El reto olímpico marcaba el camino en 2016 para las dos selecciones españolas de baloncesto. La masculina partía en busca del único título que se le resiste a la generación dorada del baloncesto español, la medalla de oro olímpica, el Santo Grial del que sólo pudo apartarle uno de los más brillantes equipos de los que ha dispuesto la selección estadounidense. La selección femenina tenía ante sí en Río de Janeiro la gran oportunidad de colgarse su primera medalla olímpica, la prueba irrefutable de la enorme dimensión mundial que ha adquirido el baloncesto femenino en España. Dos equipos brillantes y repletos de talento y logros. Uno lo ha sido todo en los últimos quince años. Otro va camino de serlo en un futuro que se presume esplendoroso. Dos apuestas seguras para alimentar el medallero español en los JJOO de Río.
Fuente: seleccionbaloncesto.es
El título logrado en el pasado Eurobasket le permitía a la selección española preparar tranquilamente la cita olímpica sin necesidad de poner la mirada en los angustiosos Preolímpicos. A diferencia del verano pasado, Sergio Scariolo dispondría de todos los pesos pesados que han marcado la trayectoria de una generación irrepetible. Sólo Marc Gasol se apearía del camino. Scariolo esperó todo el tiempo posible para contar con él pero los plazos de recuperación de su lesión en el pie iban más allá del torneo olímpico. Era la única ausencia en un bloque reconocible y reconocido. Pau Gasol, líder y alma de esta generación, estaría de nuevo al frente de la búsqueda de un sueño. Le acompañaban dos piezas vitales en esta etapa, Navarro y Calderón, aunque el innegable ocaso de ambos provocó ciertas discrepancias en su inclusión en el equipo entre los aficionados. Los tres aportaban la esencia surgida en un inolvidable verano en Lisboa dentro del armazón construido por el pasado y presente del Real Madrid de Pablo Laso (Llull, Sergio Rodríguez, Rudy Fernández, Felipe Reyes, Mirotic y Willy Hernangómez). Aún quedaban tres piezas para completar el bloque. Regresaba Ricky Rubio, el proyecto de fenómeno atrapado en el estancamiento de unos Timberwolves sin rumbo y herido profundamente en su ánimo tras el reciente fallecimiento de su madre. No faltaba Claver, el pretoriano habitual de Scariolo para labores de intendencia, ni Abrines, una de las bazas para el futuro y que completaba la lista como especialista en el tiro exterior. Una selección con la medalla como objetivo pero que en su mente tenía grabado a fuego el lugar más alto del podio olímpico, el que falta en la colección.
Fuente: juegosriojaneiro2016.com
La preparación estuvo repleta de imprevistos. La incorporación de algunos jugadores de la selección a equipos de la NBA les obligó a ausentarse de la concentración para firmar su nuevo contrato. Pau Gasol, Sergio Rodríguez, Willy Hernangómez y Abrines dejaron huecos temporalmente que Scariolo tapó con jugadores que no estarían en Río. No era la mejor manera de entrenar ni rodar al equipo en una preparación que no serviría de referencia para calibrar el estado de forma de la selección española. Demasiados rivales flojos, de escasa entidad para lo que se iba a encontrar en los JJOO. Sólo el doble duelo contra Lituania se podía tomar como un examen fiable. Terminó en dos derrotas que evidenciaron falta de rodaje y dudas en el juego. La incertidumbre planeaba sobre cómo afrontaría el inicio del torneo el conjunto de Scariolo, que había caído en el grupo B junto a Croacia, Brasil, Nigeria, Lituania y Argentina. Rivales exigentes pero que no quitaban un ápice la condición de favorito de España para liderar el grupo al final de la primera fase. Un requisito indispensable para evitar a Estados Unidos hasta la final. El camino hacia ella comenzaba con Croacia, equipo de talento innegable pero falto de carácter por costumbre. El primer cuarto hacía presagiar un fácil triunfo. Buena defensa y un Pau Gasol inconmensurable para superar con claridad al combinado croata que suficiente tenía con aguantar el chaparrón y hacer la goma con los puntos de Bogdanovic. No le costaba a la selección española estirar la diferencia por encima de los diez puntos, bastaba con darle el balón a Gasol. Sólo la falta de fluidez ofensiva con los suplentes en pista y dos triples postreros mantuvieron a Croacia con vida, seis abajo al descanso. Una defensa intensa y la velocidad en ataque colocaban el partido al borde de la ruptura definitiva. La sensación de superioridad era total sobre la pista. Con hacer las cosas con cabeza hubiera bastado para llegar a los 20 puntos de diferencia pero los de Scariolo se gustaron tanto que buscaron más exhibirse, al modo que hace Estados Unidos. Dejaron un hueco para que se colara Croacia, aún viva gracias a los tiros libres y los rebotes ofensivos de Planinic. Sin hacer nada aún tenía opciones. Se creyó la victoria era posible. A España le entró el tembleque y se atascó. Ukic le ganaba la partida a los bases, Bogdanovic era infalible. Las pérdidas de balón españolas permitieron que Croacia llegara por delante al último minuto. Un triple de Mirotic y el poco tino de Saric en el tiro libre dieron una opción a España para empatar en la última jugada. Le llegó el balón a Pau Gasol bajo el aro pero recibió en el último segundo un soberbio tapón de Saric que provocó el primer disgusto. 70-72, primera derrota inesperada por torpeza y exceso de confianza. Una vez más el campeonato empezaba torcido para la selección española.
Fuente: lavozdegalicia.es
El segundo partido cobraba una importancia inesperada. Esperaba el anfitrión, Brasil, que no imponía por juego ni plantilla pero contaba con el caldeado ambiente generado por su afición. España no se encontró cómoda en ningún momento en un partido feo, sin ritmo. Una Brasil más metida de inicio cobraba ventaja ante un rival espeso, sin alegría en ataque. Los de Scariolo dependían del rebote ofensivo, del trabajo de pico y pala. El partido se desarrollaba como querían los brasileños que dieron un golpe en la mesa en el tercer cuarto, mostrando mayor intensidad que la selección española a la que no le funciona ni Pau Gasol, marcado férreamente con numerosas ayudas muy agresivas. La diferencia llegaba los once puntos a final del tercer periodo, la situación era muy delicada. España apeló al carácter, al cuchillo entre los dientes. Una buena defensa zonal atascó a Brasil que pecó de precipitación. Un alocado Huertas no ayudaba a controlar el partido. Los Sergios aparecieron para dar la vuelta al marcador. El partido estaba en el tejado de España pero lo tiró a la basura desperdiciando tiros libres, en especial Gasol. Un error defensivo de Mirotic permitió a Marquinhos Vieira palmear y dar la victoria a Brasil por 65-66. La situación había pasado a alerta roja. Volvían las dudas, las críticas, el típico comentario de Rudy sobre los que se bajaban del barco. Era obligado ganar los tres partidos restantes y ello no aseguraba una buena clasificación en el grupo. El primer triunfo indispensable debía llegar ante Nigeria, un rival muy cómodo a priori. No parecía que fuera a tener mucha historia el encuentro. España jugaba con mucha velocidad y conseguía ventajas amplias con facilidad ante un rival que pecaba de individualismo. Sin embargo recayó en sus vicios en un segundo cuarto infame en el que no supieron afrontar una defensa heterodoxa nigeriana a palo limpio. Las pérdidas de balón llegaban a números sonrojantes. A Ricky le flotaban todos los defensores, Claver era un personaje cómico que no hacía más que pifiarla. Incluso los jugadores españoles se olvidaron de defender y encajaron 30 puntos en el segundo cuarto. Nigeria sólo llegaba al descanso dos abajo y creyó que la proeza era posible. Pese a que la insurrección parecía sofocada al inicio del tercer cuarto gracias a Ricky y Rudy, España evidenció una fragilidad que le llevaba a perder 14 puntos en apenas unos pocos minutos. Volvió a sufrir con una defensa al modo El Pireo style que practicó Nigeria con la complacencia arbitral. Pau Gasol estaba anulado y frustrado, fuera del partido. Los triples de Oguchi, que tuvo una etapa fugaz en Gran Canaria sin pena ni gloria, sembraron el pánico y despertaron al público brasileño, que accedió tarde al pabellón tras una amenaza de bomba, que se puso incondicionalmente del lado nigeriano. La afición española veía con pasmo y estupor como Nigeria se ponía uno arriba al final del tercer periodo. La amenaza de Angolazo para esta generación estaba ahí. Afortunadamente para España, Navarro ofreció, posiblemente, su último gran servicio a la selección en el último cuarto. Acierto y asistencias para coger aire en los primeros minutos del periodo decisivo. Pese a que Oguchi parecía Carmelo Anthony desde el perímetro y reducía diferencias esta vez la selección española no se pegó un tiro en el pie. Un rebote ofensivo de Rudy y una canasta de Pau Gasol a medio minuto pusieron una distancia definitiva. España vencía por 96-87 pero el sonrojo y la sensación de ridículo eran imborrables. Por este camino se antojaba inviable superar la primera fase.
Fuente: lasnoticiasdejaviermesareigcom.com
Lituania suponía el siguiente escollo decisivo. España cayó con los bálticos en dos ocasiones en la preparación, el partido se esperaba a cara de perro y lleno de sufrimiento. Qué diferente resultaría. La selección española estuvo enchufada desde el salto inicial. Una defensa muy agresiva sacó de punto desde el primer momento a una Lituania que se convirtió en una máquina de perder balones. El equilibrio ofensivo resultaba ejemplar e irreprochable. Los pivots dominaban a placer la pintura, convirtiendo a Valanciunas en un pelele. El tiro exterior recuperó el acierto perdido. Incluso Ricky acertaba desde el triple. Una lección de baloncesto total que recordó a aquel memorable partido ante el mismo rival en el Eurobasket 2011. El 48-29 al descanso reflejó la enorme superioridad pero España no se quedó ahí. En la preparación varios jugadores lituanos se mofaron del estado de forma de Pau Gasol. Bien caro lo pagaron. Apareció la versión triplista de Pau Gasol que emuló su exhibición un año antes ante Polonia desde la línea de tres. Convirtió en escombros y cenizas a un rival desmoralizado que se dejó ir de mala manera. España quería sangre, buscaba una satisfacción para resarcirse de un inicio tan aciago en los JJOO. Los suplentes continuaron con el trabajo hasta no dejar ni rastro del rival. 109-59 para una humillación histórica al subcampeón de Europa. Sólo quedaba un paso más, vencer a Argentina que apuraba los sorbos de más a la copa de una generación irrepetible en el país sudamericano. La victoria era obligada, no existía otra combinación para llegar a cuartos de final. Quedaba la duda de saber si la afición brasileña sería capaz de animar a su archirrival Argentina porque Brasil necesitaba el triunfo argentino para pasar de fase. Ni se molestó en acudir al pabellón. La imagen de la selección brasileña en el torneo fue tan discreta que le traía al pairo si se clasificaba o no. No le darían el gusto a los argentinos de verles apoyándolos en la grada. Ginobili amenazó en los primeros instantes con ocho puntos seguidos pero España reaccionó con mucha contundencia. Defensa muy agresiva, Rudy muy acertado y parcial de 22-3 que allanaba el camino hacia el triunfo. Argentina empezaba a acusar el desgaste de un núcleo duro muy veterano y la falta de alternativas en el banquillo. Veía muy de lejos a la selección española que jugaba muy cómoda, manejando rentas amplias. Un buen inicio de tercer cuarto elevaba la diferencia a los 20 puntos. La suerte estaba echada. Argentina buscó lo imposible enfangando el partido, entrando en un escenario canalla que descolocara a España. Un arbitraje desconcertante, repartiendo técnicas a diestro y siniestro, ayudó al desorden pero Scariolo consiguió dormir el partido con dos bases en pista. Calderón ofreció la tranquilidad necesaria para recuperar el control de la situación. Rudy puso la puntilla y la rúbrica a una actuación colosal. Sergio Hernández tiró la toalla y sentó a su guardia pretoriana. La locura de Laprovittola sólo sirvió para que el daño no fuera mayor. El recital reboteador de Pau Gasol y Felipe Reyes completaba un partido bueno y muy serio. 92-73 que le otorgaba a España la segunda plaza definitiva del grupo.
Fuente: eldesmarque.com
El mal comienzo propició que Estados Unidos se presentara en el camino antes de la final. Esperarían en semifinales pero antes quedaban los cruciales cuartos de final ante Francia. Un encuentro que se ha convertido en el Clásico por excelencia en el baloncesto FIBA en la última década. Vincent Collet aún debía tener pesadillas con el inolvidable recital que ofreció Pau Gasol en Lille un año antes en las semifinales del Eurobasket. Se obsesionó con un doble marcaje a Pau para evitar que repitiera aquella actuación de ensueño. No sabía que el pivot de Sant Boi estaba mermado y renqueante. Él sí. No dudó un instante en atraer la atención de los defensores y jugar para sus compañeros. Mirotic sacó un provecho enorme. Solo en la línea de tres, destrozó la defensa gala a base de triples. Pero España no se achicó en ninguna faceta. La defensa apagaba las luces del ataque francés que recurría demasiado pronto al Parker-sistema. Incluso el base de los Spurs se unía al apagón cuando era defendido por Ricky Rubio. Por dentro España también superaba el poderío físico de los hombres altos franceses. Willy Hernangómez y Felipe Reyes no se achantaron ante el despliegue de músculo rival. Scariolo le ganaba la partida táctica a un magnífico técnico como Collet. El 43-30 al descanso reflejaba con justicia la diferencia en la pista que sería mucho mayor tras el descanso. Francia no se enteraba de la película y continuaba defendiendo por exceso a Pau Gasol, dejando liberado a Mirotic que destrozaba el aro francés con un triple tras otro. Collet buscó muy pronto soluciones desesperadas, poniendo en pista a los últimos de su rotación. Evidentemente no funcionó. Ahogada por la defensa española, Francia claudicó al verse 20 abajo al final del tercer cuarto. Rendición incondicional. La retransmisión de TF2 no escatimaba elogios a los hombres de Scariolo. “¡Cómo juegan los españoles!”, suponía el reconocimiento unánime de los medios del país vecino. Las caras en el banquillo francés eran de duelo absoluto. Era el triste final de los líderes de la generación triunfal del baloncesto galo. Parker o Diaw no volverán a vestir esa camiseta. Willy Hernangómez ponía la puntilla a un 92-67 que confirma a este equipo como el Dream Team europeo. Ahora sí el camino estaba libre para emprender el último viaje hacia las estrellas.
Fuente: eurosport.com
Estados Unidos no presentaba el mejor equipo posible en Río. Por diversas circunstancias se apearon del barco nombres de ensueño como Lebron James, Stephen Curry, Chris Paul, Harden, Westbrook,… Una larga lista de ausencias importantes pero no significaba que presentara un equipo B. En los JJOO seguía contando con fueras de serie pata negra: Durant, Klay Thompson, Irving, Carmelo Anthony, Cousins, Paul George… Muchos destellos para destrozar a cualquiera, bien acompañados por curritos que hicieran el trabajo sucio. En la víspera del partido, Scariolo dejó la duda sobre la participación de Pau Gasol debido a unos problemas físicos. Pocos dudaban que jugaría aunque fuera cojo, no podía perderse un partido así. Y no lo hizo, ahí estuvo en pista liderando a sus compañeros ante el único rival que no ha doblado la rodilla ante este equipo. Sin embargo España estuvo por detrás en todo momento. No perdió la cara al encuentro pero la sensación era que Estados Unidos tenía la situación controlada y que podía estirar la cuerda cuanto quisiera. España hacía la goma, resistiendo en todo momento, pero a su rival le sobraban los recursos. Klay Thompson, que estaba firmando un torneo gris, tuvo su día bueno contra España. Desesperó a los hombres de Scariolo con su acierto en la línea de tres. Tan frustrante como el poderío estadounidense bajo tableros. En esta ocasión Mike Krzyzewsky reforzó hasta los dientes el juego interior con dos mostrencos imponentes como Cousins y DeAndre Jordan. Este último intimidó hasta el extremo con su desbordante poderío físico y voracidad reboteadora. Buscar el rebote se convirtió en una pesadilla con DeAndre Jordan por medio. Tocaba todo balón que volara cerca de él. Resistir se convirtió en un ejercicio agotador. La diferencia siempre rondó los diez puntos. Pau Gasol se sobreponía al dolor para mantener la esperanza. Volvió a ser indescifrable para la defensa estadounidense. Quince años y siguen sin encontrar el antídoto. Pero los estadounidenses siempre encontraban el argumento para mantener la calma. El rebote ofensivo, el tiro exterior y unos buenos minutos de Lowry rompían el partido a falta de ocho minutos. Pero la desventaja de quince puntos no amilanó a España. Se negaba a acabar de rodillas o caminar a rastras. Surgió el orgullo, la defensa presionante, el espíritu irreductible, los detalles de Navarro, la magia de Sergio Rodríguez. Todo lo necesario para no rendirse hasta el último suspiro. Cayó con dignidad, como lo hace un campeón, pero nunca tuvo opción de disputar el triunfo. Quizá ni creyeron que fuera posible en esta ocasión. 76-82 que finalizaba en frustración otro viaje hacia las estrellas. Por cuarta cita olímpica consecutiva la selección de Estados Unidos resultó un muro infranqueable.
Fuente: lasvocesdelpueblo.com
El partido ante Estados Unidos no era el final del camino en Río. Quedaba el partido por el bronce, un premio menor para un equipo tan laureado pero que no quería abandonar la ciudad brasileña sin una medalla colgada del cuello. El rival era la sorpresa del torneo, Australia. Un equipo en crecimiento, forjado en gran parte en la NBA. Bien podía estar su sitio en la final pero una derrota estrepitosa contra Serbia cruzaba al conjunto aussie con los hombres de Scariolo. España comenzaba bien. Mirotic anotaba desde fuera y Pau Gasol demostraba que el dolor y los problemas físicos estaban en el olvido. El gran referente emergió una vez más como un gigante por encima de todos, amargando la existencia a los pivots australianos. Los grandes anotadores rivales estaban bien controlados por una buena defensa. España se marchaba lentamente, al tran tran. Doce arriba mediado el segundo cuarto hasta que apareció un veterano de mil guerras. David Andersen, cercano a los 40 años, sacó del atolladero a Australia luciendo su muñeca letal, como hiciera tantos años en tantas pistas europeas. La diferencia quedó en nada al descanso. Esperaba un partido nuevo. Pau Gasol era incomensurable. Sacó del partido por personales a Bogut, un leñador falto de neuronas. Pero Australia se había soltado ya en ataque. Patty Mills se convirtió en una gota malaya, le entraba absolutamente todo. El duelo entra las dos grandes figuras resultaba realmente delicioso. El partido era un maravilloso espectáculo, un intercambio constante de canastas. Nadie aflojaba. El acierto de Sergio Rodríguez era contrarrestado por un protagonista inesperado, Motum, que desesperó con su infalible tiro de 6 metros. Toma y daca constante, alternativas sin fin. Los tiros libres anotados por España permitían mantener el duelo a un rival que anotaba en cada ataque. Nos encaminábamos a un final de infarto. El rocoso Baynes ponía el 87-88 con un gancho. Tras el tiempo muerto, Sergio Rodríguez se lanzó en plan suicida hacia canasta. No anotó pero cuando se luchaba por el rebote sonó el silbato. Falta de Mills sobre El Chacho en la penetración. Decisión que demostraba que este equipo hace mucho que se ganó el respeto arbitral. En otras épocas jamás se hubiera pitado. No le tembló el pulso a Sergio Rodríguez que anotó los dos tiros libres. Una buena defensa separaba a España del bronce. Scariolo dio entrada a Claver visto el flojo rendimiento en defensa de Mirotic. Cambio para decidir el partido. La mano de Claver apareció providencial para desviar el balón y mandarlo a terreno australiano. No le quedaba tiempo para nada a Australia. 89-88 que valía una medalla de bronce celebrada como un oro. Un premio para un equipo glorioso que escribía su epílogo. O no. Pau Gasol afirmó, con el bronce aún colgado, que mientras las fuerzas le acompañaran seguiría acudiendo a la llamada de la selección. Navarro dijo que la palabra retirada es para otros. Sólo Calderón dio un paso al lado para que llegaran nuevas generaciones. Este equipo sigue aplazando su final. Sólo le mira por encima Estados Unidos que lograba su tercer oro consecutivo tras arrasar en todos los sentidos, como hiciera dos años antes en Madrid, a una Serbia timorata que se dio por satisfecha en todo momento con una plata.
Fuente: eurosport.com
La selección femenina llegaba a Río con el bloque habitual de los últimos triunfos pero con una baja sensible. La rotura del dedo de un pie dos semanas antes de los JJOO dejaba fuera del torneo a Sancho Lyttle, la gran referencia del juego interior. Como en el pasado Eurobasket era el turno para Astou Ndour, la heredera pero que estaba lejos en cuanto a experiencia de lo que pudiera ofrecer Lyttle. El debut deparaba a Serbia, campeona de Europa. Un mal inicio de partido complicaba las cosas muy pronto pero las chicas de Lucas Mondelo mejoraron progresivamente partido de la defensa para acabar igualando al final del primer cuarto. Fue un partido perro, de defensas fuertes e igualdad absoluta. El día aciago en el tiro de Alba Torrens supuso un lastre pero España lució madurez en los últimos minutos para conseguir una ventaja muy valiosa en los últimos minutos. 65-59 que significaba un fabuloso estreno para buscar la segunda plaza. La primera resultaba misión imposible compartiendo grupo con Estados Unidos, la siguiente rival. Si enorme es la diferencia en el baloncesto masculino, en el femenino no se puede siquiera concebir. Muchos años son los que no conoce la derrota y los que restan… No hubo emoción alguna en un partido que se tomó para recuperar energías. 63-103 para quitarse de encima la visita al dentista. Mucho más relevante era el tercer encuentro, contra China. A la selección asiática se le derrotó con mucha solvencia en el Preolímpico pero creó muchos más problemas en Río. China dominó durante buena parte la primera mitad a una selección española sin chispa hasta que Lucas Mondelo dio entrada a Leti Romero, una de las jóvenes más prometedoras y que dejó buena imagen ante Estados Unidos. Su descaro y explosividad cambiaron el encuentro. Fue el clavo al que agarrarse cuando el ataque se espesaba, la alternativa a una Alba Torrens que estaba demasiado sola. Acierto letal para mantener la lucha ante una China que se mantuvo en la pelea hasta el último cuarto. Allí llegó el hundimiento, víctima de una defensa española intensa hasta la asfixia. Se derrumbó hasta recibir un castigo excesivo. El acierto de Torrens, que anotó 32 puntos, y el poderío en la zona de Ndour elevaron la diferencia hasta registros engañosos. 89-68 que no reflejaba en nada la realidad del partido. La parada y fonda contra Senegal (97-43) precedía al partido decisivo por el segundo puesto contra Canadá, una selección en pleno crecimiento y que presentó mucha batalla los tres primeros cuartos. Como ocurriera ante China, la selección española no dio el golpe definitivo hasta el último cuarto. Nuevamente, Alba Torrens fue el factor diferencial. 73-60 que aseguraban la segunda plaza y un cruce más benigno en cuartos de final.
Fuente: elespanol.com
Sin embargo la rival no era una perita en dulce. Turquía es el exponente del baloncesto control femenino. Equipo duro físicamente, agresivo en defensa y que juega a un ritmo lento y pestoso. Desgraciadamente para la selección española impuso ese ritmo pausado que le interesaba. España no estuvo cómoda, se enredó en la tela de araña tejida por el conjunto otomano. Aunque llegaba por delante al descanso gracias a un defensa muy seria faltaba fluidez y alegría en ataque. Le pasaría factura en el tercer cuarto. Sanders, la estadounidense nacionalizada turca, fue un tormento sin fin. El perímetro turco castigaba desde la línea de tres. La falta de ideas en ataque resultaba desesperante. Alba Torrens sufría en un día negro. Marta Xargay tampoco aparecía para tomar el relevo. Astou Ndour se las apañaba como podía en las encerronas de la defensa rival. Laura Nicholls, que no destaca por ser una jugadora brillante en ataque, sostuvo al equipo aunque se temía lo peor. Los minutos pasaban y no cambiaba el escenario. Con ocho abajo en el marcador Lucas Mondelo apeló al carácter para buscar la remontada. Sus jugadoras salieron con el cuchillo entre los dientes. Luchar o morir. Lograron que su rival sufriera un cortocircuito. En ataque todo quedó en manos del homólogo femenino de Sergio Llull. Anna Cruz sacó el carácter de toda una campeona WNBA. Sus explosivas entradas a canastas obraron el milagro para dar la vuelta al partido. Un triple turco errado a falta de 20 segundos le permitía a España jugar con el tiempo, buscar los tiros libres que aumentaran la diferencia de dos puntos. Pero Torrens completó su partido aciago perdiendo el balón en una esquina. Sanders empató con una bandeja a cuatro segundos del final. La prórroga parecía inevitable. Para todos, excepto Anna Cruz. Corrió toda la pista y lanzó en cuanto llegó a la línea de tres. Una jugada habitual en el baloncesto masculino pero poco frecuente en el femenino. Con Anna Cruz todo es posible. A la manera del Pirómano de Mahón, anotaba el triple sobre la bocina que desataba el delirio en el banquillo español. Las jugadoras turcas no podían creerlo. Como hiciera ante Montenegro un año antes, Anna Cruz decantaba con una acción increíble en el último momento unos cuartos de final. España entraba por primera vez en unas semifinales olímpicas. Serbia era el obstáculo para garantizar una medalla. El debut ante la selección balcánica fue duro y angustioso pero no se parecería en nada a una final que resultó gloriosa. España fue clara dominadora del choque en todo momento. Aunque algún momento de zozobra permitió a Serbia acercarse en el segundo cuarto y dejar en nada un primer cuarto muy solvente de la selección española, las jugadoras de Mondelo no dejaron lugar a la duda en la segunda parte. La defensa de manual acabó con la moral de unas jugadoras serbias que no paraban de perder balones. El juego interior destruyó la defensa serbia. Nicholls aportó garra y coraje para anotar y rebotear, como hiciera ante Turquía. La sombra de Astou Ndour se extendió por toda la pista. Las pivots serbias acabaron acomplejadas ante la enorme figura de Ndour, convertida ya un pilar básico en la selección española. Su intimidación no tuvo límites. Los 17 puntos en las postrimerías del tercer cuarto rompieron el partido. Pese a que bajó la producción ofensiva, la precipitación y los nervios de las serbias evitaron cualquier susto. La recta final fue un plácido deleite. 68-54 que significaba la primera final olímpica para el baloncesto femenino español. Ya estaba asegurada su primera medalla en unos JJOO. Todos sabíamos que tenía sabor a plata.
Fuente: 20minutos.es
Como era previsible, en la final esperaba la intratable Estados Unidos. Las chicas de Lucas Mondelo emprendían su primer viaje hacia las estrellas aunque el destino se encontraba demasiado lejos como para soñar alcanzarlo. España presentó batalla en el primer cuarto. El acierto de Alba Torrens ponía en ventaja a la selección española durante los primeros minutos. Astou Ndour se batía con bravura en la zona con los portentos físicos estadounidenses. Pero en cuanto Ndour se cargó de personales terminó el cuartelillo ofrecido por Estados Unidos que se mostraría inmisericorde. El enorme talento de Diana Taurasi y Maya Moore mostraba el inicio de la pesadilla. Destrozaron el aro español desde la línea de tres. Por dentro también se asistía a una película de terror. Con Ndour en el banquillo nadie tenía capacidad de frenar a Grinner, Tina Charles y compañía. Era una representación con un final ya escrito. La diferencia no pararía de subir, la paliza era inevitable ante un caudal anotador inagotable. La defensa española no tenía respuesta para tanto despliegue físico y acierto demoledor. España era un muñeco en manos de Estados Unidos aunque tuvo sus gestos de orgullo. El triple de medio campo de Silvia Domínguez al final del tercer cuarto espoleó a las jugadoras españolas para frenar la sangría aunque el resultado era inapelable. 72-101 que confirma que el baloncesto estadounidense está en otro planeta. La diferencia física y de talento es aún mayor que entre los hombres. La plata era lo máximo a lo que se podía aspirar y acabó en manos de la selección española. El fruto al gran trabajo que la FEB lleva realizado durante años en las categorías inferiores que no paran de cosechar triunfos cada verano. Sin temor a equivocarme, España puede manejar para Tokio una lista que cuente entre 20 y 25 jugadoras perfectamente capacitadas para acudir a la selección. Todo un lujo. Sólo Estados Unidos puede presumir de un ramillete mayor de jugadoras de nivel en un mismo equipo.
A nivel de clubes, el baloncesto europeo asistió al surgimiento de los nuevos ricos. El dinero que corre a espuertas en el baloncesto ruso y turco va camino de cambiar los cánones y referencias en el baloncesto continental. Lo sufrió el anterior campeón, el Real Madrid, que ofreció una enorme impotencia ante Fenerbahçe en cuartos de final de la Euroliga. Los dos máximos exponentes de cada una de las ligas de nuevos potentados se disputaron el cetro europeo. CSKA Moscú llegó a la final tras librarse en semifinales de la revelación del campeonato, Lokomotiv Kuban, desarmado al acabar la temporada por los grandes europeos e incluso algún equipo NBA. Fenerbahçe tuvo que sudar de lo lindo ante Baskonia, que ponía el toque cuasi romántico en la Final Four. El poderío de Bourousis, el mejor pivot de la temporada, y el acierto de Darius Adams hicieron soñar al equipo vitoriano con llegar a su tercera final de Euroliga. Adams tuvo un tiro para ello pero con este error se esfumaron las opciones. En la prórroga no dio opción el equipo de Obradovic que se convertía en el primer equipo turco que disputaba la final. Los dos mayores presupuestos europeos frente a frente. Sin embargo la final estuvo muy cerca de quedar decidida pronto. CSKA hizo trizas el encuentro en un segundo cuarto maravilloso donde noqueó a un rival que notó la presión e inexperiencia en finales. Los 20 puntos de diferencia al descanso le daban margen de sobra para la tranquilidad. Los errores en el tiro libre de Vesely, que sufrió faltas a propósito, aumentaban las miserias del equipo turco. La final parecía decantada, que sólo quedaba espacio para la anécdota bochornosa del tumulto que originó un impresentable de la zona VIP, pero la capacidad del equipo moscovita para el desastre es ilimitada. Sufrió de nuevo el mal de altura, el tembleque de piernas ante la carga a la desesperada de Fenerbahçe. Udoh fue el responsable de una reacción que despertó los peores fantasmas de CSKA que desperdició 16 puntos de ventaja en el último cuarto. Se repetía el desastre de 2012 ante Olympiacos. Dos tiros libres de Sloukas adelantaban a Fenerbahçe y obligaban a CSKA a anotar en la última jugada. Un palmeo salvador de Khryappa forzó la prórroga. La tensión era casi insoportable. El dueño del club, Andrei Vatutin, ofreció una de las imágenes de la final al colarse en el tiempo muerto de Itoudis antes de comenzar la prórroga. Como si tuviera ya poca presión el técnico heleno. Sin embargo no sucumbió a ella el conjunto ruso en el tiempo extra. Fue mejor en los últimos cinco minutos y consiguió el título que buscaba desesperadamente desde 2008 y que cumple con las expectativas que genera su enorme inversión.
En España todo sigue igual. Desde la llegada de Laso al banquillo el poder ha regresado al Real Madrid y ahí sigue. La falta de preparación y pretemporada y la discutible política de fichajes había creado muchas dudas durante buena parte de la temporada pero en el momento de la verdad compitió a su máximo nivel. Nadie le consideraba favorito en la Copa del Rey pero demostró que jamás se le puede descartar. Arrasó a Fuenlabrada en cuartos de final, fulminó a Baskonia en un minuto mágico de Sergio Llull y derrotó en la final a un Gran Canaria muy digno y competitivo, irreductible hasta el final. Su momento llegaría en la Supercopa de la siguiente temporada que significaría su primer título oficial. Tercera Copa del Rey consecutiva para el equipo blanco que le dio mucha tranquilidad para afrontar la segunda parte de la temporada. Acabó segundo la Liga Regular y afrontó los playoffs en el mejor momento del curso. UCAM Murcia, una de las sorpresas de la campaña, forzó el tercer partido en cuartos de final pero fue arrasado sin contemplaciones en el partido decisivo. Valencia Basket, dominador de la primera mitad de temporada, llegó en semifinales muy cansado y lastrado por las lesiones. No ofreció resistencia en el Palacio de los Deportes pero compitió al mejor nivel en la Fonteta. Consiguió forzar el cuarto partido pero no evitó que el equipo blanco llegara a una nueva final. Como pasara las cuatro temporadas anteriores le esperaba el Barça, que había dado cuenta de Fuenlabrada y un agotado Baskonia. Disfrutar de la ventaja campo daba cierta ventaja a los azulgranas. El golpe moral que supuso el palmeo ganador sobre la bocina de Perperoglou en el primer encuentro podía haber sido un espaldarazo vital a sus opciones pero en el fondo sólo evitó un 3-0. Apareció el carácter de campeón del Real Madrid para dejar las cosas claras. Se levantó del golpe arrasando al Barça en el segundo encuentro en el Palau Blaugrana, repitió recital en el tercer encuentro en el Palacio de los Deportes y remató a su rival en el cuarto derrochando talento en los minutos decisivos. Doblete nacional que respalda el actual dominio del Real Madrid y acabó con la era de Xavi Pascual en el banquillo de un Barça sin rumbo y que no levanta cabeza con Bartzokas como entrenador.
Para acabar, Perfumerías Avenida recuperó el título de Liga femenina tras superar al anterior campeón, Spar Cityliff Girona. El equipo salmantino va recuperando esta temporada la competitividad de antaño en competiciones europeas aunque no pudo completar el doblete tras verse sorprendido en la final por el Conquero Huelva, conocido también el curso pasado por los numerosos casos de impago a las jugadoras de la plantilla y que le han dejado fuera de competición en la temporada 2016-17. La Euroliga femenina también recayó en manos rusas. Ekaterimburgo, que cuenta en la actualidad con Diana Taurasi, Brittney Griner, Sancho Lyttle y Alba Torrens, recuperó el título que logró en 2013 y se le escapó en la final de 2015 ante el también ruso Nadezhda de Anna Cruz, sustituida esta temporada por Cristina Ouviña. Si el poderío económico del baloncesto ruso en hombres es enorme en categoría femenina resulta completamente abrumador.
Mejor equipo Baloncesto FIBA 2016
- Selección USA masculina (63%, 5 Votes)
- Selección USA femenina (13%, 1 Votes)
- CSKA Moscú (13%, 1 Votes)
- Ekaterimbourgo (13%, 1 Votes)
- Fenerbahçe (0%, 0 Votes)
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