En 2016 no se habían apagado los rescoldos del incendiario final de 2015 en MotoGP. La tormentosa polémica creada entre Valentino Rossi y Marc Márquez seguía escribiendo capítulos sin que rugieran los motores en los circuitos. La pretemporada enriqueció el patio de vecinas en el que se convirtió el campeonato. Valentino Rossi no estaba dispuesto a dar marcha atrás y continuó alimentando la controversia para que no cayera en el olvido. Sus seguidores se mantenían en pie de guerra y prometían un infierno en Mugello para Márquez y Lorenzo, invitado nada intrascendente a la refriega entre los dos genios. Esperaba una temporada vibrante y apasionante entre los tres grandes candidatos al cetro que defendía Jorge Lorenzo.

Márquez no tenía buenas sensaciones antes de comenzar la nueva temporada. Su Honda no estaba al nivel esperado en los entrenos de pretemporada y los problemas que le obligaron a arriesgar mucho más de lo aconsejable se repetían. Pese a la poca confianza en su montura el inicio de 2016 fue muy positivo. Podio en Qatar y victorias en Argentina y Estados Unidos para liderar con suficiencia el campeonato muy pronto. Sus rivales acumulaban errores. Lorenzo caía en Argentina en una carrera que se recordará por el incomprensible absurdo choque de Dovizioso e Iannone , compañeros en Ducati, en la última vuelta cuando marchaban segundo y tercero, respectivamente. Rossi daría con sus huesos en el asfalto en la cita texana. Todas las circunstancias favorecían a Márquez, incluso las ajenas. Poco antes de Jerez, Jorge Lorenzo anunciaba su marcha de Yamaha para aceptar una mareante oferta de Ducati. Una decisión muy arriesgada, sobre todo en plena temporada. Un argumento más para la sospecha, el favoritismo a Rossi. Lorenzo ganó las dos carreras posteriores a Jerez pero no volvería a pistar lo más alto del cajón hasta Cheste. Su poca pericia sobre el agua, abundante en una mitad de temporada protagonizada por la lluvia, le dejó fuera de combate antes del parón veraniego. Rossi comenzó a perder sus opciones en una avería en Mugello, delante de su público que tuvo que soportar el escarnio de ver entrar en meta a sus odiados Lorenzo y Márquez en las dos primeras posiciones. Márquez tuvo la virtud de no perder la paciencia, de saber nadar y guardar la ropa cuando las circunstancias no eran las propicias para luchar por la victoria. Sólo tuvo un solo error, en Le Mans. Tras esa caída consiguió salvar los muebles. Salió más reforzado que nadie en un tramo loco de la temporada que vio ocho vencedores diferentes en cada prueba. Hasta diez pilotos lograron el triunfo este año, algo inédito en una temporada de MotoGP. Pilotos como Jack Miller, Cal Crutchlow, Andrea Iannone o Maverick Viñales (futuro sustituto en Yamaha de Jorge Lorenzo) lograban su primer triunfo en la máxima categoría. Pero siempre estaba el de Cervera en los primeros puestos de forma invariable. Su victoria en Motorland, en Alcañiz, ponía su tercer Mundial de MotoGP al alcance de la mano. La primera oportunidad se presentaba en Motegi. Dependía aún de los errores ajenos pero ahí estaba. No tuvo que esperar más. Primero cayó Rossi. Lorenzo también acabó por los suelos vueltas después. Márquez sólo tenía que aguantar la cabeza para lograr el título. Tuvo la sangre fría que le acompañó toda la temporada para lograr su tercer título a lo grande. Victoria que suponía su tercera corona a tres carreras del final. Marc Márquez regresaba al trono del que nadie esperaba que pudiera bajarse un instante. 2015 fue simplemente un año de pausa que le sirvió para madurar, conocer el lado más desagradable del campeonato. Ya no sólo es un joven prodigio con talento. Es el heredero a ocupar el lugar de Rossi en el Olimpo por condiciones y carisma. Sin el histrionismo y los excesos de Il Dottore pero con todas las condiciones para marcar una etapa triunfal en la historia del motociclismo.

Fuente: moto1pro.com

No fue un año para la emoción en el Mundial de motoclismo. Todas las categorías llegaron decididas a Cheste que este 2016 quedó reducido a un fin de fiesta lúdico-festivo. Johann Zarco defendía el título logrado en Moto2 en 2015. No impuso la autoridad del año anterior y estuvo más irregular pese al magisterio que impartió bajo la lluvia. Un bache desde Brno a Alcañiz puso en serio peligro su título y abrió la puerta a Álex Rins que se colocó a un solo punto en la cita aragonesa. Sin embargo las caídas acabaron con el sueño del piloto español de lograr su primer título. En Motegi, Zarco volvió a alcanzar una diferencia sustancial. Una dura caída en los entrenamientos de Australia dejó fuera a Rins de la prueba y de toda opción de luchar por el título. Fue incluso superado por Luthi, un piloto gris pero cuya regularidad en el tramo final le dio una posibilidad de pelear el título. Zarco no le dio opción, ni tuvo para empezar con el piloto suizo. La superioridad fue abrumadora en Sepang, la penúltima prueba, donde el piloto francés conseguía retener su título de Moto2. Pero, por desgracia, la imagen de este año en Moto2 fue la desgraciada caída en Montmeló que le costó la vida a Luis Salom. Un golpe con su moto tras rebotar en las barreras de protección sesgó la vida del piloto mallorquín, un golpe del destino que llenó de tristeza al mundo del motociclismo, de nuevo de luto por la pérdida de un piloto en la pista. En la categoría pequeña, Moto3, no hubo espacio para la emoción. El sudafricano Brad Binder ejerció una tiranía incontestable que se reflejó de forma inmejorable en Jerez. Un error en la primera vuelta le llevó a la última posición. Sin despeinarse, fue quitándose rivales hasta alcanzar la cabeza y terminar venciendo con una autoridad insultante. Fue la primera de sus siete victorias, el mensaje más contundente a sus rivales que no tardaron en aceptar su inferioridad. El segundo puesto logrado en Motorland, con cuatro grandes premios aún por disputarse, le otorgó un título sin vuelta de hoja, de un abrumador dominio que le convierte en una de las grandes promesas a seguir en los próximos años. Quizá sea uno de los llamados a liderar la generación que se erija como pretendiente al trono de Marc Márquez en MotoGP en un futuro no muy lejano. Los españoles mejoraron su papel de 2015. Jorge Navarro logró dos victorias (Montmeló y Motorland) y sólo una dura caída en el tramo final de la temporada evitó que pudiera luchar por el subcampeonato. Joan Mir logró en Austria su primer triunfo. No será el último puesto que apunta muy alto. Los podios de Arón Canet en Australia y Jorge Martín en Brno completan los puestos destacables de los pilotos españoles que deben dar un salto de calidad el próximo año ante el resurgimiento de la armada italiana en la categoría pequeña. Abandonando el Mundial y adentrándonos en las Superbikes, el dominio británico sigue siendo abrumador en este campeonato. Sólo una prueba tuvo un ganador nacido fuera de las Islas Británicas (Nicky Hayden en la segunda carrera de Malasia) Jonathan Rea revalidó su título por delante de sus compatriotas Tom Sykes y Chaz Davies. Este último parecía el llamado a ser el gran dominador tras vencer las siete primeras pruebas pero acabó disipándose como la gaseosa. El podio de Xavi Forés en la segunda carrera de Alemania fue el único puesto de honor de los pilotos españoles presentes en el Mundial de Superbikes.

Fuente: radioriders.net

El Mundial de Fórmula 1 estaba preparado para presenciar otro aplastante dominio de Mercedes en 2016, la monótona historia que nos acompaña los tres últimos años. Sabíamos de qué equipo sería el campeón pero faltaba conocer cuál de sus dos pilotos sería el elegido. Nico Rosberg comenzó la temporada al igual que acabó 2015, ganando carrera tras carrera. Sus cuatro triunfos en los cuatro primeros grandes premios le abrían de par en par las puertas de la gloria, de su primer título. Sobre todo porque Lewis Hamilton, compañero y actual campeón, parecía algo despistado. Un absurdo choque entre los dos pilotos de Mercedes en la primera curva de Montmeló dejó a los dos fuera de combate y truncó la racha de triunfos del alemán. Verstappen logró su primer triunfo en la Fórmula 1, el primer gran éxito del piloto llamado a dominar en un futuro próximo. Tan talentoso como conflictivo dentro y fuera de la pista. Hamilton logró su primera victoria del año en Mónaco. Fue el inicio de una racha triunfal que le permitió dar la vuelta a la situación. Seis victorias en siete carreras que le auparon en lo más alto de la clasificación. Parecía que se imponía la lógica. Rosberg es un muy buen piloto pero siempre dio la impresión de estar por debajo de un superclase como Hamilton. Sin embargo la situación se torció para el británico a partir de Spa. Rosberg volvió a acumular triunfos y recuperó el liderato. La guerra fraticida entre dos compañeros que no guardan una buena relación precisamente daba el picante al campeonato que faltó los últimos años a la Fórmula 1. Podían saltar chispas en un final de campeonato de infarto. Todo saltó por los aires en Malasia. Una rotura de motor de Hamilton le dejaba fuera de carrera y le alejaba casi definitivamente de su cuarto título. Frustrado, llegó a señalar a su propio equipo como culpable de una absurda conspiración. Fue uno de los desencuentros con la propia Mercedes durante el año. Tras vencer en Suzuka, a Rosberg le bastaba con acabar segundo en cada prueba para acabar campeón. Eso hizo aunque los triunfos de Hamilton retrasaron el desenlace a la última prueba, en Abu Dhabi. A Rosberg le bastaba acabar tercero por lo que Hamilton debía recurrir a alguna argucia lícita para provocar un vuelco inesperado. Se puso líder y ralentizó todo lo que pudo la carrera para meter en la pelea a otros rivales. Pese a las indicaciones contrarias de su equipo, Hamilton no varió su plan. Vettel y Verstappen se situaron peligrosamente cerca de Rosberg en las últimas vueltas pero no fueron capaces de poner nervioso al piloto alemán que supo defender la posición y lograr su primer título mundial. Rosberg había alcanzado el sueño de su vida, ser campeón de Fórmula 1. Un logro que lo suponía todo y no tenía nada detrás de él. Por ello sorprendió a todos anunciando una repentina retirada días después de consumar su sueño. Un golpe de teatro que deja aún vacante el deseado asiento en Mercedes. ¿Los pilotos españoles? Fernando Alonso repitió papel discreto aunque sacando todo el jugo posible a un McLaren más fiable pero no más eficiente. Décimo puesto con la quinta plaza en Mónaco y Estados Unidos como mejores resultados. Aunque se le ha asociado con Mercedes tras la retirada de Rosberg todo apunta a que continuará en McLaren en 2017. Carlos Sainz terminó en 12ª posición tras una temporada digna en la que consiguió el sexto puesto en Montmeló, Estados Unidos e Interlagos.

Fuente: remolacha.net

En el Mundial de rallies la vida sigue igual. Nadie discute la supremacía a Sebastien Ogier que logró su tercer título consecutivo. Apenas se bajó del podio en dos ocasiones y volvió a dominar el campeonato con puño de hierro. Su talento, la falta de rivales cualificados para destronarle y el tándem triunfador que ha formado con el Volkswagen Polo los tres últimos años le permite mirar de lejos a todos en el campeonato. En 2017 buscará un nuevo título con Ford después que Volkswagen decidiera abandonar el Mundial de Rallies. Desde 2004 el campeonato no conoce otro campeón que los Seb. Ogier es el digno sucesor del gran Sebastien Loeb. Dani Sordo acabó el Mundial quinto tras otra temporada irregular en la que consiguió acabar segundo en los Rallies de Alemania y Cataluña. El Dakar no sería propicio para la participación española. Nani Roma se dejó sus opciones el primer día tras una avería que le supuso perder más de una hora. Acabaría sexto, lejos del triunfo. Joan Barreda, el sucesor en las motos del retirado Marc Coma, lideraba el Rally a mitad de prueba hasta que una avería y una caída en la siguiente etapa le dejaron fuera de juego. Sólo quedaba como baza Carlos Sainz. Agazapado, alcanzó también el liderato tras sufrir Sebastien Loeb los primeros estragos de un raid de este calado. La soltura con la que se movió Seb en la primera parte de la prueba le augura un gran futuro en cuanto consiga experiencia y callo en el Dakar. Pero de nuevo la fatalidad se cruzó en el camino de Sainz, un clásico en toda su carrera deportiva. Accidente y adiós al sueño de lograr su  segundo Dakar. Quedó el camino libre para El zorro del desierto, el mítico e inigualable Peterhansel que se hizo con el mando para no soltarlo más. Ni una oportunidad le dejó a Al-Attiyah y De Villiers. Intratable, el gran Peterhansel alcanzaba su 12º título en el Dakar, seis en motos y seis en coches. La indiscutible mayor leyenda de la prueba, tanto en tierras africanas como sudamericanas. En motos se abrió las puertas a un nuevo ganador. Toby Price se convirtió en el primer piloto australiano en vencer el Dakar. Con sólo 27 años ganó con una solvencia que le augura un futuro brillante como dominador de la prueba. Sus características se adaptan bien al perfil del raid en Sudamérica, menos exigente y más veloz que en su original etapa en África. Como dice Albert Lloveras, el Dakar actual es una carrera de velocidad. El lado aventurero se quedó en África. Laia Sanz, campeona mundial femenina de Enduro por quinta vez consecutiva, no pudo entrar entre los diez primeros como en 2015 y tuvo que conformarse con la 15ª plaza. No todo sería negro para los participantes españoles. Marcos Torrallardona formó parte del equipo campeón en camiones como uno de los copilotos del holandés Gerard De Rooy.

Fuente: motorpasion.com

En el trial la vida sigue igual. Esta especialidad sigue siendo el chiringuito de los pilotos españoles, en especial de Toni Bou, campeón por décima vez consecutiva tanto bajo techo como al aire libre. Al gran dictador del trial en la última década nadie le hace sombra. Como lleva ocurriendo desde 2004, España volvería a arrasar en el Trial de las naciones, el campeonato mundial por equipos, con el Dream Team formado por Toni Bou, Adam Raga y Albert Cabestany. La cantera no para de dar frutos. Ahí está el joven Jaime Busto apuntando maneras y dispuesto a tomar el relevo en un futuro cercano. El Mundial de turismos fue un paseo para Pechito López que repite título. Más ajustada fue la DTM. Acabó en manos del alemán Marco Wittman en la última prueba en Hockenheim en dura pugna con el italiano Edoarda Mortara. Y para acabar, uno de los finales más impactantes e inesperados en las 24 horas de Le Mans. Toyota, dominador en todo momento, vio con horror como el liderato se esfumaba a pocos minutos de terminar la prueba por una avería. La cara en el box de Porsche no podía ser de mayor incredulidad al ver cómo llegaba una victoria de esta manera, muy parecida a la que podía tener Tommy Makinen cuando le comunicaron que era campeón tras pararse el Toyota Corolla, otra vez Toyota, de Carlos Sainz en aquel fatídico RAC. Lágrimas en Toyota en la nueva reedición del “¡Trata de arrancarlo!”.

Fuente: trialworld.es

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