las dudas llegaban al ataque visitante, pero su buena defensa impedía el despegue de los Thunder. Ni la cuarta falta personal de Rudy Gobert cambiaba esa dinámica. Con el partido a siete puntos encarando el final del cuarto, una canasta sobre la bocina de Paul George daba un duro golpe a las aspiraciónes de Utah. Unas aspiraciones que Dante Exum recuperaba anotando fácil bajo el aro rival, pero los locales encontraban respuesta a golpe de triple. Entre Alex Abrines, y Paul George, acababan obligando al tiempo muerto de Snyder. Un tiempo que simplemente cambiaba los protagonistas del intercambio de canastas, ahora cobraba presencia el juego interior local con Jerami Grant al frente. Westbrook se hacía con el mando del ritmo de juego y encontraba a sus compañeros para desesperación visitante. El tiempo se agotaba y Oklahoma conseguía el primer punto de la eliminatoria. Invitado inesperado: Alex Abrines, Jerami Grant (Thunder)
Se esperaba la reacción de Utah tras la derrota y, nuevamente, el inicio del segundo partido no decepcionaba. Los exteriores visitantes apretaban sobre las líneas de pase, los Thunder perdían balones sorprendidos por la intensidad y el juego de ataque aprovechaba la debilidad defensiva de Carmelo Anthony. Con un parcial de nueve a cero, en dos minutos, Billy Donovan tenía que reaccionar. En otros dos minutos el parcial era devuelto, gracias a una mayor actividad defensiva local y el despertar de Westbrook. Con todo igualado gracias a la buena defensa de Rubio sobre Westbrook, Jerami Grant entraba en pista por un Steven Adams que cometía su segunda falta personal de forma absurda. Por suerte para Oklahoma, no tardaba mucho Rudy Gobert en hacer otra falta tonta que le llevaba al banquillo. Pese a ello, los Jazz encontraban en el rebote ofensivo de Derrick Favors, un lugar para agarrarse al partido. Así, una bandeja de Exum sobre la bocina, permitía a Utah tomar la delantera en el marcador al finalizar el cuarto. Sin embargo, Paul George respondía con una jugada de cuatro puntos tras el paso por los banquillos. Las defensas se ponían muy agresivas, pasar el balón era un peligro y las mejores opciones se presentaban con el tiro exterior. Era necesario algo nuevo en el partido para romper esa dinámica del partido, y aconteció con el regreso de los titulares a pista. Las estrellas locales comenzaban a precipitar el juego y los Jazz castigaban cada error con su buena lectura de la situaciones. Los nervios de Westbrook crecían y Oklahoma se presentaba al tercer acto con siete puntos de desventaja. El cuarto de hora de reflexión despejaba la cabeza de la estrella local. Los Thunder jugaban con más orden pero, pese a ello, no lograban recortar la ventaja. Todo porque Rubio anotaba y encontraba el pase correcto en cada situación. Además, Adams tenía que volver al banquillo tras su cuarta falta personal y la ventaja visitante se acercaba a los dos dígitos. Sin embargo, una mala decisión arbitral descentraba al base español y Oklahoma se ponía a un punto a mitad de cuarto; las estrellas locales se encargaban de ello. Snyder intentaba solucionarlo con un parlamento y algunos cambios. Sin embargo Mitchell se precipitaba y, un parcial de diecinueve a cero, permitía a los Thunder lograr diez puntos de ventaja restando un minuto para finalizar el tercer periodo. Sin embargo, el rookie de Utah anotaba siete puntos consecutivos, para reducir la diferencia a la mitad al terminar el cuarto. Esos sesenta segundos mágicos de Mitchell reactivaban el ánimo visitante y salían al acto final con otra disposición y el escolta a los mandos. Ni dos minutos tardaban en ponerse por delante en el marcador y Billy Donovan recurría a Westbrook ante la sequía anotadora local. Enfrente Snyder daba descanso a su joven estrella y un triple de Rubio obligaba al tiempo muerto de Oklahoma. Ante el atasco, la respuesta local era abrir el campo y Snyder quería ordenar a su equipo. Los errores por precipitación se convertían en la norma y la igualdad era total entrando en los cinco minutos finales. El duelo se dirimía por parejas, Rubio y Mitchell frente a Westbrook y Adams. En esa tesitura, la aportación inesperada de Gobert daba una ligera ventaja a los Jazz y la sexta falta de Adams dejaba a Westbrook indefenso. Una bandeja de Mitchell, y la precipitación local, llevaban el empate a la eliminatoria. Invitado inesperado: Jonas Jerebko (Jazz)
En Houston, la ilusión estaba disparada de cara al primer partido de la serie que les enfrentaba a los Timberwolves. Y el partido se iniciaba como esperaba el público del Toyota Center, con James Harden dominando el ataque y Clint Capela siendo su escudero fiel en ambos lados de la pista. La diferencia superaba los diez puntos en apenas cinco minutos y Tom Thibodeau paraba el partido; Minnesota ni había aparecido por la cancha. No fue la solución el tiempo muerto, el alivio visitante no llegó hasta que las estrellas locales se sentaban a descansar. Todo gracias a que los tiradores tejanos no acertaban y Karl Anthony Towns se mostraba más cómodo ante Nene Hilario. El partido se apretaba y era Chris Paul el que, con un minuto final de cuarto inspirado, daba una ventaja de seis puntos a los Rockets. El paso por el banquillo aceleraba el ritmo del partido, los suplentes visitantes marcaban el paso y los Timberwolves amenazaban con ponerse por delante. La reacción local llegaba con el regreso a pista de Harden y Capela, pero Derrick Rose daba calma a sus compañeros y no permitía la escapada de Houston. Sin embargo, Harden no paraba en su empeño, comenzaba un recital de anotación desde cualquier posición y, como el ataque visitante se enredaba en el bote de balón y la acción individual, los Rockets llegaban al descanso con siete puntos de ventaja. La segunda parte se abría con la mejor versión defensiva visitante. La circulación de balón local se espesaba y, en dos minutos, Minnesota completaba un parcial de nueve a cero. Mike D´Antony ajustaba la defensa, pero la tercera falta de Andre Wiggins daba entrada a un acertado Rose. El base se convertía en un problema para Houston y eran los destellos de Harden, los que permitían a los tejanos llegar al cuarto final con una ligera ventaja. Un cuarto donde, sorprendentemente, Harden continuaba en pista y la intensidad defensiva bajaba. Con el paso de los minutos, las defensas volvían a subir el nivel. El problema era para los Timberwolves, que se empeñaban en buscar el aro por la fuerza. Enfrente, Harden se apoyaba en sus compañeros y su calidad hacía el resto. Pese a la charla de Thibodeau, los Rockets abrían un hueco de nueve puntos para los cuatro minutos finales. Pese al cansancio, la estrella local seguía cargando con la responsabilidad ofensiva y los pequeños errores visitantes permitían mantener la ventaja. Pero con noventa segundos por delante, Harden fallaba un tiro libre, Towns y los árbitros se armaban un lío con el rebote y la canasta fácil de Minnesota complicaba el final del partido. Y todo se ponía peor cuando, restando nueve segundos, Paul lanzaba un misil (que no un pase) que pasaba por encima de un sorprendido Eric Gordon. Los Timberwolves tenían la opción de empatar el partido con un triple, pero Jimmy Butler se complicaba la vida con un tiro tras giro y las opciones visitantes se iban por la banda. Houston lograba el primer punto de la eliminatoria. Invitado inesperado: Gerald Green (Rockets)
Minnesota había perdido una gran oportunidad de lograr la victoria en el primer partido y los Rockets salían dispuestos a no sufrir las apreturas del primer partido. Se veía más tensión en la defensa local pero, como el ataque no arrancaba, los Timberwolves se aprovechaban. James Harden se mostraba fallón, la ventaja visitante se aproximaba a los diez puntos y Paul soltaba el codo a Jeff Teague (aunque los árbitros lo veían normal). Harden comenzaba a acelerarse y, pese al desacierto de su equipo, Thibodeau podía dar un descanso a sus titulares. Houston tenía muchas dudas de cara al segundo cuarto porque, el mejor ataque de la liga, estaba seco. La única buena noticia era ver, en el marcador, una desventaja de cinco puntos. Tal vez por eso el equipo se mostraba tranquilo en la vuelta a la cancha, los tiros comenzaban a entrar de forma natural y, a golpe de triple, los Rockets se ponían por delante. Las cosas iban demasiado bien para que D´Antony quisiese meter a Harden, pero estaba obligado. Minnesota no encontraba acierto de lejos, ni soluciones bajo canasta, y el partido se le iba un poco más lejos con cada triple de Gerald Green. Sólo el descanso del alero frenaba la escapada local y los Timberwolves llegaban al tercer cuarto a quince puntos. Un espejismo, en dos minutos de tercer cuarto quedaba claro que Minnesota no tenía argumentos ofensivos y como su defensa no tapaba en estático, ni aparecía en transición, la diferencia local superaba ampliamente los veinte puntos. El partido palidecía ante la superioridad de Houston, Nemanja Bjelica se enfadaba y el último cuarto se convertía en un trámite. Invitado inesperado: Gerald Green (Rockets)
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