Del 19 al 21 de mayo se disputa la gran fiesta del baloncesto europeo, la Final Four de la Euroliga. El cetro europeo en juego en Estambul, en el pabellón Sinan Erdem donde se pondrá la guinda a la renovada y exigente Euroliga que ha trazado un calendario durísimo para todos los grandes de Europa. Pero aunque el formato cambiara para ofrecer la competición europea más extenuante que hayamos conocido esta Final Four destila un aroma muy conocido. Sí, es un calco a la de Madrid en 2015. No sólo repiten los cuatro participantes sino que las semifinales son las mismas y en orden idéntico. Una buena señal para los aficionados madridistas puesto que la edición disputada en el Palacio de los Deportes supuso el noveno título del Real Madrid en la máxima competición europea. Ahora el reto lo tiene en repetir logro en territorio comanche, en un pabellón repleto de aficionados turcos empujando al Fenerbahçe en busca de su primera Euroliga. Si no fuera poco obstáculo, en la ciudad turca también esperan el actual campeón de Europa, el todopoderoso y multimillonario CSKA Moscú, y una bestia competitiva como el Olympiacos del eterno Spanoulis. Seguramente sean, hoy por hoy, los cuatro equipos más poderosos en el Viejo Continente. Resulta difícil mejorar este elenco candidatos a la gloria. Pero, como siempre, es momento de analizar a cada uno de ellos al detalle.
Fuente: gorrilunurdinak.foroactivo.com
CSKA MOSCÚ – OLYMPIACOS
Cuesta imaginar una Final Four sin la presencia del CSKA. En las últimas catorce ediciones sólo ha faltado una vez, en 2011, a la cita final de la Euroliga. Una regularidad prodigiosa que justifica la ilimitada inversión económica del equipo moscovita. Es el actual campeón de Europa y siempre se le considera el equipo a batir aunque su historia reciente en la Final Four está llena de frustraciones y debilidad mental. Incluso la pasada temporada estuvo a punto de tirar por la borda en el último cuarto una diferencia de veinte puntos en otro de sus habituales ataques de pánico. Tras una prórroga y la grotesca imagen de Andrei Vatutin, presidente del club, incrustado dentro del corro formado por los jugadores mientras Itoudis daba una charla técnica, CSKA logró la ansiada Euroliga tras siete años de sinsabores y tropiezos que bordearon el ridículo. En su defensa del cetro continental volverá a ser una referencia con su plantilla llena de grandes nombres en la que parte el bacalao la pareja exterior con mayor talento y capacidad destructiva en Europa, la formada por Nando de Colo y Teodosic. El francés es, sin duda alguna, el mejor escolta europeo. Un dechado de fundamentos con una capacidad de penetrar hacia canasta asombrosa. Es casi indefendible cuando decide atacar el aro aunque tampoco es manco cuando decide tirar desde fuera. Un grandísimo anotador que se complementa a la perfección con Teodosic. Al base serbio le sobra el talento pero es capaz de lo mejor y lo peor. Puede destrozar un partido con su velocidad, visión de juego y muñeca pero también lo puede tirar por la borda con su individualismo y malas ideas, amén que es propenso a esfumarse de la pista en los partidos importantes. Pero cuando los dos funcionan es una delicia verles jugar, sobre todo cuando imprimen una velocidad vertiginosa al juego. Está al alcance de muy pocos su movilidad de balón aunque también sabe desenvolverse CSKA en un partido más calmado. Mérito del buen trabajo de Itoudis, discípulo aventajado de Obradovic que ya es uno de los grandes técnicos europeos. Desde luego no todo acaba en Teodosic y De Colo. El potencial económico del CSKA le permite conformar una plantilla de muchos kilates. Quizá le falta un pivot de gran envergadura. Las continuas lesiones de Freeland le privan de ello aunque Hines es un dolor de muelas en la zona. Pivot bajito, no llega a dos metros, pero muy atlético, con una gran facilidad para rebotear y sacar de quicio a los pivots rivales. La colección de ala-pivots es diversa y de alto nivel. Vorontsevich es el perfecto abrelatas con su facilidad para lanzar con acierto desde la línea de tres. Augustine ejerce el papel de jugador interior rocoso, poderoso dentro de la zona. Incluso Khryappa, el veterano que vale para todo, puede ocupar el puesto si hace falta un quinteto más bajito. Su trabajo se une al de Kurbanov en el puesto de alero. Jugador duro que aporta trabajo, rebote y, ocasionalmente, puntos valiosos. La línea exterior no se reduce a su pareja fantástica. Higgins y Fridzon son jugadores de rachas pero muy peligrosos con la muñeca caliente. Aaron Jackson se ocupa de dar minutos de descanso a los dos genios en la dirección, encasillado en el rol de jugador de refresco. Todo un acorazado pero con una fragilidad mental demasiado acusada en momentos de tensión. Esta semifinal le enfrentará a muchos de sus fantasmas puesto tendrá delante a su bestia negra en el último lustro.
Fuente: sentimientoamarilloynaranja.blogspot.com
Olympiacos es un animal competitivo. Siempre está en un segundo plano pero en el momento de la verdad aparece casi siempre. Nadie le espera pero ahí estaba en 2012 y 2013 para proclamarse campeón de Europa rompiendo todos los pronósticos. EL CSKA conoce bien cómo las gasta el equipo de El Pireo. Ha llegado a convertirse en todo un trauma. Hasta tres veces se ha interpuesto en su camino en los últimos cinco años y siempre salió triunfador el conjunto heleno. Un tormento modelado al gusto de su indiscutible líder, el gran Spanoulis, uno de los mayores mitos del baloncesto europeo en lo que llevamos de siglo XXI. El encargado de poner el carácter y el talento en un equipo que juega al son que él toca. Tiene permiso para jugarse lo que sea y cuando quiera. Por algo es Vassilis Spanoulis, el mayor artífice de la etapa más exitosa de Olympiacos. El toque de distinción en un equipo con una capacidad física brutal y de una concepción diferente a los tiempos que corren. En una época de plantillas convertidas en selecciones internacionales ha apostado por el producto nacional como núcleo duro. Son los jugadores griegos quienes llevan la voz cantante. Printezis ejerce como el perfecto lugarteniente. Un ala-pivot en plena madurez que resulta indispensable por su versatilidad. Papanikolau aporta un despliegue físico colosal en el puesto de alero. Mantzaris y Agravanis ofrecen el trabajo oscuro tan importante en Olympiacos. Papapetrou destila gotas de calidad aunque aún le falte dar el paso definitivo para asentarse. Una guardia pretoriana para arropar al genio. Los jugadores foráneos añaden aún más fuerza y músculo a un bloque de granito. El gigante serbio Milutinov progresa adecuadamente esta temporada hasta convertirse en un pivot fiable, menos tosco. Young y Birch ofrecen más dosis de poder físico aunque a este último se le va demasiado la cabeza en ocasiones. Waters y Green completan el perímetro aunque son jugadores demasiado irregulares. No cuentan con la solvencia de Spanoulis que está por encima de todo. Sin embargo la lesión de Lojeski supone un revés importante. Su aportación en todas las facetas del juego es indudable, el alero belga deja un hueco difícil de llenar. Sin embargo el bloque es la gran fortaleza de un equipo donde nadie es imprescindible salvo el gran líder. Siempre parte como tapado cuando es un lobo vestido de cordero. Si encuentra un resquicio para competir hasta el final el partido, éste se habrá desarrollado como le interesa. Con Spanoulis siempre se puede contar. Bien lo sabe el CSKA que aún tiene pesadillas con las dolorosas derrotas sufridas ante el rigor de El Pireo style.
Fuente: somosbasket.com
FENERBAHÇE – REAL MADRID:
Fenerbahçe estaba considerado a principio de temporada como un fijo casi seguro en la Final Four, con más motivo disputándose en Estambul. Sin embargo el subcampeón de la pasada Euroliga estuvo dando tumbos buena parte de la temporada. Entre lesiones y un nivel de juego alejado del ideal el equipo turco se complicó la vida al no clasificarse entre los cuatro primeros y afrontar la eliminatoria de cuartos de final con factor campo en contra. Sin embargo fue llegar el mes de abril, cuando se inicia el tramo decisivo de la temporada, y apareció la mejor versión de Fenerbahçe. Dejó en la cuenta por la vía rápida al Panathinaikos de Xavi Pascual, con dos victorias en Atenas incluidas, para asegurar sin sobresaltos el billete en su Final Four. Un genio como Obradovic maneja muy bien los tiempos, siempre consigue que su equipo llegue pletórico al momento cumbre. El cazador más exitoso de los banquillos de Europa busca una nueva presa al amparo de la fervorosa hinchada de Fenerbahçe que llenará hasta la bandera el Sinan Erdem. Puedo asegurar que los gritos de sus aficionados son más que estruendosos. Si 4000 en Madrid hacían un ruido ensordecedor no me quiero ni imaginar la sensación que producen unos 10000. Ambiente muy hostil e intimidante para rivales y árbitros. Como si no fuera suficiente problema la plantilla del equipo turco, prácticamente un calco de la pasada temporada. Obradovic no dispone de una rotación interminable, le basta con emplear nueve jugadores por costumbre. Suficiente para contar con un plantel muy poderoso físicamente, al gusto del baloncesto control que suele practicar Obradovic. Contra Fenerbahçe siempre se va a entrar en una batalla extenuante a un ritmo lento y cansino. Su juego interior es una auténtica roca. Vesely y Udoh ofrecen dureza y cualidades atléticas para espantar de la zona a cualquiera que se atreva a entrar. Eso sí, los problemas en el tiro libre del pivot checo causan demasiados problemas, en ocasiones, a Fenerbahçe. Ahí está la final del pasado año como ejemplo. Pero Antic es tan rudo como buen tirador desde fuera. Kalinic puede actuar tanto de 3 como de 4 con la misma soltura, al igual que ocurre con Datome aunque al italiano le pierda demasiado su individualismo. Si hiciera falta aún más trabajo ahí está Sloukas. El base griego es un referente en labores oscuras pero en las dos últimas temporadas ha añadido a su repertorio un tiro de tres bastante aceptable y una buena capacidad para penetrar. La dosis de talento genial queda reservada para dos jugadores. Bobby Dixon ha demostrado sobradamente que se puede ser un base de élite en Europa con sólo 1’78 de altura. Veloz y con una muñeca letal, resulta casi indefendible cuando entra en racha. Pero mi mayor debilidad es Bogdan Bogdanovic, un escolta que todo un dechado de facultades. Talento en estado puro, magia sobre el parqué. Buena parte de las opciones de Fenerbahçe pasan por las manos de este genio serbio que marca las diferencias con una naturalidad asombrosa. Reúne todo lo mejor del baloncesto de la antigua Yugoslavia, un jugador para disfrutar. Esta es toda la rotación de Obradovic. En ocasiones puede echar mano de Mahmutoglu, buen defensor y tirador de tres, si necesita un revulsivo pero no es lo habitual. Intentó ampliar la rotación con el fichaje de Anthony Bennett, pero el número 1 del draft de 2013 salió por la puerta de atrás. Tampoco en Europa pudo quitarse la etiqueta de borrega, aparte que tuvo que dar con un técnico de la más alta exigencia. Obradovic no perdona. Con sus nueve jugadores de confianza buscará la primera Euroliga de Fenerbahçe y el baloncesto turco. No es poco. El año pasado se escapó por un palmeo de Khryappa en el último instante. El ambiente abrumador que generará su hinchada le aupará para que esta sea la definitiva.
Fuente: karar.com
El Real Madrid regresa a la Final Four tras su ausencia el año pasado. Cuatro presencias en los últimos cinco años y la Euroliga lograda en 2015 avalan la vuelta del equipo blanco entre los grandes de Europa tras muchos años de travesía por el desierto. La llegada de Laso ha cambiado al Madrid hasta convertirlo en un referente de talento y juego ofensivo con una competitividad y carácter fuera de toda duda. El equipo más laureado del Viejo Continente vuelve para reclamar el trono con una plantilla muy completa e interminable. Quizá la plantilla más poderosa de Europa en su conjunto aunque basta con enumerar unos detalles para hacerse una idea del potencial. Tiene al base más desequilibrante y decisivo de Europa, Llull; el mejor ala-pivot del baloncesto continental, Randolph; y un chaval de 18 años que es el mayor proyecto de jugador desde un tal Drazen Petrovic, Doncic. Magia, talento, físico,… Cualidades infinitas para un trío de lujo, sin igual en las canchas europeas. Pilares para dominar la extenuante Liga Regular con solvencia y salir victorioso por dos veces de una cancha tan compleja como la de Daroussafaka. Muchos de los acompañantes de los tres tenores serían jugadores de referencia en muchos grandes europeos. Ayón se convirtió en la respuesta a la búsqueda interminable de un pivot dominador durante dos décadas. Dureza en la zona, intimidación, trabajo incansable en defensa, buenos movimientos,… La cuarta pata de la mesa en muchas ocasiones. Su renovación y el fichaje de Hunter y Randolph dotaron al juego interior madridista del potencial físico que se echó de menos la pasada campaña. El juego exterior sigue siendo básico en los esquemas del Madrid. Una bomba de destrucción masiva que acrecienta su poder cuando Carroll tiene el día, algo que ocurre a menudo. Quizá le falta algo de mayor aportación al equipo blanco en el puesto de alero. Rudy lleva tiempo peleado con el aro y Maciulis y Taylor destacan más por el trabajo que por la anotación. Ahora bien, una versión del lituano parecida al del Eurobasket 2015 o un despertar del mallorquín puede volar por los aires cualquier esquema. Y si hace falta partirse la cara en un partido perro ahí están los veteranos. A Felipe Reyes ya le cuestan más las batallas contra moles llenas de músculo pero siempre estará donde caiga el rebote. Nocioni es un seguro de vida en los grandes partidos. Está ante su última gran cita europea y seguro que no fallará si se trata de partirse la cara en una situación complicada. Incluso si se necesita una carta bajo la manga se puede recurrir a la muñeca de Thompkins. Tanta clase como poca agresividad bajo aros. Un elenco para ir a cualquier lugar a luchar por el título, aunque sea en la misma caldera de Estambul. Si dejan el control del partido en sus manos, si le permiten marcar un ritmo frenético, si no logran frenar su poderoso tiro exterior pueden tenerlo claro los rivales. No los vencerá, los avasallará. Así las gasta un equipo de época que quiere recuperar los recuerdos de Madrid hace dos años.
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