Las semifinales nos han dejado a los dos primeros clasificados de la Liga Regular fuera de la lucha por el título. Tras probadas muestras de regularidad tanto el Real Madrid como CSKA Moscú mordieron el polvo en el mano a mano, en el duelo a vida o muerte, víctimas del terrible ambiente y el desbordante físico de Fenerbahçe y la enorme competitividad de Olympiacos. Unos triunfos que no sólo definen una nueva final europea sino que pueden significar algo más. En no pocas ocasiones señalé que el Real Madrid de Laso era un equipo de época, una referencia en Europa que marcaba tendencia. Con el tiempo es muy posible que la perspectiva nos dé otra lectura. Olympiacos llegó a su quinta final en los últimos ocho años, donde ha logrado dos Euroligas. Por palmarés parece más referencia el equipo griego, posiblemente el equipo de esta década. Fenerbahçe, la punta de lanza de los nuevos ricos, ha asestado un rotundo golpe al amparo de su público, adoptando señas de identidad de baloncesto clásico en estado puro. Apostar por una rotación de 8-9 jugadores y por una pareja de pivots eminentemente interior nos retrotrae a tiempos pasados en el deporte de la canasta, a dogmas muy académicos y tradicionales. En tiempos de plantillas interminables y preponderancia del juego exterior esta postura suena contracultural. La más clásica tradición para dominar el baloncesto moderno. En Estambul hemos asistido a un cambio de paradigma para analizar en el futuro esta época del baloncesto. Ya nada será lo mismo.
CSKA Moscú 78 – Olympiacos 82: El desarrollo de los primeros minutos no sorprendió a nadie. Como era de esperar, el ritmo lento y las defensas fuertes se adueñaron del partido. Tampoco tardó en aparecer uno de los jugadores a seguir. De Colo (16 puntos) acaparó el ataque de CSKA que dominó los instantes iniciales. Olympiacos respondió con un parcial de 0-7 que dio la vuelta al marcador pero significó una ilusión que duró muy poco. La defensa del conjunto ruso cerraba férreamente la zona y obligaba a Olympiacos a lanzar desde fuera. No tuvo fortuna en el tiro exterior durante el primer cuarto. La falta de acierto en el triple facilitaba el trabajo en defensa a CSKA, que sólo tenía que imponer su autoridad cerca del aro para complicar la existencia al equipo heleno. Ni siquiera le servía dominar el rebote ofensivo, no sacaba ningún provecho de él. Además Jackson no se despegaba de Spanoulis, oscurecido completamente en el primer cuarto. Los tiros libres, donde CSKA es toda una garantía, ampliaron la renta (18-9, min 9). Olympiacos buscó la reacción cerrando con más decisión la zona. Pese a un par de rebotes ofensivos de Augustine el trabajo en defensa fue satisfactorio. Sin embargo seguía sin acertar en el perímetro, era incapaz de abrir la defensa rival. Además había jugadores que no estaban nada afortunados. Agravanis no daba una. Young entró completamente despistado y no aportó nada defensivamente. Regresaban los problemas para atacar una defensa que parecía insuperable. Pero la mayor preocupación para Olympiacos era el recital que estaba ofreciendo el otro miembro de la pareja maravilla. Teodosic (23 puntos) estaba dinamitando el encuentro en el segundo cuarto. Tres triples del base serbio colocaban a CSKA al pie de la rampa de despegue (40-27, min 18). Printezis (14 puntos, 7 rebotes) era el único jugador que amenazaba en ataque y no parecía suficiente para atentar contra la solidez de los de Itoudis. Pero jamás se puede enterrar a Olympiacos, un equipo inasequible al desaliento y que siempre vuelve. Dos triples al final del segundo cuarto le permitieron reducir daños. Había sido dominado con claridad pero no había ocurrido nada que no tuviera solución. Y a ello se puso en un tercer cuarto marcado por una sucesión de faltas interminable en los primeros minutos. CSKA sólo tardó dos minutos en meterse en bonus. Los triples de Papanikolau, que ha mejorado ostensiblemente en el tiro exterior, ejercieron de revulsivo para colocar a Olympiacos a rebufo. Itoudis dio paso de nuevo a Teodosic y su regreso se hizo notar desde el primer instante. La mejor versión de Teodosic contrastaba con un Spanoulis muy desacertado. No era su momento. Sfairopoulos decidió sentarle durante unos minutos. Su equipo no notó su ausencia pese a que los tiros libres volvieron a dar una renta tranquilizadora a CSKA (57-46, min 26). Olympiacos se aferró al partido como hace por costumbre. Papanikolau lo sostuvo en los peores momentos. Mantzaris le dio el relevo con dos triples en el último minuto del periodo. Ya estaba ahí de nuevo Olympiacos aunque realmente nunca se había ido. Iniciaba el último cuarto con todas sus posibilidad intactas, lo que busca en cada partido. Convirtió la zona en escenario de guerra. Había aparecido El Pireo style. Young sembraba el pánico mostrándose como una roca atrás.
Fuente: lainformacion.com
Pero a Olympiacos le faltó calma, quiso remontar demasiado rápido. Demasiada precipitación. Augustine sacó del atolladero a CSKA trabajando bien en las dos zonas pero falló dos tiros libres que impidieron tomar aire. Volvía Spanoulis a pista en su tramo de partido favorito, en el que se juegan las castañas. Llegaba el momento Spanoulis. Siempre aparece en situaciones clave y no faltó a la cita. Comenzó a martirizar a la defensa rival, CSKA entraba en pánico. Olympiacos lo aprovechaba para ganar la lucha por el rebote, cargando con fiereza el rebote ofensivo. Una bandeja de Spanoulis igualaba el marcador (69-69, min 35) y a CSKA se le aparecían todos los fantasmas del pasado. Esta historia ya la había vivido otras veces, tres concretamente. Aaron Jackson tomaba la reponsabilidad ofensiva del equipo ruso pero no había forma de abrir hueco. Olympiacos tuvo tres triples para adelantarse en el marcador. Lo hizo cuando el balón le llegó a Spanoulis. Eterno, leyenda de leyendas. El partido ya estaba en sus manos. Tanto anotaba como marcaba diferencias con su visión de juego. Un pase magistral acabó en un poderoso alley-oop de Birtch. Se le caía el mundo encima a CSKA aunque Teodosic frenó la caída con un triple que igualaba a 76. Restaba un minuto de infarto. Olympiacos amasó la posesión. Todos pensamos que iba a lanzar Spanoulis, quién iba a osar discutirlo. Todos nos equivocamos. Fue Green quien lanzó sobre la bocina. Triple devastador para la moral de CSKA. Teodosic buscó con pillería los tres tiros libres en la siguiente jugada. Los árbitros no le compraron la picardía y señalaron falta abajo. Al serbio le tembló la muñeca y desperdició el primer tiro libre. A CSKA no le quedaba otra que defender sin falta para disponer de opciones en la última jugada. Hines colocó un tapón que dejaba la decisión en manos del equipo ruso. Teodosic lanzó deprisa, quizá demasiado. En cuanto vio ocasión de lanzar de tres lo hizo. Era una buena posición de tiro pero topó con el aro. Spanoulis (14 puntos, 6 asistencias) recibió personal. Tenía dos tiros libres para sentenciar pero falló el segundo. Le quedaban seis segundos a CSKA para forzar la prórroga pero Olympiacos no quería sustos. Falta sobre Higgins que estaba obligado a lanzar a fallar el segundo tiro libre. Lucha desesperada por el rebote, el balón salió de fondo. Pertenecía a Olympiacos. Mantzaris se encargó de sentenciar desde el tiro libre y escribir otra página dramática en la historia del CSKA. Volvía a topar con su bestia negra, con un ogro vestido de rojiblanco que le apeaba del camino al trono europeo y sigue alimentando sus peores pesadillas. Por cuarta vez consecutiva es presa de un animal competitivo al extremo.
Fuente: 20minutos.es
Fenerbahçe 84 – Real Madrid 75: Un Sinan Erdem abarrotado de seguidores de Fenerbahçe ya estaba calentando el encuentro desde el término de la primera semifinal. Generó un ambiente ensordecedor, apasionado, intimidante para cualquier rival. El Real Madrid pareció abrumado por este recibimiento. Comenzó espeso, lento, incluso acobardado. Superado por un Fenerbahçe intenso al máximo, impecable en defensa, dominador absoluto de la zona. La diferencia de intensidad resultaba abismal. Vesely controlaba con toda solvencia la zona rival. Udoh cerraba la propia a cal y canto, recibiendo con un tapón a todo el que se acercara. Dixon ofrecía señales de inspiración. El Real Madrid se reducía, simple y llanamente, a Llull. Todo lo hizo él, nadie más existió en el equipo blanco en un primer cuarto donde anotó 11 de los 13 puntos del Real Madrid en todo el periodo. Todos sus compañeros perdidos en la pista. Malos tiros, inferioridad manifiesta en el juego interior, demasiados balones perdidos. Su influencia era tal que los pocos minutos que pasó Llull en el banquillo acabaron en oscuridad. Nadie era capaz de mirar el aro, ni siquiera un Randolph amanerado e intimidado por las dos torres de Fenerbahçe. Poco pudo estar en el banquillo Llull porque el Madrid se dirigía hacia un naufragio similar a de los cuartos de final de la pasada temporada (26-13, min 13). Tardó cuatro minutos en anotar en el segundo cuarto. Laso ordenó una zona 1-2-2 como solución de urgencia y se convirtió en un remedio salvador. Durante unos instantes le permitió defender con más agresividad y correr. Apareció el acierto en el tiro de tres para cambiar la dinámica. En apenas dos minutos llegó un parcial de 0-11 que metió de lleno al Madrid en el encuentro. Tras minutos de zozobra el equipo blanco salía indemne de un inicio desolador. Sin embargo no se puso nervioso Fenerbahçe. Es como si tuviera la sensación que apretando el acelerador podía controlar el partido a voluntad. Le bastó volver a centrarse en ataque para imponer autoridad. En los últimos cuatro minutos anotó en todos los ataques. Un Bogdanovic desatado llevó en volandas al equipo turco que cogía distancia con toda la facilidad del mundo. El Madrid no podía mantener un intercambio de golpes tan salvaje y volvió a perder terreno paulatinamente. La remontada quedaba en agua de borrajas ante el apoteósico final del conjunto de Obradovic. Para colmo de males Randolph se retiraba maltrecho tras recibir un codazo de Vesely en las costillas. Un símil del estado anímico del Real Madrid, hecho trizas.
Fuente: levante-emv.com
Dos pérdidas de balón de Fenerbahçe en los instantes iniciales del tercer cuarto suponían un señal esperanzadora para el Madrid pero los de Laso no tardaron en caer en los vicios del primer cuarto. Abundaron las pérdidas de balón como ocurriera en los primeros minutos de encuentro. Kalinic (12 puntos, 6 rebotes, 6 asistencias, 4 robos, 24 de valoración) era la imagen de la actitud impecable de Fenerbahçe en defensa. Dejó en evidencia a todos los aleros rivales. El equipo turco también minaba aún más la moral madridista con su control del rebote ofensivo. El Madrid había caído en la trampa genial tendida por Obradovic, reducido a equipo menor, espeso, lento. Fenerbahçe situaba la eliminatoria al borde de la ruptura definitiva (52-37, min 25). Sólo los coletazos de talento evitaban una sentencia prematura. Carroll (21 puntos) acudió al rescate con tres triples. Fue el único acompañamiento de Llull (28 puntos, 8 asistencias, 32 de valoración) que tenía claro que tenía que enfrenarse a Fenerbahçe casi en solitario. La mayoría de sus compañeros no estaban a la altura. El individualismo no llevaba a ninguna parte El equipo turco no se salía del guion, continuaba abrumando con su esfuerzo y poderío físico. Udoh (18 puntos, 12 rebotes, 8 asistencias, 36 de valoración) resultó un coloso imparable, insuperable. Siempre le hace un destrozo al Madrid que no encuentra manera de desactivarlo. Ayón fue un pelele ante su presencia. De la mano de Sloukas, dominador del tempo del encuentro, Fenerbahçe acabó el tercer cuarto como un tiro. El Real Madrid estaba desactivado por completo. Incluso parecía que el último cuarto resultaría un simple trámite (68-52, min 31). Los errores de un Datome muy chupón evitaron un mayor daño y dejaron espacio a una débil esperanza. Otro arranque de orgullo significó el último intento a la desesperada del equipo blanco. El parcial de 0-8 añadía algo de incertidumbre porque Fenerbahçe había bajado en ataque pero le faltó acierto a los de Laso para asustar. Un 2+1 de Datome y otra penetración imparable de Udoh sellaban el destino del encuentro. Aunque no le faltó amor propio al Madrid, que presionó y provocó varias pérdidas de balón, la distancia era demasiado amplia. Fenerbahçe acabó remantando desde el tiro libre para alcanzar su segunda final consecutiva y llenar de euforia a una afición entregada e irreductible. El triunfo en casa está a un solo paso.
Fuente: lainformacion.com
PREVIA DE LA FINAL:
Olympiacos y Fenerbahçe disputan una final inédita en la historia de la Euroliga. Se trata del triunfo del culto al físico, de la intensidad defensiva extrema, el ritmo lento y parsimonioso y la pizarra. Son dos equipos más cercanos al baloncesto control que a un juego ofensivo y alegre. El poderío físico de ambos es colosal por lo que se presenta una batalla extenuante y de alta intensidad. El hecho de disputarse la Final Four en Estambul le da una ventaja considerable a Fenerbahçe. Los turcos gritan más de lo cualquiera pueda imaginar. El ambiente estará cargado de tensión abrumadora contra Olympiacos. El extra de ser un equipo griego añadirá aún más ardor en las gradas. Sfairopoulos debe tomar buena nota de la segunda semifinal y pensar algo para dificultar las cosas al juego interior de Fenerbahçe, el más poderoso del baloncesto europeo. Cuenta con pivots fuertes pero reducidos a trabajo de brega. Udoh y Vesely son palabras mayores, dos torres intimidadoras y con muchos recursos. Un muro muy complicado de superar y una fuente inagotable de rebote y anotación. Visto el recital en la semifinal de Kalinic le convendrá atarlo en corta al equipo griego. El duelo con Papanikolau puede resultar apasionante y trascendente. Por supuesto hay que tener siempre en cuenta el factor diferencial que resulta Bogdanovic. Ante el Real Madrid apareció en contadas ocasiones y pese a ello hizo daño. Si destapa el tarro de las esencias puede dinamitar la final. Trabajo tiene Mantzaris con él aunque me decanto que acabará recibiendo una atención especial con defensas alternativas. La ausencia de Pero Antic ante el Real Madrid puede añadir una pieza fresca para la final, sobre todo porque puede hacer falta un pivot abierto para controlar a Printezis, vital en el juego de Olympiacos. Obradovic seguro que tendrá muy presente que jamás se puede dar por muerto a Olympiacos, el mejor ejemplo de competitividad extrema. Si el equipo de El Pireo llega con vida al momento decisivo del partido no desaprovechará la ocasión de cruzar la puerta que se le deja abierta. El momento Spanoulis sobrevuela el pabellón cuando se trata de resolver un final apretado. Fenerbahçe parte como favorito por su condición de anfitrión y el potencial de la plantilla pero nunca se puede descartar a Olympiacos, siempre aparece.
Y DIGO YO…:
- Varios jugadores del Real Madrid han quedado marcados en la semifinal. A Doncic le ha venido muy grande, incluso ha parecido demasiado verde para partidos de este corte. Sería temerario dar el salto a la NBA sin pasar tres años más en Europa. Randolph fue superado e intimidado por los pivots de Fenerbahçe. Que se achante así el autor del tapón sobre Dorsey da qué pensar sobre su desempeño en partidos de la máxima exigencia. Ayón fue aplastado en la zona por Vesely y Udoh. La pasada temporada se barajó un posible interés de Fenerbahçe en ficharlo. ¿Alguien piensa que pudiendo renovar a sus dos pivots se iba a preocupar de fichar al mexicano? La diferencia fue aplastante.
- La despedida del Palacio de los Deportes en la eliminatoria de cuartos del año pasado destilaba aroma a final de una etapa y el comienzo de una seria reestructuración de la plantilla. El doblete nacional dejó todo en simples retoques. Tras el triunfo en la Copa del Rey se especulaba con sólo tres fichajes como máximo pero esta derrota debería cambiar todo. Urge el rejuvenecimiento de un equipo entrado en años y con carencias en los puestos de alero y pivot. Retrasar una profunda renovación le va a restar competitividad en Euroliga. Hay jugadores cuyos mejores años han pasado (Rudy, Maciulis) y otros que no dan el nivel para un aspirante al título (Draper, Taylor, Suárez).
- Obradovic se ha convertido indirectamente en el mejor ojeador para Joan Peñarroya que seguro que no perdió atención del encuentro. Andorra dispone de pivots y aleros con nivel sobrado como para repetir la tortura que ejecutó Fenerbahçe. Quizá eso dé una pista sobre las razones por las que da tantos problemas al Real Madrid.
- Olympiacos ha alcanzado cinco finales en los últimos ocho años. Dos de ellas han terminado con la consecución de la Euroliga. Un ejemplo de competitividad y regularidad. Se ha ganado el derecho a ser considerado el equipo más influyente de esta década, un conjunto de época.
- En cada Final Four se ha señalado la anécdota de los éxitos de Olympiacos y los embarazos de la esposa de Spanoulis. En las tres anteriores que disputó el jugador griego con el equipo de El Pireo alcanzó la final, en todas ellas su mujer estaba embarazada. Pues bien, este año está esperando su cuarto hijo. El resultado no podía ser otro.
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