El reciente falecimiento de Mohamed Ali me ha forzado a retomar un artículo que empecé a escribir hace dos años a propósito del estreno de Ajuste de Cuentas protagonizada por Robert De Niro y Sylvester Stallone. En aquel momento el diario inglés The Telegraph, publicó una lista de las 10 mejores películas de boxeo. Este era el ranking de las mejores películas de boxeo según el rotativo inglés:
- Toro salvaje (1980) de Martin Scorsese.
- Rocky (1978) de John G. Avildsen.
- Cuando éramos reyes (1996) de Leon Gast.
- Million Dollar Baby (2004) de Clint Eastwood.
- Fat City (Ciudad Dorada) (1972) de John Huston
- Ali (2001) de Michael Mann.
- The Fighter (2010) de David O. Russell.
- Rocky IV (1985) de Sylvester Stallone.
- Marcado por el odio (1956) de Robert Wise.
- Cinderella Man (2005) de Ron Howard.
Esa clasificación la elaboró Andrew Lowry. Calificarla de superficial sería decir poco. Obviamente se trata de un peso mini-mosca en esto de arte cinematográfico. De modo que vamos a arrear con más contundencia.
UNA HOSTIA A LA HISTORIA DEL CINE
Todas las películas consideradas como las mejores por The Telegraph son grandes películas. Pero la lista en cuestión es demasiado desigual y omite grandes obras maestras de la historia del cine y en especial, y este es su mayor pecado, se ningunea la filmografía de la época dorada y a la vez más oscura del boxeo. La película más antigua es del año 1956 y es la única que se encuadra dentro del cine negro. Del resto dos son de los años setenta, dos de los años ochenta, una de los noventa y nada menos que cuatro son de la primera década del presente siglo XXI. Una sobredimensión de cine actual que me parece injustificada si no atenemos a criterios tanto artísticos como históricos.
Así no encontramos ni una sola película de la era muda del cine. Por su valor histórico hemos de nombrar el primer registro cinematográfico que se conserva de la historia del boxeo. Se trata del primer round del combate a seis entre el campeón mundial de los pesos pesados James “Gentlemen Jim” Corbett en su pelea contra Peter Courtney y que fue grabado en 1894 en el estudio Black Maria de Thomas Edison cuando este deporte todavía era ilegal. Ver video. En 1908 S. Wormald rodó There’s life in the Old Dog Yet interpretada por el campeón sin guantes “The Gipsy” Jem Mace. En los orígenes del cine este tipo de papeles se les reservaba a boxeadores profesionales con mucha popularidad, pero poco tardó la industria en ver las posibilidades narrativas que ofrecía el boxeo para el lenguaje cinematográfico. Así en 1914 Mack Sennett estrenó The Knockout protagonizada por Roscoe “Fatty” Arbuckle y con Charles Chaplin en el papel secundario de árbitro del combate final. Siguiendo la linea trazada por Sennett un año más tarde, en 1915, Chaplin rodó The Champion donde podíamos ver la picaresca en el gimnasio y el cuadrilátero de su memorable personaje del vagabundo Charlie, como consta en los títulos de la película, pero rebautizado popularmente como Charlot por el público europeo.
Ciertamente el valor de estas películas se reduce a un sentido histórico al tratarse de cintas pioneras, pero que ni Buster Keaton ni siquiera Charles Chaplin aparezcan reseñados en la lista de The Telegraph me parece un agravio imperdonable ya no solo por la talla de ambos creadores que cuentan en su carrera con dos obras maestras ambientadas en el mundo del boxeo sino porque, aunque con una evidente vis cómica, durante el cine mudo se gestó y plasmó en el celuloide una de las esencias básicas del boxeo. Me estoy refiriendo a su coreografía en el ring. El “bello arte” del pugilismo podría sintetizarse en dos aspectos. Golpear y que no te den. Y precisamente ambos fueron rasgos definitorios del cine mudo por su teatralidad y comicidad. De hecho una de las más recurrentes escenas del cine antes de la aparición del sonido es aquella del que esquiva una torta y se la come el personaje bigotudo que trata de mediar, por lo general un policia, y que equivaldría al árbitro de los combates boxísticos. Golpes, tortas, hostias son característicos en la época del cine mudo que se construyó en torno al famoso género del slapstick que representa el cine de la productora Keystone Studios y que se convirtió en una de las piedras filosofales del lenguaje cinematográfico.
¿Y cuáles son las mejores películas de boxeo del cine mudo? Sin lugar a dudas la divertidísima Battling Butler (1926), conocida como El Boxeador en España, de Buster Keaton, la infravalorada The Ring (1927) de Alfred Hitchcock, calificada erróneamente por muchos como una obra menor (opinión que no compartía el propio Hitchcock que la consideraba una de sus mejores películas) y sobretodo la imprescindible City Lights (1931) de Charles Chaplin.
Esta última, aunque incluía su propia banda sonora en la que destacaba un evidente plagio de La Violetera que fue posteriormente demandado por el maestro José Padilla, en su narrativa es una película muda y se constituyó en el perfecto epílogo del cine mudo puesto que en su siguiente película, Tiempos Modernos, Chaplin ya incorporó efectos sonoros y voces incluida la del propio Charlot cantando una versión de la canción de Léo Daniderff Je cherche après Titine, pero en un idioma incromprensible mezcla de francés, italiano e inglés. Luces de la ciudad es una obra llena de matices, una combinación ideal de lo cómico y lo dramático, con una incisiva denuncia tanto social como de la condición humana, y sobrecogedoramente lírica. En ella cada detalle está pensado con una sutileza abrumadora para que encaje sin sobresaltos en el ritmo de la película.
La trama es sencilla. Una florista ciega confunde a un vagabundo con un millonario. Éste se enamora de la chica y se convierte en su benefactor llegando al extremo de hacerse boxeador con tal de conseguir dinero para evitar que ella sea desahuciada de su hogar y pueda costearse una operación para recuperar la vista. Finalmente consigue el dinero suficiente gracias a un millonario que se lo entrega durante una de sus borracheras, pero una vez sobrio lo denuncia por robo por lo que Charlot es condenado a prisión y renuncia a su amor avergonzado de su miserable condición. El final es sencillamente apoteósico en cuanto al lenguaje fílmico. La escena que cierra la película es una de las mejores de la historia del cine. Posee unas metáforas visuales inigualables, que aunque simples son colosales. La florista que ha recobrado la vista se reencuentra casualmente con Charlot. Obviamente no lo reconoce hasta que le toma la mano. El tacto, su antiguo modo de ver, le cambia la mirada. Chaplin disecciona en pocos segundos toda la fuerza de la narrativa cinematografica y concluye todo el drama con una lágrima elidida en el rostro sonriente de Charlot que se funde a negro. Chaplin consigue transcender más allá de la apariencia visual golpeando el corazón del espectador de forma suavemente demoledora.
Por ello es un absoluto despropósito que una lista histórica sobre cine y boxeo cometa la osadía de olvidarse de una de las mejores cintas de la historia del cine según la crítica (ocupa la 11ª posición en la lista de las cien mejores películas elaborada por el American Film Institute).
Pero hay más olvidos imperdonables. Tampoco se cita a películas como Cain & Mabel de Lloyd Bacon, comedia musical interpretada por Clark Gable, o a la extraordinaria Gentleman Jim de Raoul Walsh (ver reportaje de Días de cine de TVE) que versa sobre los orígenes del boxeo y cuenta con un estelar Errol Flynn encarnando al hombre que derrotó al noble “troglodita” John L. Sullivan, el primer campeón con guantes, interpretado de forma magistral y con una humanidad subime por el gigante de la pantalla y actor fetiche de John Ford, Ward Bond.
Por supuesto ni rastro en tan paupérrima lista de la mítica Campeón. Ni la original de King Vidor ni la lacrimógena versión de Zefirelli protagonizada por John Voight, Faye Dunaway y el querubín rubio Ricky Schroder, al que premiaron con un globo de oro por tan desgarrador papel.
Otra de las ausencias destacables es Kid Galahad (1937) de Michael Curtiz, quizá la película de boxeo con más remakes. En 1941 se rehizo ambientándola en un circo con el título The Wagons Roll at Night (se tituló en España como Circo Sangriento) y estaba protagonizada también por Bogart. En 1962 sería el mismo Elvis Presley quien interpretaría el papel de Kid Gallahad. Aunque esta última es una película claramente menor el Rey es el Rey y su popularidad forzó a que la cinta original se retitulara en EE.UU. como The Battling Bellhop para la distribución de televisión y de ese modo evitar la confusión con el remake Presley.
Betty Davis cantando en playback la canción The Moon Is in Tears Tonight (voz de Virginia Verrill)
Trailer de El circo sangriento (1941) con Humphrey Bogart.
Elvis haciendo guantes ante el asombro del duro Charles Bronson.
Tampoco puede presumir la lista de The Telegraph por destacar el cine negro que tanto se ha centrado en los turbios asuntos pugilísticos. Sólo una única cinta representante de este género parece poco para un estilo cinematográfico tan íntimamente ligado en lo temático y la estética con el mundo del boxeo. Luces y sombras. Héroes, bajos fondos, mafia, corrupción. Ingredientes propios del cinéma noir. No extraña pues que el cine de los años 40 y 50 enfocara su objetivos en los asuntos internos que se cuecen dentro y fuera de las cuatro cuerdas. Y aquí brilla con luz propia la marginada obra maestra Cuerpo y alma de Robert Rossen. Esta película es un referente absoluto del cine de género pugilístico. Tanto es así que Toro Salvaje de Scorsese está claramente influenciada por ella en sus escenas de combate. Pero se trata de una película maltratada por la historia pues director y actor fueron víctimas del oscuro episodio de la caza de brujas estadounidense. Ambos fueron incluidos en la famosa lista negra y además Gardfield que era el actor del momento tampoco pudo rehacer su carrera pues falleció a la temprana edad de 39 años como consecuencia de un problema cardíaco.
Si en esa lista tampoco aparece The Set Up de Robert Wise (mucho más influyente que la que se cita suya Marcado Por El Odio, aunque esta es más conocida por tratarse del primer gran papel de un enérgico Paul Newman que interpretaba al mítico campeón de los pesos medios Rocky Graziano) o ninguna película de Mark Robson que cuenta en su filmografía con obras maestras como Más Dura Será la Caida (basaba en la vida de Primo Carnera) o El Ídolo de Barro es porque de cine The Telegraph está grogui.
En Nadie puede vencerme (The Set Up) Robert Ryan, que había practicado boxeo en la universidad, realiza una interpretación que palpita realismo y la crudeza propia de este deporte de grandes perdedores. Pero sobre todo estamos ante una película donde Robert Wise sienta cátedra en el modo de rodar un combate desde la campana inicial y que se ha establecido como el canón del lenguaje cinematográfico respecto al boxeo.
EL HIMNO: I GONNA FLY NOW
Y el colmo es que aunque se incluya la inevitable Rocky también aparece entre las diez mejores películas de boxeo de la historia el penoso panfleto de Rocky IV, película que puede ser interesante desde una mirada sociológica pero la única escena decente es la actuación de James Brown. No obstante, Rocky es tan abrumadora que inaguró una saga que resiste momentos tan ridículos y chanantes como “la mirada del tigre playera” en shorts gay friendly o el discurso del cambio ante el público soviético. Aún así Rocky era tan maravillosa, tan poderosa en su ambientación, en la caracterización de personajes que le perdonamos los desmanes estéticos ochenteros y su politización en la era Reagan.
Por suerte con el tiempo Stallone vió que con cada secuela engrandecía la leyenda de la primera Rocky y por ello en su Rocky Balboa (2006) volvió a los orígenes para cerrar la saga y, aunque repetía en cierta forma la misma fórmula, nos brindó una película deliciosa donde la grandeza residía en las pequeñas cosas.
Y por supuesto si existe un himno del boxeo en el cine ese es el inolvidable Gonna Fly Now de Bill Conti.
La saga estaba cerrada, pero la industría se resiste a ello. El show debe continuar y siguiendo la estela de Rocky Balboa en 2015 se estrenó Creed en una nueva vuelta de tuerca redundante a la misma fórmula pero ahora con Rocky ejerciendo de entrenador del hijo ilegítimo de Apollo. Rocky ya había sido entrenador en la saga en la interesante Rocky V, pero tal es la veneración que genera el personaje que eso poco importó y la Academia de Hollywood, como reconocimiento y quizá por la mala conciencia por no nominarlo en la íntima Rocky Balboa, a punto estuvo de galardonarlo con óscar al mejor actor de reparto ese año. Creed de Ryan Coogler es un reboot enfocado para las nuevas generaciones, pero en e conjunto de la saga resulta fallida. Demasiado dejà vu. El personaje de Rocky resulta un calco del tratamiento que el mismo Stallone le dio en la anterior Rocky Balboa y la historia de superación es una rosca sin fin que ya no da más de si.
Por tanto, si alguna secuela de la saga Rocky merece estar entre las mejores películas de boxeo de la historia esa debería ser Rocky Balboa. Ahora si de lo que se trataba era de ridiculizar la virilidad del mundo del boxeo personalmente me quedo con la joya apócrifa de Mariano Ozores de la saga, la delirante parodia Yo hice a Roque III. Si ahora mismo te estás riendo a carcajada limpia espera a ver una de las antológicas escenas de esta película para partirse el culo con motivos de peso. Con esta película nadie se “libra” de una ataque de risa.
Vale, Ozores no es conocido en el mundo anglo-sajón, pero digo yo que Luchino Visconti sí lo es. Pues nada. Rocco y sus hermanos, una de las mejores películas del cine europeo ni aparece.
O sea que ni cine europeo ni cine clásico ni comedia. Y no será por maravillosas cintas. Por ejemplo podrían haber incluido otras comedias como El Asombro de Brooklyn con Danny Kaye por la que siento verdadera veneración. Posiblemente sea por el tono ligero de la película en un genero, el pugilístico, lleno de dramatismo y crudeza que la convierte en un pequeño oasis en el que relajarse.
Los años setenta se inaguran en el aspecto pugilístico con una pequeña joya. La gran esperanza blanca dirigida por Martin Ritt y protagonizada por James Earl Jones se inspira en la vida del mítico campeón Jack Johnson y es una denuncia del racismo de la sociedad ante la insoportabe evidencia de la superioridad de un campeón negro. De esta misma década es la simpática comedia Duro de pelar (1978) de James Fargo y con Clint Eastwood y su famoso compañero orangután que fue todo un éxito de taquilla y que llegó a tener una secuela (La gran pelea, 1980), pero sobretodo la película que destaca en esta época es sin lugar a dudas Ciudad dorada (Fat City) de John Huston.
Desde los títulos de crédito iniciales el maestro John Huston nos muestra el mundo y la sórdida soledad de los perdedores, el leitmotiv característico de su cine. Fat City es una película diferente. Aquí la grandeza está en la mirada del director, en el cariño que muestra hacia unos personajes fracasados y golpeados por la vida y que a pesar de ello mantienen viva la llama de la esperanza.
Y llegamos a los 80 con Toro Salvaje de Martin Scorsese. Otra obra maestra incuestionable.
Scorsese que pertenecía a la nueva generación de directores neoyorkinos la rodó en blanco y negro y con elló consiguió una ambientación que te sumergía en la tenebrosa estética noir lo que la conectaba directamente con la tradición del historico cine negro. Además con esta eliminación del color se dramatizaba todavía más la película pues la sangre se oscurecia al convertirse en lágrimas negras que manchaban la lona. Todo en ella es perfecto. Robert de Niro ganó uno de los óscar más unánimes de la historia, pero todo el reparto está soberbio desde Joe Pesci (nominado), Cathy Moriarty (nominada), a John Turturro que aparece en una escena sin acreditar. El montaje de Thelma Schoonmaker también obtuvo su óscar. Y con razón. De principio a fin es una clase magistral de cine. Es esta una película potente, poderosa, colosal. Gracias a ella Jack Lamotta, púgil sobre el que se basa el guión de la película, es una leyenda. Y esto resulta realmente curioso. Lamotta fue un segundón ante el que es considerado el mejor boxeador de la historia libra por libra, Sugar Ray Robinson. Pero Lamotta tiene el honor de vencer al invencible. Y ese carácter de animal indomable es el motor de la historia en la que se cimenta la película.
Fue tan contundente Toro Salvaje que el cine sobre boxeo quedó realmente conmocionado. La sombre de Toro salvaje fue larguísima y no fue hasta finales de la década de los noventa cuando empezaron a estrenarse películas interesantes.
Y así llegó Huracán Carter (The Hurricane, 1999) de Norman Jewison e interpretada por Denzel Washington y que estaba basada en la vida de Rubin Carter, boxeador al que truncaron su carrera tras una condena plagada de irregularidades como consecuencia del racismo de la sociedad norteamericana. No es mala película, pero le falta punch y además lo mejor de The Hurricane ya se había estrenado hacía años. Me refiero al tema que Bob Dylan le dedicó en el año 1976 y que inclutó en su LP Desire.
EL MÁS GRANDE
Larga fue la travesía durante los 80 y los 90 de buen cine de boxeo. Pero ahí estaba Alí para demostrarnos porqué es el más grande. Sólo él podía rescatar al género del K.O. definitivo que supuso Toro Salvaje. Y tres han sido las películas que lo han conseguido. La primera fue Cuando éramos reyes (1996), el imprescindible documental de Leon Gast que centra su objetivo en el combate que enfrentó en 1974 al imponente campeón invicto George Foreman con la leyenda de Mohamed Ali. Un retrato formidable de la sociedad de la época, de sus personajes y sus contradicciones y del mundo del boxeo como campo simbólico de batalla de valores morales enfrentados.
La siguiente fue Ali (2001) de Michael Mann que como ya sugiere el título se trata de una película biográfica donde destaca la logradísima interpretación de Will Smith. En su momento fue todo un bombazo. Obviamente pocos espectadores habían visionado el documental de Leon Gast. Y la superproducccion de la cinta de Mann llegó a un público más amplio. De ahí su impacto. Y aunque la calidad de la película es inegable pronto fue eclipsada por la soberbia Million Dolar Baby (2004). Uno de los hitos de Clint Eastwood que volvía al género con una película realmente sobrecogedora que destila nostalgia, cariño y profundos valores humanos.
Al año siguiente en pleno revival de cine sobre boxeo se estrenó Cinderella Man (2005). Una gran película del siempre eficiente Ron Howard sobre el campeón James J. Braddock. Y la tercera película sobre Ali fue el documental televisivo Thrilla in Manila (2008) de John Dower y que narra el histórico combate a vida o muerte entre éste y Joe Frazier utilizando como eje conductor una entrevista a Smokin Joe en la que se aprecían las heridas del alma, el rencor y el orgullo heridos de quien nunca fue reconocido y admirado como un campeón.
En definitiva, os dejo las que para mí son las mejores películas de la historia sobre boxeo. La inclusión de El hombe tranquilo de John Ford es imperativo legal por más que se alege que no es una película de boxeo. John Wayne interpreta a un ex-boxeador, el film es una de las mayores obras maestras del cine y John Ford es, como mínimo, dios. Discutir esto sería combate nulo.
No las contéis. Sí, son quince niñas bonitas. Pero ni así aprueba la lista de The Telegraph que sólo obtiene una puntuación de 6 sobre 15 según el baremo de la Academia Flagrante. Suspenso muy deficiente que como se podrá observar se debe al desconocimiento más que evidente del cine anterior a los 70.
LAS MEJORES PELÍCULAS DE LA HISTORIA DEL CINE SOBRE BOXEO
El boxeador (1926) de Buster Keaton
Luces de la ciudad (1931) de Charles Chaplin
Campeón (1931) de King Vidor
Gentleman Jim (1942) de Raoul Walsh
Cuerpo y alma (1947) de Robert Rossen
Nadie puede vencerme (1949) de Robert Wise
El hombre tranquilo (1952) de John Ford
Más dura será la caida (1956) de Mark Robson
Rocco y sus hermanos (1960) de Luchino Visconti
Fat City, ciudad dorada (1972) de John Huston
Rocky (1978) de John G. Avildsen
Toro salvaje (1980) de Martin Scorsese
Cuando éramos reyes (1996) de Leon Gast
Million Dollar Baby (2004) de Clint Eastwood
Thriller in Manilla (2008) de John Dower
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7 Comments on "LAS MEJORES PELÍCULAS SOBRE BOXEO"
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Muy bueno el post. Aunque no sea un entusiasta, en general, de las películas de boxeo reconozco que es quizás el único deporte donde el cine ha estado a la altura y de ahí la variedad. Por supuesto mucho más completa esta lista que la del diario inglés. Por añadir alguna – y ya que has puesto a “Yo hice a Roque III” – incluiría a El tigre de Chamberí con un gran Tony Leblanc o la de Cantinflas (Cantinflas boxeador). Como en las serias has puesto casi todas las relevantes, poco o nada que añadir, quizás la única que… Read more »
Muy completo. No sé si merecerá estar en la lista “Warrior”, con Tom Hardy y Joel Edgerton.
Es todavía muy reciente, de 2011. No la he visto pero le tengo echado el ojo en el videoclub, después de ver una crítica que la calificaba como “la mejor de boxeo de la década”.
Gran post, jefe.
Me gustaria añadir una peli que vi recientemente y que quizas pueda ser de interes: SOUTHPAW
Excepcional y didáctico post. Coincido con hobbes, tampoco soy un gran amante de este género, pese a que considero Million Dollar Baby una de las mejores películas que he visto nunca. Yo de ti, le reenviaría el post entero al The Telegraph, para que sepan que de cine, precisamente, no sabe todo el mundo. Tú sí, aunque discrepemos en determinados gustos, jajaja … Muuuuurph ¡¡¡
Cuando he leído la descripción del final de City Lights, creo que me he leído a mi mismo en palabras de otro. Iba a decir que no es una película de boxeo, pero, el fin justifica los medios ;). Chaplin llegaba al corazón con la imagen. Luego también supo hacerlo con la palabra. Pero para los que sufrimos de incontinencia verbal, la magia del silencio nos desarma.
Destilando conocimiento cinematográfico en cada párrafo, muy grande. Me encanta como diseccionas el cine previo a la década de los setenta, asignatura pendiente de muchos de nosotros. Y en cuanto a esas famosas listas de periódicos y revistas, siempre pecan de modernidad: no dan perspectiva histórica a aquello que está de actualidad -siendo, habitualmente, inferior a lo que ya se ha hecho-. El boxeo es quizás el deporte que mejor se ha adaptado a la narrativa hollywoodiense. Si me tengo que quedar con una película, creo que elegiría Más Dura Será la Caída, por su tremendo corazón y por ser… Read more »
@nacho_78, Warrior es una buena película, con mejores interpretaciones, el problema es que el deporte es la MMA, con lo cual no sé si entraría en una estricta lista de filmes de boxeo.