Fenerbahçe es el nuevo campeón de Europa. Por primera vez un equipo turco consigue acceder al trono que le sitúa como el mejor del Viejo Continente. Para muchos era una oportunidad única para Fenerbahçe. La Final Four celebrada en el Sinan Erdem de Estambul parecía creada a medida del conjunto turco. No falló Fenerbahçe que sumó su primera Euroliga ante una afición enfervorizada que llenaba el pabellón. Supone la confirmación de la llegada de los nuevos ricos al poder, un cambio radical en el escalafón del baloncesto que conocemos. También aumenta la leyenda, la mística del cazador de títulos. Zeljko Obradovic logra su novena Euroliga para seguir alimentando su imagen de triunfador, de gurú del baloncesto moderno en Europa. Imposible entender el baloncesto continental sin la influencia de un técnico que ha llegado a lo más alto con cinco equipos diferentes. Su apuesta por un baloncesto eminentemente físico, que eleva a los altares el músculo y la defensa asfixiante, sigue dándole logros. Cualquier equipo que aspire a llegar arriba tendrá como inspiración a Obradovic. Si no puede tenerlo buscará a alguien empapado en su filosofía. La figura más influyente en la historia del baloncesto europeo, el gran cazador que buscará convertir a Fenerbahçe en lo que fue Panathinaikos la pasada década, el equipo que marca una época.
FINAL:
Fenerbahçe 80 – Olympiacos 64: Lleno hasta la bandera en el Sinan Erdem, plagado de aficionados de Fenerbahçe que organizan un ruido ensordecedor. Bienvenidos a Estambul, donde el fervor de los aficionados no tiene paragón en Europa. Era la gran oportunidad para llevar a un equipo turco a lo más alto del baloncesto continental. Fenerbahçe lo buscó con ahínco desde el comienzo. Udoh se encargó de asistir a Vesely para que el checo destrozara el aro heleno. La conexión entre estos dos pivots es demoledora, casi perfecta. Olympiacos trató de aguantar metiendo balones dentro a Birch (14 puntos, 5 faltas recibidas, 16 de valoración). Loable la lucha en la zona del pivot canadiense pero a Fenerbahçe le sobran los recursos. Kalinic (17 puntos, 5 rebotes, 5 asistencias, 24 de valoración) es el ejecutor en la sombra, tapado por el brillo de Bogdanovic o la temible pareja interior. Destrozó la defensa de Olympiacos desde el perímetro. Con dos triples y un 2+1 acaparaba el protagonismo del ataque turco. 11-2 de parcial que alumbraba el primer intento de escapada (16-8, min 5). Olympiacos subsistía como podía. Birch y Spanoulis eran los únicos jugadores que anotaban. La dura defensa del anfitrión espantaba de la zona a cualquier rival que se adentrara en ella. Otro triple de Kalinic elevaba la cuenta del serbio a doce puntos en el primer cuarto. Sfairopoulos optó por un quinteto muy defensivo para tratar de cambiar la dinámica. Mejoró la cara de Olympiacos que se aferró al partido cargando con fiereza el rebote ofensivo. No podía ser menor su esfuerzo, cada jugada era una batalla en la zona. La lucha era terrible. Loor y gloria al físico, a la defensa a ultranza. El baloncesto control no estaba muerto, sigue muy presente. Sus apóstoles aún conservan su voz en un tono elevado para quien quiera escuchar. Olympiacos tuvo que echar mano a toda su fortaleza mental. Le costaba anotar, estaba atenazado. Bogdanovic (17 puntos, 5 asistencias) ampliaba diferencias para alcanzar los diez puntos pero Olympiacos no se iba a rendir fácilmente. Dos triples antes del descanso reducían la diferencia a un margen muy asumible (39-34, min 20). Fenerbahçe tenía mucho que remar, a Olympiacos hay que sacarle de un partido a estacazos. El carácter que le ha convertido en un referente el último lustro. Sobrevivía a la encarnizada batalla en las zonas. Mantzaris sostenía a los de El Pireo con su acierto en el tiro exterior. Milutinov se partía la cara con los pivots más duros de Europa pero las fuerzas le fueron fallando a Olympiacos.
Udoh (10 puntos, 9 rebotes, 5 tapones, 4 asistencias, 29 de valoración) era una bestia parda, un tormento sin fin. Sacaba a todos los rivales de su propia zona con un tapón intimidador tras otro. En la contraria sólo se le podía frenar a personales. Su temible presencia sembraba el pánico en la defensa rival. Ni siquiera fallaba en el tiro libre. Este recurso le permitió alimentar a Fenerbahçe que volvía a tomar distancia. Obradovic optó por una maniobra genial. Hizo debutar a Pero Antic en la Final Four a mitad del tercer cuarto. Su trabajo en defensa resultó impagable. Sacó su faceta de leñador para complicar aún más la existencia a un rival al que le costaba ver aro (57-44, min 27). La final se estaba decantando, es muy difícil regresar al encuentro cuando un equipo de Obradovic se mueve por encima de la decena de puntos. El golpe de gracia estaba esperando al comienzo del último cuarto. Fenerbahçe siempre estuvo certero en el tiro de tres pero acabó de descerrajar la defensa rival desde el perímetro. El porcentaje en el triple, superior al 50%, fue demasiado para un Olympiacos agotado, derrengado. Bogdanovic y Kalinic no daban opción. Sólo se había iniciado el último cuarto y la final quedaba hecha trizas (68-50, min 32). A la enfervorecida y eufórica afición turca ya sólo le quedaba disfrutar del paseo hacia la victoria, de la gloria inmortal. Olympiacos estaba desesperado y exhausto, apenas le entraba algún tiro. Había sido presa de la trampa del cazador más voraz. Obradovic concedió su minuto de gloria a los menos habituales, a los que apenas da un sólo instante en pista. Anthony Bennett es uno de ellos. Podrá decir que disputó una final de Euroliga. Un número uno del draft reducido a un rol marginal dentro de una maquina perfectamente engrasada, pulida al gusto de Obradovic. Al fin llegaba el deseo cetro europeo a las manos del baloncesto turco. Fenerbahçe paladeaba la gloria en Estambul. Desde casa, rumbo al paraíso.
Fuente: eurosport.com
3º Y 4º PUESTO:
Real Madrid 70 – CSKA Moscú 94: Los dos primeros clasificados de la Liga Regular se veían condenados a disputar el partido que nadie quiere jugar, la absurda lucha por el tercer puesto en un ambiente gélido tres horas antes de la final. Quien aún arrastraba una depresión de caballo era el Real Madrid, ni dudó en disimularlo. Ayón perdió dos balones en apenas 45 segundos. El presagio de lo que estaba por llegar. Aunque el ritmo era cansino se veía mucho más asentado a CSKA. Hines dominaba el rebote ofensivo con toda facilidad y el equipo ruso aprovechaba el tiro libre para asentarse en el marcador. El Madrid estaba totalmente desaparecido en ataque. Sólo Ayón (11 puntos, 6 rebotes, 3 asistencias, 16 de valoración) mostraba algo de energía pero le faltaba precisión. Estaban mucho más sueltos los de Itoudis, mucho más centrado en jugar un partido serio. Dominaban a su antojo a un rival penoso en ataque que sólo anotó dos tiros de campo en todo el primer cuarto. El parcial de 3-16 daba a entender que el triunfo iba a resultar muy sencillo para CSKA (10-25, min 10). Draper y Felipe Reyes trataron de activar al equipo blanco en el segundo cuarto pero al CSKA no le costaba manejar una renta amplísima. Teodosic jugaba a sus anchas y repartía asistencias a discreción. Nocioni, que disputaba su último partido en competición europea y fue silbado sonoramente al entrar por los aficionados de Olympiacos (a eso se le llama saber perder), tampoco ayudó a aportar colmillo. Malos tiros que ahondaron el agujero. Fridzon estuvo certero para seguir aumentando la renta. CSKA aprovechaba cada error para marcar una diferencia sonrojante tras lograr un parcial de 0-11 (20-41, min 17). El Madrid podía salir de Estambul con un rapapolvo muy serio si seguía con el ánimo caído, estaba haciendo el ridículo en el Sinan Erdem. Sólo llevaba 6 canastas en juego en 18 minutos, quizá uno de los peores datos de la historia del club blanco. Sin embargo acabaron los de Laso apelando al orgullo. Un par de minutos de mayor presión defensiva permitió adecentar un tanto el resultado al descanso (32-45, min 20). Parecía que el Madrid había dejado atrás la tristeza y se iba a meter en el encuentro. Cinco puntos de Taylor al comienzo del tercer cuarto situaban la desventaja por debajo de los diez puntos pero la reacción se quebró con las reiteradas pérdidas de los hombres de Laso. De Colo, que se las tuvo tiestas con los jugadores madridistas, devolvió todo a su sitio (44-59, min 25). CSKA no iba a permitir que el partido se le descontrolara por dejadez. Aprovechó que el Madrid entró pronto en bonus para mantener la diferencia desde el tiro libre, donde es un seguro de vida. CSKA siempre respondió a su rival. Si no era De Colo, era Hines (14 puntos, 7 rebotes, 18 de valoración) quien aparecía en la zona o Fridzon desde fuera. Incluso los suplentes del equipo moscovita se mostraban superiores a los jugadores del Madrid. No había forma de sacar de la melancolía al equipo blanco, deambulaba sin alma, sin garra. El CSKA vio la ocasión de hacer sangre y no la dejó pasar. Aaron Jackson (13 puntos, 5 asistencias) recordó las pesadillas que causaba en la defensa madridista en su etapa en Bilbao Basket. El último cuarto fue suyo. CSKA estuvo demoledor en el tiro de tres en los últimos minutos, llevando la diferencia por encima de los 20 puntos. El Madrid había bajado los brazos y dejaba una imagen muy mala. Itoudis se permitió el lujo de dar entrada a Koulagin en el último minuto. Anotó de tres para alborozo de los aficionados de CSKA, nada apasionados pero aún así se les oía a ellos. Los aficionados madridistas estaban inanes. CSKA tuvo mucha mayor profesionalidad para tomarse el choque en serio. Un final de pesadilla del Real Madrid en Estambul, una Final Four para olvidar. La sensación de equipo en decadencia es evidente.
Fuente: elbernabeu.com
Y DIGO YO…:
- Ekpe Udoh, MVP de la Final Four. No podía ser más justo, no podía ganar otro este galardón este año. Su influencia ha sido absoluta en los dos partidos, acobardando con su presencia y asombroso físico a Real Madrid y Olympiacos. El mejor pivot del baloncesto europeo, no hay duda sobre eso. Puede marcar una etapa gloriosa en Fenerbahçe si no decide volver a probar fortuna en la NBA.
- Con este noveno título, el CB Zeljko Obradovic empata a títulos con el Real Madrid, el equipo que más Copas de Europa atesora. Él solo consigue mayor gloria que cualquier equipo europeo. Imposible entender el baloncesto continental sin el mejor técnico europeo de la historia. Sin duda, la figura más influyente que ha conocido el deporte de la canasta en este continente.
- Visto el desenlace de esta Euroliga queda claro que de la Liga Regular no se puede sacar ninguna conclusión, es completamente engañosa. El liderato del Real Madrid, claramente inferior a Fenerbahçe y CSKA en la actualidad, suena a chiste de Eugenio, surrealista. Está claro que nada importa hasta abril. Un genio como Obradovic lo tiene muy claro. Su equipo fue una apisonadora cuando llegó el momento de la verdad. En esos detalles se ve a los grandes genios.
- El Real Madrid volverá de Estambul tras ofrecer una imagen patética. Destila aroma a equipo decadente, que ha llegado al final del camino. La profunda renovación es inevitable pero antes debe afrontar unos playoffs en la Liga ACB donde arrastrará un un considerable daño físico y mental. Ahora mismo no parece en condiciones de superar a los grandes aspirantes, como Valencia Basket o Baskonia. De hecho en Andorra tienen argumentos razonables para considerarse favoritos contra el equipo blanco.
- Hubo unanimidad absoluta en conceder el galardón de mejor joven a Luka Doncic. Con apenas 18 años era complicado encontrar un precedente de madurez y talento. Tras su fiasco en esta Final Four, en la que no anotó una sola canasta en juego, se va a septiembre con todo suspenso. Incluso se ganó una sonora bronca de Laso que puede afectarle mentalmente. Durante la temporada se llegó a especular que acabaría como número 1 del draft en 2018. Ahora mismo sus posibles oponentes deben estar descojonándose de risa sólo de pensarlo. Bien haría Doncic en pensar en una estancia mucho más prolongada en Europa, le queda mucho por delante.
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