Portada
En el siempre agitado mundo del rock hay también un pequeño espacio para que algunos musicos se dediquen a investigar con tranquilidad, sin presiones, removiendo viejos discos, escudriñando entre antiguas grabaciones, siempre ajenos a las modas y a las siempre cambiantes novedades del mundo del espectáculo. Son los artesanos del rock, gente que trabaja normalmente en silencio ajenos al griterio y el oropel de la fama. Hacen su trabajo, lo más honestamente que pueden y nada más. No creais que todos estos esforzados artistas están cortados por el mismo patrón. Los hay inquietos y creativos, músicos curiosos, siempre investigando y experimentando con viejos y nuevos sonidos, mientras que otros, más tranquilos y tradicionales, se aferran a esquemas ya conocidos, mil veces probados, para ir depurándolos, estilizándolos quizás en busca de una utópica perfección.
John Walden Cale, más conocido como J.J.Cale (1.937-2.013) pertenecía a este segundo grupo de orfebres; de hecho, él mismo aseguraba a quien le quisiera oír que “siempre hago el mismo disco”, afirmación que sus incondicionales y admiradores consideraban como una muestra más de la modestia del maestro. La carrera de Cale se inició cuando, junto con un amigo de Tulsa (Oklahoma), su ciudad natal, Leon Rusell, se marchó a la California dorada de los años sesenta en busca de fortuna musical. En unos años se hizo un pequeño nombre como músico de sesión y ocasional compositor. Tenía ante sí una carrera discreta pero segura.Sin embargo, hacia 1.970 decide recoger el dinero ganado hasta entonces y montar un pequeño estudio de grabación en su ciudad de origen. Casi de inmediato, llega el éxito ineseperado. Un viejo conocido, Eric Clapton, tiene la ocurrencia de grabar una vieja composición suya de 1.965 llamada “After midnight” que se convierte en un pequeño suceso lo que motivó que otro compinche de Tulsa, Carl Radle, le hiciera una visita para ver si tenía más material. Claro que lo tenía. La maqueta con los temas de Cale llega a al director de Capricorn records en Nashville quien no es otro que….Leon Russell (vaya casualidad) que de inmediato ficha a su paisano y amigo. Así surgió el primer, y en mi opinión, mejor, disco de J.J. Cale, Naturally (1.971).
Todas las canciones de Naturally hacen honor a su título: piezas cortas, apenas 3 minutos, de esquelética estructura (tan solo tres canciones cuentan con arreglos de viento); los temas emergen del silecio y desaparecen en él sin hacer casi ruido,sigilosamente. Ecos de sonidos tradicionales,influencias de viejos blues, de música cajun, o country,recitadas por una voz ronca y pausada y acompañada por una guitarra siempre ligera, tocada sin púa, lo que acentúa la sensación de proximidad y calidez. Naturally impuso además un nuevo estilo, el laid back (literalmente “echado para atrás”), “relajado” podríamos decir, estilo con solo un representante notorio, el propio Cale, pero con una legión de admiradores y seguidores (Eric Clapton o Mark Knopfler entre los más distinguidos).
Entre 1.971 y 1.978 Cale publicó media docena de discos (Really, Okie, Trobadour …), todos interesantes y todos similares, ya sabéis, “siempre hago el mismo disco”. Sin embargo, en los 80 la carrera de Cale dio un giro inesperado para alguien tan poco dado a los cambios: nuevas discográficas (destaca el corto periodo con la británica Silvertone), algunos experimentos, y, un retorno a cierto semiolvido, agravado por apariciones cada vez más esporádicas. En 2.004 un documental y un disco (To Tulsa and back) recuperan su figura y Eric Clapton consigue, por fin, hacer un disco con él (Road to Escondido, 2.006) que relanza su carrera una vez más. Finalmente, en 2013 un ataque al corazón pone fin a su vida. Su legado, de todas formas, está ahí; seguro que ahora mismo en algún punto perdido del medio oeste estadounidense hay un tipo con sombrero y una guitarra tocando en la mecedora del porche de su casa viejas canciones de J.J.Cale.
Contraportada
Ry Cooder (1.947), es, creo yo, un buen ejemplo del otro modelo de artesano del que hablaba al principio. Un músico que siempre sorprende, que cuando ya crees conocer edita un nuevo disco que te desconcierta, centrado en músicas que no sospechabas pudieran interesarle. Pero Cooder no engaña, siempre deja en trabajos previos pinceladas, pequeñas anotaciones sonoras que poco después se convierten en motivos importantes de su música. Así, puede partir del blues para adentrase a continuación en la música rural , coquetear con el rythm and blues y saltar a la música fronteriza, y desde ahí adentrarse en las sonoridades caribeñas, retornar posteriormente a la música de las grandes bandas de los años 20, enlazar con el ragtime….y así hasta el infinito. Ninguna música le es ajena, todas importan y todas suman para un Cooder que nunca las utiliza como meros recursos arqueológicos, sino que las reinterpreta, reinventándolas y mezclándolas entre sí, cobrando nueva vida.
Ry Cooder inició su labor en Los Angeles, su ciudad natal, junto a otro músico atípico, Taj Mahal. Extraordinario guitarrista, se se fogueó como músico de estudio con múltiples artistas (Little Feat, Randy Newman, Rolling Stones...).Fichado por una multinacional en 1.970 (Warner Brothers en su sello Reprise), en parte gracias a los elogios de los artistas con los que trabajaba, Ry Cooder vio en ello una oportunidad para trabajar sosegadamente. Su primer disco, Ry Cooder (1.970) parte del blues para alterarlo utilizando viejos recursos (el bottleneck, el tradicional “cuello de botella”, por ejemplo), o mezclando divrsos tipos de guitarras .Siguió editando discos con pocas ventas, obvio, pero generando un respeto creciente hasta que en 1.974, pudo acercarse a algo que podríamos denominar como un estrellato de baja intensidad con su cuarto trabajo, Paradise and Lunch.
Paradise and Lunch es posiblemente el trabajo más convencional de Cooder, el más abiertamente rockero y también quizás el más variado y accesible: música fronteriza (“Mexican” inteligente adaptación de un tema de Burt Bacharach), reggae (“Its all over now” ,adaptación de un tema de Bobby Womack), gospel (“Jesus on the mainline”), y, por primera vez un tema estrella, la preciosa balada original del semiolvidado cantante gospel Washington Philips, “Tatler” (inmediatamente versioneada por varios artistas, entre ellas Linda Ronstadt). Alguien podría pensar que Paradise and lunch es algo parecido a una afortunada macedonia musical, pero no, como en todos sus trabajos hay siempre una coherencia interna en todo lo que Cooder hace, un propósito definido y un trabajo concienzudo detrás que consiguen dar a cada disco un sentido unitario y actual, nada nostálgico.
Tras Paradise and lunch Cooder siguió publicando discos con regularidad hasta 1.980, año en el que una nueva actividad, la composición de bandas sonoras para películas, empezó a centrar su trabajo, entre ellas varias para Walter Hill (Forajidos de leyenda, Calles de fuego…), y especialmente una que lo encumbró, Paris-Texas de Wim Wenders (1.984). En los años 90 la edición de discos se ralentizó y empezó a colaborar con diversos sellos de la denominada world music. Fruto de ello sería otro de sus éxitos sonoros, el documental también para Wim Wenders, Buena Vista Social Club (1.998) merecido homenaje a la música cubana Y ahí lo tenemos aún, creativo, original y combativo; su último disco, Election Special (2.012) es un homenaje a las canciones protesta de los años 30-50, como siempre con aires renovadores. Un músico que nunca para.Imprescindible.
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3 Comments on "PORTADA Y CONTRAPORTADA: J.J. CALE/ RY COODER"
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Fantastico @rosschack, me parece que el primer parrafo es dificilmente mejorable a la hora de definir a estos dos.
Me quedo con Cale simplemente porque lo he escuchado con mas continuidad. El Naturally me parece extraordinario pero de sus discos quiza me quede con el Troubadour (Hey Baby, Travellin’ light, Ride me high, bufff…).
Aunque parezca un ejercicio de retorica snob, la pausa, las notas que no se tocan pero se sugieren, no dejan de ser un arte (y si no que se lo digan a Xavi) y Cale es uno de sus principales exponentes.
Pues me ha costado mucho, pero he acabado votando por el bueno de JJ, por su influencia indiscutible en la guitarra actual, por que va perdiendo y por ser el primero de los dos que conocí y aprendí a apreciar.
Pero ha costado un huevo.
Ambas sonoridades me resultan prácticamente semejantes. Sin ser este estilo tranquilo y pausado de mis favoritos, he votado Cale porque, paradójicamente, me ha parecido apreciar domina pelín más las pausas y los tiempos para darle el toque genuino.
Que ejercicios tan gafapastas me obligáis a acometer…