LOS MEJORES DE 2015: BALONCESTO FIBA. LEYENDAS

España oro Eurobasket 2015

2015 escribió un capítulo inolvidable en la historia de dos conjuntos que han escrito muchas de las páginas más brillantes del baloncesto europeo. La selección que ha dominado el mundo de la canasta en Europa durante la última década y el club más laureado en el Viejo Continente se abrieron paso para convertirse en los grandes protagonistas del año que termina, dejando nuevamente su sello que les convierte en leyendas vivas para todo buen amante del baloncesto que se precie.

La selección española afrontaba el Eurobasket de 2015 en medio de una encrucijada. La dolorosa derrota ante Francia en el Mundobasket disputado en casa abrió heridas de difícil curación. La sucesión del apestado Orenga se dilató durante meses hasta que Pepe Sáez se decidió por el hombre que dirigió la época más brillante del combinado nacional. Sergio Scariolo regresaba al banquillo de la selección para devolver el lustre perdido. No tenía una empresa fácil porque se acumularon las ausencias importantes. Los problemas físicos dejaron fuera de combate a Ricky Rubio y Calderón. Una suculenta renovación obligó a Marc Gasol a tener un gesto con Memphis Grizzlies y optó por renunciar a la cita continental. Navarro echó el freno para tratarse sus múltiples dolencias. Y, a última hora, una lesión dejó fuera de combate a Abrines. No eran pocos los inconvenientes pero la luz llegó desde el faro que iluminó la época dorada del baloncesto español. Pau Gasol dio de nuevo un paso al frente para tomar la responsabilidad de la selección española, de la que ha sido santo y seña durante casi 15 años. Con él arrastró a su compañero en los Bulls, Mirotic, que deshojó finalmente la margarita para decantarse por representar a su país de adopción y en el que se formó como jugador. Su incorporación definitiva representaba una gran noticia para el baloncesto español aunque en este torneo su inclusión implicaba el descarte de Ibaka. El brillo procedente de la NBA no reluciría como en otras ocasiones pero para acompañar al dúo español de Chicago se armó el equipo con la base del equipo dominador en Europa, el Real Madrid campeón de todo y del que hablaré largo y tendido más adelante. Con las ausencias los jugadores madridistas pasaban a ocupar roles con mando y plaza que debían dotar al equipo de ese estilo tan particular del equipo blanco que puede acabar al fin con dos décadas de dictadura del baloncesto control. Para completar el equipo, Scariolo recuperó a algún veterano (San Emeterio) y recurrió al habitual Claver y algunos jóvenes que están llamados a tomar el relevo generacional, cada vez más cercano. Los doce elegidos fueron: Llull, Sergio Rodríguez, Guillem Vives, Rudy Fernández, Pau Ribas, San Emeterio, Claver, Aguilar, Felipe Reyes, Mirotic, Willy Hernangómez y Pau Gasol.

España Eurobasket 2015

La preparación fue plácida ante rivales considerados menores. Hubo críticas hacia la gira debido a que no se afrontaron amistosos ante aspirantes a medalla ni se probó fuera de España. El riesgo de una preparación de perfil bajo estaba en el temible grupo que esperaba en la primera fase, donde Serbia, Turquía, Italia, Alemania e Islandia acompañaban a los de Scariolo. No se recordaba un grupo inicial tan duro desde el Eurobasket de Atenas en 1987, donde URSS, Yugoslavia, España y Grecia compartieron el camino durante la primera fase. Un duro obstáculo para comenzar un torneo que repartía las plazas olímpicas y que motivaba a que la mayoría de las selecciones acudieran con la artillería pesada. La selección española viajó hasta Berlin, una de las sedes de un Eurobasket donde por primera vez la primera fase se disputaba en cuatro países diferentes, para comenzar una lucha sin cuartel desde el primer momento. El debut no podía ser más complicado. Serbia, subcampeona mundial, era el primer rival temible que encontraba Scariolo en su segunda etapa como seleccionador. No marchaba mal la primera parte. Tras un inicio dubitativo España dominaba cómodamente y jugando a placer. Disfrutaba de una ventaja holgada hasta que Nedovic revolucionó el encuentro desde el banquillo para igualar las tornas antes del descanso. A partir de entonces las cosas serían bien distintas. Serbia pasó por encima de una España muy blanda en defensa. Nemanja Bjeliça se transformó en una pesadilla constante que dejó al borde del K.O. a la selección española. España pudo mantenerse con vida a base de coraje y el martilleo dentro de la zona de Pau Gasol, recurso ineludible cuando las cosas se ponen feas. No bastó con la presencia del mito. El talento serbio golpeó en la recta final para sentenciar desde el perímetro. 70-80 para un estreno con derrota. No era un tropiezo grave pero los de Scariolo no podían permitirse muchos más errores.

Bandeja Bjeliça

Ante Turquía no cabía lugar para los tropiezos. Se esperaba un ambiente hostil teniendo en cuenta la gran cantidad de turcos residentes en Alemania pero ni Berlin fue el Abdi Ikpeçi ni el equipo otomano un lobo feroz. España se reencontró a sí misma y a sus mejores valores. Defensa presionante, velocidad en ataque y acierto fulminante desde la línea de tres para arrasar por completo a Turquía que no presentó oposición. 104-77 que levantó el ánimo de todos los aficionados. Pese a las bajas este equipo podía jugar muy bien, alcanzar la excelencia. Incluso Scariolo podía presumir de sus decisiones, como la de dar la titularidad a Pau Ribas que fue una de las pocas noticias positivas ante Serbia. Estas sensaciones optimistas debían ratificarse ante Italia, la patria del seleccionador. Un equipo con varias individualidades brillantes de larga carrera en la NBA pero anárquico, individualista y de escasos recursos en el banquillo. Sin embargo España nunca estuvo cómoda, se contagió del juego al borde de la precipitación de los transalpinos. El dominio en el juego interior era más que evidente pero faltaba rigor para sujetar las individualidades rivales. Gallinari dejó al descubierto el mal endémico del baloncesto español en el puesto de alero. Tras el descanso llegó el desplome. Un tercer cuarto horrendo en defensa convirtió en una bicoca el encuentro para Italia. Los tiradores se encontraron el cielo abierto y disfrutaron hasta el hartazgo. Belinelli ajusticiaba sin piedad desde la línea de tres, Gallinari mantenía el castigo a sus defensores. Adquieron tal confianza las figuras italianas que les entró todo. Ni un error ante una defensa que ofrecía muchas facilidad. España nunca tuvo ni una oportunidad de acercarse. El 98-105 final significaba la segunda derrota y una presión agobiante. España debía vencer los dos últimos partidos obligatoriamente para pasar a octavos de final. Demasiado pronto llegaba una situación límite. Ya no es que existieran dudas sobre la capacidad del equipo de lograr medalla sino siquiera de pasar la primera fase.

Belinelli contra España

Islandia era, teóricamente, el rival más flojo del grupo pero durante la primera mitad España bordeó el ridículo ante un equipo limitado pero entusiasta que se las jugaba todas a la mínima oportunidad. Una floja defensa permitió que los tiradores islandeses se encontraran cómodos dentro de un ritmo frenético que no supo dominar la selección española. Sólo el talento individual logró evitar el bochorno de contemplar a los islandeses por delante al descanso. Bastó en la reanudación una mejor actitud defensiva y nutrir de balones a Pau Gasol para acabar con la incertidumbre. El final de encuentro fue un paseo hasta acabar 99-73. Unos momentos de relajación antes de la batalla final contra la anfitriona del grupo, Alemania. Esperaba un infierno en un repleto O2 de Berlin contra Nowitzki y compañía. La tensión se palpaba sobre la cancha, no había forma de abrir brecha. España dominaba ligeramente el marcador pero faltaba continuidad y controlar las penetraciones de Schoeder para lograr una diferencia cómoda durante la primera mitad. Hasta el tercer cuarto no asentó una posición de liderazgo sobre el partido. Con una intensa defensa España lograba contener al bloque germano. Nowitzki parecía una sombra de sí mismo. El juego interior iba marcando diferencias. Fleming sufrió un ataque de entrenador y sentó al mismo tiempo a Nowitzki y Schroeder. El atasco ofensivo alemán abría las puertas de octavos de par en par. Un triple de Llull al inicio del último cuarto ponía 13 arriba a los de Scariolo, el trabajo parecía hecho en un 02 completamente mudo. Sin embargo los coletazos finales de Alemania provocaron temblor de piernas en la selección española. Nadie miraba aro, los ataques buscaban agotar la posesión y la situación se complicó sobremanera. Los triples finales de Alemania pusieron al rojo vivo el último minuto del encuentro. Los aficionados españoles se encontraban al borde de la angustia y el infarto. A Llull no le tembló el pulso desde el tiro libre para colocar tres arriba a España a falta de siete segundos. Schroeder buscó la prórroga a la desesperada. Ribas cometió personal para evitar que lanzara. Schroeder saltó por si picaban los árbitros. Lo hicieron. Decisión discutible y casera que significaban tres tiros libres. El drama alcanzaba su máxima expresión. Schroeder anotaba con facilidad los dos primeros lanzamientos. No había fallado hasta entonces desde el tiro libre. El error esperó al peor momento, al tiro decisivo. Pau Gasol capturó el rebote y España vencía por 76-77. Un gran suspiro de alivio salió de toda la afición española, al filo del colapso. España alcanzaba con un gran sufrimiento los octavos de final en la despedida de Nowitzki de la selección alemana.

Apreton de manos entre Gasol y Nowitzki

La tercera posición del grupo B llevaba a España a cruzarse en octavos de final con Polonia, rival en la gira de preparación. Llegaba el traslado a la sede donde se disputaba la fase final, a Francia. Lille recibía a los aspirantes a las medallas en su majestuoso estadio de fútbol. A todos los aficionados españoles se les encogió el corazón cuando Pau Gasol enfiló el camino de los vestuarios minutos antes de empezar debido a un problema en el gemelo de la pierna derecha. Afortunadamente fue un susto que no le impidió estar presente desde el salto inicial y convertirse en el referente ofensivo de un equipo que jugó a rachas y acumulaba demasiadas pérdidas de balón, algunas realmente grotescas. Por momentos se temió la suerte ante un rival que se consideraba inferior pero que causó muchos problemas. El temido tercer cuarto fue tan adverso como durante todo el Eurobasket. Faltaba dureza defensiva, se concedían demasiados rebotes ofensivos y el ataque era demasiado lento y espeso. España tuvo fortuna en que a Polonia le faltaba potencial para alcanzar una diferencia preocupante pero el rumbo del partido invitaba al sufrimiento hasta que se alcanzó un nivel defensivo que bloqueó a Polonia. Pau Gasol ejercería de ejecutor en el último cuarto oficiando de excelso tirador de tres. Sus seis triples hundieron a Gortat, acabaron con la resistencia de Polonia y le valieron una ovación cerrada de unos seguidores franceses que animaron sin descanso durante todo el partido al combinado polaco. 80-66 y rumbo a los cuartos de final, esa eliminatoria maldita durante tantos años pero que no significaba nada para la generación dorada del baloncesto español. Esperaba un viejo conocido, Grecia. Los de Katsikaris no eran un equipo brillante pero sí muy duro, compacto y trabajador que no conocía aún la derrota. Esta vez los helenos partían como favoritos. Sin embargo España supo moverse bien durante una primera mitad trabada y perra. Se fajó bien en un tipo de partido que favorecía más a su rival. Apretó en defensa para atar en corto a Spanoulis y sin su gran referente la selección helena sufría en ataque, más aún cuando Antetokoumpo estaba en el banquillo. Pero el tercer cuarto resultó de nuevo un jarro de agua fría. Volvieron la falta de ideas y la flojera defensiva de costumbre. Calathes controlaba el ritmo del partido y Spanoulis comenzaba a aparecer para dar ventaja a Grecia. Los de Scariolo aguantaron el tipo desde el tiro libre hasta el último cuarto. En el momento de la verdad llegó un cambio de actitud en defensa que dejó seco el ataque griego. Un cambio fraguado con una circunstancia insospechada, la presencia de Claver en pista. Acusado tantas veces de blando e indolente, Claver emergió como el alero alto que necesitaba el equipo. Aportó un carácter impensable en defensa y cerró el rebote donde tanto daño estaba haciendo Antetokoumpo. España conseguía en la recta final una diferencia que parecía suficiente pero un par de errores absurdos de los Sergios acabaron en dos triples rivales que hicieron rememorar el mal rato ante Alemania. Un tiro libre de Gasol cerró la cuenta pese a que Antetokoumpo tuvo un tiro suicida desde medio campo en el último instante. 73-71 que abría el camino hacia las medallas para España, de nuevo convertido en verdugo de Grecia como lleva ocurriendo la última década. En semifinales aparecía el obstáculo más duro, el rival más temible, Francia.

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27000 espectadores abarrotaban el estadio Pierre Mauroy de Lille para empujar al gran favorito al título. Un ambiente febril y ensordecedor como un arma más de una selección francesa sólida, completa, compacta y muy fuerte. Aún no habían encontrado un rival verdaderamente duro en el torneo pero se consideraba a los galos los herederos al trono europeo que había ostentado España en la primera etapa de Scariolo. El inicio no fue halagüeño. Llegaban las primeras ventajas de Francia pero Pau Gasol no tardó en aparecer como salvavidas. Era el comienzo de la mayor exhibición de su carrera deportiva. Apretaron los jugadores españoles en defensa y consiguieron desconcertar a una Francia floja en ataque. Sergio Rodríguez mejoró la dirección y España supo competir en un choque igualado aunque tosco. Pese al empeño la sensación que quedaba es que no era capaz de superar a una Francia a medio gas. Quedó patente en otro tercer cuarto para olvidar. Francia desarboló con su exuberante físico y el acierto desde fuera. España se mostraba desesperada e impotente, incapaz de anotar y frustrada con un arbitraje casero. Once puntos abajo, la selección española parecía presta a capitular ante una hinchada francesa eufórica. Se necesitaba un milagro para creer pero con Pau Gasol en pista jamás se puede perder la fe. Sostuvo al equipo en los peores momentos desde el tiro libre. Cargó de personales a los pivots franceses. Gobert y Lauvergne eran incapaces de defenderle. A partir de Pau Gasol sus compañeros volvieron a creer. Regresó el cuchillo entre los dientes para defender. Francia se ahogaba lentamente mientras Gasol continuaba su recital. Las estrellas francesas menguaban a la par que se acrecentaba la figura de Pau Gasol. Un mate espectacular para repetir una y otra vez por televisión metió el miedo en el cuerpo a todo el estadio. Un gancho de Gasol adelantaba a España. El milagro era real. Una bandeja de Sergio Rodríguez a 16 segundos del final ponía tres arriba a España. Bastaba una defensa para completar la gesta pero un despiste de Rudy permitió a Batum, completamente solo, empatar con un triple. Aún quedaba una oportunidad pero Pau Gasol topó con los brazos de Gobert. A la cita para la historia aún le quedaban cinco minutos más. Francia contó de nuevo con decisiones arbitrales muy amables pero desperdició demasiados tiros libres. Dejó un resquicio que supo aprovechar Gasol. Sacó del partido a Gobert por personales y ya no encontró oposición. Sus compañeros le buscaron siempre y el mito siempre respondía. A golpe de mate puso tres puntos arriba a la selección española. Se repetía la situación y de nuevo los aficionados españoles se llevaron las manos a la cabeza cuando Claver cometía falta sobre el intento triple de Batum. Otra vez se podía escapar de las manos la oportunidad. Lamentos y maldiciones hasta que Batum erró el primer tiro. La situación era aún muy favorable pero no tanto como cuando Batum falló también segundo. Ahora España tenía la sartén por el mango. A Batum no le quedó otra que lanzar a fallar el tercer lanzamiento. Este homenaje a Luis Mari Prada acabó con las opciones de Francia. El rebote fue para España que movió el balón a placer hasta culminar la jugada con un soberano mate de Pau Gasol que anotaba su punto número 40. Fiel reflejo de la inolvidable actuación del gran héroe de uno de los momentos más épicos del baloncesto español. España agradecía mil y una veces que hubiera nacido en Sant Boi y no en Nueva Jersey. La venganza por la derrota ante Francia en Madrid un año antes estaba saldada. La herida ya estaba cerrada. El 80-75 del 18 de septiembre de 2015 en Lille es ya una de las mayores gestas de la selección española.

El estado de euforia invadía a todos los aficionados españoles. La conexión con este equipo era total. Las audiencias televisivas millonarias del partido ante Francia alcanzaban las cotas de los encuentros de la selección de fútbol en una Eurocopa o Mundial. El objetivo estaba cumplido, España ya tenía plaza olímpica para Río pero la ambición de Gasol y sus compañeros iba mucho más allá. Qué es la clasificación olímpica cuando delante estaba tocar de nuevo la gloria, un nuevo oro europeo. Lituania les separaba de cumplir un nuevo sueño. La selección báltica era candidata a las medallas aunque le faltara el lustre de otras épocas. Había dejado en la cuenta en semifinales a la temible Serbia gracias al trabajo conjunto y el gen competitivo de un Maciulis excepcional. España volvía a recuperar la condición de favorita ante los lituanos y estaba dispuesta a hacerla efectiva. No hubo dudas en ningún momento de quién mandaba en la pista. Desde el principio España desarmó a una Lituania impresionada por la intensidad  defensiva de su rival. No tuvo recursos ni para dominar el juego ni para frenar a un Pau Gasol imperial. Sólo los breves momentos de despiste permitieron respirar a los lituanos pero cuando hubo que despertar España no ofreció cuartel. La intensidad de España atrás dejaba al descubierto las carencias de Lituania. Pau Gasol dejaba claro siempre que podía que ningún jugador del torneo estaba a su altura. La demostración de superioridad fue incuestionable de principio a fin. Pareció incluso un paseo. Se había olvidado el sufrimiento, era el momento de disfrutar hasta el último segundo. Gasol se retiró entre ovaciones mientras el banquillo español ya llevaba tiempo celebrando el triunfo. El 80-63 era la rúbrica a un nuevo triunfo de un equipo histórico. El tercer oro en los últimos cuatro Europeos, un logro sólo al alcance de los equipos más brillantes de las míticas URSS o Yugoslavia. Un título para engrandecer la mística de esta selección española. Un galardón para entronizar a Pau Gasol entre las grandes leyendas del baloncesto europeo. Un oro para el delirio de una afición que acudió en masa en Madrid a recibir a los héroes a su regreso. Otro hito antes del reto olímpico donde la selección española contará con los mejores efectivos para emprender quizá el último viaje hacia las estrellas de esta generación irrepetible.

España campeona Eurobasket 2015

El triunfo de la selección española fue la guinda para varios de sus jugadores que ya habían entrado en la leyenda del Real Madrid. El club blanco dejó atrás todas las dudas surgidas del infausto final de la temporada 2013-14 para ocupar el lugar que se le vaticinaba entre los clubes que marcan una época. A partir de enero alcanzó un nivel arrollador que recordó al equipo que pulverizaba records la campaña anterior. Regresaba la velocidad y la defensa asfixiante que propiciaba el robo y contraataque. Llegó en el mejor momento al primer punto crucial de la temporada, la Copa del Rey en Las Palmas. Despachó a CAI y Joventut de la misma forma, ofreciendo un punto de dejadez defensiva en la primera parte y dejando el dominio a su rival para arrasarlo sin contemplaciones en un tercer cuarto arrollador en el que desataba una tormenta perfecta. Como suele ser costumbre en los últimos años, el Barça esperaba en la final. De nuevo se vio superado el equipo blanco en el primer tiempo, con un Tomic majestuoso en la zona que dominaba a placer. Un mal final de segundo cuarto azulgrana le permitió igualar al descanso pero aunque el tercer cuarto fue de claro dominio madridista esta vez los de Laso no lograron una ventaja suficiente y el Barça terminó apretando y llevando el encuentro a un final de infarto. En unos últimos minutos poco precisos y tensos, al Madrid le valió con tener mayor sangre fría en el último minuto para vencer 77-71 y lograr su segundo título de la temporada. El camino triunfal había comenzado pero las presas más codiciadas estaban por llegar. La obsesión desde que arrancó el curso estaba en Europa, en la Euroliga que disputaba este año su Final Four en Madrid. Si quería que su dominio fuera real debía conquistar Europa tras dos intentos fallidos. Los cuartos de final fueron de un sufrimiento inesperado. El Efes Pilsen turco fue un hueso muy duro de roer que dominó durante muchos más minutos el marcador que el Real Madrid. Le salvó la capacidad que tiene para convertir en posible lo imposible. Una remontada inverosímil en el segundo partido, donde levantó una desventaja de 17 puntos y enjugó una de ocho a dos minutos del final, marcó la eliminatoria que sentenció en tierras turcas por 3-1. Ya estaba el Madrid donde quería, en la Final Four que le podía coronar en su propia cancha. Unos días que el madridismo no olvidará, sobre todo los que tuvimos la suerte de vivirlo en directo.

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El Fenerbahçe de Obradovic era el rival en semifinales. Un nuevo rico que debutaba en la cita más importante del baloncesto europeo a nivel de clubes. Una colección de nombres ilustres que formaban una plantilla poderosa que fue borrada del mapa en un segundo cuarto inolvidable. Una borrachera de juego que permitió al Madrid hacer trizas a Fenerbahçe. Ayón se consagró como el pivot dominador que tantos años estaba añorando el madridismo. K.C. Rivers, que durante meses fue motivo de chanza e irritación en el Palacio de los Deportes, dejaba hecho cenizas el aro turco desde la línea de tres. Nocioni ninguneaba en defensa al MVP de la Euroliga, Nemanja Bjeliça, impotente ante las ganas y la dureza del ala-pivot argentino. Al descanso Fenerbahçe había quedado noqueado. Los 27 puntos de desventaja al inicio del tercer cuarto eran definitivos. Aunque los de Obradovic tiraron de orgullo y acabaron produciendo cierta inquietud en la afición madridista el partido era irremontable. El Real Madrid vencía 96-87 y llegaba a su tercera final consecutiva. Como en la primera de ellas, el rival fue Olympiacos. Nunca se le tiene en cuenta pero el equipo heleno es un prodigio de competitividad. Dejó fuera de combate al Barça en cuartos de final y al CSKA en semifinales tras otra reacción final para mayor gloria de Spanoulis que sumaba un nuevo fiasco europeo al millonario equipo moscovita. Impuso su El Pireo style durante el primer cuarto a un Madrid demasiado presionado e intimidado. La defensa a torta limpia asustó a un Madrid que se vio por detrás en el marcador hasta que acudió al rescate el Clan de los cojonazos que aceptó encantado la lucha a brazo partido. Maciulis y, sobre todo, Nocioni encarnaron el lado más duro y batallador del equipo de Laso. Se les fichó para esto y cumplieron con creces en el día preciso. Dieron la vuelta al marcador aunque aún había mucha tela que cortar. Un arreón de Olympiacos a mitad de tercer cuarto devolvió la incertidumbre entre el madridismo pero en el peor momento apareció la muñeca letal de Carroll para levantar los ánimos de un Madrid que ya no cedería. La defensa asfixiante a Spanoulis cortó la respiración al equipo griego mientras la figura de Nocioni, proclamado MVP de la Final Four, emergía por encima de todos. El argentino llegó a Madrid para ser campeón de Europa y no se iba a apear del burro. Sergio Rodríguez pondría la puntilla en unos últimos minutos de euforia incontenible para una afición madridista que ahora sí podía abrazar el sueño de la novena Copa de Europa. El triunfo por 78-59 certificaba el dominio del Real Madrid sobre el  baloncesto europeo, nadie podía discutir ahora que el equipo de referencia en el Viejo Continente. En su propia cancha ocupaba el trono que por juego le pertenecía.

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Tras alcanzar la gloria europea sólo quedaba un reto, completar el pleno con el título de Liga. Apeó en cuartos a Gran Canaria, que llegó a la final de la Eurocup donde fue arrollado por el Khimki ruso, sin apenas problemas. Las semifinales contra Valencia Basket supusieron una eliminatoria áspera y polémica cuyo punto culminante estuvo en el tercer partido con el sainete de la ficha de Slaughter que protagonizaron la mesa de anotadores, Laso, los árbitros y la ACB. Aún anda dando vueltas por los juzgados. El Madrid tiró de carácter para vencer los dos partidos en la Fonteta e imponerse 3-1. A la final contra el Barça, como es costumbre. Era la única oportunidad del equipo azulgrana para no marcharse de vacío pero no estaba a la altura de su eterno rival. El Madrid ganó el primer encuentro por inercia, con mayor superioridad de la que mostraba la falsa igualdad en el marcador. El segundo no admitió maquillaje. La avalancha provocada por Llull, que ya escuchaba los cantos de sirena de la NBA, aplastó a un Barça falto de carácter y empequeñecido por el reciente campeón de Europa. No perdió la ocasión el equipo de Laso de sentenciar en el Palau Blaugrana. Pese a una meritoria reacción en el tercer cuarto el Madrid siempre fue mejor, mucho mejor. Más talento, más competitividad, mayor carácter. Todo caía del lado blanco para proclamarse campeón por la vía rápida. El Real Madrid completaba un pleno histórico para entrar en la leyenda. La era Laso ya es conocida por marcar una época en el baloncesto europeo. El Real Madrid se ha convertido en la gran referencia. El título de la Copa Intercontinental ante Bauru en Brasil, donde superó el cansancio, un ambiente hostil y un arbitraje detestable y nada impacial, cerró el círculo a una temporada irrepetible. Pese a ceder en la Supercopa, que fue a parar al Barça, y sufrir excesivamente el pase al Top 16 en un exigente grupo, el Real Madrid ya ha alcanzado su nivel idóneo para afrontar el reto de conservar su dominio en el Viejo Continente.

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No podemos olvidarnos del baloncesto femenino, como es de suponer. La selección española defendía su título europeo en Hungría y Rumanía. Como ocurre con el equipo masculino, el Eurobasket daba plaza para los JJOO, sólo una en este caso, y varias más para el Preolímpico. Las chicas de Lucas Mondelo partía como una de las grandes candidatas a la medalla de oro. La primera fase se saldó con comodidad. Salvo un día tonto ante Eslovaquia (82-81), donde no defendió al nivel exigible ante un rival menor, no tuvo problemas para asegurar su pase sin problemas ante Lituania (72-58) y Hungría (69-46). Suecia (64-60) supuso un trámite antes de comenzar la segunda fase. Arrasó sin contemplaciones a una Croacia (95-52) que cuatro años antes le apeó del camino a los JJOO de Londres. El partido ante Serbia significaba el primer duelo ante una rival por las medallas. Dura prueba de fuego durante los tres primeros cuartos hasta que llegó el arreón final de la selección española. Laura Nicholls y Astou Ndour dominaron la zona mientras Alba Torrens ponía la puntilla en los últimos minutos. 91-80 que daba el liderato a España. El duelo ante la otrora bestia negra, Rusia (66-57), dejó de manifiesto que cualquier tiempo pasado fue mejor para el baloncesto ruso, inmerso en una transición nada dulce que le ha relegado a un papel menor en Europa. España alcanzaba los cuartos de final con brillantez para enfrentarse a Montenegro, un plantel de rotación reducida pero peleón y competitivo. Hizo sufrir hasta el extremo a la selección española que sudó la gota gorda. Torrens estuvo demasiado sola, Robinson fue imparable en todo momento y España llegó a estar con un pie fuera del Europeo tras un triple de Jovanovic a unos segundos del final. Una jugada llena de valentía y arrojo de Anna Cruz, campeona de la WNBA con Minnesota Lynx, significó un 2+1 que valía las semifinales. Francia esperaba para reeditar la final del último Eurobasket. El mal inicio se subsanó con una fuerte defensa que permitía salir al contraataque. Era el remedio para evitar el choque con unas rivales muy superiores físicamente. Fue un partido igualado, feo, muy tosco. Francia se desenvolvió mejor en él y acabó imponiéndose por 58-63. Se terminó el sueño de retener el título y lograr la plaza olímpica directa pero aún quedaba la medalla de bronce contra una vieja conocida en estas lides, Bielorrusia. Una gran segunda parte donde funcionó el tiro exterior, un problema durante todo el torneo, de Torrens y Xargay valió para subir de nuevo al podio aunque fuera para mirar hacia arriba a Serbia tras sorprender a Francia en la final para lograr su primer título femenino. Esta medalla es otra prueba más del gran trabajo que se lleva haciendo desde hace años en la base del baloncesto femenino que no para de lograr éxitos. La gran cantidad de jugadoras de talento en la cantera y la juventud de la selección absoluta puede aglutinar en pocos años un número de aproximadamente 25 jugadoras como las posibles candidatas a ocupar una plaza en la selección sin que el nivel se resienta. Algo que sólo se puede decir al otro lado del Atlántico. Lástima que la falta de ayudas y promoción a los clubes, muy damnificados por la crisis económica, provoque el éxodo del talento a equipos europeos o universidades estadounidenses. El éxito queda para equipos del Este de Europa como el USK Praga, donde juega Laia Palau, actual campeón de Europa. Es más fácil elevar el talento de los deportistas que cambiar la mentalidad de aficionados y medios.

Mejor equipo Baloncesto FIBA 2015

  • Real Madrid (64%, 18 Votes)
  • Seleccion española masculina (29%, 8 Votes)
  • Selección Serbia femenina (7%, 2 Votes)
  • USK Praga (0%, 0 Votes)

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2 Comments on "LOS MEJORES DE 2015: BALONCESTO FIBA. LEYENDAS"

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8 years 10 months ago

Me he dado el lujo de leerlo ya, mientras espero a que mis chicas se acicalen. Te sobras maestro, incluso para un culé como yo, es un gustazo leer tu enorme pasión el baloncesto. He votado por el Madrid, porque su temporada y su juego, así lo merecen. Son el faro actual del baloncesto europeo, el único club al que vale la pena ver casi siempre en una cancha FIBA.
Disfruta amigo … y sed piadosos el domingo.

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