Era una ocasión única, de las que no se podían dejar escapar. Esta vez el tren no pasó de largo delante de sus ojos. El Real Madrid se proclamó campeón de Europa en su casa, en el Palacio de los Deportes. El noveno entorchado de la máxima competición europea pasa a engrosar las atestadas vitrinas del club blanco que nunca se encuentran suficientemente llenas. La vitola de equipo que mejor baloncesto practicaba en Europa queda definitivamente justificado con esta Euroliga. El espaldarazo para una forma de entender el baloncesto y un proyecto con una base muy sólida, algo de lo que adoleció el Real Madrid durante demasiados años y que por fin ha encontrado. Este triunfo, al que se suma el del equipo junior por la mañana, coloca unos pilares muy sólidos para un ciclo triunfal en el presente y el futuro. El equipo llamado a marcar una época en el baloncesto europeo por su talento y su juego veloz y alegre ocupa al fin el lugar que tenía reservado y al que tanto le ha costado llegar. El cielo no podía esperar más para este Real Madrid.
LA FINAL:
Real Madrid 78 – Olympiacos 59: Pese a que el gran día se presentaba duro y canalla sobre la pista el Real Madrid no comenzó mal durante los primeros minutos. Bregó bien en ataque y le complicó la existencia en defensa a Olympiacos. El 6-1 de inicio era un buen punto de partido para el equipo blanco pero no tardaron en aparecer nubarrones a la vista. El primer problema llegó con la segunda personal de Ayón con sólo tres minutos de juego. Laso dio entrada a Bouroussis que volvió a dejar una imagen de bajísima forma y falta de esfuerzo defensivo. Un chollo para el rival. Olympiacos no tardó en llevar el ascua a su sardina. Plantó un campo minado en su propia zona. Todo el que se acercaba al aro recibía su ración de sopapos, sin amparo del trío arbitral. Había llegado El Pireo style a la final. El Real Madrid pasó a un estado demasiado dubitativo, con miedo a pisar la zona. Los ataques no eran fluidos y el tiro exterior tampoco ofrecía soluciones. Lojeski (17 puntos, 2 rebotes, 2 robos, 19 de valoración) hacía estragos con diez puntos anotados en el primer cuarto. De nuevo un alero creando muchos problemas al Madrid. La preocupación empezaba a ser evidente entre el madridismo, el partido se parecía mucho más a lo que deseaba Olympiacos (15-21, min 11). Los fantasmas de decepciones recientes comenzaban a aparecer. Para evitar ataques de miedo Laso puso en pista al que ya se puede llamar El clan de los cojonazos, liderado por Nocioni y Maciulis. Entraban los guerreros a los que les sobra personalidad y carácter y no escatiman los arrestos para ir a la batalla. El juego madridista no fue más brillante pero equilibró el fulgor del equipo heleno. ¿Quería guerra Olympiacos? La iba a tener. Nocioni no dudó en partirse la cara si hacía falta con tal de atacar el aro. Maciulis no le fue a la zaga. Trabajó, se fajó en el rebote e incluso estuvo brillante en el tiro. Unos minutos muy buenos del lituano, un jugador muy apreciable cuando llegan los encuentros más comprometidos. El derroche de carácter de este quinteto del Madrid consiguió que el encuentro cambiara de dueño. La gran defensa dejó seco a Olympiacos. No se arregló ni con la entrada de nuevo de Spanoulis y Lojeski. Le costaba un mundo anotar, incluso desde el tiro libre. Los numerosos lanzamientos que erraban desde la línea de tiro libre comenzaban a hacer mella. Incluso Spanoulis se dejó tres por el camino. No se descolgaba pero el Madrid ya iba haciendo camino. Un triple de Rivers, excelso en defensa, en el último ataque madridista puso la máxima diferencia por el momento justo antes del descanso (35-28, min 20). Se había superado un momento difícil para voltearlo a su favor con cualidades de las que se adoleció en anteriores finales europeas. Ese carácter y mala leche que se echaba de menos y que desprenden a raudales tipos como Nocioni o Maciulis que habían llegado para partidos como este.
Fuente: euroleague.net
La segunda mitad no pudo comenzar mejor para el Real Madrid. Continuó la buena defensa y un par de aciertos permitieron que la diferencia rebasara los diez puntos (40-29, min 23), una barrera psicológica que suele servir de mucha ayuda ante un rival tan pegajoso como Olympiacos. Sin embargo el Madrid no aprovechó el empuje de la ola. Varias pérdidas en malos ataques dieron aire a su rival. Laso pidió tiempo muerto providencialmente, algo en lo que ha mejorado mucho en los últimos meses, pero su equipo no reaccionó. Olympiacos volvió a aplicar la receta de atizar a todo el que se moviera con el visto bueno de los árbitros. El equipo griego entró en unos minutos en los que estaba lanzado. En un breve lapsus de tiempo endosaba un 0-12 de parcial que le colocaba de nuevo por delante que metía el miedo en el cuerpo a la afición madridista mientras los aficionados de Olympiacos volvían a dar botes. La pesadilla de las decepciones de las últimas dos finales se presentaba de nuevo, sobre todo porque el Real Madrid no encontraba forma de anotar. Hasta que apareció el revulsivo que esfumó los negros presagios. Carroll (16 puntos, 3 rebotes, 18 de valoración) apareció en el momento justo. Tres triples, once puntos seguidos. El mejor remedio para quitarse los males. Carroll había sacado a relucir su muñeca de seda para dar otro golpe de timón al encuentro. Su acierto espoleó a la defensa de su equipo. Daba igual que los jugadores interiores se estuvieran cargando de personales. La única manera de quitarse del medio a Olympiacos era no escatimar en dureza, como hacían los de El Pireo. Además su rival seguía empeñado en regalar tiros libres. Su porcentaje resultaba paupérrimo, un aspecto que suele resultar caro. Además Spanoulis no carburaba, como le pasó durante casi todo el partido contra CSKA. Aún le quedaba la baza de su momento en los últimos minutos. Lentamente el Real Madrid recuperaba una distancia tranquilizadora, que no definitiva ante un contrario inasequible al desaliento. Nocioni (12 puntos, 7 rebotes, 18 de valoración) apareció nuevamente en el momento oportuno. El líder de El clan de los cojonazos anotaba dos triples psicológicos para llevar la diferencia a los diez puntos. Por no hablar de su trabajo defensivo, extraordinario para amargar la existencia a los jugadores interiores de Olympiacos. Las pérdidas innecesarias del Madrid eran el único lunar que le daba un respiro al equipo griego pero la realidad era que se estaba quedando sin aire. Spanoulis sufría un pegajoso marcaje de Rivers, bien completado con ayudas. Las pocas ocasiones para tirar no fueron efectivas. No siempre los genios van a realizar un milagro. El partido se le escapaba entre los dedos. Llull aumentaba el daño con sus acciones individuales. El Madrid marchaba imparable hacia el triunfo (71-55, min 38). Olympiacos se desangraba. Sus errores en el tiro libre y la agotadora defensa madridista le forzaban a capitular. Sergio Rodríguez pondría la puntilla en el último minuto, cuando la afición del Real Madrid ya saboreaba el triunfo y descontaba los segundos para celebrar la ansiada Euroliga. Esta vez no se podía escapar. Veinte años después el Real Madrid se coronaba campeón de Europa. Una larga espera del regreso a los altares del club más laureado de la competición. Desde Madrid, el retorno al cielo.
Fuente: outdoorblog.it
3º Y 4º PUESTO:
Fenerbahçe 80 – CSKA Moscú 86: El siempre incomprensible partido por el tercer puesto en la Final Four comenzó de forma horripilante para Fenerbahçe. Obradovic ya dijo que no le preocupaba en absoluto y puso en el quinteto inicial a muchos suplentes. Pero seguro que tampoco tenía ganas de ser atropellado sin miramientos. Un CSKA más metido, con Aaron Jackson (12 puntos, 6 asistencias, 18 de valoración) como punta de lanza, le endosó un 0-12 y sin anestesia tras anotar en sus seis primeros ataques. Obradovic tuvo que sacar a sus titulares para evitar un bochorno seguro pero no lo logró ni de lejos. CSKA dominaba en todos los aspectos a un rival fantasmagórico y nulo en ataque. Kaun hacía lo que quería dentro de la zona. La movilidad de balón le permitía al equipo ruso anotar con comodidad. La superioridad de CSKA en el rebote ofensivo era aplastante. El partido iba camino de una paliza escandalosa (4-24, min 7). Goudelock consiguió despertar durante unos momentos al equipo turco con tres triples seguidos pero la reacción duró poco. Hines tomó el relevo de Kaun y mantuvo el dominio de su equipo dentro de la pintura. Fenerbahçe resultaba una caricatura de equipo. A Nemanja Bjeliça no le salía nada, estuvo horroroso durante la primera mitad. El conjunto otomano estaba negado en el tiro, ni siquiera los tiros libres entraban. La diferencia de intensidad y actitud era muy evidente. En Fenerbahçe sólo anotaron cuatro jugadores en la primera parte. En CSKA, diez y contando que Korobkov no disputó ni un segundo. Tras otro duro parcial liderado por De Colo la diferencia llegaba a los mismos guarismos que ante el Real Madrid en semifinales (18-45, min 17). El ridículo era de campeonato pero eso no desanimó a los aficionados turcos que no le dieron la espalda a su equipo ni marchándose 24 puntos abajo al descanso. Nos esperaba una segunda parte larga y tediosa pero la segunda mitad guardaba unas cuantas sorpresas. Fenerbahçe la encaró con orgullo, con una actitud mucho más agresiva. Bjeliça (18 puntos, 10 rebotes, 3 asistencias, 3 robos, 26 de valoración) despertó para justificar su galardón de MVP de la Euroliga. CSKA se había relajado en exceso y comenzó a tener problemas para sujetar a su rival que controlaba el ritmo de juego, defendía mucho mejor y dominaba ahora el rebote. De Colo (17 puntos) llevaba el peso de su equipo para evitar que la diferencia siguiera cayendo en picado pero sus acciones individuales resultaban insuficientes. Fenerbahçe anotó más en el tercer cuarto que en toda la primera parte. La presencia de dos bases en pista benefició a su juego ofensivo. Liberó a Goudelock (24 puntos, 3 asistencias, 19 de valoración) que volvió a demostrar que tiene una facilidad pasmosa para anotar. La defensa turca había ganado en agresividad hasta convertirse en un elemento asfixiante para CSKA que caía en picado. Goudelock no paraba de hacer daño. Por dentro, Erden se hizo dueño de la situación bajo tableros. Nadie podía creerse lo que estaba ocurriendo. Los aficionados turcos estaban en éxtasis aunque no hubiera gran cosa en juego. Un triple de Zisis completaba un parcial de 19-4 que igualaba el encuentro (70-70, min 34). CSKA había dejado escapar 27 puntos de ventaja, podía ser otro descalabro más que sumar a la interminable lista que atesora en sus presencias en la Final Four. Con todas las alarmas sonando, el equipo moscovita salió de su letargo. Volvió a anotar con frecuencia aunque sólo le servía para intercambiar canastas con un rival lanzado y lleno de moral. Pero a Fenerbahçe se le agotó la gasolina en la recta final. La quinta personal de Goudelock a falta de minuto y medio le dejó sin su efectivo más peligroso en ataque. Varias pérdidas de balón tras malas decisiones en ataque dan aire a CSKA que remató a su rival con un triple decisivo de Nichols a 39 segundos del final. CSKA se libró por poco de un bochorno espectacular aunque Fenerbahçe se ganó un reconocimiento por su orgullo en su primera presencia en la Final Four y por el apoyo incansable de unos aficionados que llenaron de amarillo y negro las gradas del Palacio de los Deportes en las que siempre se hicieron notar mucho.
Fuente: piratasdelbasket.net
Y DIGO YO…:
- Nocioni nombrado MVP de la Final Four. Merecidísimo nombramiento a un jugador que realizó un trabajo vital en defensa en ambos partidos sin descuidar nunca la anotación. Garra y carácter al servicio del equipo. Para momentos así el Madrid fichó a Nocioni, no falla en estos encuentros. Galardón que premia una brillante carrera.
- El Real Madrid junior logró por la mañana el título europeo de la categoría. Desde hace unos años el trabajo de Alberto Angulo con la cantera es impagable. Los nombres de Doncic, Yusta, Barreiro o Dos Anjos, entre otros, sonarán mucho en los próximos años. Evidentemente no todos tendrán sitio en el Real Madrid pero si se suman estos nombres a los cedidos Dani Díez o Hernangómez, futuribles en la selección a corto plazo, el futuro del equipo blanco pinta muy brillante.
- Faltas personales en la final: Real Madrid 28 – Olympiacos 21.Tiros libres lanzados: Real Madrid 13 – Olympiacos 26. Cifras poco creíbles para un equipo que reparte tanta estopa por sistema. Resulta curioso cómo el arbitraje europeo reverencia tanto El Pireo style. De todas formas le sirvió de poco al equipo griego ya que sólo anotó un tiro libre más que el Madrid. Por ahí se escapan muchos partidos.
- Uno de los lujos que me ha permitido vivir la Final Four en directo es poder disfrutar de Goudelock. Pocos jugadores he visto con la facilidad para anotar y librarse de rivales como la que tiene él. Un lujo para el baloncesto europeo porque es un jugador NBA por todos lados.
- Y no menos impresionante fue la afición de Fenerbahçe. Parece lógico que una afición tan fogosa esté como loca en una semifinal en su debut en una Final Four pero no paraban ni perdiendo de 27 en un encuentro por el tercer y cuarto puesto. Los gritos que pegan resuenan por todas partes. No me quiero ni imaginar el ambiente que pueden formar en una Final Four que se celebre en Estambul y esté su equipo presente. Debe ser atronador.
Leave a Reply
4 Comments on "FINAL FOUR 2015. FINAL. EL CIELO NO PODÍA ESPERAR MÁS"
You must be logged in to post a comment.
You must be logged in to post a comment.
Felicidades,, perdi.
Gran entrada, felicidades
Grande, perdi.
Muchas felicidades Perdi!!!! Grande que además lo hayas podido vivir en directo, Laso ya ha justificado su estancia aunque no ganen nada más, lo que no es muy probable. Nocioni era un valor seguro como fichaje, yo no tenía dudas, igual con Ayón. Y el 3 puede ir encaminado con Maciulis, falta el 5 anti-Tomic pero no creo que tarde en llegar. Mucha suerte en los PO!!!