Portada
Como no podía ser menos, en la música pop pasa como en la vida, las segundas oportunidades no siempre son bienvenidas. Sí, es verdad, si hablamos de artistas desconocidos o semiolvidados estas nuevas oportunidades suelen ser agradecidas, amparadas en el tópico recurso del “artista que nunca se rinde” o del “esfuerzo recompensado”, pero si nos referimos a músicos que tuvieron una cierta relevancia en su momento, la cosa cambia y las objeciones suelen ser generalizadas y no digamos si el regreso está estimulado por necesidades económicas. Ejemplos los tenemos a docenas. Pero ¿hay un regreso aún peor?. Pues sí, creo que lo hay, ocurre cuando alguien retorna a los escenarios con una propuesta radicalmente distinta, y, para decirlo todo, más comercial. Los reproches de los “entendidos” serán feroces y las críticas ( con términos como “vendidos”,o incluso “traidores”) implacables. Sin embargo, y a riesgo de ser denostado por el gafapastismo oficial, tengo debilidad por algunos de estos grupos y, aun reconociendo su descarada comercialidad, pienso que han logrado obras más que dignas, y en ocasiones, al menos para mí, tan interesantes o más que las primeras.
The Bee Gees eran un grupo formado en Australia por los británicos hermanos Gibb (Robin, Maurice y Barry). Un modesto éxito en su país adoptivo les impulsó a trasladarse al Reino Unido en 1.967. Presentados por su productor, el astuto Robert Stigwood, como una reencarnación de los primeros Beatles, el grupo alcanzó cierta notoriedad con varios éxitos en Gran Bretaña y, sobre todo, EE.UU. Responsables de agradables canciones aunque, ay,algo reiterativas, no pasaron de ser unos Beatles menores, siendo, en mi opinión, su recopilación de 1.969, The Best of… su trabajo más recomendable. Como suele ocurrir con músicos de clase media cuanto mayores fueron sus pretensiones artísticas (Odessa, Trafalgar..) menos interés suscitaron, iniciando así una inevitable decadencia.
A pesar de la participación de varios artistas,y de firmar solo 7 cortes de los 17 que contiene, Fiebre del sábado noche es una obra de los Bee Gees y si no fuera por sus canciones no hubiera sido el escandaloso éxito que fue. Temas hechos expresamente para la pista de baile (“Stayin Alive”, Night Fever”..), pero también para ser escuchadas (“More than a woman”) recogen las nuevas tendencias funky de la música negra adaptadas a una sensibilidad blanca y con un gancho comercial demoledor.Las canciones arrasaron. Hoy quizás nos acordemos casi más de las innumerables parodias y caricaturas que padecieron tanto las canciones como determinadas escenas del film pero buena prueba de su irresistible atractivo es que siguen conservando la fuerza del momento en que fueron creadas. El disco es una obra maestra de la música disco con participaciones de auténticos llenapistas de los 70 (Kool and the Gang, KC and the Sunshine band,Tavares, MFSB…), el funky más comercial o el sonido de Filadelfia tenían su papel en esta imprescindible banda sonora.
Muchos años después prefiero, por supuesto, no recordar los pelos cardados, las solapas gigantes o los pantalones ajustados de los Bee Gees setenteros, que durante unos años más, no muchos, fueron reyes de los escenarios en todo el mundo, pero en cambio conservo como un tesoro el recuerdo de la escena inicial de Fiebre del sábado noche: Tony Manero dirigiéndose con andares chulescos a su trabajo al ritmo de “Stayin Alive”…Tremendo.
Contraportada
Fleetwood Mac fue un grupo británico de blues-rock de comienzos de los setenta que basó su éxito en los preciosismos guitarrísticos de su líder y estrella, Peter Green, antiguo componente de los Bluesbreakers de John Mayall y en el desarrollo instrumental de largas y envolventes canciones como “Albatros” o “Oh Well”, tema estrella de su disco más reconocido, Then Play On (1.969). Then play on fue su cima pero también el inicio de su destrucción. Los dos líderes y principales compositores, Danny Kirwan y el citado Green entraron en una dinámica casi competitiva de abuso de sustancias alucinógenas (estábamos en plena era psicodélica) que casi acaba con ellos. Años más tarde, Green reconocía que “tuve un viaje y nunca regresé”, hasta el punto de dejarle fuera de circulación desde 1.970 mientras que Kirwan le seguiría pocos años después en una triste espiral de tratamientos y hospitales. El resto de la banda, en especial el batería Mike Fleetwood y el bajo John McVie, abandonados por su soporte creativo intentaron mantener un grupo que iba a la deriva.
En 1.975 McVie y Fleetwood, junto a la novia del primero, Christine, acogieron al dúo estadounidense formado por Lindsay Buckingham y la cantante de acentuada voz nasal Stevie Nicks. La psicodelia y el blues quedaban aparcados por una concepción más pop y una música menos arriesgada. Fruto de ello fue el primer disco de la nueva formación , titulado simplemente Fleetwood Mac (1.975). Sorprendentemente, el experimento funcionó a nivel comercial a pesar de la incredulidad de la crítica oficial que se extrañaba del cambio. Y creo que no sin razón. Los nuevos Fleetwood Mac eran “solo” un grupo de pop muy americanizado (las composiciones de Buckingham y Nicks), con temas pulcros, bien elaborados, nada arriesgados y dirigidos hacia un público muy amplio, puro Rock Orientado a Adultos (AOR en sus siglas norteamericanas).
Pero el inesperado éxito trajo problemas, no tanto musicales como de convivencia y en 1977 cuando los acuerdos contractuales con su discográfica –Warner– les obligaron a encerrarse en un estudio de grabación, las relaciones entre las dos parejas echaban chispas. Sin embargo, el grupo se lo tomó con profesionalidad y decidió utilizar sus rencillas intimas como materia creativa. De todo ello salió Rumours (1.977). El primer single, “Go your own away” (“Sigue tu propio camino”) era un dardo envenenado de Buckingham hacia Nicks, la cual contestaba con “Dreams”….Sin entrar en detalles escabrosos, posiblemente una buena parte del extraordinario éxito de Rumours (que sigue siendo unos de los discos más vendidos de la historia) se deba a esa combinación de sinceridad casi malsana y profesionalidad. Pero no seamos malévolos, Rumours es sin discusión la obra maestra del soft rock de los años 70, repleto de canciones pegajosas, magníficamente construidas, y empaquetadas en un superlujoso envoltorio sonoro, lleno de trucos perfectamente integrados en el resultado final.
La carrera de Fleetwood Mac continuó por parecidos derroteros unos cuantos años más con muchos éxitos (“Sara”, la magnífica “Gipsy”…) pero sin el acierto de Rumours hasta que en 1.987 las tensiones dieron paso a enfrentamientos y el grupo (o las parejas si preferís) se disolvió iniciando sus miembros una discreta carrera por separado.
Casi 40 años después, Rumours sigue manteniendo su vigencia, una perfecta y agradable banda sonora para tardes de trabajo rutinario o para acompañar un largo y aburrido viaje por carretera, eso sí, sin discusiones de pareja.
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12 Comments on "PORTADA Y CONTRAPORTADA: THE BEE GEES/ FLEETWOOD MAC"
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otra vez gran trabajo roschack felicidades
y por desgracia esta vez , el puto txiringo boss tiene mas razon que un santo.
mi voto para los bee gees tambien
Bueno esto es el colmo, hay un empate a 4 votos ahora mismo. El gafapasterío campa a sus anchas por este blog
No puedo permitirlo, donde dije digo digo diegol y voy a votar. Por los Bee Gees, claro. Ojo, que Fleetwood es un grandísimo grupo, pero los Gibb fueron: grandes compositores (para sí mismos y para otros), grandes intérpretes (armonías vocales acojonantes incluso en directo), y marcaron una época en su etapa disco (discutible para muchos, pero ahí queda).