BA-LON-CES-TO. La palabra tan vocalizada por Pepu Hernández en Plaza de Castilla al regreso del Mundobasket 2006 marca la etapa que cambió para siempre el sino de la selección española. Si el paso de Mario Pesquera significó un parón para la generación surgida de los juniors de oro, su relevo llevó a este equipo al primer triunfo internacional de España a nivel de selecciones. En un lugar tan lejano en distancia y tradición con el baloncesto, Japón, se encontró el oro deseado y nació un equipo de leyenda. Era el comienzo de un grupo para el recuerdo, inolvidable por su juego en la cancha y todo el ambiente que surgió en torno a él. Un EQUIPO, con mayúsculas, un grupo de amigos que deseaban que llegara cada verano para juntarse y disfrutar juntos en una pista. En este capítulo se repasará el verdadero inicio triunfal de esta selección española, en una etapa que resultaría mucho más breve de lo esperado pero cuyo final no acabó con los éxitos que jalonarían a este conjunto desde entonces.
Saitama 2006, cuando fuimos los mejores.
Tras el cese de Mario Pesquera, a Pepe Sáez le tocaba buscar un nuevo sustituto para hacerse cargo de la selección. Desde que se creó la norma de incompatibilidad de cargos de la ACB no era misión sencilla con la temporada en curso. Tras deliberar la FEB durante varios meses decidió nombrar como nuevo seleccionador a Pepu Hernández, un clásico del banquillo de Estudiantes al que llevó al título de Copa en el año 2000 y a acariciar los títulos de la Copa Korac en 1999 y la Liga ACB en 2004. Ahora le llegaba el reto más importante de su carrera aunque no todos los aficionados las tenían consigo con Pepu. Al menos a mis primas no les dio buena espina su contratación. Pepu iba a contar con el espaldarazo del regreso de Pau Gasol a la selección. Su ausencia la notaron en demasía sus compañeros e incluso él mismo. Lo pasó tan mal en el anterior Eurobasket, donde ejerció como comentarista para TVE, fuera de la pista sin poder ayudar que a su regreso a Estados Unidos advirtió a los Grizzlies que no faltaría nunca más a su cita con la selección salvo que su estado físico lo impidiera. En Memphis no dijeron ni mu, sin réplica ante la determinación de su jugador franquicia. Aparte de la reincorporación de Pau Gasol, Pepu Hernández no realizó demasiados cambios. Dos jugadores que debutaron en una gran competición: Berni Rodríguez, uno de los juniors de oro que aún faltaban por estrenarse; y Mumbrú, que se resarció de la lesión que le impidió debutar en el anterior Mundobasket tras una gran temporada en el Joventut que le valió una plaza en la selección y el regreso al Real Madrid tras una insípida primera etapa de blanco. Pepu también incorporó la novedad del jugador invitado. Un rol que consistía en un jugador que ayudara en los entrenamientos de la preparación pero que sin opciones de entrar en la lista de convocados salvo lesión o imprevisto. Se llamó a tres jugadores para ocupar ese puesto: Jordi Trias, Eduardo Hernández Sonseca y Marc Gasol.
Fuente: fans-josemanuelcalderon8.com
Sin embargo llegó el imprevisto. Una lesión dejaba fuera de combate a Fran Vázquez. Nunca se supo si los problemas físicos del pivot fueron lo suficientemente importantes como para dejarle fuera de la cita mundialista. Siempre se ha rumoreado que nunca estuvo a gusto en el ambiente tan particular de este equipo y su carrera está llena de decisiones extrañas, como su falta de decisión para dar el salto a la NBA pese a ser elegido en una buena posición por los Orlando Magic. El hueco dejado por Fran Vázquez abría las opciones a los invitados a la concentración. Como Pepu quería un jugador que ocupara el mismo puesto el dilema estaba entre Hernández Sonseca y Marc Gasol. El primero partía como favorito. Contaba con más experiencia tras cuatro temporadas en el Real Madrid. Pese a su falta de sangre, que le impidió convertirse en un jugador importante pese a sus buenas condiciones, era el principal aspirante para periodistas y aficionados. Marc Gasol sólo contaba por entonces con su ilustre apellido. Apenas había gozado de minutos en el Barça en una temporada que había terminado desmoralizado y con un abundante sobrepeso. Su entrenador, Dusko Ivanovic, no escondía su falta de confianza en él. No le veía futuro en el baloncesto y pensaba que no se le conocería por otra cosa que por ser hermano de Pau. Sin embargo Pepu no pensaba lo mismo que el técnico montenegrino. Vio mucho más allá que él. Tras semanas de incertidumbre el seleccionador se decidió por llevar al Mundobasket a Marc Gasol. Las críticas no se hicieron esperar y muchos aficionados acusaron a Pepu de falta de personalidad y estar influido por el mayor de los Gasol a la hora de tomar la decisión. No hubo vuelta atrás y el mediano de la saga Gasol completó la lista de convocados que viajaría a Japón. Una lista para la historia, inolvidable para el baloncesto español: Calderón, Cabezas, Sergio Rodríguez, Navarro, Rudy Fernández, Berni Rodríguez, Carlos Jiménez, Mumbrú, Felipe Reyes, Garbajosa, Marc Gasol, Pau Gasol.
La preparación resultó exitosa. No se conoció la derrota en unos encuentros en los que se alternaron rivales sencillos (China, Angola, Polonia) con auténticos morlacos (Argentina, Eslovenia, Serbia-Montenegro). Las sensaciones eran inmejorables antes de comenzar el campeonato. El formato había vuelto a cambiar y el Mundobasket lo componían ahora 24 selecciones. También varió el medio por el que seguimos el torneo. Tras muchos años de retransmisiones por TVE, un nuevo canal, la Sexta, se encargaría de proporcionar las imágenes a todos los aficionados españoles. Llegaban las hilarantes narraciones de Andrés Montes, gran conocido de los seguidores de la NBA por su retransmisión para Canal +, y los comentarios de Iturriaga y De la Cruz. La primera fase se componía de cuatro grupos de seis equipos, de los que los cuatro primeros se clasificaban para octavos de final. Un objetivo sencillo, más aún echando un vistazo al grupo: Nueva Zelanda, Panamá, Alemania, Angola y Japón. A las malas se podía acabar como segunda de grupo, no parecía que hubiera un rival de potencial apreciable a excepción del CB Dirk Nowitzki, nombre extraoficial de la selección alemana. El debut no resultó complicado pero tampoco cómodo debido a la leña que repartió Nueva Zelanda y que le permitió aguantar bien un cuarto. A partir de entonces España impuso la superioridad de la que disponía en el juego interior y su buena defensa rompió el encuentro en el tercer cuarto. 86-70 y a pensar en Panamá. La selección centroamericana contaba con un par de nombres ilustres como Rubén Garcés o Rubén Douglas pero no fueron obstáculo para el rodillo que tuvieron delante y que les pasó por encima desde el salto inicial. Con Pau Gasol en plan estelar y una defensa de manual destrozaron al rival antes del descanso pero la avalancha no se frenaría ni con los minutos de la basura ni la entrada de suplentes. 101-57 en una de las habituales exhibiciones que brindaría la selección española en Japón. Aunque aún no habían llegado rivales de entidad, la defensa agresiva y la velocidad en ataque comenzaban a cautivar a todos en aquellas mañanas de agosto. Pepu, a diferencia de su predecesor, sí dio cancha a los suplentes tanto para rotar a su plantilla como para rodar a los jugadores en minutos de la basura. A excepción de Felipe Reyes, baja los primeros partidos por lesión, todos contaban con sus minutos La filosofía era totalmente opuesta a la de Mario Pesquera.
Fuente: fórum.rojadirecta.es
Alemania representaba el obstáculo hacia el liderato del grupo B. Aún estaba fresca en la memoria aquella canasta de Nowitzki a tres segundos del final en Belgrado que dejó fuera de la final a la selección española. El gran astro germano era la mayor preocupación, todo el juego alemán giraba en torno a él. Pepu preparó una sorpresa para Nowitzki. Le encargó su marcaje al capitán, Carlos Jiménez. Una decisión arriesgada encomendarle esa labor a un alero, a los que Nowitzki siempre superaba posteándoles cerca del aro. Sin embargo la defensa de Carlos Jiménez resultó impecable, secando a un Nowitzki que terminó frustrado e impotente ante el marcaje sometido. Pepu descubrió el antídoto para Nowitzki porque, probablemente, Carlos Jiménez haya sido el defensor que más problemas le ha dado al genio alemán en su carrera. Con Nowitzki bien frenado para la selección española la victoria fue coser y cantar. 92-71 ante un rival que ya le dio unos cuantos disgustos en el pasado. El camino hacia el primer puesto estaba expédito. Sin embargo, Angola, el siguiente rival, fue seguramente la selección que más guerra dio a los de Pepu en la primera fase. España nunca logró romper definitivamente el encuentro ante un rival muy pesado que siempre volvía al encuentro. Realmente no hubo amenaza de angolazo. Bastaba con darle balones a Pau Gasol, que no encontraba rival en el bajo juego interior angoleño. Además contó con la colaboración de los triples de Garbajosa y Rudy para salir de apuros pero los angoleños nunca dieron su brazo a torcer. 93-83 y el primer puesto del grupo quedaba garantizado. Sólo quedaba el último trámite ante la endeble anfitriona, Japón (104-55), que no fue rival en ningún momento. Acababa la primera fase invicta y ofreciendo una imagen inmejorable, abrumando a sus rivales. Faltaba por saber si esa sensación de superioridad y facilidad se conservaría ante rivales más serios y en las eliminatorias a vida o muerte.
En octavos esperaba Serbia-Montenegro, un ilustre venido a menos y en pleno relevo generacional con nombres de poco lustre. España comenzó como un vendaval, arrollando a los balcánicos con un juego veloz y una fiera defensa. Su rival nunca fue capaz de bajar la desventaja de los diez puntos. El poderío de Pau Gasol, el acierto exterior de Rudy y la fiabilidad de Calderón eran la punta de lanza de un trabajo colectivo soberbio. La selección española despachaba el partido con 87-75 que se antojaba incluso corto ante la evidente superioridad de los hombres de Pepu Hernández. Llegaba el momento del siempre temible cruce de cuartos, más fatídico aún para la selección española en un Mundobasket. El rival, Lituania, era de armas tomar aunque no contaba en la cita nipona con Jasikevicius. La avalancha fue aún más devastadora que la que sufrió Serbia-Montenegro. Lituania fue destruida desde el comienzo, presa de una defensa española espectacular seguida de un ataque vertiginoso que no tenía remedio para su rival. En apenas diez minutos los lituanos se sintieron como si les hubiera atropellado un tren. 17 puntos abajo al final del primer cuarto, un lastre que la selección lituana no pudo ni supo superar. La pareja mágica, Pau Gasol y Navarro, disiparon cualquier esperanza. En España los aficionados se frotaban los ojos. Un rival fiero era destrozado en esos cuartos de final que tantas pesadillas habían producido al baloncesto español durante tantos años. España alcanzaba con toda facilidad y brillantez las semifinales, que no se alcanzaban desde 1982 en Cali. La primera medalla estaba al alcance aunque el nivel mostrado por este equipo nos permitía soñar con cualquier logro. Argentina se interponía en el camino a la gloria, en semifinales. Un partido que quedaría para la historia del baloncesto español. Sin duda el encuentro que marcaría el destino en los enfrentamientos entre las dos generaciones más gloriosas de ambas selecciones.
Fuente: fórum.rojadirecta.es
El comienzo no fue tan esperanzador como en los partidos anteriores. Esta vez fueron los argentinos quienes controlaron con suficiencia los primeros compases del encuentro. Mantenían con facilidad la diferencia alrededor de los 8 puntos y maniataban a los jugadores españoles con una defensa muy agresiva. Hacía falta un revulsivo para cambiar un partido que no pintaba nada bien. Pepu recurrió a Sergio Rodríguez, el teórico tercer base. El Chacho cumplió con lo esperado. No sólo anotó tres triples providenciales sino que cambió el ritmo del encuentro. Con un juego más vivo, la selección española pudo encontrar resquicios en la defensa argentina y dar la vuelta al partido antes del descanso. Pepu mantuvo a Sergio Rodríguez en pista y la selección española aumentó la diferencia que ya se acercaba a los diez puntos. La situación pasaba a estar bajo control pero la competitividad de la selección argentina le convertía en un equipo aguerrido, incansable, que no admitía la rendición como posibilidad. Volvió a recomponerse en defensa y a complicar la vida a la selección española. Pepe Sánchez recuperó el control para devolver el ritmo que más le interesaba a los argentinos. Volvió a jugarse con el cuchillo entre los dientes pero España mantenía la delantera, sobre todo porque Ginobili no estaba muy fino en el tiro. Sin embargo una jugada desafortunada pudo echar todo a perder. Pau Gasol pisó el pie de Scola y cayó al suelo entre evidentes gestos de dolor. Pudo lanzar los tiros libres de la personal soportando el fuerte dolor antes de dirigirse al banquillo a la pata coja. La ausencia a Pau afectó al resto del equipo que se vio perdido sin su gran referente. Se perdió la fiabilidad incluso en los tiros libres. Scola empataba a 74 a falta de 18 segundos tras anotar dos tiros libres. Los argentinos forzaron personal para disponer de la última posesión. Calderón sólo anotaba un tiro libre pero al menos servía para una última defensa en busca de la victoria. Argentina movía el balón, buscando un tiro cómodo que le concediera el triunfo. A cinco segundos del final apareció la oportunidad: un triple de Nocioni que se encontraba libre de marca. Era el tiro. Un lanzamiento asequible para un jugador de buena muñeca como El Chapu. Sin embargo el balón fue rechazado por el aro y fue a parar a manos españolas. Un tiro errado que cambiaba la historia. 75-74, España se clasificaba por primera vez para la final del Mundobasket. La gloria estaba a un solo paso aunque se había cobrado un peaje muy caro.
Al día siguiente, en las pruebas médicas, se confirmó que la lesión de Pau Gasol era seria y le mantendría en el dique seco más de dos meses. Evidentemente no se podría contar con él en la final. A la selección española le separaba del oro Grecia que había dejado en la cuneta en semifinales a Estados Unidos que sumaba una nueva decepción y debía conformarse con el bronce. Los griegos eran un rival muy competitivo y sumamente peligroso. Se trataba del campeón de Europa que contaba con un plantel duro y contrastado. Papaloukas, Spanoulis, Diamantidis, Fotsis, Dikoudis, un inmenso Schortsianitis que se convirtió en una pesadilla dentro de la zona estadounidense con sus numerosos kilos… Su victoria ante Estados Unidos y la ausencia de Pau Gasol concedía el favoritismo a los helenos. Los jugadores españoles se conjuraron para dedicar a su compañero ausente la mejor actuación de sus carreras y llegar a lo más alto por él y por todos. Aquella mañana del 3 de septiembre pasaría a la historia del baloncesto español. Jamás se vio un recital defensivo de la selección española como el desplegado en Saitama. Los jugadores griegos se vieron abrumados por la intensidad de un rival motivado hasta el extremo. Nada funcionaba en el conjunto griego. Ni los bases, ni sus tiradores, ni siquiera el mastodóntico Schortsanitis. Para él tenía preparada Pepu una sorpresa: el marcaje de Marc Gasol que detuvo en seco al inmenso Sofo. El partido que cambió la carrera de Marc Gasol. No dejó de crecer sobre las canchas a partir de entonces. Pero si la defensa resultó sublime, el ataque no fue menos apoteósico. A partir de la asfixiante defensa los jugadores españoles pudieron atacar a una velocidad endiablada. El acierto exterior de Navarro y Garbajosa enterraba a Grecia como una brutal avalancha. La final estaba terminada al descanso. Un equipo tan competitivo como el griego tuvo que ondear la bandera blanca demasiado pronto, abrumado por un rival que no levantó el pie del acelerador, en busca de la gloria. La segunda mitad se convirtió en un interminable éxtasis esperando el final. Aquel 70-47 en tierras niponas entraba en la historia del baloncesto español. España era campeona del mundo.
Fuente: blogs.hoy.es
El primer título de la selección española llevaba a esta generación al lugar que le correspondía. Pau Gasol recibió con muletas el premio al mejor jugador del torneo. Garbajosa, que iniciaría poco después la aventura NBA en Toronto Raptors, le acompañaría en el quinteto ideal. Pepu pudo dedicar el triunfo a su padre, fallecido sólo unas horas antes. El éxito llevó a este equipo a una dimensión desconocida. Todos pudimos conocer su entresijos de vestuario, el mágico ambiente alrededor de las partidas de pocha o la canción que unía a todo el equipo alrededor de un corro (Un hombre despechado de Ricky López). El recibimiento en Plaza Castilla a su llegada en Madrid fue la primera fiesta de masas con las que se obsequiaría a este equipo. Se convertía de repente en un referente del deporte español, el espejo en el que debían mirarse otros equipos como la selección de fútbol que aún seguía acumulando frustraciones y fracasos por entonces. Había llegado el triunfo de aquella palabra que iba a sonar mucho a partir de ahora, como la vocalizó con fuerza y sobriedad Pepu Hernández: BA-LON-CES-TO.
Madrid 2007, amarga final.
El oro en el Mundobasket de 2006 elevó las expectativas a lo más alto de cara al próximo gran campeonato. España partía indudablemente como gran favorito en el Eurobasket que se disputaba en casa. Ni siquiera que fuera un Europeo clasificatorio para los Juegos Olímpicos, para los que ya estaba clasificada la selección española como campeona del mundo, disminuía un ápice la condición de gran favorito pese al aumento de dificultad y competencia. No había mucho que inventar. Pepu Hernández llamó a los mismos jugadores que consiguieron el oro un año antes en Japón. Pasó por alto el año prácticamente en blanco que pasó Sergio Rodríguez en Portland y la grave lesión de rodilla sufrida por Garbajosa en una jugada desgraciada en un encuentro ante los Boston Celtics. Su presencia se puso en duda, primero por las reticencias de los Raptors que exigían la firma de un cuantioso seguro, y después debido a la larga recuperación. Jordi Trías era el elegido para sustituir a Garbajosa en caso que no se recuperara pero finalmente Pepu decidió que su estado físico era suficiente para formar parte de la convocatoria. No habría cambios en una selección que alternó en la preparación los triunfos contundentes con los numerosos actos publicitarios organizados por la FEB y que provocaron el primer punto de fricción entre Pepu Hernández y Pepe Sáez. Minucias antes de un Eurobasket que volvía a cambiar de formato. Del grupo de la primera fase pasaban tres selecciones que junto a otras tres formarían un nuevo grupo en la segunda fase, acumulando las victorias de la primera fase con respecto a las demás clasificadas. De ahí pasaban cuatro equipos a cuartos de final para comenzar las eliminatorias en busca de las medallas.
Fuente: neytirina.blogspot.com
La primera fase no debía representar ningún problema. Portugal, Letonia y Croacia esperaban en la sede de Sevilla. Portugal (82-56) sólo representó un pequeño aperitivo para abrir boca en el torneo. Letonia aguantó hasta el descanso gracias a la labor de Biedrins bajo aros pero acabó sucumbiendo en el segundo tiempo ante la imposibilidad de frenar a Pau Gasol y la efectividad desde fuera de Rudy y Garbajosa. 93-77 antes de cerrar el grupo ante Croacia. Contra los balcánicos el partido siempre resultó extraño. La selección española nunca dio la impresión de jugar a tope, demasiado confiada. Flotaba la impresión que podía romper el partido cuando quisiera pero nunca lo hizo, no aprovechó las carencias de un juego interior limitado que no podía frenar a Pau Gasol. Las concesiones al juego exterior, principal arma croata, mantuvieron siempre con vida al rival. Los colchones de 8-9 puntos acababan en nada por una mala defensa del perímetro. Un triple de Marko Tomas a tres segundos del final resultó definitivo. La entrada suicida a canasta de Rudy en busca de la victoria no logró evitar la derrota por 84-85. Un tropiezo inesperado. No era un problema irresoluble pero obligaba a no fallar en la segunda fase para lograr un cruce asequible en cuartos. Los rivales de la segunda fase presentaban no pocas complicaciones y dificultades: Grecia, Rusia e Israel. Sin embargo los hombres de Pepu destaparon el tarro de las esencias cuando era necesario. Ya en Madrid, en el Madrid Arena tan tristemente recordado años después, repitieron ante los griegos la exhibición defensiva de la inolvidable final de Saitama un año antes. El encuentro quedó visto para sentencia al descanso en un recital de Rudy y Pau Gasol. 76-58 que despejaba cualquier duda que hubiera. Rusia presentó mayor oposición. El poderío físico del juego interior ruso y la versatilidad de Khryappa creó problemas durante los primeros minutos pero poco a poco la selección española llevó el partido a su terreno gracias a otra fuerte defensa, una de las principales armas de este equipo y que muchas veces ha pasado a un segundo plano cuando le ha permitido marcar diferencias y jugar a ese ritmo veloz que le caracteriza. Calderón se hizo dueño del encuentro, superando ampliamente a Holden, y los triples del propio Calderón, Navarro y Garbajosa enterraron a los rusos en la segunda mitad. Kirilenko se vio demasiado solo. 81-69 que permitía a España lograr la primera plaza si derrotaba a Israel. Los hebreos volvieron a plantear un encuentro muy incómodo. Pepu puso un quinteto inicial atípico, con muchos suplentes, e Israel aprovechó para marcharse en el marcador. El seleccionador tuvo que rectificar sobre la marcha y convencerse que no podría dar día de descanso a los referentes del equipo. Pau Gasol se convertiría en un martillo pilón para el endeble juego interior de Israel que, sin embargo, aguantó tres cuartos gracias a Tapiro, que siempre aparecía ante España, y la versatilidad de Eliyahu. Un pajarón israelí en el último cuarto, en el que sólo anotó cinco puntos, provocó el hundimiento y un resultado nada real para lo visto en la cancha. 99-73, primer puesto y a pensar en el camino a las medallas.
Fuente: cppalacios.wordpress.com
En cuartos de final esperaba Alemania, otra vez enfrente en un gran campeonato. Todo se basaba en neutralizar a Nowitzki y Pepu recurrió a la misma fórmula que en el Mundobasket el año anterior. Carlos Jiménez se convertía de nuevo en una pesadilla para el astro alemán, superado completamente por la gran defensa del capitán español. El partido no tuvo mucha historia y será más recordado por los problemas con el reloj de posesión que otra cosa. 83-55 para ventilar con suma facilidad el otrora temible cruce de cuartos. Grecia sería el rival en semifinales. Los helenos fueron arrasados en la segunda fase por la selección española pero se conjuraron para que la historia no se repitiera. Fue un partido muy diferente a aquel tan plácido para los jugadores españoles. Grecia preparó una guerra de guerrillas que enfangó el partido. Pese al buen inicio de la selección española, la salida desde el banquillo de hombres clave como Papaloukas y Spanoulis frenó el empuje del equipo entrenado por Pepu. El ritmo se ralentizó y España encontró cada vez más dificultades ante la agresiva defensa helena que mantenía el choque igualado. La situación empeoró en el tercer cuarto con el festival anotador de Spanoulis que ponía por delante a los griegos, que controlaban el ritmo del encuentro y a los que no se podía doblegar sólo con Pau Gasol. Acudió al rescate Navarro para neutralizar con sus triples el acierto de Spanoulis. Los triples de Calderón en el último cuarto otorgaron un colchón valiosísimo en los últimos instantes cuando los nervios y las decisiones arbitrales (antideportiva a Tsartsaris tras un garrotazo a Garbajosa sin balón y técnica a Rudy por simular) crispaban a todos. Pese a la última carga griega a base de triples, la selección española aguantó la embestida con su acierto en los tiros libres decisivos. 82-77 y España lograba el pase a la final, para alivio también de los lituanos que se jugarían la plaza directa a los JJOO de Pekin en el partido por el bronce contra los griegos, algo que conseguirían a la postre.
Fuente: blogs.periodistadigital.com
España estaba preparada para lograr su primer título europeo. Rusia era el rival en un Palacio de los Deportes lleno hasta la bandera aunque plagado de palcos VIP cerca de la pista. Un punto de polémica tras la final por la reducción de la presión ambiental que conllevaba. No importó en un primer cuarto en el que España superaba con claridad a su rival. No le costó irse 12 arriba en unos pocos minutos con los triples de un enchufado Calderón. Parecía coser y cantar, otra repetición del derroche de juego en Saitama. Sin embargo España cayó en el exceso de confianza y en la emboscada que tendió el astuto David Blatt a partir del segundo cuarto. Ralentizó el ritmo del encuentro y sacó todo el jugo posible a su escaso banquillo, con unos buenos minutos de Ponkhrasov en la dirección. Los errores en tiros fáciles y el bajísimo porcentaje en el tiro de dos ayudó a meter de nuevo en la pomada a los rusos. No parecía tampoco problema. Se esperaba que en cuanto los jugadores españoles se entonaran el partido volvería a romperse. Era demasiada diferencia teórica entre ambos. Sin embargo los chicos de Pepu no entraron en calor. Se contagiaron del ritmo cansino propuesto por Rusia y cada vez se atenazaron más. Navarro (inauditos cero puntos en la final) y Rudy no aparecían en el perímetro. El porcentaje de dos, con sólo siete canastas anotadas en todo el partido, era paupérrimo. Pepu fue reduciendo la rotación, explotando a los titulares aunque no estuvieran finos. Ni siquiera los numerosos tiros libres lanzados sacaban de apuros. Pau Gasol completaba su errático partido fallando numerosos lanzamientos desde la línea de tiro libre. A los rusos les bastaba con recurrir a Kirilenko para llegar con vida hasta el final. El choque estaba adoptando un tono angustioso que no hacía presagiar nada bueno. El temor se apoderó de todos los aficionados españoles cuando Rusia sólo estaba uno abajo a 25 segundos del final y gozaba de la posesión. Holden, el base-escolta estadounidense nacionalizado ruso del CSKA, no se lo pensó cuando la posesión agonizaba para lanzar desde 5 metros. Su letal muñeca provocó un nudo en la garganta a todos cuando anotó el 59-60 a tres segundos del final. Aún quedaba una oportunidad tras el tiempo muerto pedido por Pepu. Pau Gasol se la jugó a cuatro metros de canasta, en una posición que no era cómoda pero tampoco descabellada para anotar. El aro escupió el balón provocando el grito de angustia de todo el Palacio de los Deportes. Se escapaba el oro en el último segundo. La figura de Pau Gasol en el suelo, lamentándose del fallo y la derrota, era la imagen de la decepción sufrida.
La plata que antiguamente hubiera representado un éxito ahora encerraba un aroma de amarga decepción. Se había escapado el primer oro, un triunfo que parecía seguro ante un rival en teoría inferior y en casa. Otra vez la maldición del anfitrión perseguía a la selección española. Aunque las críticas fueron amables con el equipo se apuntó al exceso de confianza, la presión, la pérdida de frescura en el juego en los partidos decisivos, la decisión de Pepu de contar con Garbajosa y Sergio Rodríguez e incluso el erróneo reparto de entradas con el exceso de palcos VIP. Sin embargo la mayor consecuencia fue la paulatina erosión en la relación entre Pepe Sáez y Pepu Hernández. Pepu estaba molesto con los distintos actos que provocaban distracciones en la concentración y pérdida de entrenamientos. Mientras, Pepe Sáez recelaba del protagonismo que adquiría Pepu Hernández al margen de la selección, con las numerosas charlas a las que asistía y le otorgaban pingües beneficios. El duelo de egos fue desgastando poco a poco la cuerda durante meses hasta que terminó por romperse. El 3 de junio Pepu Hernández era cesado del cargo tras su ausencia a una reunión técnica de la FEB. Así las gastaba Pepe Sáez. Con la salida de Pepu se cerraba un ciclo mucho más breve de lo esperado pero que no acabaría con los éxitos de esta generación de jugadores.
Próximo capítulo: El Dream Team europeo.
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1 Comment on "LA GENERACIÓN DORADA DEL BALONCESTO ESPAÑOL (III): EL TRIUNFO DEL BA-LON-CES-TO"
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Qué grandes momentos de ba-lon-ces-to me has hecho revivir. Lo de Saitama fue la hostia, ese triple de Nocioni y esa megadefensa contra Grecia… Al año siguiente la lesión de Garbajosa, que nunca fue el mismo, empezó a enfangarlo todo, una lástima. Aunque probablemente si se hubiera ganado a Rusia en el Madrid Arena todo habría quedado en anécdota. Me hace pensar todo el serial (super curro una vez más y van… felicidades) en que estos chicos lo han tenido todo, talento a raudales en primer lugar. Sólo les ha faltado un entrenador estable, el desfile en el banquillo ha… Read more »