La progresión de la generación dorada de la selección española no ha sido lineal y ascendente desde el comienzo. De hecho, el camino hacia el éxito de este equipo se interrumpió durante un par de años por una decisión errónea a la hora de elegir el encargado de guiar a la selección española desde el banquillo. Se ha llegado a pensar que a este equipo le puede dirigir cualquiera, que se puede incluso autogestionar, pero tanto talento también necesita un mentor, un guía que canalice y una tanto potencial para llegar a lo más alto. En 2004 y 2005 no dispuso de un seleccionador a la altura y la evolución se resintió. Mirar hacia el pasado con un equipo del futuro suele traer resultados lejanos a los esperados. En este capítulo repasaremos aquellos dos años en los que esta selección española vio frenada temporalmente su trayectoria hacia el éxito, que se consideraba imparable pero tuvo que esperar un tiempo y a otros protagonistas desde el banquillo para llegar al destino que tenía reservado.
Atenas 2004, maldito cruce inesperado.
11 mayo de 2004. Moncho López anunciaba por sorpresa su dimisión como seleccionador tras firmar un contrato para la siguiente temporada con el Breogán. La noticia pillaba a contrapié a todos, incluida la propia FEB. Con los JJOO de Atenas a tres meses vista, había que buscar con urgencia a un sustituto para el banquillo de la selección española. La temporada no había terminado aún en la ACB y la absurda norma de incompatibilidad del cargo de seleccionador con el de entrenador de un equipo ACB dificultaba mucho la búsqueda. Los nombres no eran muchos y se reducían a entrenadores en paro o vinculados a la FEB. Se hablaba de Gustavo Aranzana, Paco García, Joan Creus. Incluso se especuló con el regreso de Javier Imbroda. Sin embargo, Ernesto Segura de Luna se decantó por Mario Pesquera. Un entrenador habitual en los banquillos españoles en los años 80 y 90 pero alejado ya una década de la primera línea. La idea resultaba chocante. Un entrenador del pasado para un equipo de futuro. Había dudas sobre si Pesquera había sido capaz de reciclarse para afrontar un baloncesto muy diferente al que conocía en su larga etapa de entrenador en la ACB por mucho que ya estuviera trabajando dentro de la estructura de la FEB. Sin embargo, el talento de este equipo estaba por encima de la incertidumbre que pudiera generar el nuevo seleccionador. Un talento que no cesaba de aparecer. Otro jovencísimo descubrimiento que ocuparía un lugar destacado en el baloncesto español y europeo con el paso de los años: Rudy Fernández. Con apenas 18 años el escolta del Joventut tuvo una aparición fulgurante por la ACB, explotando en una Copa del Rey donde se convirtió en el gran protagonista con su muñeca y las acciones espectaculares que le permitían unas piernas que bien pudieran ser muelles. La Penya acabó cayendo en la final copera pero nadie podía olvidar ya el memorable recital de Rudy, único jugador que ha logrado el MVP de Copa sin que su equipo fuera campeón. Se daba por hecho que Rudy formaría parte de la selección española en los JJOO de Atenas. El cambio de seleccionador no varió los planes respecto a Rudy, que debutaría en una competición internacional en la cita olímpica. Sin embargo, Mario Pesquera tenía reservadas decisiones sorprendentes e inesperadas.
Fuente: elpais.com
Evidentemente, el grupo de los juniors de oro que había acudido a la selección hasta ahora, a excepción de Raúl López, permanecía intacto. También continuaban del Europeo del año anterior los Carlos Jiménez, Garbajosa y Rodrigo de la Fuente. A partir de ahí llegaron las decisiones curiosas, e incluso extravagante en algún caso, de Mario Pesquera. Convocó a Iker Iturbe que había realizado un gran playoff con el Estudiantes, subcampeón de Liga y que hizo sudar tinta al Barça en la final. Razonable por su versatilidad y su trayectoria en Real Madrid y Estudiantes. Un apreciable recurso en un banquillo. Llamó, cuatro años después, a Roberto Dueñas. Hacía falta un punto de altura y kilos para acompañar a Gasol en la zona pero Dueñas ya acusaba de nuevo problemas fisicos, la convocatoria llegaba quizá un año tarde. Su forma de jugar tampoco se adecuaba mucho a esta nueva selección, más dinámica. Sin embargo quedan las dos decisiones más extrañas, las convocatorias de Óscar Yebra y Jaume Comas. Yebra era un habitual anotador en equipos medianos y pequeños pero con nulo bagaje en grandes citas. Se pasaría todo los JJOO agitando toalla. Comas había realizado una buena temporada en Lleida pero su inclusión para ocupar el lugar de Raúl López, aún falto de confianza tras sus graves lesiones, chirriaba entre tanto nombre ilustre. Una baratija dentro del cofre del tesoro. Apenas dio unos escasos minutos de descanso a un Calderón que pasó demasiado tiempo en pista por falta de un sustituto a la altura. Pesquera había dado carpetazo final a la trayectoria de los veteranos en la selección formando un Frankenstein. Una selección con titulares indiscutibles y demasiados jugadores de relleno en el banquillo para abordar el sueño olímpico con estos hombres: Calderón, Comas, Navarro, Rudy Fernández, Rodrigo de la Fuente, Carlos Jiménez, Yebra, Iturbe, Felipe Reyes, Garbajosa, Dueñas, Pau Gasol.
Fuente: 20minutos.es
La preparación dispararía el optimismo entre toda la afición española. Comenzó derrotando de forma convincente a rivales tan duros como Argentina y Grecia antes de iniciar un recital tras otro, una borrachera de baloncesto espectacular y arrollador. No es que venciera a los rivales, los hundía en la miseria. Las victorias resultaban escandalosas ante rivales cualificados. Puerto Rico caía de 51, Brasil de 35, Serbia-Montenegro de 16, Croacia de 27. Palizas sin contemplaciones ante selecciones que estaban muy lejos del tercer mundo del baloncesto. Si los resultados impresionaban el juego dejaba en éxtasis a todos los aficionados que abarrotaban cada pabellón que albergaba la gira de las selección española. No había duda alguna que la posibilidad de medalla era muy real. Se podían rememorar los momentos mágicos de aquellas madrugadas en los JJOO de Los Angeles en 1984. Pero había que comenzar por el principio, la primera fase que no se pudo salvar en las dos últimas presencias olímpicas. China, Argentina, Italia, Serbia-Montenegro y Nueva Zelanda eran los primeros escollos. Incluso la suerte acompañaba, alejándole de USA. Si la suerte y el juego acompañaban no entrarían en escena hasta semifinales, como mínimo. El primer escollo era la China de Yao Ming, faro único sobre el que giraba todo el juego de su selección. No fue rival para la pareja de oro, Gasol-Navarro, bien acompañada por minutos de calidad desde el banquillo de Felipe Reyes, ya asentado como jugador importante en la ACB y recién fichado por el Real Madrid. 83-58 para abrir boca. Aperitivo antes de enfrentarse a uno de los huesos más duros del grupo: Argentina. Aunque ya se habían visto las caras en la preparación se trataba de uno de los primeros duelos entre las generaciones más brillantes de ambas selecciones. No serían pocas las veces que sus caminos se cruzarían, gestando una rivalidad ya histórica. El encuentro sería tan duro y disputado como se preveía. Argentina apretó las clavijas al máximo a la selección española en la primera parte. Tanto Ginobili como un espectacular Scola, saliendo desde el banquillo, hicieron mucho daño en el segundo cuarto a la selección española que buscaba hasta la saciedad a Pau Gasol y que acusó la entrada de los hombres de banquillo, superados por la intensidad rival. La segunda parte fue la continuación del combate de cuchillo entre los dientes. La igualdad y las alternativas en el marcador eran constantes. El duelo entre Pau Gasol y Scola en el último cuarto, donde ambos acapararon el ataque de sus equipos durante muchos minutos, resultó apoteósico. Cualquiera de los dos pudo decidir el choque pero Gasol terminó desequilibrando. La dura defensa de los pivots argentinos a la referencia española les costó cargarse de personales en el tramo final, despejándole el camino. Calderón podría la puntilla para decidir el choque en los últimos minutos. España salía victoriosa por 87-76 de una dura batalla ante un rival talentoso y competitivo como pocos. Casi un clon. El triunfo no sólo sirvió para facilitar el camino sino para comprobar cómo actuaría Pesquera en los partidos importantes. Redujo la rotación a prácticamente 8 jugadores. El papel de Comas, Dueñas y Rudy era casi testimonial y Yebra era un adorno en el banquillo. La sobrecarga de minutos a Calderón y Pau Gasol tampoco se le escapaba a nadie.
Fuente: article.wn.com
Italia era la siguiente piedra en el camino. Como no sobraba el talento en los transalpinos más allá de Bulleri y Basile esperaba un camino de espinas con un partido muy trabado. Lo fue. Un choque cuartelero en el que Italia propuso un ritmo lento y defensa muy dura, incluso más allá de lo permitido en ocasiones. La aparición por sorpresa de Righetti resultó un quebradero de cabeza para los aleros pero a los italianos les faltaba talento y variedad de recursos para irse en el marcador. A España le costó librarse del tono mortecino y tenso del encuentro pero acabó imponiendo su ley en el último cuarto con su pareja interior, Garbajosa y Pau Gasol. Se sobrepusieron a la ración de palos recibida en la zona y sacaron del partido a unos defensores cansados y cargados de personales. Italia no tuvo argumentos en el último periodo, le faltaba calidad para superar la buena defensa española en el momento de la verdad. 71-63 y la clasificación para cuartos quedaba certificada. Una victoria ante Serbia-Montenegro suponía asegurarse el primer puesto del grupo. Los plavi estaban necesitados de la victoria para no complicarse la vida tras su inesperado tropiezo ante Nueva Zelanda. Obradovic no lograba conjuntar a un equipo de talento indiscutible pero claramente dividido en dos facciones: los NBA y los que jugaban en Europa. Ni siquiera la confirmación de Bodiroga como líder tras la salida del equipo de Stojakovic acabó con la bicefalia. Una España que aparentaba jugar a medio gas y dormitando en aquella mañana no tuvo problemas para mantener el choque igualado los tres primeros cuartos pese a recibir más palos que una estera. En la recta final se le encendió la lucecita a Navarro y enterró a los serbo-montenegrinos. 76-68 que asomaba a Serbia-Montenegro al abismo al que caerían tras su sonrojante derrota en la última jornada ante China en un recital en la zona de Yao Ming. España certificaba la primera plaza de grupo y dejaba como un trámite el último partido ante Nueva Zelanda (88-84) que despachó Mario Pesquera repartiendo minutos entre todos, incluido Yebra, y en el que Rudy demostró que bien podía ganarse un papel más notorio pese a su juventud. La selección española se clasificaba como invicta y primera de grupo. El panorama era el ideal para luchar por la medalla, lo lógico era un cruce amable. Sin embargo resultó un regalo envenenado porque los cuartos de final le cruzaban con ¡¡ Estados Unidos !!
La primera fase para la selección estadounidense había comenzado de manera bochornosa, recibiendo un humillante repaso de Puerto Rico (73-92) que le arrolló desde el inicio con una exhibición fabulosa de Carlos Arroyo. Las victorias nada cómodas ante Grecia (77-71) y Australia (89-79) precedieron a una nueva derrota ante Lituania (70-74). Esta vez Jasikevicius sí anotó lo que el aro le negó en Sidney. El trámite ante Angola (89-53) no servía de nada. Un triple empate le relegó a la cuarta plaza y convertía en una faena la brillante primera plaza de la selección española en el grupo A. Sin embargo la sensación era que se podía hacer frente a los estadounidenses con muchas esperanzas en un triunfo. A USA no le faltaban nombres ilustres (Duncan, Iverson, Marion, Stoudemire, Marbury, Odom, Boozer,..) junto a algunos de los jóvenes más prometedores en muchos años pero la nula conjunción del bloque le daba apariencia de una banda desorganizada y desdeñosa,. Si Puerto Rico y Lituania pudieron vencerle, ¿por qué no España? Se infló el globo del optimismo y la euforia al amparo de la impecable primera fase de la selección española y la mala imagen de la estadounidense. Desde los medios nacionales no se dudó en calificar al equipo de Larry Brown de un grupo de individualidades nada acoplado, al alcance de los hombres de Mario Pesquera. Algunas valoraciones fueron más allá, como el análisis de Marca de los jugadores estadounidense el día del partido. A un Lebron James recién salido de la adolescencia se le describió como una mentira, un producto de marketing de la NBA. Algo parecido de lo que se dijo de Carmelo Anthony, otro de los jóvenes valores destinados a marcar una época en la NBA. Por no hablar de Wade, del que se hizo mofa por su errático porcentaje en el triple y al que se calificaba como un lanzador de pedradas. Echando la mirada atrás estas valoraciones producen ahora sonrojo y carcajadas interminables pero así estaban las cosas en aquella mañana del 26 de Agosto en Atenas.
Fuente: elpais.com
En España muchos aficionados tuvieron que acortar su estancia en la playa para presenciar el cruce de cuartos, disputado a las 13:30 hora española. La primera parte pintó un choque igualadísimo, de poder a poder. Como era de esperar, Mario Pesquera exprimió hasta la última gota a sus hombres más importantes. Poco descanso tenía Calderón, por no hablar de un Pau Gasol insustituible. El ataque giró sobre la gran estrella española. Gasol se convirtió en el máximo referente, los balones pasaban por él. Durante los primeros 20 minutos fue el mejor remedio para la exuberante superioridad física estadounidense. Pau Gasol lucía en todo su esplendor, amargándole la existencia a los hombres interiores de USA que ya sabían bien cómo las gastaba el ala-pivot de los Grizzlies. De la mano de Pau, España mantenía las espadas en todo lo alto al descanso (43-44). Sin embargo en el segundo tiempo se topó con un obstáculo inesperado e imprevisible. Apareció en el tercer cuarto la muñeca de un base talentoso pero que no se caracterizaba por su fiabilidad como tirador letal. Marbury surgió como una pesadilla desde la línea de 6’25. USA había tenido muchos problemas durante todo el torneo con la defensa en zona rival. No estaba acostumbrado a atacarla y su porcentaje en el tiro exterior en Atenas estaba siendo paupérrimo. Pero el acierto llegó en el peor momento para la selección española. Pese al acierto de Marbury, Mario Pesquera se obcecó en mantener la defensa zonal, temeroso que una variación defensiva permitiera a su rival imponer su demoledor físico. Marbury era consciente que era su día y tiraba de tres una jugada tras otra. Un triple tras otro iba minando la resistencia de la selección española que comenzaba a hacer la goma pero resistía férreamente. Pese al recital de triples de Marbury y un arbitraje amable con los estadounidenses, aguantaba a una distancia discreta. Gasol seguía estando ahí y Calderón comenzaba a llamar la atención a los ojeadores de la NBA con su sabia dirección y acierto en el tiro pero España entró a los últimos minutos con el depósito en la reserva. Pau Gasol, que disputó los 40 minutos, estaba exhausto. Ante la falta de frescura de su referente, la selección española se refugió en el triple con escaso acierto. No fue el día de Navarro, muy desacertado en el tiro. Iverson terminó por forzar a la selección española a claudicar al entrar en el último minuto. Larry Brown celebró el triunfo de mala manera, pidiendo tiempo muerto a 20 segundos del final con todo el pescado vendido. Les sentó como un tiro a los jugadores españoles, muy molestos con el gesto de recochineo pero seguro que no tanto que con esta dolorosa derrota por 94-102.
El único partido perdido llegaba en el peor momento, en el maldito cruce de cuartos de final, otra vez funesto para el baloncesto español. El 7º puesto logrado tras ganar a China (92-76) en el último partido después de una gran primera fase dejaba un triste poso. Se había escapado una ocasión de oro, una medalla totalmente a su alcance. Sólo había que mirar el podio en el que estaba en lo más alto Argentina, que habían derrotado a los estadounidenses, bronce a la postre, en semifinales y lograban el mayor logro del baloncesto argentino con su oro en Atenas. Más dolor producía ver que la plata recaía en una mediocre Italia. Dos rivales a los que había vencido en la primera fase, Argentina e Italia, acababan en el podio olímpico mientras los españoles maldecían al destino. Volvían los lamentos a la sempiterna mala suerte, clamores de injusticia, ataques al formato de la competición. Excusas del pasado alrededor del equipo del futuro.
Fuente: guioteca.com
Belgrado 2005, la dura vida sin Pau Gasol.
Terminada la cita olímpica en Atenas comenzaban las especulaciones sobre el futuro inmediato de la selección. No tardó en convertirse en un secreto a voces que el próximo campeonato, el Eurobasket de Belgrado, sería una cita mucho más complicada. Los rumores de una posible ausencia de Pau Gasol eran cada vez mayores. Pau estaba en medio de una renovación multimillonaria con Memphis Grizzlies y podía verse necesitado de echar mano de algún gesto de agradecimiento a su equipo NBA, al que nunca le hizo gracia su empeño en estar cada verano con la selección española. Firmada la renovación, que le aseguraba su futuro como jugador franquicia de los Grizzlies, Pau Gasol acabó confirmando los malos presagios. La gran estrella del baloncesto español anunciaba su renuncia a participar en el Eurobasket de 2005. Era el campeonato que menos podía afectar al futuro de la selección y decidió que era el momento para contentar a su equipo con un verano de pleno descanso. Esta decisión trastocaba todos los planes de Mario Pesquera que perdía a su gran referente en su esquema de juego. No había más remedio que reinventarse, jugar de otra manera. Sin duda, las opciones de medalla se reducían sin Pau Gasol pero no faltaban mimbres de nivel para formar un equipo competitivo. Mario Pesquera cambió buena parte del banquillo que infrautilizó en Atenas. Dio la alternativa a otro junior de oro, Carlos Cabezas, para dar refresco a Calderón en el puesto de base. En esta ocasión Pesquera decidió llevar un tercer base, un jugador jovencísimo que se convirtió en la revelación de la temporada en la ACB con su descaro y espectacularidad: Sergio Rodríguez, la enésima perla de la cantera de Estudiantes. Para sustituir a Pau Gasol escogió a dos hombres altos: el veterano De Miguel, que volvía tras cinco años de ausencia a la selección, y el joven Fran Vázquez que ya despuntaba en Unicaja con su poder de intimidación y recursos en la zona. Completó la lista Sergi Vidal, que había disputado unos muy buenos playoffs con el Baskonia aunque seguro que ni él ni nadie en su club querría recordarlos tras aquella final inolvidable del triple de Alberto Herreros en el Buesa Arena. La primera selección española sin Pau Gasol desde que debutara en ella era la siguiente: Calderón, Cabezas, Sergio Rodríguez, Navarro, Rudy Fernández, Vidal, Carlos Jiménez, Iturbe, Garbajosa, De Miguel, Felipe Reyes, Fran Vázquez.
Fuente: rafagarciacruz.com
La preparación mantuvo la idea de enfrentarse a rivales duros. Francia, Croacia, Alemania o Grecia eran escollos de nivel para probar el estado real de la selección española. Se comprobó que iba a costar más vencer a las grandes selecciones europeas pero el equipo seguía siendo muy competitivo y alcanzar una medalla era un objetivo real, dentro de las posibilidades de este equipo. El grupo era asequible para clasificarse con comodidad pero encerraba un hueso muy duro para acabar liderándolo. Serbia-Montenegro, Letonia e Israel eran los primeros rivales en Novi Sad. Debutar ante toda una Serbia-Montenegro, que ejercía de anfitriona, era toda una prueba de fuego. A excepción de Stojakovic, iban prácticamente con todo. Bodiroga, Rebraca, Jaric, Krstic, Radmanovic, Tomasevic, Rakocevic, Gurovic,… Una lista interminable de nombres ilustres. Numerosos habituales de la NBA o estrellas del baloncesto europeo. Un rival temible, formado para buscar el oro en Belgrado. Sin embargo, España estuvo lejos de amilanarse ante esta pléyade de figuras. Probablemente fue uno de los mejores partidos que se le vio a la selección española con Mario Pesquera en el banquillo. Recital colectivo que se llevó por delante a un rival que terminó ninguneado y completamente desdibujado. Sin argumentos para atacar la buena defensa planteada por España, recurría sin éxito a las individualidades más allá de Rakocevic. No podía tener otra imagen un equipo excesivamente individualista y que no supo contrarrestar la dirección de Calderón, dueño y señor del ritmo del encuentro, ni frenar a un sublime Navarro que dio un curso de tiro. No había un lugar mejor que la cuna de tantos grandes tiradores en la historia del baloncesto europeo. España acababa paseándose para ganar por 89-70. Los elogios no tardaron en llegar. Había vida después de Gasol. Con un juego así se podía optar a estar en el podio con todas las garantías. Incluso se había encontrado un nuevo líder en la pista en la figura de Navarro. Toda la euforia en España contrastaba con la frustración en Serbia-Montenegro. Esta contundente derrota fue el inicio del fin para un equipo dividido dentro de un ambiente muy tenso que acabó saltando por los aires tras caer derrotado en octavos de final con Francia y degenerando en una monumental trifulca en vestuarios entre los propios jugadores de Serbia-Montenegro y en la que se vio inmerso incluso el mismo Obradovic.
Fuente: historiaseleccionespanolabaloncesto.blogspot.com
Tras el gran juego desplegado antes los anfitriones se esperaba una fácil victoria ante Letonia, que no contaba con el fiero y macarra Kambala. Sin embargo el juego de España distó mucho del desplegado en el debut. La actitud defensiva no fue la misma. Mejor dicho, la defensa no existió. Las facilidades ofrecidas en el perímetro las aprovecharon al máximo los tiradores letones. Los Stelmahers, Janicenoks y Sandis Valters (no confundir con su hermano Kristaps, también presente en la selección letona y que se labraría una interesante carrera en la ACB) se pusieron finos a anotar triples para abortar la escapada de España en el primer cuarto y que hacía presagiar que el triunfo sería pan comido. Nada más lejos de la realidad. Hubo que penar con un encuentro igualado debido al acierto exterior letón. A España le salvó que los letones defendían aún peor, sobre todo dentro de la zona por la falta de un pivot en condiciones que hiciera frente a Felipe Reyes ni un defensor versátil que supiera marcar en el poste alto a Garbajosa, que ya entonces abusaba del triple. Una canasta de tres en el último segundo de Sandis Valters envió el encuentro a la prórroga que decidió la fiabilidad en el tiro libre de Navarro, que lanzó hasta 24 veces desde la línea del tiro libre.114-109 que aseguraba la primera plaza, que daba acceso directo a cuartos de final, salvo una derrota por 17 puntos ante Israel. Una catástrofe que no se contemplaba. Pero lo que sí se iba acercando a tintes desastrosos era el juego de la selección española. La imagen ante Israel fue triste y ramplona, sin ilusión. Sólo la superioridad clara de Felipe Reyes por dentro y los triples de Garbajosa escaparon de la mediocridad general. Israel siempre llevó el ritmo del partido y el mando en el marcador. La derrota por 77-85 no evitaba la primera plaza del grupo pero el juego del equipo iba a menos en cada partido. Se podía achacar el mal juego ante Israel a una falta de tensión y exceso de confianza pero la imagen resultaba cada vez más pobre y Mario Pesquera volvía a caer en el error de una rotación muy reducida. Cabezas y Fran Vázquez jugaban muy poco e Iturbe y Sergio Rodríguez quedaron reducidos al papel de agitatoallas. El exceso de minutos para piezas clave como Navarro, Calderón o Garbajosa ya no se podía esconder. Pesquera recaía en sus vicios de entrenador a la antigua. Sólo quedaba confiar en volver a ver aquel juego deslumbrante del primer partido con la llegada de las eliminatorias.
En cuartos de final, España quedaba emparejada con Croacia que había eliminado a Italia, subcampeona olímpica pese a su juego y plantel mediocre. Ya habían medido sus fuerzas en dos amistosos en la preparación, con una victoria para cada una. Entonces la selección española ya pudo comprobar la dificultad de los croatas por su gran despliegue físico y la buena muñeca de sus tiradores. Desde el comienzo sufrió ambas cosas. La dureza y fortaleza física de los Kasun, Vujcic y Bagaric intimidaron a los pivots españoles que salían escaldados dentro de la zona. Giricek y Popovic complicaban aún más las cosas desde el perímetro. España era un alma en pena sobre la pista, superada completamente y vagando a 8-12 puntos de los croatas. Los 8 puntos a favor de Croacia al descanso se antojaban incluso cortos. Mario Pesquera buscó neutralizar el poderío interior croata con Fran Vázquez, poco utilizado hasta entonces. El pivot fue el revulsivo que se buscaba. Calderón supo encontrarle para dar otro aire al juego español. Fran Vázquez arrasó con todo a su paso dentro de la zona e hizo preguntarse a todos por qué Mario Pesquera apenas había contado con él hasta entonces. Sin embargo cuando mejor lo tenía la selección española, tras dar la vuelta al partido y con Planinic fuera de combate tras un golpe, volvió a atascarse. Ukic, sustituto de Planinic, devolvió el mando a Croacia con su acierto. España tiró más de fe que de juego, más de corazón que de cabeza. Se agarraba a los puntos de Navarro o a los numerosos tiros libres para aguantar casi a la desesperada. La diferencia en el número de tiros libres desesperaba a los croatas, muy protestones hacia los árbitros durante todo el partido. Muchos años en España se maldijo la mala suerte con los arbitrajes en los encuentros decisivos. En cambio, a esta generación los arbitrajes le trataban de otra manera, miraban a este equipo de otra forma. Es la sensación que tuvieron los jugadores croatas aunque parecía que la victoria no se les escaparía tras anotar dos tiros libres Marko Tomas y forzar falta sobre Navarro a 4 segundos del final y 70-73 en el marcador. Navarro anotaba el primer tiro libre. Forzó el falló para buscar el rebote ofensivo milagroso. Tras un barullo, Fran Vázquez se hacía con él para anotar en el último suspiro. Los croatas se desgañitaron reclamando que la canasta era fuera de tiempo. Los árbitros no quisieron saber nada y la dieron por válida. Había llegado el milagro. La prórroga fue casi una pantomima, un carrusel de tiros libres lanzados por la selección española. Los jugadores croatas estaban tan enojados con el arbitraje que las protestas y aspavientos eran constantes. Se sucedían las técnicas y el carrusel de tiros libres. Spahija, seleccionador croata, era expulsado tras dos técnicas después de montar un buen numerito. Una actitud general que provocó que la FIBA les negara la invitación para el Mundobasket del año siguiente. El final de partido se convirtió en un sainete sin emoción. 101-85 que no refleja para nada la angustia vivida hasta la prórroga. La selección española volvía a luchar por las medallas pero con sufrimiento extremo y sin jugar bien.
Fuente: feb.es
Las semifinales deparaban un nuevo duelo ante Alemania. O lo mismo que decir CB Dirk Nowitzki, que había llevado de nuevo a la selección germana a luchar por el podio con su casi exclusiva aportación. España comenzó muy bien, dominando con claridad en el primer cuarto, pero el buen juego no tuvo continuidad en el siguiente. De nuevo se atascó y Alemania volvió al partido gracias a los secundarios, los palmeros de Nowitzki. La gran figura ya se encargaría de aparecer en la segunda mitad. Aunque Mario Pesquera repitió la maniobra de cuartos con Fran Vázquez con el mismo buen resultado, Nowitzki se encargaba que su rival nunca se fuera en el marcador. Había aparecido la mejor versión de Robin Hood y Pesquera volvía a reducir al máximo la rotación. Sólo contó con ocho jugadores en la segunda parte y los hombres importantes llegaron al último cuarto con la lengua fuera. Alemania jugaba mejor sus bazas en el último cuarto. Nowitzki seguía castigando con acciones espectaculares, las propias de una gran figura NBA. El pase a la final parecía una quimera cuando España se encontraba 7 abajo a falta de dos minutos. Volvió a tirar de casta para creer. De fe y Navarro. A La Bomba no le temblaron las piernas para coger la responsabilidad. Una de sus bombas, a 15 segundos del final, ponía 1 arriba a España para completar un rápido parcial de 8-0. Podía volver a obrarse el milagro pero la última posesión era alemana. No había que ser un lince para saber que el balón sería para Nowitzki. Le llegó en el poste alto y penetró hasta estar a cuatro metros de canasta. Garbajosa le marcaba de cerca pero quedaba un pequeño espacio. El suficiente para que Nowitzki se jugara su tiro favorito, aquel en el que se impulsa hacia atrás para lanzar. El que tanta gloria le ha dado y dejaba fuera a España de la final. Otra canasta ganadora con el sello de Nowitzki. 73-74, derrota muy dolorosa. No se sabía aún hasta qué punto. Todavía se podía lograr una medalla de bronce, que no era poco sin Pau Gasol, pero parecía que esa lucha no iba con el equipo. Ante Francia se escribió el capítulo más negro de esta generación. La decepción, la desgana, la frustración convirtieron a España en un zombi sobre la cancha. Francia había recibido un duro golpe tras desperdiciar 8 puntos de ventaja en el último minuto en semifinales pero se sobrepuso mucho mejor a la decepción. Desde el principio Francia supo que podía ganar. Cuando supo que ganaría se dio cuenta que podía hacerlo con comodidad. Cuando el triunfo cómodo era seguro se encontró con la oportunidad de humillar. No lo dudó y acabó infligiendo un bochornoso 68-98 a un espectro irreconocible. Tras tres Europeos consecutivos logrando medalla, España se bajaba del podio en el que volvía a lo más alto, 18 años después, Grecia. Aunque la final en la que se impuso con comodidad se recordará por la cerrada ovación a Nowitzki de un Pionir puesto en pie cuando el genio fue sustituido en el momento que la derrota era inevitable. No podía ser menor el homenaje para el mejor jugador del torneo.
La sonrojante paliza recibida ante Francia levantó muchas ampollas. Pepe Sáez, máximo mandatario de la FEB desde noviembre de 2004, esquivó el tema de la continuidad de Pesquera cuando se le entrevistó pocas horas después del partido pero se dejaba entrever que su tiempo se acababa al frente de la selección. Pese a que algunos periodistas intentaron lavar la imagen del seleccionador durante semanas, defendiendo que un cuarto puesto sin Gasol en un Eurobasket no es mal resultado y obviando el mal juego y triste epílogo, la suerte estaba echada. Mario Pesquera era destituido de su cargo de seleccionador como consecuencia del mal juego. Los 30 puntos de diferencia ante Francia en la lucha por el bronce le habían pasado factura y quedaban como triste rúbrica de su paso por la selección. La falta de aprovechamiento de los recursos de los que disponía y una gestión de la plantilla desfasada dejaron la sensación que las riendas de la selección estaban en manos equivocadas. Se había perdido el tiempo con un parón que retrasaba a este generación el encuentro con su destino.
Próximo capítulo: El triunfo del BA-LON-CES-TO.
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3 Comments on "LA GENERACIÓN DORADA DEL BALONCESTO ESPAÑOL (II): UN PASO ATRÁS"
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Magnífica revisión, Perdi. De los JJOO de Atenas siempra me queda la sensación de oportunidad perdida en todos los aspectos. Creo que se podía haber ganado a EEUU pero recuerdo que, aun estando a poca distancia, daba la sensación de el equipo no creía en sí mismo. Como si los inesperados cuartos de final que se les vinieron encima fueran una pesada losa, algo así, como “qué mala suerte tenemos”. Argentina, en cambio, con un equipo más hecho a inconvenientes les supo ganar bien. Lo de Italia es uno de esos misterios y carambolas que tradicionalmente les han ocurrido a… Read more »
Vaya “días terribles”… Después de los primeros triunfos iniciales, apareció éste intervalo que cuentas aquí también con todo detalle, en el aciago episodio de los Juegos Olímpicos de Atenas (sí, que ascazo de cruce…). Y ese poso de inquietud que quedó, un mal sueño, después de caer contra Francia en la lucha por las medallas en el siguiente campeonato europeo en Serbia y Montenegro. Las cosas se torcieron entonces, pero desde el mundial de Japón y aunque hubiera parecido imposible, seis finales en ocho años, tres oros y tres platas. Con días mejores y peores. Han proporcionado cantidad de ocasiones… Read more »
Yo discrepo un poco. Cierto que Pesquera era un seleccionado chapado a la antigua y que exprimió a los titulares. Pero el equipo en 2004 comenzó a jugar como los ángeles, estableciendo la tendencia que encontraría su máxima expresión en 2006, donde sólo se sufrió frente a la campeona olímpica Argentina. En cambio en 2001 y 2003 las pasamos canutas contra Israel. Para mi 2002 fue el mayor fracaso de esta generación (matizado por el estado físico), si nos dicen un año antes que íbamos a ganar a Yugoslavia y a USA en un Mundial y quedar quintos porque perderíamos… Read more »