DE GALES A AVALON; EL REY ARTURO Y LA CONSTRUCCIÓN DE SU MITO (y II)

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II. La mitificación de la leyenda

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Todo sistema de creencias establece sus propios mitos para tratar de explicar, en forma de relato cohesionado, la cosmovisión propia de la sociedad a la que pertenece y define. Estas narraciones se enmarcan en un pasado tan lejano que apenas es reconocible y, debido a su importancia, propician cambios fundamentales en la sociedad. A nivel de contenido, buscan dar forma a las explicaciones sagradas sobre los temas más profundos: la vida y la muerte, el bien y el mal, lo humano y lo divino y pretenden, como fin, proporcionar consuelo y esperanza a aquellos que recurren al mito con la necesidad de tranquilizar sus espíritus acongojados.

Excalibur-king-arthur-17029845-1024-768El mito nace pero, a su vez, se hace. Una leyenda, que por definición se sitúa en un tiempo histórico y en un espacio reconocible, puede, con el tiempo, convertirse en un mito conforme se van perdiendo las nociones respecto a su origen y a aquellos personajes a los cuales hace referencia. El inexorable paso del tiempo, que todo lo borra, puede acabar convirtiendo un hecho o una historia en algo tan difuso pero con tanto poso en la cosmogonía de un pueblo que, aquello que comenzó como narración pseudo-histórica para glosar a casas reales o grandes guerreros, acabe convirtiéndose en mito fundacional de la propia cultura.

Es este el caso del mito artúrico. Si bien las pruebas históricas respecto a la existencia de la figura de Arturo son volubles y sujetas a múltiples interpretaciones, el poso cultural y la verdadera mística que emana provienen ambas de la mitificación de una leyenda que fue aceptada como mito fundacional y, por tanto embellecida y aculturada según el momento en que esta fuese narrada.

La literatura medieval, en especial la novela de caballerías, tomó al Arturo expuesto por Geoffrey de Monmouth en Historia Regum Britanniae como personaje paradigmático; como representación corpórea y absoluta de la virtud caballeresca.

A partir de este monarca descrito por el monje galés se construye todo un corpus literario que contribuye en gran medida a establecer las bases de la novela caballeresca y, haciendo esto, se crea una narrativa y un halo paralelo a todo lo que envuelve a la leyenda que la convierte en algo más que una serie de novelas. Su valor sobrepasa la literalidad y se convierte en una narración basada en un mito el cual ya nadie puede discernir si fue real o no, pues lo que importa es el símbolo creado. Y este símbolo se convierte en el ideal sobre el que se edifican un reino y una nación, Inglaterra. Arturo, Merlín, y sus caballeros han cruzado el umbral: son un mito fundacional.

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El ascenso de Arturo a mito no lo hace el personaje del monarca solo. Su mito sólo se entiende cuando se es visto en su totalidad junto a aquellos que forman su corte en la literatura. Los relatos novelescos surgidos en el último tercio del siglo XII tras el éxito de Historia Regum Britanniae -tanto en las islas como en Francia-, pasan el peso de su narración a otros personajes de la corte, jóvenes caballeros en su mayoría, quedando Arturo en un plano secundario. Este cambio muestra que Arturo es ya dado por sentado como un mito incluso en los relatos en los que él debería vivir, por eso se le presenta de forma idealizada, como influencia moral y de juicio para aquellos que pretenden emularle.

En este momento es cuando la literatura pasa al servicio de las élites, pues el ideal que Arturo representa en las novelas, cuando ha abandonado su origen guerrero y conquistador y se convierte en un monarca inactivo que delega en sus fieles caballeros, es el ideal feudal. Arturo representa la máxima aspiración del feudalismo, símbolo de lo que debe ser una monarquía medieval, siendo él el garante del orden humano según los principios de esta. Él es un mito fundacional que explica, en un tiempo lejano, la cosmología de la sociedad feudal para servir como ejemplo.

  • Chrétien de Troyes

El poeta y trovador Chrétien de Troyes (c. 1135-c. 1183) de la Champaña francesa fue el introductor del tema artúrico en la literatura europea. Recogió motivos y figuras de diferentes orígenes y los integró de forma hábil y elegante, creando una mezcolanza entre las tradiciones celtas y bretonas, el cuento de aventuras  y el amor cortés propio de la tradición trovadoresca.

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“Lancelot” de Donato Giancola

Fue él quien introdujo en los relatos artúricos la religión cristiana incorporando la búsqueda del Santo Grial a los objetivos de los caballeros de la corte. Y también creó a un personaje clave de la misma: Lanzarote del Lago, el personaje al que dota del mayor ideal caballeresco. Si Arturo era el monarca feudal ideal, Lanzarote era la quintaesencia del caballero. En su novela titulada El Caballero de la Carreta, Lanzarote emprende una misión de rescate para ir a buscar a la reina Ginebra, quien ha sido secuestrada. Es en esta novela donde Chrétien da forma por vez primera al romance entre Lanzarote y la reina Ginebra, el cual será el pináculo y espejo de todas las relaciones de amor cortés que vendrían después.

Chrétien escribió cuatro novelas más: Erec y Enide, Cligés, El Caballero del León, y El Cuento del Grial, siendo esta última la más famosa de todas ellas pero que restó inacabada. En ella, otro caballero creado por Chétien, Perceval quien, siendo un joven caballero de la corte de Arturo, acabará presenciando una procesión en un castillo donde se le expondrán una serie de reliquias cristianas de suma importancia, entre ellas el Santo Grial, el cual a partir de entonces quedaría unido para siempre al mito artúrico.

  • La Vulgata

Lanzarote-Grial (o Vulgata) es el nombre que recibe una serie de cinco volúmenes escritos en francés en el siglo XIII y de autoría desconocida, que narran la búsqueda del Santo Grial por parte de los caballeros de la corte de Camelot y el romance entre Lanzarote y Ginebra; quedando Arturo en un claro segundo plano. Este ciclo de novelas ahonda en los temas de raigambre cristiana ya introducidos por Chrétien de Troyes y los traslada no solo a los caballeros de la corte sino también a la figura de Merlín, dotándolo de orígenes sobrenaturales y poderes divinos. Las cinco novelas que lo componen son:

o   L’Estoire del saint graal (La Historia del Santo Grial): cuenta como José de Arimatea, junto a su hijo, llevaron el Grial a Inglaterra.

o   L’Estoire de Merlin (La Historia de Merlín): esta novela explica los orígnes de Merlín y las primeras aventuras de Arturo.

o   Lancelot (Lanzarote): en ella se narran las desventuras de Lanzarote y, en especial, su romance con Ginebra.

o   La Queste del saint graal (La Búsqueda del Santo Grial): esta trata sobre la búsqueda del Santo Grial iniciada por Perceval y completada por Galahad.

o   La Mort le roi Artu (La Muerte del Rey Arturo): se narra la muerte de Arturo a manos de Mordred y el colapso final del reino.

En el mismo siglo XIII se llevó a cabo una revisión del ciclo completo con la intención de dotarlo de una mayor unidad, pero se quitaron muchas partes originales -sobre todo las referentes al romance entre Lanzarote  Ginebra- y se añadieron nuevas, lo que lleva a considerar este nuevo documento como “Ciclo Post-Vulgata“.

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“Sir Galahad recibe el Santo Grial” de Edwin Austin Abbey
  • Thomas Malory

Malory fue el autor de la novela del ciclo artúrico escrita en inglés más conocida: La Muerte de Arturo, publicada por primera vez en 1485. En ella, el autor recopila e interpreta las historias sobre Arturo existentes hasta entonces tanto en inglés como en francés, creando un relato unitario que serviría de influencia a escritores y otros artistas en años venideros. Un repaso a los libros que componen la novela en su totalidad da una clara muestra del interés compilador del autor para crear y publicar un relato unitario y global, con gran influencia de la Vulgata pero también de Geoffrey de Monmouth y Chrétien de Troyes:
o   Libro I: Del casamiento del Rey Uther hasta el Rey Arturo que reinó tras él y libró muchas batallas.

o   Libro II: La noble historia entre el Rey Arturo y Lucius, Emperador de Roma.

o   Libro III: La noble historia de Lanzarote del Lago.

o   Libro IV: La historia de Sir Gareth de Orkney.

o   Libro V: El primer y segundo libro de Sir Tristrams de Lione.

o   Libro VI: La noble historia del Santo Grial.

o   Libro VII: Sir Lanzarote y la reina Ginebra.

o   Libro VIII: La Muerte de Arturo.

  • Los símbolos del mito

Cuando uno piensa en el ciclo artúrico hay una serie de personajes y elementos que vienen rápidamente a la memoria y que van ligados a una significación más allá del papel que jugaban en las novelas medievales, son ellos los que han pasado a la inmortalidad de la mitología.

Arturo, cuyo nombre bautiza al ciclo y al mito, se convierte en un antiguo guerrero capaz de grandiosas gestas entregado a su tierra, a su reino y a sus súbditos. Sobre sus espaldas recae el peso de simbolizar todo aquello que la iconografía feudal requiere de sus soberanos. Es el símbolo de una época.

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“Viviane et Merlin se reposant dans la forêt” de Gustave Doré

Merlín pasa de ser un profeta o bardo galés que anuncia la llegada de un rey a ser un ser de poderes divinos, otorgados por el propio Dios: una versión cristianizada de los magos o chamanes paganos. Sin él, no hay Arturo, puesto que es a través de un conjuro suyo que Uther logra yacer con Igerna en Tintagel. Y luego le servirá como guía espiritual y consejero, en el papel que normalmente ejercería un sacerdote. De este modo Merlín se convierte en la representación idealizada y más mágica de la religión.

Pero Arturo y Merlín necesitan un escenario donde llevar a cabo sus gestas y establecer el castillo sobre el que gobernarán justamente el reino. Ese lugar idílico es Camelot. Allí se conjuran la justicia y la felicidad a la que todos los reinos y naciones aspiran, con gobernantes y defensores justos y celosos. Pero su caída indica también la vaporosidad de las utopías y la facilidad de la corrupción de aquello que se considera ideal. Camelot es lo que debían ser todos los reinos feudales.

Algo también ideal y perfecto como el amor y la relación de Arturo con Ginebra, su reina es también representado como corrupto cuando  esta se enamora del caballero Lanzarote, amigo de Arturo y héroe del reino. Su amor es correspondido pero su afrenta al honor del Rey precipita la caída de Camelot hacia las tinieblas. Así el amor se presenta como una fuerza imparable capaz de hacer que alguien logre las más gloriosas hazañas pero también capaz de traer las tinieblas consigo. La clásica dicotomía occidental del bien contra el mal que subyace tanto en cada persona (Lanzarote en este caso) como en cada sociedad.

LeMorteDArthurBeardsleyLa Dama del Lago es, como Merlín, otra representación del folklore celta en la tradición artúrica. En diferentes novelas se la presenta como aprendiz, enamorada o enemiga de Merlín, lo cual podría indicar una representación de la brujería pagana (femenina) como algo nocivo. Pero en subsiguientes representaciones, sobretodo la que hace Malory de ella, la dotan de una espiritualidad cristiana y de una relevancia que son las que perduran, pues es ella la que hace entrega a Arturo del símbolo máximo de su poder: la espada Excálibur, sin la cual no se puede gobernar -una posible alegoría a la necesidad de la guerra para lograr el poder-.

En otra escala de poder podríamos situar a la Tabla Redonda. Una mesa inspirada en la tradición cristiana de la Última Cena de Jesucristo, con doce asientos sin sillón presidencial, haciendo que todos los que se sientan en torno a ella tengan el mismo estatus, igualando a los caballeros con los apóstoles y al monarca con Jesús, incidiendo aún más en la creencia que el poder del monarca viene dado por mandato divino.

El valor de Arturo como mito es superior al de su pasado histórico, si es que lo tuviese. Con el paso de los siglos y mediante la creación de relatos y narraciones se ha ido creando a su entorno una sensación de mito fundacional del feudalismo. Sus orígenes no están en la época medieval, van más allá y remiten a tradiciones del folklore celta de antes de la romanización, pero el cristianismo, con su habilidad para absorber y reinterpretar lo local, modifica lo existente para hacerlo apto a su código moral, de esa forma Arturo pasa a ser el monarca feudal ideal.

Toda cultura dispone de héroes capaces de grandes gestas en tiempos pasados y la cultura cristiana occidental, tras los héroes de la mitología clásica, necesitaba disponer de uno que pudiese definir como propio. Además Arturo, precisamente por su falta de historicidad confirmada, se mueve entre dos aguas: la leyenda y el mito. Y su creación y aceptación es el triunfo de un héroe mítico cristiano. No por nada fue nombrado en el siglo XIV como miembro de los Nueve de la Fama, un grupo de nueve grandes personajes (tres paganos, tres judíos y tres cristianos) cuya virtud moral debía servir de ejemplo a las generaciones futuras. Estos eran: Héctor, Alejandro Magno y Julio César -paganos-, Josué, David y Judas Macabeo -judíos- y Arturo, Carlomagno y Godofredo de Bouillon -cristianos-.

La historia puede ser reescrita, borrada, reinterpretada o incluso perdida, pero los mitos superan todas las barreras del tiempo siempre que persistan en la memoria colectiva y compartan espacio en la cosmología de una cultura y es ahí precisamente donde encontramos a Arturo, en el panteón de los mitos. Con lo cual, su historicidad es relativa y pierde importancia en tanto que el personaje ya existe en el plano mítico y es ahí donde precisamente radica su poder tanto ideológico como simbólico.

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“The Last Sleep of Arthur in Avalon” de Edward Burne-Jones

3 comentarios sobre “DE GALES A AVALON; EL REY ARTURO Y LA CONSTRUCCIÓN DE SU MITO (y II)

  1. Felicidades Shaka por dos artículos tan interesantes sobre la leyenda artúrica. Me van a resultar muy útiles ahora que he empezado el epílogo del trabajo que estaba haciendo sobre el cómic histórico. Prrecisamente voy a dedicar un apartado a las historietas sobre las leyendas "posromanas", Beowulf, Nibelungos y Arturo y tengo que decirte que el número de cómics sobre Arturo o la materia de Bretaña en general es abrumador. Lo que me parece investigando un poco sobre el tema es que son , las tres citadas, leyendas que nacen en momentos convulsos y de transición, de ahí la mezcolanza de elementos históricos, narrativos anteriores (Virgilio por ejemplo, como señalabas en el primer artículo), metareligiosos (en todos hay elementos paganos y cristianos armonizados o en conflicto) y justificativos de la apropiación de territorios por los pueblos llamados bárbaros.En fin,espero que la dama del lago me ilumine como ha hecho contigo

  2. Shak, el libro de “La muerte de Arturo” de Malory, es uno que espero leer algún día, pero creo que es bastante denso. Se publicó en los talleres de William Caxton, quien le dió continuidad a la historia con otro estilo; unificando en veintiún libros los ocho que apuntas. Es la versión traducida que yo tengo, con esa distribución, nueve libros incluídos en un primer volumen y los otros doce en el segundo, que comprenden poco más de quinientos “capítulos”.
    Se supone que es de los fundamentales que hablan sobre el mito artúrico, de donde renace la leyenda tal y como se conoce hoy en día. Según cuentan no había terminado de traducir los textos cuando murió, lo escribe supuestamente encarcelado, y a partir de su propia recopilación de fuentes, en los dos idiomas, siguiendo algunos originalmente o ajustando otros temas. Debía ser un compendio bastante complejo, centrado en hechos épicos o situaciones de literatura caballeresca. El libro que hace referencia al caballero sir Tristán podría constituir una obra independiente, por sí misma.

    Shaka Tak!

  3. He dejado la lectura para demasiado tarde pero ha merecido la pena. El segundo capítulo ha sido tan bueno como el anterior, un gran serial sobre el posible origen histórico y el análisis del mito artúrico que da mucho de sí. Aún se desarrolla muchos siglos después de crearse y seguro que se seguirá haciendo.

    Yo leí La muerte del Rey Arturo de La Vulgata hace dos o tres años y acabé encantado. Después de estas entradas tendré que pensarme lo de retomar los relatos artúricos y más aún con todo el material que has indicado, ya sé por donde guiarme. Conocía bien que el primero en darle forma literaria era Chrétien de Troyes pero a partir de ahí ya no controlaba tanto.

    Seguro que más de uno empezó a escuchar algo sobre Camelot y el Rey Arturo con los cómics del Príncipe Valiente de Harold Foster, más ligero y adaptado a su manera que los mitos artúricos, pero bastante entretenido. De hecho a mí me gustaba bastante.

    Ha sido un placer leer el serial. No se sabe si algún se encontrará algo sobre el posible pasado histórico de Arturo pero su mito lo supera y cubre para siempre. Es inmortal.

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