2017 estaba marcado en el calendario como el año de la despedida de uno de los grandes iconos del deporte. Usain Bolt tenía decidido poner punto y final a una carrera de leyenda en el Mundial de Londres. Un lugar inmejorable, donde logró algunas de sus hazañas olímpicas. La duda radicaba en si la despedida estaría a la altura de la trascendencia de su enorme figura. La preparación ya dejó dudas sobre el estado de forma que alcanzaría en la capital británica. Tampoco se dejó ver demasiado en los mítines europeos para no alimentarlas más. Redujo su calendario, renunciando a disputar en Londres los 200 metros, su prueba predilecta. Sólo competiría en los 100 metros y el relevo 4 x 100. La baja del canadiense De Grasse, uno de los jóvenes talentos llamados a dominar la velocidad, eliminaba un obstáculo en el camino pero quedaban rivales suficientes para oscurecer su despedida, en especial los velocistas estadounidenses, humillados cada año por el jamaicano. Estaban ante su última oportunidad para desquitarse. Las series y semifinales mantuvieron la incertidumbre aunque a Bolt se le veía algo atascado y con problemas en la salida. Ya le ocurrió en algún otro campeonato y acababa explotando en la final. Esta vez tuvo que conformarse con la medalla de bronce, superado por los estadounidenses. Justin Gatlin tuvo su revancha. Un atleta manchado por el dopaje que no despertaba simpatías. Un troll como dirían los jóvenes. Su triunfo fue respondido con sonoros abucheos. Una burla del destino que acabó siendo cruel. Bolt se despidió cojeando, lesionado en la última posta de la final del relevo 4 x 100. Un reggae de letra triste para decir adiós al atleta que ha sostenido este deporte la última década. El rostro más reconocible de un campeonato sin excesivo brillo ni un gran triunfador. Todos los grandes actores mordieron el polvo en alguna ocasión. Mundial para la gloria colectiva del atletismo estadounidense, dominador en sus tradicionales caladeros y faro que guía al atletismo femenino mundial. Un campeonato amargo para el atletismo español, por primera vez sin medallas en un Mundial aunque los números no fueran peores que citas anteriores. Incluso hubo algún síntoma de optimismo, como el renacer del mediofondo (Mechaal rozó la medalla) o el prometedor relevo 4 x 400 masculino, pero los resultados no engañan y el balance es triste. La retirada de Ruth Beitia, tras una temporada de ocaso y sabor amargo, cierra una etapa en el atletismo nacional.

Fuente: t13.cl

Una semana antes se disputaron los Mundiales de natación, en Budapest. Poco cambió el panorama de este deporte en la capital húngara. La tiranía estadounidense es total y absoluta. Michael Phelps dejó las piscinas en Río pero su testigo lo han recogido los jóvenes. Caeleb Dressel se convirtió en Budapest en la nueva superestrella de la natación mundial. Siete medallas de oro, arrasando a su paso en las pruebas cortas de crol y en la mariposa. El nuevo gran talento de la factoría estadounidense, el líder de una generación (Kalisz, Grevers, Murphy,…) que domina y dominará este deporte. Katie Ledecky, aunque no disputó a tope el Mundial, sigue ejerciendo su dominio de forma aplastante en las pruebas de crol, desde los 400 a los 1500. Sólo Sarah Sjöström y Katinka Hosszu pueden robarle protagonismo en la natación femenina. Ledecky ya no está sola como el gran referente de las nadadoras estadounidense. Lilly King, Simone Manuel o Leah Smith son unas escuderas contrastadas y competitivas para acompañar al gran prodigio dentro de un equipo inalcanzable para los demás. En cuanto a España, todo empieza y acaba en Mireia Belmonte. Al fin logró el oro que le faltaba, el del Mundial. Nadie puede negar su dominio en los 200 mariposa. Sus platas en los 1500 libres y 400 estilos refrendan su talla de estrella mundial. Tras ella, el abismo. Sólo Jessica Vall, brillante en los Europeos de piscina corta de diciembre, ofreció un rendimiento a la altura. La falta de profundidad, los numerosos talentos frustrados y la deficiente gestión federativa marcan una natación española a la que sostiene Mireia Belmonte. Ahora mismo sólo se vislumbra como alternativa que llegue la ansiada explosión de Hugo González. Algo parecido vive la natación sincronizada, reducida a la enorme talla de Ona Carbonell en el solo. Se acabaron las vacas gordas. A las jóvenes les falta la experiencia y el talento de sus predecesoras en los años de vino y rosas en la sincronizada española, desplazada a un segundo plano en los últimos grandes campeonatos, siempre dominados por el gigante ruso. Demasiado han tardado en convencerse desde la RFEN que se han hecho cosas mal. La llegada de Mayuku Fujiko, ayudante de Anna Tarrés en su etapa como seleccionadora, como nueva responsable confirma los errores del pasado. También fue año de Mundial de gimnasia, marcado por la ausencia de muchos de las grandes gimnastas. La ausencia por lesión de Uchimura fue aprovechada por los gimnastas chinos que lograron un doblete en el concurso completo aunque la gran estrella fue su compatriota y relevo natural, Kenzo Shirai, que logró el oro en suelo y salto y el bronce en el concurso completo. En categoría femenina, con Simone Biles descansando y gran parte del equipo estadounidense envuelto en acusaciones de abusos sexuales al anterior jefe médico, el protagonismo recayó en Morgan Hurd, gimnasta que compite con gafas y con un pasado complicado en el que sufrió acoso escolar. No tiene la estrella que acompaña a Biles pero su historia de superación no pudo tener mejor final que el oro en el concurso completo.

Fuente: historiadeportiva.com

El golf ha sido quizá uno de los deportes que más alegrías han dado a los aficionados españoles este año. En plena explosión de Jon Rahm, llamado a dominar el golf mundial a medio plazo, Sergio García logró el Major que tantos años llevaba persiguiendo, en un lugar tan emblemático como Augusta. Llegó tapado al Masters, bien posicionado sin hacer ruido hasta alcanzar el liderato en la tercera jornada, el célebre movement day, decisivo para definir las opciones de cada uno. Compartió partido con Justin Rose, compañero de batalla en muchas ediciones de la Ryder Cup. Tras el temido Amen Corner la situación se había complicado sobremanera. Rose dio la vuelta a golpe de birdie, colocándose dos golpes por encima con seis hoyos por jugarse. La reacción de Sergio García fue admirable. Un eagle en el hoyo 15 igualaba el torneo. Rose se adelantó con un brillante birdie en el hoyo 16, un duro par 3. Sergio García respondió de la misma forma en el 17, todo se jugaría en el 18. Tuvo un putt para llevarse el torneo. Recordaba al que falló en el Open Británico ante Padraig Harrington. Corrió el mismo infortunio. Playoff de desempate que acrecentaba la emoción y ansiedad. La mala salida de Rose y un segundo golpe igual de flojo abrieron el camino del golfista de Borriol, que mejoró incluso los dos buenos primeros golpes del anterior paso por el hoyo 18. Le bastaban dos putts para vestirse con la chaqueta verde. Sólo necesitó el primero, más complicado que el que falló en la anterior ocasión. Se quitó de encima un lastre muy pesado, la etiqueta del mejor jugador sin un grande y que ha mortificado a jugadores como Colin Montgomerie en el pasado. Ya tiene un Major que coloca su palmarés a la altura que merece. Sergio García, Rahm y Rafa Cabrera forman el tridente que sostiene el gran momento del golf español. Serán, con gran probabilidad, tres piezas muy importantes en el equipo europeo que busca reconquistar la Ryder Cup en 2018 ante un golf estadounidense muy fortalecido y que se impuso en los otros tres grandes (Koepka en US Open, Spieth en Open Británico y Justin Thomas en PGA). Individualmente ha sido la mejor noticia. Quizá la única. Dos de las grandes figuras del deporte español, los pioneros de la época actual, bajaron el excelente nivel de los últimos años. Carolina Marín tuvo una temporada más gris, con resultados menos brillantes y problemas físicos. Perdió el cetro mundial tras caer en cuartos con la japonesa Okuhara, nueva campeona del mundo. Si alguien puede permitirse una temporada de bajón es la jugadora onubense. Javier Fernández también cedió el título mundial de patinaje artístico. Falló en el programa largo y acabó lejos de las medallas. Hanyu recupera el trono tres años después aunque tuvo dura competencia en su compatriota Shoma Uno. Javier Fernández tampoco ha estado brillante en la temporada actual, quedándose incluso fuera de la final del Grand Prix, aunque ha enfocado todo hacia el sueño de la medalla olímpica en Pyongchang, su última oportunidad para cumplir un sueño.

Fuente: antena3.com

Año de Mundial en el balonmano. En Francia se abría una nueva etapa para la selección española tras quedar fuera de los JJOO de Río. Jordi Ribera, nuevo seleccionador, abrió la puerta a la renovación con la entrada de varios jóvenes que estuvieron a muy buena altura. Imagen espléndida en la primera fase. España acabó invicta, destrozando en el último partido a Eslovenia, pasando factura a aquella derrota en tierras suecas que le apeó del sueño olímpico. Los problemas llegaron en los cruces. Sufrimiento inesperado ante Brasil debido a las facilidades defensivas. Los antiguos pupilos de Ribera soñaron con la campanada durante muchos minutos, animados por el público francés. El despegue en los últimos minutos le dio un margen para respirar aunque terminara ganando por un ajustado 28-27. Ante Croacia, en cuartos de final, se repitieron los mismos males. Falta de agresividad atrás y nula aportación en portería de Gonzalo Pérez de Vargas. Siempre a rebufo de los croatas. La falta de ideas en ataque impidió dar la vuelta cuando lograron sujetar a los lanzadores croatas en los últimos minutos. 29-30 que disipó las esperanzas de medalla aunque la renovación ofrece señales muy esperanzadoras, sobre todo tras el histórico oro logrado en el Mundial sub-21. El título no se le escapó al anfitrión. Francia no falló en casa y reedita su título mundial en casa con toda autoridad. El equipo que ha marcado la última década, que bien podía acuñar la frase de al balonmano juegan siete y siempre gana Francia. En diciembre se disputó el Mundial femenino. Carlos Viver se estrenaba al frente de una selección española renovada, donde algunas de las veteranas de la etapa dorada daban paso a las jóvenes. Digna primera fase, dando la cara ante la bestia negra, Francia, a la que se arrancó un empate. Un mal partido ante Rumanía mandó a la selección española a la tercera plaza y a un cruce imposible ante Noruega. Nora Mork lideró a un rodillo que aplastó sin piedad a las jugadoras españolas, demasiado bisoñas y que tuvieron poca ayuda de sus líderes, poco acertadas durante el partido. Duro 23-31 que demuestra que los buenos tiempos han pasado. Las nuevas generaciones tienen un potencial sensiblemente inferior. Las noruegas no lograron mantener su hegemonía en Alemania. Francia se sacó la espina de las derrotas en los partidos importantes de los últimos campeonatos y batió en la final al gran ogro nórdico.

Fuente: tycsports.com

También fue año de Mundial en el waterpolo. Otro escalón bajado para el equipo masculino que ni siquiera pudo alcanzar los cuartos de final. La derrota en octavos ante una Rusia menor deja patente la crisis de talento y decadencia. Incluso antiguos integrantes de la selección han adquirido otras nacionalidades para competir, como Xavi García que se proclamó campeón con Croacia. En cambio se produjo el renacer del equipo femenino. La ausencia de varias jugadoras importantes, por renuncia o retirada, obligó a renovar un equipo joven de por sí. Las nuevas incorporaciones refrescaron el equipo que compitió como en sus mejores momentos. Paula Leitón, aún menor de edad, se convirtió en relevo de garantías en la boya para Maica García, ausente en Budapest. Judith Forca, Anna Gual y Helena Lloret dejaron claro que el fondo de armario del waterpolo femenino es inmenso pese a la escasez de licencias. Bea Ortiz confirmó que apunta a figura mundial. La agónica victoria por penaltis ante Grecia en cuartos llevó a España a la lucha por las medallas. Una defensa llena de intensidad y las paradas de Laura Ester dejaron por el camino a Canadá en semifinales. Las chicas del waterpolo volvían a conseguirlo, de nuevo en el podio. La final contra Estados Unidos era un imposible. La diferencia es sideral con un equipo que está en otra dimensión y al que se le augura un dominio muy largo. 6-13 que refleja la enorme superioridad actual del equipo estadounidense. Pero España recuperó la frescura y atrevimiento que le habían abandonado los dos últimos años. El talento ya sabíamos que les sobraba. Pero la gran alegría llegó en el Mundial de hockey patines disputado en China. Tras unos años de sinsabores, España recuperó la senda del triunfo para lograr su 17º título mundial. Ahí es nada. Tras una primera fase discreta, sufriendo con Chile y Mozambique, el conjunto de Alejandro Domínguez dejó su mejor juego para los partidos a vida o muerte. Dejó en la cuneta a la débil Colombia por 5-1. Ganó con autoridad por 4-0 a Italia que se estrelló ante el buen planteamiento defensivo. Portugal esperaba en la final. Se puso a prueba el carácter competitivo del equipo. Los lusos levantaron un 2-0 en contra. Edu Lamas marcó el 3-2 que la selección española supo defender hasta que llegó una polémica falta a cuatro segundos del final. Helder Nunes marcó su tercer gol y asestó un duro golpe a la moral de la selección española, que debía afrontar la prórroga cuando tenía el título en las manos. Sin embargo la suerte le concedió lo que momentos antes le arrebató. El poste repelió un lanzamiento de Portugal en los últimos segundos del tiempo extra. Los penaltis sonrieron a España. Albert Casanovas marcó el tanto definitivo que aumenta el aura victoriosa de la selección española más laureada con diferencia aunque no se le haga el caso que merece. Y más cuando la alegría fue doble, puesto que el equipo femenino emuló a los chicos al vencer a Argentina en la final.

Fuente: eurosport.com

En otros deportes se disputó el Europeo en 2017. Fue el caso del hockey hierba. España consiguió el quinto lugar tanto en categoría masculina como femenina. Su lugar en estos momentos, las medallas no están al alcance en estos momentos en un deporte que domina Holanda con puño de hierro. En voleibol, el equipo masculino regresó a un Europeo tras años de ausencia. Regreso frustrante. Tres derrotas sin ganar un solo set. ¡Qué lejos quedan los tiempos de Rafa Pascual! Rusia recuperaba su corona tras derrotar en una dura final a Alemania. En categoría femenina, Serbia completaba un torneo muy brillante, en el que cedió sólo dos sets, al vencer por el título a Holanda, la eterna segundona del voleibol femenino europeo.

Fuente: fep.es

En los deportes de invierno, año previo a la crucial cita de los JJOO de Invierno de Pyeongchang. 2017 fue año de Mundial en el esquí alpino. Marcel Hirscher ejerció un año más su dominio en las disciplinas técnicas. Oro en slalom y gigante que se unen a sus triunfos en la Copa del Mundo en ambas especialidades. Una centésima le separó del oro en la supercombinada. El gran referente del esquí masculino en la actualidad. En categoría femenina, una lesión en el hombro trastocó la temporada de Lindsay Vonn, que llegó muy justa al Mundial. El bronce en descenso fue su única cosecha. Una compatriota, Mikaela Shiffrin, se postula como la heredera natural. Su dominio esta temporada en slalom y gigante resulta abrumador. Apunta a una de las grandes estrellas en Pyeongchang. También se celebró el Mundial de esquí de fondo. En categoría masculina, los fondistas rusos liderados por Sergei Ustiugov (2 oros y 2 platas) mantienen el tipo ante la armada noruega. En categoría femenina el dominio de Noruega es incontestable, con la veterana Marit Bjorgen a la cabeza alargando su hegemonía sobre este deporte. Cuatro oros más en el zurrón de la gran campeona noruega. En los saltos, el polaco Kamil Stoch se ha convertido en el saltador de referencia. A su triunfo en los Cuatro trampolines de 2017 se suma el arrollador del nuevo año, en donde ha logrado el triunfo en las cuatro pruebas. El gran líder del equipo de Polonia, oro en los Mundiales de saltos disputados en 2017. Acabó subcampeón en la Copa del Mundo, por detrás del alemán Stefan Kraft. En España, concretamente en Sierra Nevada, se disputaron los Mundiales de snowboard. Lucas Eguibar confirmó que será una de las escasas opciones sólidas de medalla para España en los JJOO de invierno. Plata en Cross Country tanto en categoría individual como por equipos formando pareja con Regino Hernández. Ambas medallas fueron todo lo conseguido por el equipo español en snowboard, dominado por Austria gracias a su hegemonía incontestable en slalom y gigante paralelos. Por último, en Austria se celebró el Mundial de biatlon. El francés Martin Fourcade sigue marcando el paso aunque no con tanta autoridad pese a conseguir cinco medallas (1 oro, 2 platas, 2 bronces). La gran estrella fue la joven alemana Laura Dahlmeler. Con apenas 23 años explotó definitivamente en el Mundial con cinco oros y una plata, amén del triunfo en la Copa del Mundo. Dominio incontestable que le sitúa como candidata a la gran estrella del biatlon en los próximos años.

Fuente: japantimes.co.jp

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