Portada
Se ha convertido casi en un lugar común proclamar que el pop se acabó con la new wave en los años 80. Recientemente, un artículo de Santiago Roncagoglio sobre U2 en El País Semanal venía a ratificarlo: “si hablas de la música de los 80 surgen miles [sic] de grandes grupos, pero en los noventa ya no queda ni uno [sic,sic]. La Música a partir de 2.000 ni siquiera tiene nombre” afirma el escritor peruano. Apocalípticas manifestaciones que, modestamente, creo que no se corresponden con la realidad, o al menos con esa rotundidad.
De hecho, cuando miro hacia atrás y repaso la música británica de los primeros años noventa me da la impresión de que fueron unos años de gran creatividad: triunfaba el sonido Madchester (Happy Mondays, Stone Roses…), se desarrollaba el shoegazing (My Bloody Valentine, Teenage Fanclub..), sonaban los primeros compases de lo que sería después el brit-pop (Suede, Pulp, Blur…), figuras de los 80 hacían grandes discos (Paul Weller, Julian Cope, Morrisey..) y, en una pequeña ciudad del Suroeste -Bristol- de la fusión entre la electrónica, el house, el jazz y otros ritmos surgía un estilo, en principio destinado a circuitos minoritarios, pero que alcanzaría bastante repercusión en esos años, el trip-hop . No, no creo que fueran años tan malos los primeros noventa.
El trip hop surgió, como decía, en la portuaria y cosmopolita Bristol. Desarrollado poco a poco entre los diferentes sound system (o reuniones de DJ e ingenieros de sonido) formados para eventos rave y otras fiestas relacionadas con el house, los experimentos musicales fructificaron en grupos como Massive Attack (Blue lines, su disco clave es de 1.991), quizás el nombre principal de esta corriente. Pero sería en 1.994 cuando el trip hop alcanzaría su máximo esplendor gracias a Dummy, début de un trío llamado Portishead y sin lugar a dudas uno de los discos fundamentales de la década.
Dummy es una arriesgada mezcolanza musical pero con una indudable coherencia interna. Ecos de bandas sonoras del cine ,y la televisión, de los 60 y 70, en especial las composiciones de John Barry (James Bond) o Lalo Schifrin (Harry el sucio, Misión imposible) en temas como “Sour times”, aires jazzísticos (“Wandering star”), evocaciones sincopadas de Sade (“It could be sweet”) inclasificables baladas (“Its a fire”, Roads”) y claro está, los fondos propios de la música electrónica y los rítmos insistentes del house recorriendo el esqueleto de un disco de ambiente nocturno y melancólico. Todo ello perfectamente ensamblado gracias a la magia sonora de Geoff Barrow y Adrian Utley y a la sugerente voz de Beth Gibbons. Para completar la función cerraba el disco la extraordinaria “Glory box” demoledora canción destinada a convertirse en un clásico casi desde el inicio como demuestra su inclusión posterior en múltiples bandas sonoras de films (Belleza robada,,El señor de la guerra, B Monkey….) y series de televisión (CSI, Numb3rs..).
A pesar de la aparente complejidad del disco, Dummy se convirtió en un éxito rotundo en todo el mundo, uno de esos raros momentos en que la crítica más exigente (como demuestra el Mercury Prize de 1.994) coincide con el aprecio del público más amplio, pero todo tiene su peaje. Barrow y Utley quisieron distanciarse de la extendida idea de que componían música “ambiental” (“que escribamos música para que la gente se relaje es el mayor malentendido que ha existido nunca”) y a partir de entonces, renegando por supuesto de la etiqueta trip hop, nos han ofrecido su arte con cuentagotas, Portishead en 1.997, y Third, en ¡2008!! No importa, el camino abierto por Dummy ha sido explorado por numerosas bandas (Everyhthing but the girl, Morcheeba, Mandalay, Gorilazz…) y a día de hoy sigue siendo un auténtico clásico contemporáneo.
Contraportada
Hay algo en Björk que no acabo de reconocer. Y posiblemente (o seguro) no sea “culpa suya”, sino que provenga de mis prejuicios y reticencias. Por supuesto no es culpa suya el haberse convertido en un icono de la modernidad. En efecto, pocas artistas más cool que la islandesa: proviene de un grupo con cierto renombre y respeto, The Sugarcubes; ha construido una interesante carrera en solitario, ha triunfado como actriz, actuando para otra indiscutible figura de la modernidad europea, Lars von Trier, con premio en Cannes incluido, mantiene a la prensa a distancia y se ha ganado una no sé si merecida fama de arisca o de artista insobornable (todo depende lo que pienses sobre ella)…,pero, a pesar de todo esto, o quizás por todo esto, no me acaba de convencer. Quizás porque la veo con una imagen demasiado perfecta, de “artista integra” que es precisamente lo que muchos de sus seguidores proclaman de ella.
Tras una exitosa etapa con The Sugarcubes, cuatro discos entre 1.988 y 1.992, con notable aceptación crítica y de público, sobre todo en Gran Bretaña,y en la que lo más interesante, a mi juicio, fue su primer disco, Life,s too good, nadie dudaba de que la carrera en solitario de esta islandesa nacida en 1.965 iba a ser, como poco, prometedora.
Fue más que eso; su estreno, Début, se convirtió en uno de los álbumes destacados de 1.993. Björk recogía la herencia de su grupo, esa peculiar combinación de pop, rock, jazz y música de baile y la enlazaba con las corrientes más actuales de la música electrónica y el trip hop de Bristol. Björk demostraba su capacidad vocal, quizás por encima de lo que había hecho anteriormente en The Sugarcubes, como se comprueba en la primera canción, “Human behaviour”, un duelo intenso entre su voz y una contundente y eficaz percusión. Composiciones dance (“There more to life than this”, grabada en directo, o “Violently happy”) junto a preciosas baladas modernas (“Venus as a boy”) o descaradamente clasicistas (como “Like someone in love” o “The Anchor song”) que ponían el contrapunto sereno a un álbum marcado por sonidos electrónicos y la música de baile.
A partir de entonces la carrera de Björk se ha mantenido con sorprendente regularidad, en algunos momentos más arriesgada (Homogenic, 1.997) en otros más relajada y melódica (Vespertine, 2.001), pero siempre a un alto nivel. Se ha convertido en una “superestrella”moderna, reclamada por artistas y diseñadores, premiada por gobiernos, respetada en su país como embajadora de Islandia, aunque hay que reconocer que ha sabido mantenerse en un discreto e inteligente segundo plano.Y entonces ¿porqué mis recelos y mi desconfianza hacia Björk? Pues, honestamente, lo desconozco, a no ser que intuya que no se trata de ella y que lo que no me gusta en realidad sean sus muy modernos admiradores.
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5 Comments on "PORTADA Y CONTRAPORTADA: PORTISHEAD/BJÖRK"
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Me ha encantado este “Portada o Contraportada”. He de reconocer que no he escuchado todo de ambos (lo haré entre hoy y mañana y volveré a leer el artículo), pero a día de hoy para mi Portishead está bastante por delante de Björk. De hecho, de los grupos de los tempranos 90 ingleses sólo le planta cara Jamiroquai… y un poquitín por detrás estaría The Verve. Oasis estaría a tomar por culo en la tabla en esta clasificación mía (JDT Gallaguer), así que tampoco os la toméis muy en serio si sois zotes declarados; que lo sóis… y lo sabéis!… Read more »
El histerismo de Bjork me parece mas incisivo. Porti me parece mas una parte del pastel noventero, aunque de calidad innegable.
A veces me pas algo curioso con la portada/contraportada y la encuesta. El artículo en sí, más que confrontar dos artistas/grupos, confronta dos albumes concretos, y si la encuesta fuera con los dos discos, votaría justamente lo contrario de lo que voto.
Y es que creo que Dummy es mucho mejor que Debut, pese a la innegable calidad de ambos, pero si comparamos carreras, influencia, calidad global, Björk supera a Portishead, en mi opinión.
De ahí mi voto por la islandesa. ¿Que debe tener esa isla para que siendo 4 gatos, salgan numerosos grupos y artistas de gran calidad?
Pues efectivamente, no comparo la carrera completa de dos artistas, sino que, entre otras cosas, relaciono dos discos, de ahí que incluya una foto de las portadas y que normalmente sean de años parecidos. Además me he ido complicando y busco también una cierta unidad temática; en este caso el trip hop y la “modernidad” de los 90 y hay veces que busco una tercera y hasta una cuarta relación, por no hablar de cuestiones más personales. Por lo menos eso es lo que intento. Y ya que estoy con trip hop te regalo la ultima muestra de este estilo.… Read more »
Reconozco que es el primer P/C con el que me encuentro un tanto fuera de lugar, tanto por el casi nulo conocimiento de los artistas citados, como por mi escasa empatía musical hacia estilos que entroncan con la electrónica.
Voto Portishead porque me suena algo más clásico y estándar, así de loco e intrépido soy. Y sí, al igual que Ross, huyendo del populismo mainstream de Bjork.