DE ZAMBIA A LA LUNA: LA HISTORIA DEL AFRONAUTA ORIGINARIO

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El 25 de mayo de 1961 el entonces presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, se dirigió al Congreso en un famoso discurso en el que prometió poner un hombre en la Luna antes de que acabase la década. Un mes antes, el cosmonauta soviético Yuri Gagarin se había convertido en el primer ser humano en viajar al espacio cuando, en su Vostok 1, completó una órbita completa a la Tierra. Pero la denominada Carrera Espacial, icono de la Guerra Fría y el avance tecnológico sin precedentes que siguió a la Segunda Guerra Mundial, había quedado inaugurada algo más de tres años antes, el 4 de octubre de 1957 cuando la Unión Soviética puso en órbita baja el primer satélite artificial, el Sputnik 1.

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El cosmonauta Yuri Gagarin a bordo del Vostok 1

Gracias a la Carrera Espacial y a la confrontación soviético-americana en cualquier ámbito -desde el armamentístico hasta el científico-, el conocimiento sobre los planetas, el sistema solar y el universo, comenzó a aumentar de forma significativa, pasando incluso a ser uno de los temas más importantes en la agenda política de ambos países. Pero no solo las dos grandes potencias geopolíticas de la segunda mitad del siglo XX miraban a las estrellas.

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Edward Mukuka Nkoloso

En la otra parte del mundo, en lo que entonces era el protectorado británico de Rhodesia del Norte, un solo hombre llevaba a cabo su propia carrera espacial, decidido a batir tanto a americanos como a soviéticos en la misma. Su nombre: Edward Festus Mukuka Nkoloso. Durante la Segunda Guerra Mundial fue reclutado para los King’s African Rifles, donde logró ascender a sargento. A su retorno, fue empleado como traductor por el gobierno de Rhodesia del Norte durante un tiempo, aunque su verdadera vocación fue la enseñanza; no obstante, se había educado para ser profesor de ciencias en educación primaria. Así, por discrepancias con las autoridades en educación, decidió ir por libre y montar su propia escuela donde enseñaría matemáticas, religión y ciencia. Pero el gobierno se interpuso en sus planes una vez más y le cerró el colegió. Nkoloso, desencantado, viró hacia la política, uniéndose al movimiento revolucionario que luchaba por la independencia de Zambia. Por su actividades políticas fue arrestado y encarcelado de 1956 a 1957. Tras salir de prisión fue deportado a su pueblo natal, situado en la actual Northern Province de Zambia.

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La Luna, vista aquí en su lado oscuro, fue el primer objetivo de los afronautas. Foto: NASA

Allí, en la tierra que le vio nacer, mirando al cielo inspirado por su amada ciencia, dedicó todas sus energías hacia un proyecto, su proyecto: la Academia Nacional de Ciencia, Investigación Espacial y Filosofía. Fundada en 1960 bajo el lema de “a dónde el destino y la gloria humana nos guían, nosotros siempre estamos allí“, la intención era conseguir viajar a través del espacio.

Para ello, reclutó un grupo de jóvenes aventureros y estableció un campo de entrenamiento a las afueras de Lusaka, la capital. Los inscritos fueron 10 chicos y una adolescente, Matha Mwambwa. Ellos serían los primeros astronautas africanos o, como el propio Nkoloso los bautizó: afronautas. Sus entrenamientos fueron duros, pero debían serlo, pues el plan era ambicioso. Más ambicioso que los planes de soviéticos y americanos por aquel entonces, los grandes rivales por la Carrera Espacial. Si Kennedy prometía literalmente la Luna y los soviéticos comenzaban la exploración de la misma con satélites, Nkoloso pretendía mandar a sus afronautas a la Luna y Marte en 1964.

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Nkoloso dirige las prácticas de adaptación a las turbulencias.

Estados Unidos y la Unión Soviética llevaban una ventaja considerable, pero Nkoloso dio un curso acelerado a sus pupilos sobre el vuelo espacial y la Luna, la cual debían estudiar a diario; aunque algunos estudiantes estuviesen más interesados en los cuerpos femeninos que en los celestes, para disgusto del fundador de la Academia. Aún así, los entrenamientos lanzando a los futuros afronatuas por laderas metidos en barriles para adaptarlos a las turbulencias y la falta de gravedad eran implacables. Si suspendían los exámenes prácticos, los estudiantes eran expulsados. No había tiempo para bromas; la Carrera Espacial era cosa seria y las potencias occidentales no se tomaban respiro alguno.

Si los estudiantes debían aplicarse al 110%, el director de la Academia no podía ser menos. En sus manos estaba la construcción del cohete y las cápsulas que llevarían a sus pupilos a las superficies de Marte y la Luna. Sin poner en duda sus diseños, Nkoloso se enfrentó a su mayor problema: qué usar para propeler sus cohetes. Tras diferentes estudios, se le ocurrió la idea de lo que vino a llamar el sistema Mukwa, que como él mismo definió era, básicamente, una catapulta. En sus primeros experimentos logró que su cohete se elevara tres metros, pero no quedó contento con los resultados y buscó otras alternativas.

Necesitado de alternativas y un impulso considerable, decidió dar un paso mucho más allá. Trató de ponerse en contacto con sus rivales por la carrera espacial en un movimiento cooperativo bastante ajeno a ambas superpotencias por aquel entonces. Pidió combustible a los soviéticos y trató de montar un programa conjunto con los Estados Unidos combinando tecnología americana con sus conocimientos para así lograr llevar al hombre a la Luna. Para los americanos, no obstante, solo tuvo una petición: la bandera de Zambia debía ser la primera en izarse en suelo lunar.

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Kenneth Kaunda durante la declaración de independencia

Esa bandera representaba a una nueva nación que, en los últimos años, había luchado por su independencia de la Federación de Rhodesia y Nyasaland. En 1962, las elecciones se saldaron con una mayoría africanista en el consejo legislativo que acabó proponiendo la secesión de Rhodesia del Norte y la creación de un nuevo estado bajo una nueva constitución. El 31 de diciembre de 1963se disolvió la federación y las elecciones de enero de 1964 fueron ganadas por Kenneth Kaunda, líder del Partido Unido de la Independencia Nacional y, a la postre, primer presidente de Zambia. La independencia fue otorgada de forma oficiosa el 24 de octubre de 1964.

La nación se preparaba con grandes fastos para conmemorar tan significativo acontecimiento. Y Nkoloso vio la oportunidad perfecta para hacer que una fecha tan importante a nivel zambiano se convirtiese en un día inolvidable para toda la humanidad: el 24 de octubre sería el día que el ser humano viajaría a Marte.

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Marte, destino de los afronautas visto por el Hubble

Sus planes de ir a la Luna quedaron aparcados ante la necesidad de focalizar esfuerzos en una empresa de este calibre. Su plan estaba perfectamente diseñado, pues Nkoloso había estudiado Marte en profundidad desde su telescopio, y estaba convencido de que el Planeta Rojo albergaba vida. De este modo, en el primer cohete viajaría Matha Mwambwa, la adolescente que había pasado largo tiempo entrenando en las instalaciones de la Academia , dos gatos especialmente entrenados para el viaje espacial y un misionero que debería llevar la palabra de Dios a los nativos marcianos, siempre y cuando los nativos así lo deseasen, pues Nkoloso había ordenado al misionero no imponer el Cristianismo bajo ningún concepto.

Todo estaba listo pero el Gobierno zambiano no permitió a Nkoloso que su cohete despegara durante las celebraciones por la independencia en la capital, Lusaka, catalogándolo como “inapropiado”. Enfurecido, decidió asistir a la ceremonia con su uniforme de soldado al completo y, en una colina colindante a donde tenían lugar los festejos, preparó y mostró el cohete D-Kalu 1 para convencer al nuevo gobierno de  la viabilidad de su programa. Pero aparte de asustar a algunos incautos que por allí pasaban, poco más consiguió esa noche.

Siendo sus esfuerzos a nivel local inútiles, Nkoloso volvió de nuevo su mirada al escenario internacional. Su programa espacial necesitaba fondos y, ni corto ni perezoso, escribió una carta a la UNESCO solicitando un préstamo de siete millones de libras esterlinas. Nunca obtuvo respuesta. Por aquel entonces, su programa espacial había llamado la atención de varias agencias de noticias, que lo trataban como un loco o con la condescendencia típica del colono. En un artículo explicando su intención de ir a Marte, Nkoloso mencionó la presencia en suelo zambiano tanto de espías soviéticos como americanos que trataban de hacerse con su tecnología y capturar a Matha, la futura afronauta y primera persona que debía pisar Marte.

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Artículo de Nkoloso a un periódico local

La Academia comenzó a languidecer. Con los afronautas cada vez más convencidos del fracaso del programa, el abandono de la misma era lo común. Matha Mwambwa quedó embarazada y sus padres también la retiraron de la Academia. En 1969, los Estados Unidos pusieron a un hombre en la Luna y los sueños estelares de Nkoloso se vinieron definitivamente abajo. La Academia Nacional de Ciencia, Investigación Espacial y Filosofía cerró. Eso sí, sin dejar ningún tipo de pruebas de su tecnología.

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Medalla conmemorativa de la Victoria Soviética en la Segunda Guerra Mundial como la que recibió Nkoloso

Sin embargo, el final del programa espacial fue el inicio de una carrera política. Nkoloso se presentó a alcalde de Lusaka y, a pesar de no salir elegido, el presidente Kaunda le nombró su representante personal en el Liberation Center, el cuartel general de todos los movimientos de liberación establecidos en Zambia. En 1983, con 59 años, Nkoloso logró graduarse en derecho por la Universidad de Zambia. Fue entonces cuando sus intentos por poner en marcha un programa espacial en Zambia recobraron interés, llegando incluso a recibir por parte de la Unión Soviética la medalla del Cuarenta Aniversario de la Victoria en la Gran Guerra Patria en un una ceremonia celebrada el 12 de abril de 1985 en Moscú. El 4 de marzo de 1989 Mukuka Nkoloso falleció tras complicaciones en su estado de salud. El país al que quiso llevar a lo más alto le rindió un funeral de Estado y el que sería primer presidente de la Namibia independiente, Sam Nujoma, le dedicó palabras elogiosas, recordando su compromiso con las luchas por la libertad en África.

Pese a todo, no faltan las fantasías de los teóricos de la conspiración que buscan conectar a Nkoloso con un supuesto agente doble americano que saboteó el programa espacial soviético, que instigó el verdadero programa espacial zambiano y que fue capturado allí por el KGB antes de ser llevado a la Unión Soviética para ajusticiarlo. Sea como fuere, el programa espacial de Nkoloso queda como testamento a la voluntad de hierro de un hombre en busca de sus sueños costase lo que costase. Realmente hizo todo lo que estuvo en su mano para tratar de poner a Zambia en el mapa científico mundial en un momento histórico en el que occidente miraba con condescendencia, si no desprecio, todo aquello que acontecía más allá de sus fronteras culturales.

Mukuka Nkoloso no pudo ver sus cohetes alunizar o explorar la superficie de Marte, pero con sus acciones inspiró a muchos y trató de que la gente de Zambia le siguiese hacia un sueño mayor de libertad donde el límite eran las estrellas.

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Puesta de sol en Marte. Foto: NASA

Fuentes:

Faces of Africa – Mukuka Nkoloso: The Afronaut (CCTV Africa)

Meet the Afronauts: Hilarious pictures poke fun at infamous Zambian space programme (which never quite got off the ground) (Daily Mail)

The Almost Forgotten Zambian Space Odyssey (Coralie Harmache para Motherboard)

La imagen destacada pertenece al álbum The Afronauts de la fotógrafa Cristina de Middel.

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3 Comments on "DE ZAMBIA A LA LUNA: LA HISTORIA DEL AFRONAUTA ORIGINARIO"

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8 years 4 months ago

Gran historia y absolutamente desconocida para mí.

8 years 4 months ago

Era la época en que los paises no alineados no estaban colonizados por los chinos, oh tempora oh mores

8 years 4 months ago

Muy bonita historia, Shaka, me ha encantado. Tampoco conocía la historia de Nkoloso y su programa espacial en Zambia, no ha sido demasiado difundida que digamos y en muchos casos seguro que quedó como hecho anecdótico y muy peculiar. Gracias por rescatar y compartir con todos estas historias.

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