Portada
(A Freeasociated)
Pasados casi 40 años de la irrupción de la llamada “Movida de Madrid” creo que ya es hora de extraer algunas conclusiones sin temor a parecer precipitado. Primera, aunque suene muy categórico y demasiado pretencioso, aquellos años representaron la Edad de Oro del pop español (vaya, Paloma Chamorro tenía razón). Y Segunda, el término “Movida de Madrid” se queda territorialmente corto al hablar del fenómeno ya que en realidad se extendió por toda la geografía peninsular, de Barcelona a Sevilla, de San Sebastián a Valencia, de Málaga a Vigo. Sí, Málaga fue una de las ciudades españolas afectadas por el virus de la movida, no de las más representativas, esa es la verdad, pues pocos grupos salieron de los estrechos márgenes de la popularidad local, pero eso no invalida a una escena musical abierta y dinámica. No es extraño, la capital de la Costa del Sol siempre ha sido socialmente la más moderna de Andalucía, el flujo constante de turistas británicos ayudaba bastante en la introducción de nuevos sonidos y el carácter cosmopolita de la zona colaboraba. En Málaga los gustos se inclinaron pronto por sonidos postpunkies: ambientes góticos, estéticas sofisticadas, Joy División y Simple Minds, Depeche Mode y Human League fueron pronto más influyentes que los Clash o los Jam.
De entre todos los grupos (muchos más de lo que se puede pensar, hay un libro al respecto que los disecciona, Málaga y la nueva ola de José Luis Cabrera y Lutz Petry) los más destacados fueron indudablemente un grupo de chavales de la cercana Torremolinos, Danza Invisible.
Danza Invisible surgió de las cenizas de un grupo punk (Adrenalina) y la confluencia de otros músicos como Ricardo Teixidó (que venía de Cámara) y el cantante Javier Ojeda. Contratados por el sello de Paco Martín, MR, grabaron un EP de poco interés (Sueños, 1.982),claramente influenciado por Simple Minds (a los que se les vincularía durante demasiado tiempo). Ariola, por entonces una discográfica de importancia, absorbió MR y con la ayuda del otro socio de Martín, el ínclito Julián Ruiz, ejerciendo de productor, registraron su primer LP, Contacto Interior (1.983). Es la época de los “nuevos románticos” y Ruiz, al tanto de lo que ocurría en su querida Londres, quiso convertir a los malagueños en una versión española de Spandau Ballet o Visage con despistado diseño de portada incluido. Craso error; el grupo en directo era más agresivo y potente y el disco es una mezcolanza de sonidos pretendidamente envolventes, funks y épicos que no convenció a nadie y menos aún al propio grupo que, en plena confusión, decide regresar a los orígenes centrándose en el directo.
Pasan tres años y una discográfica madrileña, Twins, se acuerda de ellos. Con el nuevo contrato firmado, marchan a Manchester, en donde abandonan el pesado lastre neoromántico y graban, con la ayuda de productores británicos (y algún músico de sesión, como Lisa Stanfield, que hace sus primeros pinitos en los coros) su segundo LP, Música de Contrabando, con el que Danza Invisible llega a la madurez y logra un gran disco y aceptables ventas y críticas, aunque no tantas como a mí me gustaría. Escuchado hoy se nos muestra todavía como un trabajo completo, sin casi canciones de relleno, en el que un single estupendo como “Sin aliento” es acompañado por temas poderosos como “El joven nostálgico” o “Mercado negro” y momentos líricos de altura como “Agua sin sueño”. El pasado impulso épico se ha suavizado, el disco suena limpio y vigoroso, la voz de Ojeda alcanza registros más que notables (escuchad la preciosa “No habrá fiestas para mañana” que cierra el álbum) y todo ello arropado por una bonita portada cinematográfica. Sí, uno de los grandes discos de los ochenta, creo yo.
Instalados en una confortable posición Danza Invisible publica a continuación un excelente disco en directo (1.987, que incluía un magnífico tema inédito, “El fin del verano”) y alcanzan un considerable nivel de ventas con su siguiente trabajo de estudio, A tu alcance (1.988); pero ya me interesan menos, orientados hacia un pop con raíces latinas que matiza sus tendencias poprockeras, como se manifestará más claramente en Catalina (1.990). Danza Invisible habían encontrado su punto de madurez con Música de contrabando y, quizás, a la vez que alcanzaban su cumbre artística se encontraron en un callejón sin salida y en la duda optaron por buscar nuevos rumbos. No seré yo quien les critique por eso pero sigo prefiriendo a aquellos chavales de Torremolinos que encontraron la inspiración en la fría Manchester.
Contraportada
(A Panasuzuka)
Si hubo una ciudad que mereció ser considerada en los ochenta la “segunda capital de la movida” después de Madrid esa fue sin duda Vigo. La ciudad más poblada e industrial de Galicia asistió en aquellos años a una eclosión de garitos (Kremlin, El Manco, Ruralex…) y, sobre todo, grupos musicales que iban desde el punk más directo al pop más descarado. Siniestro Total, Os Resentidos (liderados por Antón Reixa), Aerolíneas Federales, Semen Up y otros que no pasaron del ámbito local (1) sacudieron los viejos cimientos de una población deprimida por la crisis y algo provinciana poniéndola en el centro de la modernidad patria. Ese fue el caldo de cultivo del que surgió Golpes Bajos.
Golpes Bajos fue la atípica conjunción del cantante de Siniestro Total, Germán Coppini y un tímido multinstrumentista, Teo Cardalda. Amigos desde el instituto, se reunían en casa del segundo para experimentar con sonidos alejados de lo que entonces cantaba Coppini con Siniestro. Funk, pop clásico, bossa nova, Vainica Doble… se mezclaban en unas sesiones en las que las poéticas -y a veces enigmáticas- letras de Germán encontraban un perfecto contrapunto con las sofisticadas composiciones de Teo. Se unieron al dúo Luis García y Pablo Novoa y el grupo así formado se presentó al concurso de maquetas organizado por Rock de Luxe. Ganaron de calle y con el trofeo obtuvieron también la posibilidad de grabar un maxisingle. El sello elegido fue el exquisito Nuevos Medios de Mario Pacheco, quien contribuyó de manera sabia y decisiva a dar forma a un sonido original y elegante. El Maxi (1.983), con 5 temas, contenía dos canciones que han pasado a la historia del pop español con mayúsculas, “Malos tiempos para la lírica” y “No mires a los ojos de la gente”. Encumbrados de la noche a la mañana, Golpes Bajos se puso mano a la obra para grabar su segundo disco; para ello, Coppini, harto de los involuntarios follones en los que se metía Siniestro Total (en muchos sitios de España nada más salir al escenario les arrojaban de todo en una pésima y cateta comprensión de lo que era el punk), abandonó el buque insignia de la música viguesa y se centró exclusivamente en su nuevo grupo.
A santa compaña (1.984) supuso una pequeña decepción. Recortado en su duración (apenas 30 minutos), incluía una canción mítica antes de grabarla, “Fiesta de los maniquíes”, pero no tenía otros temas a la altura de los ya conocidos, a pesar de momentos excelentes como “Escenas olvidadas” o “Cena recalentada”. Ese fue quizás el principal problema del grupo. Nunca supieron -o pudieron- hacer un disco que estuviera a la altura de las expectativas generadas. Sus tres discos de estudio son tan atractivos como incompletos, siempre les falta algo (una canción, un estribillo, demasiados rellenos…) para llegar a la perfección deseada. Parece que la inspiración llega, pero en contadas ocasiones. El primer maxi cojea por la diferencia entre dos grandes canciones y el resto, el primer Lp carece de temas de impacto y el tercer disco, Devocionario (1.985) es un trabajo algo desganado en el que las sugerentes letras de Coppini quedan ensombrecidas por composiciones algo convencionales. Queda siempre el sonido, pulcro y brillante en ocasiones, la búsqueda de lo insólito y el intento de llevar el pop español a territorios aun inexplorados, pero la sensación de insatisfacción es evidente.
Por eso quizás yo prefiera de toda su discografía el recopilatorio que editó en 1.991 Nuevos Medios, Golpes Bajos, todas sus grabaciones .1.983/85, que reúne en un doble CD los tres discos juntos. Aquí podemos contemplar, algo así como en un gran plano general, la radical originalidad de un grupo que mostró su genialidad a cuentagotas, pero que sigue hoy día representando una de las cumbres del pop español de siempre.
Tras 1.986 Golpes Bajos se disolvió. García y Novoa encajaron en otros grupos, Germán Coppini inició una errática carrera en solitario y Teo Cardalda formaría con su mujer, María Monsonís, el exitoso dúo Cómplices. Una posterior reunión a finales de los 90 acabó en un sonoro fracaso, tras el que Coppini y Cardalda volvieron a sus anteriores quehaceres. La muerte de Coppini, en la Navidad de 2.013 a consecuencia de múltiples problemas hepáticos puso fin a una historia a la vez brillante y triste. Afortunadamente, nos queda un puñado de canciones imperecederas.
(1) Nota del editor: Como los míticos Los Suzukas de Roberto Suzuka y nuestro querido Pana, Manuel Simone, batería del grupo conocido en el ámbito del rock vigués como Panasuzuka. Aquí podéis escuchar un precioso tema de la banda compuesto e cantado por Pana: Jennifer
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2 Comments on "PORTADA Y CONTRAPORTADA: DANZA INVISIBLE/GOLPES BAJOS"
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Es curioso como el paso del tiempo va erosionando las piedras de tal forma que las convierte en cantos rodados que ya el agua puede transportar sin apenas resistencia. Dicha la perogrullada, debo decir que un servidor fue uno de tantos que vivió esa eterna dicotomía entre los rockeros de los 80 y la movida. Los unos porque detestaban a cuatro niñatos que no sabían tocar ni cantar un pimiento. Los otros, que creyeron tener patente de corso para hacer de su capa un sallo. El tiempo me ha hecho ver que ninguno de los dos colectivos tenían razón; pero… Read more »
Golpes Bajos. ¿Decepción? Sí, su disolución. Pero jamás su obra que a mí personalmente me parece magistral al completo. Cierto es que es escasa, pero todas sus canciones son tan mágicas y diferentes al resto del panorama musical que me parecen un grupo imprescindible. Si a ello le añadimos que poseen varios de los himnos generacionales y eternos que más se puede pedir. Respecto al tema de su escasa trayectoria musical os dejo la opinión de David Ruiz “que ha iniciado un trabajo de investigación en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid sobre la mítica banda Golpes Bajos”: «En… Read more »