El duelo para encontrar el nuevo ocupante del trono del baloncesto europeo lo disputarán Real Madrid y Olympiacos. Encuentro con aroma a clásico en el baloncesto continental de los últimos 20 años. Muchos duelos decisivos han dilucidado ambos, incluyendo la final de Zaragoza en 1995, que supuso el último título del Real Madrid en la Euroliga, y la de Londres hace dos años que le valió el desquite a Olympiacos tras remontar 17 puntos de desventaja en el primer cuarto. Pero no sólo es un choque entre dos equipos con mucha historia. Es el enfrentamiento entre dos formas muy diferentes de entender el baloncesto. El Real Madrid representa el baloncesto veloz, espectacular, ocupado en anotar más que el contrario aunque no descuide su propio aro. Una apuesta por el talento y una fuerte base de jugadores nacionales. Belleza en estado puro cuando su juego llega a la máxima expresión. En cambio, Olympiacos ensalza la defensa a ultranza, la intensidad hasta el extremo, la fe inquebrantable en sus posibilidades basada en una fortaleza mental indestructible. El baloncesto control, de culto al físico y los marcadores cortos, al servicio de un genio llamado Spanoulis que siempre está ahí para aparecer cuando se le necesita. Dos maneras opuestas de vivir el baloncesto pero que llevan al mismo lugar, a la final de la Euroliga. Una reedición de la historia de La Bella y la Bestia con un balón de por medio.
CSKA Moscú 68 – Olympiacos 70: El inicio de la primera semifinal marcaba claramente el discurrir del encuentro. Como era de preveer las defensas se plantaron con intensidad y dureza desde el primer momento. Nada que se saliera del guión. CSKA volcó el juego dentro de la zona, logrando que la defensa rival se cerrara, y no tardó en sacar personales. Los ataques de Olympiacos eran largos y espesos en todo momento, llegando a menudo al límite de la posesión. Tampoco es algo que le preocupara, era el partido que había planteado. Un par de triples solventaron en un momento la primera ventaja noticiable de CSKA aunque el equipo moscovita no tardó en cambiar de marcha nuevamente. La entrada a pista de Nando De Colo (18 puntos, 4 rebotes) y Aaron Jackson mejoró el rendimiento de CSKA, obligando a pedir tiempo muerto a Sfairopoulos (24-17, min 12). Le vino de perlas a Olympiacos porque le sirvió para recuperar sus señas de identidad. Reaccionó con una defensa muy fuerte, la que le ha llevado a alzarse con las Euroligas de 2012 y 2013. El Pireo style, sin más. Bloqueo ofensivo de CSKA que perdió el control del juego. Su rival no brillaba en ataque pero encontraba sus vías de anotación. Papapetrou aportó mucho por dentro en unos buenos minutos en pista. Tiene madera de jugador con buenos argumentos para triunfar. Printezis (14 puntos, 8 rebotes, 4 asistencias, 22 de valoración) le secundó, completando su buen papel del primer cuarto. Entre los dos pivots griegos bastó para darle la vuelta al partido y devolver la igualdad al marcador. El poco tino de CSKA en el tiro de tres ayudó al trabajo defensivo de Olympiacos. Tan poco acierto en el juego exterior como el de los dos grandes faros de ambos equipos. Ni Teodosic ni Spanoulis estaban finos sobre la pista. La igualdad era completa (36-35, min 20) y no desaparecería con el inicio de la segunda mitad. Continuaban las defensas fuertes que dejaban poco espacio al acierto. Anotar costaba un mundo nuevamente. CSKA entró en bonus en apenas tres minutos pero no fue un factor que lograra aprovechar Olympiacos, demasiado negado en el tiro. Cuatro puntos en seis minutos son un balance muy pobre. CSKA de nuevo encontró el revulsivo en De Colo que revolucionó el partido por momentos. Siete puntos consecutivos del escolta francés daban la máxima ventaja momentánea al equipo ruso (47-39, min 26). Las malas noticias se acumulaban para Olympiacos. No entraba un tiro, Hunter cometía la cuarta personal y Spanoulis estaba negado. Una pésima noticia para el conjunto de El Pireo que necesitaba los puntos de su gran figura que aún no había anotado más que dos tiros libres. Sin embargo el desatino de CSKA en la linea de tres le dio aire al equipo heleno para mantenerse cerca de su rival.
Fuente: planetacb.com
El inicio del último cuarto podía marcar el punto de inflexión definitivo. Teodosic despertó con un par de chispazos geniales en los primeros instantes del periodo definitivo. Lo necesitaba CSKA y el propio base serbio, ávido por quitarse del medio la coletilla de jugador intrascendente y miedoso en los partidos decisivos. Contrastaba con la falta de aportación de Spanoulis. Olympiacos estaba perdiendo el norte. Cometía demasiados errores que acababan en pérdidas. Aaron Jackson (9 puntos, 7 robos, 3 asistencias, 15 de valoración) hacía estragos en defensa con sus robos de balón. Kaun comenzaba a dominar la zona. De Colo ya hacía tiempo que controlaba el ritmo del encuentro. CSKA estaba a un paso de romper el encuentro (61-52, min 35) pero no remató a su rival. Un mal que ya le ha costado muchos disgustos en el pasado reciente. Olympiacos sobrevivió con los tiros libres que anotaba Sloukas y le permitían mantenerse en un margen razonable para afrontar los últimos minutos. La defensa volvió a echar la mano que hacía falta en los momentos difíciles para levantar cabeza. Poco a poco CSKA se metía en un jardín muy conocido y al que no deseaba regresar. Entraba en los últimos minutos con Olympiacos cerca en el marcador. El equipo griego consiguió lo que deseaba, estar cerca cuando llegara su momento. El momento Spanoulis. Estuvo desastroso hasta los tres minutos finales pero nada de eso importa. Cuando el partido se pone bravo de verdad ahí está siempre y no faltó a su cita un día más. Como por arte de magia, Spanoulis se transformó en un anotador insaciable. Dos triples seguidos del astro griego cambiaron el mando de manos. CSKA estaba atónito, acongojado de nuevo ante la extenuante defensa rival y otra aparición milagrosa de Spanoulis. El 2-14 de parcial revivía pesadillas recientes. Pudo ser peor si Printezis hubiera anotado de tres al inicio del último minuto, con 64-66 en el marcador. Weems falló en la entrada a canasta de la posterior jugada pero no perdonaría tras repetir acción después del rebote ofensivo. Todo igualado a 31 segundos del final. Todo el mundo sabía qué iba a ocurrir. A nadie le sorprendió que Spanoulis acaparara la posesión, dejando pasar los segundos como si nada. Todos sabían que se la jugaría. Se consumían los segundos. 3, 2, 1. Spanoulis se levantó desde casi ocho metros, con la mano del defensor en la cara. No impidió que el genio anotara un triple espectacular. Lo había vuelto a hacer. Todos sabían qué sucedería, Spanoulis siempre aparece. Tanto para anotar como para tener la mente fría y cometer una personal que evite un triple. De Colo anotó los dos tiros libres para que el carrusel de personales continuara. El turno le llegó a Sloukas, un lanzador fiable. Pero erró el segundo tiro libre, quedaba un resquicio para la esperanza de CSKA. Sin embargo la buena presión de Olympiacos provocó una pérdida e impidió que hubiera siquiera un lanzamiento. Otra vez Olympiacos apareció como la bestia negra del rico y poderoso CSKA Moscú que volvió a descarrilar a las puertas de la final. Su fe en sí mismo es infinita, como lo es la confianza en Spanoulis.
Fuente: cadenaser.com
Real Madrid 96 – Fenerbahçe 87: Los primeros minutos del Madrid en su Final Four distaron de ser apoteósicos. Ya sorprendía que la marea blanca que se vaticinaba en la grada no era para tanto y en parte era engullida por otra amarilla y negra de los numerosos seguidores de Fenerbahçe presentes y que gritaban con fuerza. Quizá descolocado, tanto por el ambiente como la decisión de Obradovic de poner en el quinteto a los poco habituales Zoric y Sipahi, el Real Madrid cedía los primeros minutos a su rival que se adelantaba con un 2-6 inicial. Lentamente el equipo blanco se fue metiendo en harina. Ayón comenzaba a asentarse cerca del aro. Un triple de Rudy completaba un 9-2 de parcial que adelantaba a los madridistas que dominaron gran parte del primer cuarto aunque sin marcharse. Aún le faltaba algo de solidez, las personales ya estaban dando problemas, y su rival tenía argumentos para dar mucha guerra. En especial, Vesely (20 puntos, 6 rebotes, 10 faltas recibidas, 31 de valoración) que creaba muchos problemas cerca del aro y castigaba la ausencia de un alero alto en el Real Madrid. Una canasta sobre la bocina de Preldzic concedió una mínima ventaja al equipo turco al final del primer cuarto (20-21, min 10). Igualdad que no tardó en saltar por los aires. Desde el comienzo del segundo cuarto la actitud madridista era firme. Era el momento de pasar por encima al rival. Nada de esperar al tercer cuarto para desatar la tormenta perfecta. El 7-0 de inicio fue el comienzo de la pesadilla. Nocioni (12 puntos, 6 rebotes, 18 de valoración) formó una sociedad letal con Ayón. El Chapu dio una lección de esfuerzo, entrega, carácter y acierto. Firmó unos minutos soberbios, en especial amargando la existencia a Bjeliça, pero todos los focos se centraron en Ayón (18 puntos, 7 rebotes, 6 asistencias, 3 robos, 30 de valoración). El pivot mexicano fue inabordable en todos los registros que caracterizan a un hombre alto. Se impuso cerca del aro, palmeó todo balón que se paseara por él, se asoció con Nocioni, sacó balones fuera con criterio y fue insuperable en defensa. Una lección de juego dentro de la zona, para esto se le fichó. La ventaja superaba ya los diez puntos antes de llegar el bombardeo desde la línea de tres. Otro invitado inesperado, Rivers (17 puntos, 2 rebotes, 2 robos, 21 de valoración), desató un infierno para su rival. El anteriormente objeto de burla y mofa de la afición madridista descerrajó a Fenerbahçe con cuatro triples en el segundo cuarto. El equipo de Obradovic no se enteraba ya de donde le venían los golpes, a su rival le salía todo. Sergio Rodríguez, que disfrutaba desde hacía minutos del juego veloz y acelerado de su equipo, aumentaba el castigo con dos triples más. Fenerbahçe parecía un equipo destruido, sin respuesta. Víctima de la avalancha blanca que lo había sepultado por completo. 35 puntos encajados en todo el segundo cuarto, un dato demoledor. A los de Laso le habían bastado diez minutos para destrozar completamente al novato en la Final Four (55-34, min 19). La tormenta perfecta devastó todo a su paso una vez más.
Fuente: diariocordoba.com
El encuentro parecía muerto y enterrado. Tres triples más del Real Madrid al inicio del tercer cuarto aumentaron la devastación (64-37, min 22). Fenerbahçe era un equipo roto, completamente noqueado. Para escapar del desolador escenario se aferró a las acciones individuales. Goudelock, que le hizo un traje a Carroll, y Bogdanovic al menos consiguieron sacar del estupor a su equipo aunque no pareciera más que un vano intento de maquillar un desastre sin paliativos. Sin embargo el encuentro entró en una fase en la que se movió mucho mejor. Se volvió más áspero, más desagradable. El trío arbitral intentó controlarlo con un concierto de pito del que salió mucho mejor parado Fenerbahçe. Y más que por los tiros libres que conseguía, por lo cargado de personales que se encontraba el juego interior madridista. Slaughter quedó fuera del partido aún en el tercer cuarto. Ayón y Felipe Reyes empezaban a estar muy lastrados en este apartado. La bronca le había venido bien al equipo turco que bajó la desventaja de los 20 puntos. El nuevo tipo de encuentro incomodó al Madrid que dejó de atacar con tanta facilidad. Durante varios minutos sólo fue capaz de anotar desde el tiro libre. Sólo anotó un tiro de dos en todo el tercer cuarto, una canasta de Ayón en el último minuto. El rebote había pasado a ser propiedad de Fenerbahçe. Pese a todo no parecía que el Real Madrid tuviera algo que temer (76-57, min 29), bastaba con un buen trabajo defensivo para dedicarse a disfrutar de los últimos minutos. Sin embargo el ambiente de bronca en la pista continuaba y no le vino bien a un Madrid que fue acusando el paso de los minutos. Fenerbahçe atacaba cada vez mejor, en ejecución más que en concepto pero le bastaba. Goudelock (26 puntos, 6 rebotes, 4 asistencias, 29 de valoración) se había convertido en un martillo pilón que golpeaba constantemente. La producción ofensiva del conjunto turco había mejorado ostensiblemente. El Madrid atacaba con poca fluidez, con menor presencia en la zona con el paso de los minutos. Buscaba la acción que le diera aire. La encontró en ocasiones. Una técnica a Bjeliça por protestar, una antideportiva con técnica incluida a Preldzic tras un hachazo a Nocioni, un par de canastas casi inverosímiles de Llull (12 puntos, 9 asistencias, 16 de valoración). Todo ello sumaba para paliar los problemas que llegaban desde hacía minutos. Los eliminados ya desfilaban hacia el banquillo. Felipe Reyes y Ayón cometían la quinta personal y dejaban el juego interior casi huérfano. Bouroussis entró porque no quedaba otro remedio y poco se puede esperar de su aportación en estos momentos. Los exteriores daban muestras de cansancio, alargando los ataques al límite de la posesión. Los últimos minutos se le estaban haciendo muy largos al Real Madrid pero la sangre no llegó al río pese a que Goudelock no paraba de incordiar. No había tiempo para que la victoria corriera peligro. El Real Madrid pudo saborear durante el último minuto de su tercera final consecutiva en la búsqueda de su anhelada novena Copa de Europa.
Fuente: kiaenzona.com
LA FINAL:
Se reedita una final con diferentes sabores para los aficionados madridistas. Olympiacos trae los recuerdos de la final de Zaragoza en 1995, el último título de Euroliga del Real Madrid, pero también el mal sabor de la final de Londres de 2013 en el que se esfumaron los 17 puntos de ventaja obtenidos en el primer cuarto. Un encuentro del que deben tener la lección aprendida los hombres de Laso porque será el tipo de partido que se les vuelva a presentar. Olympiacos tiene claro a lo que quiere jugar y no se moverá un ápice del plan establecido. Repetirá lo visto en la semifinal ante CSKA. No será un partido bonito y en muchos momentos los madridistas deberán adaptarse a un juego muy físico y de dura defensa. Contra Fenerbahçe no se movió cómodo cuando se instauró un juego más duro y un ambiente de bronca así que le conviene tomar buena nota al Madrid porque llegará ración doble. A Olympiacos le vale mantener un partido de marcador corto y diferencias reducidas hasta los últimos minutos, en los que pueda echar mano del inevitable momento Spanoulis. No resultará sencillo correr, Olympiacos sabe que le va la vida en impedirlo. Al Real Madrid le bastaron diez minutos de desenfreno para desarbolar completamente a Fenerbahçe, no necesita más. Correr y el acierto en el tiro exterior que lució ante el equipo turco son la fórmula perfecta del Real Madrid para lograr el título pero parece difícil pensar que haya mucho espacio para la velocidad. Habrá muchos momentos para sacar el carácter y la mala leche, para hombres como Ayón y Nocioni que brillan cuando hay que recurrir a una fuerte personalidad. Ante Fenerbahçe fueron vitales en el despegue del segundo cuarto. Para esto se les fichó precisamente, para momentos así. Paciencia y no dar por muerto a Olympiacos serán aspectos fundamentales. Olympiacos es un equipo áspero y desagradable pero con un confianza en sí mismo inquebrantable. Muy duro y muy pesado, no se irán del partido en ningún momento. Con eso tienen que lidiar, nadie puede esperar que saquen bandera blanca hasta que sea materialmente imposible dar la vuelta a la situación. Y a veces, ni eso. El talento está de parte del Real Madrid pero Olympiacos ha demostrado en sobradas ocasiones que tiene argumentos de peso para llegar al éxito, no serán vistosos pero sí muy eficaces. Duelo de estilos contrapuestos.
Y DIGO YO…:
- Desde hace días se hizo pública la historia que relaciona los embarazos de la esposa de Spanoulis con los títulos de su marido. En las tres ocasiones anteriores que apareció embarazada en la Final Four, Spanoulis se alzó con el título. Este año está embarazada por cuarta vez y Spanoulis ya está en la final. ¿Volverá a repetirse que el bebé llega con una Euroliga debajo del brazo?
- CSKA Mocú vive en un eterno día de la marmota. En 2012 se le escapó ante Olympiacos una final que ganaba por 18 a falta de 12 minutos. En 2013 fue arrasado, muerto de miedo, en semifinales por el mismo rival. En 2014 Maccabi le apeó en semifinales en el último segundo tras remontar 15 puntos en 12 minutos. Este año Olympiacos le vuelve a arrebatar un encuentro que tenía encarrilado a falta de cinco minutos. Por muchos recursos que tenga, saber competir no se compra con dinero. ¿O no, Teodosic?
- Fenerbahçe le ganó tres de cuatro cuartos al Real Madrid en la semifinal. Sólo perdió el segundo pero sirve para explicar el resultado final. El 35-14 del segundo periodo destrozó al equipo turco y le dejó sin opciones de triunfo. Al Real Madrid le bastan diez minutos para arrasar con todo a su paso. Es la tormenta perfecta.
- Algunos se toman muy en serio que lo importante de la temporada empieza en abril. K.C. Rivers se lo tomó al pie de la letra. Durante meses fue objetivo de las iras y las burlas del madridismo debido a su bajísimo rendimiento. Fue empezar abril y mutó en un jugador muy diferente y valioso. O ha engañado a todo el mundo hasta que empezaban a jugarse las castañas o hasta ahora jugaba un primo suyo de Wysconsin que no ha visto un balón ni por fotografía. Quizá era una cuestión que pudiera responder la mujer del susodicho, a la que tuve a menos de un par de metros durante unos minutos en los pasillos del Palacio de los Deportes al final del partido.
- No sé quién hace las cuentas de la previsión del número de aficionados de cada equipo que acuden a la Final Four pero un hacha con las cuentas no es. Se preveían 6000 aficionados madridistas en las gradas y no lo vi ni por asomo. Los que sí abundaban eran los de Fenerbahçe que ya acudieron en masa a los alrededores a eso de las 17:30 pegando gritos. Lo que no entiendo ni entenderé es el estado en el que entran algunos a una cancha de baloncesto. En mi sector había un par de seguidores de CSKA que llevaban una tajada encima de campeonato. Se levantaron del asiento cuando su equipo ganaba de 9 a falta de cinco minutos y volvieron a minuto y medio del final cuando el CSKA ya iba perdiendo. Y seguro que ni se dieron cuenta tal como iban los personajes. Ni falta que les hacía. Pero si alguien quiere encontrar seguro a un aficionado de CSKA mejor que mire a los asientos de pie de pista, los tenían casi copados. El abono de esa localidad cuesta unos 2000 euros de nada. Minucias.
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2 Comments on "FINAL FOUR EUROLIGA 2015: SEMIFINALES. BELLA Y BESTIA"
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De baloncesto europeo solo sigo la Copa del Rey y la Final Four, así que pocos análisis puedo hacer, pero me da que el Madrid necesitará más de un ‘cuarto perfecto’ para vencer al Olympiakos. Y aún así puede caer fácil en las redes del juego griego (le ha pasado en las otras FF y contra el Barça de Pascual varias veces). Concentración al máximo, cabeza fría y grandes porcentajes de acierto desde fuera serán la clave. Eso y evitar que Spanoulis sea Spanoulis. A ver si los fans del Madrid ganáis esta vez. Por un equipo europeo que se… Read more »
Llevo una racha de desconexión completa de casi todo, así que imposible seguir un partido y menos si hay que andar a la caza y captura de enlaces, así que ante todo, gracias por tu curro Perdi deseo y confío en que este Madrid nos de una alegría y por fin gane este trofeo, por el bien de este deporte que amo y por daros una alegría a gente que queréis a este equipo y que nos transmitis vuestro amor por él, un abrazo y gracias
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