Se va aclarando el panorama en el Torneo (normal por otra parte, se acaba el próximo fin de semana), la estrepitosa, entendido a la italiana, victoria irlandesa ente Italia, les deja tocando el título con la punta de los dedos. El 46-7 final favorable a Irlanda hace innecesaria mayor explicación. Poco importa que en el primer tiempo Italia aguantara a trancas y barrancas los envites irish, o que tuvieran unos minutos de inspiración, en el que su juego de ataque era fluido y mostraban una admirable determinación. El absoluto baño de la segunda parte, en la que hubiera ensayado yo si por lo que fuera pasara por allí en un último cuarto de partido brutal para los italianos, basta y sobra.

29 puntos sin respuesta posible, en un segundo tiempo en el que Italia llegó a la cifra de 208 placajes, récord en el torneo. Una cifra que no significa nada, sólo faltaba que encima no placaran, salvo que el balón siempre estaba en manos irlandesas. Brian O’Driscoll, que anda de homenaje en homenaje en su última temporada en activo, no pudo tener mejor despedida del Aviva Stadium  estadio levantado sobre las ruinas del vetusto Lansdowne Road.

¿Se despedirá con el título? Reconozco que me gustaría. No vayan a confundirme con un sentimental, ojo, lo que ocurre es que sólo Francia puede impedirlo. Y, bueno, realmente lo que me apetece es que Francia pierda, pero no por nada, que ya ves tú qué me ha hecho a mí esa gente, pero la idea de que un equipo tan horrible, desesperante, destalentado y desorganizado acabe parc aquatique gonflable con los mismos puntos que Irlanda o Inglaterra, que han dejado los mejores minutos de rugby de los últimos años me supera.

El partido de Murrayfield es una prueba, otra más, de que Francia es el equipo que más victorias consigue en el mundo sin hacer absolutamente nada por conseguirlas. Eso está certificado y hay que reconocérselo. Será el oficio.

Todavía no me explico cómo pudo perder Inglaterra en París y hace un mes, como para explicar how on earth Scotland lost this game, como se preguntaba lacónicamente Nigel Davies en la BBC tras el 17-19 definitivo.

Porque si algo está meridianamente claro es que si Escocia no logró imponerse a les bleus el sábado, no va hacerlo nunca. Escocia fue todo cuanto ocurrió en el partido, para bien y para mal. Consiguieron dos muy buenos ensayos por parte de Hogg y Seymour para regalar en la segunda parte uno a los franceses, cuando Huguet interceptó un salto de Weir, mucho más que telegrafiado, para un ensayo de 80 metros. Nada más. El acierto francés con el pie para sacar puntos de las frecuentes indisciplinas escocesas, como el decisivo penal convertido por Doussain en los instantes finales, cuando poco antes desperdició Escocia uno que podría haber sentenciado, de entrar, la suerte del partido, hizo el resto.

Aún lamiéndome las heridas que en mi frágil moral había dejado lo de Valverde en el Lazio Murrayfield, llegaba el partido más esperado, al menos por mí que es lo que cuenta. Inglaterra estaba en disposición de conseguir la Triple Corona por primera vez desde el mágico 2003, en aquella época dorada del rugby inglés. Para ello bastaba con ganar a Gales, que, admitámoslo, tampoco ha dado precisamente miedo en el presente torneo… sólo ante Francia se parecieron al equipo de Grand Slam, ahora ya sabemos que gracias, en buena medida, a los franceses. Además, el doloroso recuerdo del 30-3 del año pasado en Cardiff estaba en el ambiente.

Y Gales sucumbió, víctima de sus propios errores, constantes, que abortaron cualquier posibilidad de reacción casi en la misma medida que la formidable (otra vez) defensa inglesa, que no permitió ni un ensayo a la otrora considerada línea más poderosa del hemisferio norte. En el 29-18 final todos los puntos galeses vinieron del pie infalible del grandísimo Halfpenny en el único lunar de la poderosa maquinaria inglesa ayer: demasiadas indisciplinas, no siempre justificables. Halfpenny, por cierto, acabó con el hombro dislocado al realizar un placaje rayano en la temeridad para evitar el ensayo de Burrell, consiguiéndolo finalmente. Care, el más listo de la clase, y el propio Burell conseguían las marcas inglesas, y sin embargo no fueron los más destacados de un equipo que ha crecido espectacularmente. Launchbury y Lawes salen a exhibición por partido y Mike Brown otro que tal baila.

Nadie puede asegurar hasta cuándo va a durar este estado de gracia en un equipo que dejaba más dudas que otra cosa hace apenas tres meses. Seguramente al primer traspiés, en eso los ingleses no son tan distintos al resto, volverán las incógnitas y los recelos, pero no parece probable que vaya a ocurrir al menos hasta junio, cuando los chicos dirigidos por el hoy alabado Lancaster visiten Arotearoa, el País de la Nube Blanca, hogar de los tipos que visten de negro.

 así va la porra

86 puntos: Amirtam
82 puntos: Russkyi
70 puntos: Lastrado, Shaka, Perdi
62 puntos: Loide
60 puntos: Nervik, Pollosaurio
58 puntos: Incubus, Livinginthepast, Rantamplan
56 puntos: Alomejor
54 puntos: NETrunner
52 puntos: Erkil, Rosschack
50 puntos: Javier Clemente, Mojo
46 puntos: Nita
44 puntos: Peleida, Moshulu
42 puntos: Hobbes30
38 puntos: Flagrant
36 puntos: Eddie The Great, Man
28 puntos: Jorf
24 puntos: Rvich
20 puntos: Garf
6 puntos: Carcan, Free Associated

próxima jornada (última)

Todos los partidos se jugarán el sábado 15. Horarios (cet)

•  Italia – Inglaterra. 13:30
•  Gales – Escocia.   15:45
•  Francia – Irlanda. 18:00