Portada
De todos los sellos discográficos surgidos con la explosión del punk y la new wave entre 1.976 y 1.978 quizás el más atípico y singular fuera Factory Records. Creado por el periodista musical Tony Wilson con el objeto de dar salida a las bandas que actuaban en su local de Manchester, The Factory, Factory Records buscó su espacio en la caótica y cambiante escena musical de entonces no apostando por un éxito fácil y deslumbrante sino por el complicado camino de la exclusividad y la singularidad. Elitismo le llamarían algunos. Su planteamiento original se basaba en pocos grupos, un diseño limpio, de cierta austeridad gráfica, alejado de criterios “populares” y un equipo fijo y reconocible (Tony Wilson como jefe y supervisor, Peter Saville para el diseño, Martin Hannet para el sonido). La idea básica era “el concepto global”, en el que todo estaba relacionado: música, discos, marketing…de ahí que su catálogo oficial incluyera en el mismo nivel desde los sencillos a los carteles y por supuesto el propio club. Todo estaba integrado bajo el exclusivo, reducido y exigente logo de Factory.
Y, claro, soporte principal de este tinglado era la música; apenas unos pocos grupos, de Manchester sí (A certain ratio, The Durruti Column, Joy Division), pero también de Sheffield (Cabaret Voltaire) o Liverpool (O.M.D.). Los grupos podían variar en sus estilos pero las producciones, siempre limpias, repletas de atmósferas inquietantes eran uno de los distintivos fundamentales de Factory. En esto coincidían algo con el ambiente del momento,la eclosión del post punk con decenas de grupos que se reclamaban de un estilo “gótico” y tenebrista, con influencias de la música electrónica (lo que se denominaba cool wave), el krautrock alemán (Kraftwerk sobre todos) y el Bowie de la trilogía berlinesa: Grupos como Magazine, The Cure, The Cramps, los primeros Ultravox y, claro está, Joy Division.
Después de treinta años aún resulta complicado hablar de Joy Division prescindiendo del aura mítica que el suicidio de su cantante y letrista Ian Curtis generó, pero pienso que, incluso prescindiendo, si ello fuera posible, del fallecimiento de Curtis, se puede revisar la discografía de este grupo como una obra terminada, cerrada en sí misma, en la que sus dos LP,s (Unknown pleasures y Closer) y sus varios singles (recopilados en 1.988 en un disco, Substance) nos muestran una aventura musical completada y bien definida. Joy Division parte del postpunk, avanza hacia la música electrónica y culmina su búsqueda encontrando una combinación fascinante de intensidad y brillantez sonoras envueltas en un manto profundamente melancólico, en el que las ligeras concesiones (singles como Atmosphere o Love wiil tear us apart) encajan a la perfección como complementos de toda su producción.
Siempre he relacionado, de una manera intuitiva e inconsciente, a Joy Division con un romanticismo exacerbado, emparentado con la poesia de Novalis o la pintura de Friedrich o Füssli y su segundo disco, Closer (1.980) me lo sugiere ya desde la portada. Son precisamente las baladas (llamémoslas así) , “Heart and Soul”, “The eternal”, “Decades”, las que nos señalan la atmosfera del disco, triste y desesperanzado y son estas baladas las que nos acompañan mucho después de haber terminado su escucha: la batería y el bajo de “Heart and soul” percutiendo una y otra vez, la exuberancia musical de “Decades” …Sí, a menudo he sospechado que después de Closer Joy Division no podían decir nada más, que solo quedaba el silencio…, el silencio o la reinvención.
Contraportada
¿Qué hacer cuando uno de tus compañeros ha fallecido y tu propio grupo se ha convertido en una leyenda? Quizás elijas continuar mecánicamente como antes aunque sepas que nada será ya igual o puede que escojas el camino más difícil, distanciarte del pasado y empezar otra vez. Esto, el camino difícil, fue la opción escogida por los miembros de Joy Division (Bernard Albrecht, Peter Hook y Steve Morris) tras el suicidio de Ian Curtis. Retirados de la escena durante un año, incoporan a un nuevo miembro, la teclista Gillian Gilbert, y preparan nuevos temas. Nacía New Order.
Sus primeros trabajos (el single Ceremony, el LP Movement) siguen sonando a Joy Division, algo a lo que no es ajena la producción de Martin Hannet, pero no es más que el tributo obligado. En 1.983 New Order se presentan definitivamente en sociedad, con un maxi, Blue Monday, y un LP, Power, corruption and lies.
La transformación está hecha, música luminosa y bailable. Aunque, ojo, no nos encontramos ante sonidos alegres y despreocupados; una serena melancolía, la misma que transmite el cuadro de Fantin Latour que ocupa la portada del LP, recorre todo el disco. Tres canciones redondas, perfectas y nostálgicas, “The Age of consent”, “Your silent face” y “Leave me alone” nos indican cuál es el tono general. Blue Monday por su parte, es el perfecto artefacto llenapistas. Al igual que en Joy Division todo se complementa y todo encaja. Su siguiente disco, Low Life (1.985), con los miembros del grupo en la portada por primera y última vez, supone un nuevo giro hacia una música más optimista; el camino hacia la fusión de la electrónica y la música de baile se ha completado.
En 1.982, Tony Wilson abría un nuevo local en Manchester, The Haçienda, en el que la música de New Order tiene un protagonismo absoluto, lo que ayudó a incrementar su influencia entre las nuevas bandas de la ciudad. A finales de la década, The Haçienda era el local más conocido de Inglaterra y un nuevo tipo de música, basada en el acid house, la psicodelia, la electrónica, los rítmos frenéticos y reiterativos, estimulada además por el consumo de nuevas sustancias psicotrópicas (el éxtasis) hacía furor en el país. Había nacido el sonido Madchester (Happy Mondays, The Charlatans UK, The Stone Roses), difundido por todas las pistas de baile del mundo, del Caribe a Ibiza y Berlín, y consagrada años después por el cine (24 hours party people de Michael Winterbottom, por supuesto en el catálogo de Factory). Para entonces New Order ya no estaban en Factory Records; fichados por una multinacional (Warner) abandonaban la actitud independiente e intransigente que habían mantenido con la industria.y se abrían a propuestas más accesibles, para, finalmente, desaparecer en 2.007, pero el legado quedaba ahí.
Hoy, Factory Records está integrada en una multinacional (curiosamente, Warner), algunos de sus responsables principales (Wilson, Hannet) han fallecido y The Haçienda se ha reconvertido en un elitista bloque de apartamentos. Bueno, supongo que es lo normal, que es ley de vida, pero la música de Joy Division y New Order sigue sonando en mi tocadiscos.
En MRF emitimos un monográfico dedicado a ellos
SPECIAL ONE [2010-11-26] Chapter 003
ANTES Y DESPUES DE IAN CURTIS. JOY DIVISION Y NEW ORDER
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6 Comments on "PORTADA Y CONTRAPORTADA: JOY DIVISION/NEW ORDER"
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Joy Division will tear us apart….
Grandes los dos… pero me gusta más la sutileza electrónica y las tenebrosas atmósferas de cuando Ian Curtis cortaba el bacalao.
No suelo comentar en tus entradas musicales porque no tengo nada que añadir, hoy no a a ser la excepción 😉
Me decanto por Joy Division,
Albergo serias dudas… Son dos grupos que conozco bastante (sobre todo, gracias a Flags), y cada uno me parece perfecto en su perfección.
Voto a New Order porque soy más de cosas luminosas que oscuras, y por igualar, pues creo que se va a votar a Joy Division en masa.
Mi voto va para New order.Demasiado tenebroso y oscuro Joy division para mi gusto.
Mi voto también ha ido para New Order por lo mismo que comentan @living y @man; sus temas transmiten más alegría y eso, a veces, es muy de agradecer.
Aunque en cierto modo son un mismo grupo al final me he decantado por Joy Division por una mera cuestión histórica. La transcendencia e influencia en generacione posteriores de este grupo ha aumentado con el paso de los años.